Joe Sacco, nacido en Malta en 1960, vive actualmente en Oregón y es un notable autor de comics que ha publicado novelas gráficas de gran éxito sobre escenarios de guerra como Gorazde: Zona protegida (2001) o Palestina: en la franja de Gaza (2003). En La Gran Guerra, subtitulado 1 de julio de 1916: primer día […]
Joe Sacco, nacido en Malta en 1960, vive actualmente en Oregón y es un notable autor de comics que ha publicado novelas gráficas de gran éxito sobre escenarios de guerra como Gorazde: Zona protegida (2001) o Palestina: en la franja de Gaza (2003). En La Gran Guerra, subtitulado 1 de julio de 1916: primer día de la batalla del Somme (Reservoir books, 2014) nos ofrece una aproximación muy personal a uno de los episodios más cruentos de la I Guerra Mundial.
La batalla del Somme se integra en aquella fase del conflicto en la que estancados los ejércitos en una guerra de posiciones sin una salida clara, trataban de promover grandes ofensivas para romper las filas enemigas. Esto es lo que preparaban los aliados a comienzos de 1916, con ataques simultáneos de los rusos, los italianos y los franco-británicos, estos últimos en la zona del río Somme (Picardía). Cuando los alemanes se adelantan y lanzan su asalto sobre Verdún (febrero de 1916), los británicos pasan a tener el papel principal en la vieja intervención planeada, que debía aliviar ahora la presión sobre este enclave. El general Douglas Haig al mando de las fuerzas expedicionarias diseñó una operación en la que un cañoneo de las posiciones alemanas de una intensidad nunca alcanzada por el ejército británico, ablandaría sus defensas de forma que el avance podría ser exitoso. Cuando se vio claramente que esto no había funcionado así tras las primeras horas de lucha, podía haber detenido la carnicería, pero no lo hizo. La batalla del Somme se alargó hasta noviembre de 1916 y concluyó con más de un millón de muertos entre ambos bandos y sin un vencedor claro. El 1 de enero de 1917, Douglas Haig fue nombrado mariscal de campo.
El trabajo de Joe Sacco, bellamente editado, es un dibujo continuo de 20 cm de altura y casi 7 m de longitud que se presenta replegado en 24 láminas a modo de un retablo. En ellas, siguiendo el esquema narrativo de algunas pinturas y tapices medievales, se nos van mostrando los acontecimientos sucesivos de la batalla, contemplados desde el lado británico. En el comienzo observamos así sus preparativos durante el 30 de junio: el tumulto de los que se aprestan para la lucha y el cañoneo de las fortificaciones alemanas, sobre las que caerán en esta fase previa millón y medio de obuses (el estruendo se oía desde Inglaterra). Llega la noche y con el amanecer se intensifica el bombardeo, al tiempo que explotan minas excavadas bajo las posiciones enemigas. En breve, vemos surgir del laberinto de trincheras a los soldados británicos a los que se ha repartido su ración de ron. Se les ordena avanzar. La confianza en que apenas quedarían supervivientes dominaba en mandos y tropas, pero muy pronto los alemanes comienzan a ametrallar a los ingleses. Lo que sigue es un caos de fuego y desolación del que emerge una turba de heridos que son atendidos improvisadamente. Veintiún mil hombres han muerto durante el ataque o morirán a consecuencia de las heridas sufridas. En la última lámina vemos como a algunos se les da sepultura en las inmediaciones del campo de batalla.
El retablo viene acompañado de un cuaderno con una nota del autor, un breve ensayo de Adam Hochschild que nos aclara las circunstancias históricas de la batalla del Somme y una versión reducida del gran dibujo sobre la que se anotan explicaciones de algunos de sus detalles. Con un trazo realista y minucioso, Joe Sacco, maestro de la narración gráfica, nos pone sin concesiones enfrente del horror.
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