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La guerra actual

Fuentes: Rebelión

La Guerra de Quinta Generación o Tercera Guerra Mundial, en la que, en opinión del papa Francisco, ya estamos inmersos, la realiza el imperialismo mundial globalizado, IMG, con el empleo de: Mecanismos de control absoluto; medios de información masivo; sistemas financieros como el BM, el FMI, la FED (Sistema de la Reserva Federal de los […]

La Guerra de Quinta Generación o Tercera Guerra Mundial, en la que, en opinión del papa Francisco, ya estamos inmersos, la realiza el imperialismo mundial globalizado, IMG, con el empleo de: Mecanismos de control absoluto; medios de información masivo; sistemas financieros como el BM, el FMI, la FED (Sistema de la Reserva Federal de los EE.UU.); bloques militares como la OTAN; y una poderosa quinta columna que trabaja solapadamente para el IMG en todos los lugares del planeta.

Con esta guerra se intenta resolver la actual crisis de manera análoga a como la Segunda Guerra Mundial resolvió por completo la Gran Crisis de los años treinta. En ese entonces, el Estado intervino y el problema se resolvió, pues los recursos naturales sobraban; pero ahora, que la población se ha triplicado y se vive algo semejante a la época de las vacas flacas, el capitalismo no puede resolver los problemas que ha creado y ha acumulado, ya que su voracidad arrasa con todo lo existente.

Es imposible hallar una solución que permita a las industrias crecer sin cesar, puesto que la producción actual requiere de grandes cantidades de agua cuya disponibilidad merma de manera alarmante, se la bombea de los posos acuíferos en tan grandes cantidades que éstos no se nivelan; debido a la intensificación de la agricultura, los causes de los ríos se secan; la sobre explotación del campo, el riego frecuente, que saliniza la tierra, y la utilización de fertilizantes, herbicidas y pesticidas, que elimina la vida orgánica necesaria para la fertilidad natural del suelo, deteriora las tierras de cultivo al mismo tiempo que cada día hay más bocas que alimentar; el calentamiento global deshiela los polos y los glaciares; se contamina el aire, el agua de los ríos, los lagos y los mares; la energía solar, la eólica, la de las olas marinas y la geotérmica no resuelve el problema energético, tampoco lo hace la energía nuclear, que produce residuos peligrosos e imposibles de ser eliminados por cerca de un millón de años. La actual civilización ha alcanzado los límites de su propio desarrollo.

Según Paul Krugman, premio Nobel de Economía: «En estos momentos necesitamos de algo que económicamente sea equivalente a la guerra; en fin de cuentas, la Gran Depresión se disolvió en la nada mediante un programa de gastos sociales múltiples más conocidos con el nombre de Segunda Guerra Mundial.» !Dios nos proteja de otra guerra!, porque una guerra con la tecnología moderna sería el lloro y el crujir de dientes, cuando, según la Biblia, los sobrevivientes envidiarán a los muertos.

¿Pero quién podría maquinar un conflicto de magnitud tal que pusiera en peligro todo lo existente? La respuesta la da Sherlock Holmes: Él que obtiene beneficios del crimen, en el mundo actual la FED, «una entidad con una estructura público-privada en su gobierno», cuyo dueño es un cogollo de banqueros dispuesto a todo con tal de conservar el privilegio de imprimir moneda internacional sin respaldo alguno, lo que hace desde que Nixon ordenara «suspender… la conversión del dólar en oro, u otro valor de reserva», y lo intentará hacer hasta el fin del tiempo.

¿Cómo surge este galimatías llamado Sistema Financiero Mundial? En julio de 1944, en Bretton Woods, se establecen las reglas para el comercio y las financias entre los países del mundo, se crea el BM, el FMI, se establece el dólar como moneda de intercambio internacional, se adopta el patrón oro-divisas, en el que sólo los EE.UU. tienen respaldo oro, que se comprometen a mantener su valor en 35 dólares la onza  -ahora vale 1300- y se les concede la facultad de intercambiar «dólares por oro a ese precio sin restricciones ni limitaciones». Los demás países deben fijar el precio de sus monedas en relación con el dólar. Con este convenio, los EE.UU. conquistan el mercado mundial para sus exportaciones y el libre acceso a las materias primas más importantes del planeta.

