La noche del 29 de enero de 1990 medio centenar de presos políticos se fugaron de la cárcel pública de Santiago de Chile por un túnel que 24 militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) habían excavado a lo largo de un año y medio con herramientas tan rudimentarias como cucharas y tenedores. Aquella huida […]
La noche del 29 de enero de 1990 medio centenar de presos políticos se fugaron de la cárcel pública de Santiago de Chile por un túnel que 24 militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) habían excavado a lo largo de un año y medio con herramientas tan rudimentarias como cucharas y tenedores. Aquella huida masiva dio la libertad a unos jóvenes detenidos principalmente en el «caso arsenales» o por el intento frustrado de tiranicidio contra Pinochet del 7 de septiembre de 1986, que habían sido torturados brutalmente durante meses y condenados a penas muy severas, incluso de muerte en el caso de siete de ellos.
El periodista Xavier Montanyà recupera aquel inolvidable episodio en su libro La gran evasió (Ara Llibres) con el objetivo de denunciar que muchos de aquellos combatientes antifascistas, que entregaron su juventud en la lucha por la libertad y tuvieron que exiliarse después de la huida, aún no pueden regresar a Chile porque son requeridos como prófugos de la justicia militar en unos procesos que estuvieron plagados de irregularidades.
Hasta el momento son escasos los trabajos publicados sobre el FPMR. Apenas un libro del antropólogo Hernán Vidal (Frente Patriótico Manuel Rodríguez. El tabú del conflicto armado en Chile. Mosquito Editores. Santiago, 1995); otro -muy insuficiente- de Ana Verónica Peña (Fuga al anochecer. Los Andes, Santiago, 1990) sobre este mismo episodio de la evasión de la cárcel pública; otro del pinochetista Luis Heinecke sobre el «caso arsenales» y el atentado contra el tirano (Verdad y justicia en caso arsenales y atentado presidencial. s.f.), que entrega abundante información procedente de los aparatos represivos de la dictadura. El mejor de todos hasta ahora era, sin duda alguna, el apasionante libro de la abogada Carmen Hertz y la periodista Patricia Verdugo sobre el atentado contra Pinochet: Operación Siglo XX (CESOC. Santiago, 1996).
La lucha del FPMR también ha sido examinada en muchos libros pero de manera general. En concreto, en mi primer libro dediqué un epígrafe a la fuga de enero de 1990 (http://www.rebelion.org/docs/5297.pdf) y en Rebelión publiqué en marzo de 2004 un extenso artículo sobre este mismo hito de la lucha popular contra la dictadura (http://www.rebelion.org/chile/040329mario.htm) con los testimonios de dos de sus protagonistas, Rafael Pascual y Jorge Martín, cuyas voces también llenan las páginas del libro de Montanyà.
Además, hace tres años el programa Informe Especial de Televisión Nacional de Chile difundió un buen documental preparado por la periodista Carolina Trejo sobre la fuga de la cárcel pública.
La gran evasió es el mejor libro sobre el FPMR. El mérito es de Xavier Montanyà, un periodista conocido por el admirable documental Granados y Delgado. Un crimen legal sobre la ejecución de estos dos militantes anarquistas por la dictadura franquista por unas acciones que no habían cometido. Su primer trabajo importante sobre Chile fue el documental Winnipeg, palabras de un exilio, sobre el buque en el que Pablo Neruda llevó a más de dos mil refugiados españoles a Chile en el verano de 1939, entre ellos los padres de Rafael Pascual y Jorge Martín.
El libro empieza con el atentado planificado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez contra Pinochet en la carretera que unía la casa del tirano en El Melocotón, en las precordillera andina, con Santiago la tarde del domingo 7 de septiembre de 1986, año declarado por el Partido Comunista como el «decisivo» en la lucha contra la dictadura. Montanyà destaca que antes de apostarse en sus posiciones los combatientes antifascistas escucharon las últimas palabras del Presidente Allende por Radio Magallanes la mañana del 11 de septiembre de 1973: «… Otros hombres superarán este momento gris y amargo en que la traición pretende imponerse…».
La creación del FPMR respondió al giro histórico de la línea política del Partido Comunista de Chile tras la hecatombe de 1973. En el primer pleno del Comité Central tras el golpe de estado, el secretario general, Luis Corvalán, habló de «vacío histórico» para referirse a los errores en la política militar de su organización. El regreso del exilio de dirigentes tan connotados como Gladys Marín y el comienzo de las movilizaciones masivas contra la dictadura, a partir de la emblemática primera Protesta Nacional del 11 de mayo de 1983, alumbraron la línea comunista de la Rebelión Popular de Masas y es ahí donde encajó el papel de los combatientes rodriguistas.
