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La guerra como remedio

Fuentes: Rebelión

El recurso de la guerra como estrategia de campaña no es nuevo en la historia contemporánea de los Estados Unidos, una rápida revisión ejemplifica claramente esta afirmación, el politólogo argentino Atilio Boron ha escrito un esclarecedor artículo sobre ello intitulado «Trump: una guerra para la re-elección». Es por todos bien sabido que la popularidad del […]

El recurso de la guerra como estrategia de campaña no es nuevo en la historia contemporánea de los Estados Unidos, una rápida revisión ejemplifica claramente esta afirmación, el politólogo argentino Atilio Boron ha escrito un esclarecedor artículo sobre ello intitulado «Trump: una guerra para la re-elección».

Es por todos bien sabido que la popularidad del actual presidente Donald Trump está en picada, al interior de la nación de origen sajón la condición real de vida ha empeorado, el imperio que alguna vez se creyera invencible vive una crisis desde décadas atrás que se incrementa, al exterior, el gobierno de Trump está cada vez más desprestigiado, su desprecio por la humanidad es conocido, la forma en que son tratados los inmigrantes latinoamericanos en la frontera por indicaciones suyas han descubierto su agudo sentir racista, sus fallidos intentos por derrocar al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela lo han evidenciado y ridiculizado frente a otras naciones y en el seno de las propias fuerzas armadas de su país, la guerra verbal que sostiene con Corea del Norte, China, Rusia y otras naciones lo muestran como un desesperado brabucón, entre otros deslices de su gobierno. Ahora, en pleno contexto adverso para él por el juicio al que sería sometido, ha lanzado un golpe militar sobre la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní al ordenar el asesinato de su jefe Qasem Soleimani, la de Abu Mahdi al Muhandis, jefe de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) y la del comandante de la milicia Kataib Hezbolá (KH), junto a por lo menos otras diez personas, presumiéndolo después con aberrante descaro en sus redes sociales, diciendo que se efectuó el crimen para evitar futuros ataques iraníes.

Algunos analistas consideran un error de Trump el ataque sobre Irán, pero nos parece más la continuidad obligada de la política económica estadounidense, se sabe que la industria más desarrollada en los últimos años es justamente la industria de las armas, se sabe también, que toda esa producción como cualquier otra, al generar excedente necesita de la apertura de mercados para su salida y generación de ganancia, esto, empatado a la estrategia de guerra ya referida, en la que la exaltación de los llamados valores patrióticos serán usados para generar el consenso perdido por Trump y así garantizar la continuidad de una hegemonía cuestionada en el mundo pero bien articulada en los hogares estadounidenses. Además la repercusión geopolítica del ataque obliga al reacomodo de piezas en el tablero del Medio Oriente.

Uno de los ideólogos del imperio yanqui ya fallecido, Samuel Huntington (autor nefasto de libros como El choque de civilizaciones), afirmó en varias ocasiones, que la guerra era útil para el control de la población, para mantenerla apegada a su gobierno, pues la generación de la idea de amenaza nacional aglutina en torno a su defensa los sentimientos colectivos de la mayoría ciudadana, aunque en contexto de paz sean contrarios en sus intereses políticos, en este sentido, la guerra se convierte en un remedio para el mal momento que cursa el gobierno de Trump, la respuesta iraní ante la agresión por justa que sea, será usada en la propaganda imperialista como el justificante perfecto para dominar la mente y el sentimiento de millones de ciudadanos estadounidenses que verán los bombardeos en horario estelar y sentirán que así, su nación defiende al mundo, sin importar que la amenaza real es precisamente el gobierno imperialista de los Estados Unidos y sus aliados sionistas.

El Departamento de la Defensa de los Estados Unidos aprobó enviar a 3000 efectivos de las tropas militares para ocupar puntos relevantes en el Medio Oriente, los militares serán enviados a Irak y Kuwait donde supuestamente permanecerán 60 días, aunque ya sabemos que las tropas yanquis suelen posicionarse de zonas para permanecer en ellas todo el tiempo que les convenga o les sea posible. La resistencia iraní no se hace esperar, en las calles en sentimiento antiestadounidense crece, se organiza y se prepara el escenario de nuevas acciones militares imperialistas. Venganza se respira en el ánimo iraní, las armas se alistan, la guerra se profundiza aunque no se declare de manera tradicional, lo que presenciamos es la continuidad de viejas disputas en año nuevo.

Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.