La Guerra de Viet Nam provoca el quiebre del sistema, pues para financiarla los EE.UU. emiten más dólares de lo debido, al extremo de que en la actualidad nadie, ni siquiera la misma FED, sabe cuántos dólares circulan por el mundo. En 1966, el General De Gaulle, Presidente de Francia, exige oro por las reservas francesas de dólares, lo que provoca una crisis financiera mundial, pues si todos los tenedores de dólares exigieran lo mismo no habría oro con que responder a dicha demanda; basta con señalar que ocho billones de dólares es la totalidad del valor del oro extraído hasta el día de hoy todo en el planeta. La situación se complica tanto que Nixon, en agosto de 1971, elimina la convertibilidad del dólar en oro. Desde ese entonces, cada vez que el presupuesto de los EE.UU. tiene déficit, la FED emite dólares, que presta al gobierno de los EE.UU., que a su vez le paga con bonos, que la FED coloca de manera casi obligatoria en la banca mundial.

Hasta hace un siglo, los precios de los productos de consumo diario continuamente disminuían, como consecuencia de los avances tecnológicos.

¿Por qué suben ahora pese a lo avanzado del desarrollo tecnológico? Pues porque hay muchos dólares circulando. ¿Cuántos? Tantos que con ellos se podría comprar el planeta con todo su contenido. Este gigantesco sistema piramidal de dólares que circulan por todo el mundo es otra de las armas pesadas de la Guerra de Quinta Generación.

La afirmación del accionista de la FED, Mayer Rothschild: «Denme la posibilidad de imprimir el dinero de un país, y no tendré problemas con sus leyes,» ayuda a entender el meollo de la actual crisis mundial; sólo habría que intercambiar las palabras dinero por dólar y país por mundo, o sea, decir: «Denme la posibilidad de imprimir los dólares del  mundo, y no tendré problemas con sus leyes.» Casi todos los dólares que circulan por el planeta son virtuales y no tienen respaldado de ningún tipo; se trata de una masa monetaria creada de la nada, que fluye de mano en mano mientras le dure su único sostén, la fe en la buena fe del sistema. Pero como todo plazo se cumple, esta pirámide sistémica está condenada a derrumbarse.

Sólo el gobierno de los EE.UU. debe sobre los diecisiete billones de dólares. ¿Cómo va a pagar esta deuda? Pues contrayendo más deuda. ¡Qué absurdo, no! Como no tiene dinero con que pagar, imprime dólares y paga. ¿Qué va a pasar cuando los EE.UU. no puedan subir el techo de su deuda? No se sabe porque hasta ahora lo ha subido y el efecto se conocerá cuando no logre hacerlo; puede ir desde graves disturbios internos y mundiales hasta la disolución de ese país. En la actualidad pasa lo mismo que con la fe del carbonero que se persigna al pasar frente a una iglesia, si no lo hace cree que algo malo va a suceder. ¿Qué? No lo sabe porque siempre se ha persignado y lo hará por el resto de su vida. Según el Departamento del Tesoro de los EE.UU.: «Un incumplimiento de pagos no tendría precedentes y constituiría una catástrofe en potencia… los efectos indirectos negativos podrían repercutir en todo el mundo.» Al único culpable de este delito lo denuncia Thomas Jefferson, prócer de los EE.UU.: «Yo pienso que la institución bancaria es más peligrosa que un ejército.»

La economía -si nadie lo ha dicho todavía, se lo dice ahora- más que ciencia es brujería. De otra manera no se explica para qué el mundo necesita de dólares sin fondo para funcionar mal, pero de todas maneras funcionar; porque desde que Nixon perpetrara la mayor estafa de la historia: Eliminar el respaldo oro de los dólares emitidos, éstos se convirtieron en billusos. Con estas obligaciones sin respaldo, que la FED comercia en un sistema ya cansado de comprarlas, los EE.UU. adquieren bienes a manera de diezmo, o sea, obtienen productos reales y entregan dinero que fabrican como papel higiénico; en términos más suaves, viven del cuento.