Eran jóvenes formados en Cuba y la URSS y fogueados en las luchas internacionalistas en Nicaragua o El Salvador, muchos de ellos hijos de militantes comunistas, muy destacados, como Vassily y Víctor, hijos de Isidoro Carrillo (gerente de la Empresa Nacional de Carbón, fusilado en Lota en octubre de 1973) y Víctor Díaz (principal dirigente comunista en la clandestinidad, desaparecido a manos de la DINA en mayo de 1976), o sencillos, como Rafael Pascual y Jorge Martín.
El libro de Montanyà continúa con un amplio análisis de la historia del FPMR antes y después de su irrupción el 14 de diciembre de 1983, con un episodio importante: el frustrado desembarco masivo en la playa de Carrizal Bajo de un gran arsenal de armamento, con la detención de varios militantes por los servicios de inteligencia de la dictadura gracias a la ayuda de Estados Unidos, cuyos satélites detectaron los movimientos en aquel punto de la costa chilena.
Junto con el fallido tiranicidio, este hecho fue esencial en la Transición chilena, ya que el Partido Demócrata Cristiano y los sectores socialdemócratas del socialismo decidieron aislar al Partido Comunista y se avinieron a negociar con la dictadura, con los auspicios del gobierno de Reagan, que vio con gran preocupación (como documenta Montanyà) la potencialidad del FPMR, unida a las combativas y masivas movilizaciones populares.
También hay un espacio en este libro para recordar una de las masacres más crueles de la dictadura: en junio de 1987 la Central Nacional de Informaciones asesinó impunemente a doce militantes del FPMR en distintos puntos de la capital del país.
La segunda parte se centra ya completamente en la fuga del 29 de enero de 1990, con los testimonios de varios de sus protagonistas. Aquella noche 49 presos políticos (entre ellos siete condenados a muerte) se evadieron de la cárcel pública de Santiago a través de un túnel de cien metros excavado por los militantes del FPMR con una tenacidad e imaginación extraordinarias si tenemos en cuenta las herramientas tan rudimentarias que emplearon.
La mayor fuga de la historia de Chile ridiculizó a la dictadura y fue presentada por sus protagonistas como un saludo a la democracia que el país recuperaría en apenas un mes y medio, ya que el 11 de marzo Pinochet debía traspasar el poder al democratacristiano Patricio Aylwin, vencedor de las elecciones presidenciales del 11 de diciembre anterior.
Montanyá reconstruye de manera acuciosa la vida de los presos políticos en la penitenciaría, su resistencia diaria, la preparación del plan de la huida, la construcción del túnel y con un estilo emocionante nos hace revivir aquella noche que forma parte ya de la historia de un pueblo que desde finales del siglo XIX ha luchado por ser dueño de sus destinos, por construir una sociedad con justicia social y una verdadera democracia.
Mientras que el Partido Comunista, el movimiento de derechos humanos y los sectores consecuentes de la izquierda saludaron el heroísmo de estos compañeros, el actual presidente, Ricardo Lagos, entonces líder del Partido por la Democracia, consideró lamentable la huida, en unas declaraciones increíbles, que de manera muy oportuna recupera Xavier Montanyà: «Si hay presos que consideran que no ha habido un proceso adecuado respecto a su juicio, es necesario arbitrario las medidas para que exista. Este es el compromiso de las autoridades políticas del futuro gobierno y creemos que el camino adecuado es encontrar caminos para que todos tengan un proceso justo» (pp. 164-165).
El autor cierra su libro con las palabras que justifican esta comprometida apelación a nuestra memoria histórica, con una dedicatoria a aquellos partisanos que tuvieron que salir de Chile, convirtiéndose en los últimos refugiados de una dictadura que exilió a un millón de ciudadanos a lo largo de sus 17 años: «Que estas últimas líneas sirvan de homenaje a ellos, con el deseo de una futura anulación de sus procesos militares o de extrañamiento que les permita regresar a Chile e integrarse plenamente a la vida democrática por la que se jugaron la vida».
Me uno a este deseo y espero también que este libro pueda ser publicado en español para que circule por las tierras al sur del Ebro, cruce el océano y la cordillera andina y lleve estas verdades a Chile, donde esta causa permanece en un olvido ominoso.
– Montanyà, Xavier: La gran evasió. L’heroica fugida dels últims exiliats de Pinochet. Ara Llibres. Badalona, 2006. 204 págs. www.arallibres.com Tf.: 93 389 94 70.