Cuando los conquistadores españoles llegaron a nuestro continente, encontraron que los aborígenes no le daban al oro el valor económico que para los españoles tenía y que los indios comerciaban con unas conchas llamadas spondylus y también con piedritas. En la actual economía del mundo, el dólar se ha convertido en piedritas de intercambio comercial, sin cuya aceptación el mundo se detiene. Lo increíble del caso es que hasta ahora no se encuentra divisa alguna que reemplace al dólar ni gobierno que se haga cargo del asunto; además, los bonos del Tesoro de los EE.UU. son apetecidos en el mercado financiero por ser una manera aparentemente segura de ahorrar. ¿Qué va a pasar con otras formas de ahorro cuando los EE.UU. no paguen lo que deben? ¿Qué política se oculta tras bastidores y a qué intereses responde?

Tal vez se obtenga elementos de juicio para entender este problema de las palabras del Presidente Wilson, quien, al comprender el grave error que cometió al firmar el decreto de creación de la FED, comentó: «A nuestro país lo controla el sistema crediticio, y nuestro sistema crediticio se concentra en manos privadas. El crecimiento de nuestro país se encuentra bajo el control de muy pocas personas que, aunque fuesen honradas y actuasen en defensa de los intereses del pueblo, de todas maneras se preocupan por los negocios en los que invierten su dinero… este tipo de actividad destruyen la libertad económica. Ya no somos más un gobierno que cumple la voluntad del pueblo sino el gobierno bajo el control de un puñado de gente.»

¿Adónde lleva el control del gobierno de los EE.UU. por un puñado de gente? A que el IMG haga lo que se le antoje sin que le importe el bienestar del resto de la especie. Así, el IMG logra bajar el precio del petróleo mediante el exceso de producción de Arabia Saudita, su aliada estratégica; mediante la venta barata del petróleo que el Estado Islámico roba a Siria e Irak, y mediante el incremento de la extracción de petróleo en los EE.UU. con ayuda del fracking, una tecnología criticada por consumir grandes cantidades de agua, que luego retorna a la superficie totalmente envenenada y acompañada de emisión de gases altamente tóxicos, que causan un desastre medioambiental tanto de las fuentes acuíferas como del aire, lo que a su vez repercute en la vida de los seres humanos, animales caseros y salvajes.

En el libro de Mary Shelley se intenta crear a un hombre perfecto, mejor que el diseñado por Dios; el proyecto fracasa y en su lugar se obtiene a Frankenstein, un monstruo. Lo mismo le pasa al IMG, que por dizque construir un mundo mejor que, según afirma, sea el calco de su sociedad, está destruyendo el planeta junto con todos sus habitantes. El Estado Islámico y los yihadistas, que tanto pregona combatir, no son más que el Frankenstein  evolucionado de los moudjahidines, llamados antes por el presidente Reagan «combatientes por la libertad» y que el IMG armó e instruyó para combatir a la URSS en Afganistán.

Parecería que el diablo del cuento de Robert Louis Stevens se hubiera escapado de la botella y anduviera por el mundo ejecutando diablura y media, sino ¿cómo entender que el intento de convertir Iraq en una democracia verdadera hubiera terminado en el infierno actual, con millones de refugiados, contusos, enfermos y muertos, con miserias por doquier, con terrorismo diario y desgobierno total? Lo mismo puede decirse de todo país a donde han llevado sus guerras «humanitarias» para establecer sociedades modelos. Que todos son un soberano fracaso. En Libia el desgobierno es absoluto. La Embajada de los EE.UU. fue tomada por los terroristas y fue convertida en un burdel luego de que asesinaran a su Embajador. Desde Libia, el Frente al Nusra, de al Qaeda, partió para conquistar Siria, a donde ingresaron a través de Turquía, tomaron Malula, ciudad Siria cuya única importancia es ser cristiana desde hace unos dos mil años; allí, entre otras barbaridades, violaron mujeres, asesinaron hombres, profanaron iglesias e, incluso, decapitaron a un obispo cristiano. ¿Qué hizo el IMG, que pregona ser cristiano? Seguir apoyando a los terroristas con el argumento de que combaten a la dictadura de al Assad. Cuando los terroristas gasearon a los niños que previamente habían secuestrado, el IMG acusó al gobierno sirio de genocidio y amenazó con declararle la guerra. Evitó el conflicto la sabia intervención de Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia. Entonces trasladaron la artillería pesada a Ucrania: asesinatos en Maidán; golpe de Estado en Kiev; elecciones fraudulentas; apoyo cómplice a todo genocidio, como la quema de los refugiados en la Casa de los Sindicatos de Odessa, convertida en hoguera; derribo del avión malasio; violencia infinita e indiscriminada contra los habitantes del sureste ucraniano; presión a Europa para que acolite las ilegales sanciones contra Rusia; y control absoluto sobre toda información de lo que pasa en Ucrania.

De esta manera, el IMG ha convertido el eslogan de «todo vale» en estrategia para la Guerra de Quinta generación: Terrorismo de Estado a nivel mundial y asesinatos al granel a cargo de gobiernos títeres o de su quinta columna; control absoluto de los medios de información para que digan lo que se les ordene decir y de los organismos internacionales para que voten como deben votar; baja manipulada del precio del petróleo para quebrar la economía del que sea, aunque para ello se deba usar la tecnología fracking; sanciones a diestra y siniestra para eliminar gobiernos molestos, como el ruso, aunque todo esto le cueste caro a los sancionadores.

¿Por qué el IMG comete tamaña locura? Pues porque piensan vencer sin disparar un tiro en la Guerra de Quinta Generación que llevan, sin declararla, contra Rusia y el planeta entero. Resulta que Rusia es extensa, poco habilitada y rica en recursos naturales como nadie, lo que la convierte en un bocado apetitoso. Quieren derrotarla económicamente bajando el precio del petróleo a precios irrisorios y, junto a Rusia, a Irán, Argelia, Venezuela y, de llapa, al Ecuador. Así matan a Sansón y a los que no son. En el breve plazo de tres a cinco años, lo máximo que dura el uso del fracking, piensan atiborrarse de petróleo barato y guardar reservas para cuando lleguen las vacas flacas. Así de simple. Pero jugar al todo o nada es peligroso incluso para el IMG, aunque lo encabece los mismos EE.UU., duchos en este tipo de juego. Rusia no es un pelo de cochino y por fortuna no está sola. Además, en su suelo han sido derrotados numerosos agresores que en su momento se creyeron invencibles.

Después de este accionar más mortífero que el Ébola, ¿qué puede esperar el IMG? Tal vez lo que nunca esperó, que el tiro le salga por la culata y que, a la larga o la corta, las sanciones fortifiquen a Rusia; que se le revire el pupilo predilecto, al Qaeda, ahora transformado en Estado Islámico; que la pirámide de tanto dólar emitido para mantener tanta ignominia se derrumbe; que Europa, hasta ahora su vasalla asustadiza, busque finalmente su independencia; que tanta mentira acumulada se desmorone, tal como lo advirtiera Lincoln.

Parecería que los estudiantes de la Universidad de Harvard ya se han percatado del meollo del asunto porque determinaron que los EE.UU. son el mayor peligro para el mundo, mayor que cualquier organización terrorista. ¡Qué pena que en los Estados Unidos no todos estudien en Harvard! Es que la Guerra de Quinta Generación también se da en el territorio de los EE.UU., como no podía ser de otra forma, y, a lo mejor, ese país se está convirtiendo en una democracia fallida al borde de la desintegración, porque el sueño americano se está convirtiendo de a poco en una pesadilla. Es que ser pobre en medio de tanta riqueza enerva la sensibilidad social del desposeído y la enorme desproporción que existe en la distribución de la riqueza lastima la sensibilidad del trabajador pobre y explotado; no hay que olvidar que en la actualidad cerca de cincuenta millones de ciudadanos de ese país pasan penuria y media como consecuencia del desempleo.

¿Que hacer ante esta problemática? Dejar de ser pasivos y actuar organizadamente. Entender un problema es el primer paso para encontrar su solución.

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