Hay sucesos que generan profundos e irreversibles cambios. El ELN es uno de aquellos. Conocer la experiencia guerrillera, entender el espíritu Eleno, interiorizar teórica y práctica las razones de la lucha política armada, posibilitan comprender el porqué de nuestro crecimiento no solo numérico sino cualificado. Hoy 4 de Julio, después de 42 años de combate, […]
Hay sucesos que generan profundos e irreversibles cambios. El ELN es uno de aquellos. Conocer la experiencia guerrillera, entender el espíritu Eleno, interiorizar teórica y práctica las razones de la lucha política armada, posibilitan comprender el porqué de nuestro crecimiento no solo numérico sino cualificado.
Hoy 4 de Julio, después de 42 años de combate, trabajo y estudio, los militantes del Ejército de Liberación Nacional, queremos recordar a los cientos de compañeros que han sido asesinados empuñando de diversas formas los fusiles y las banderas rojo y negro de la libertad.
Nombrar a todos nuestros compañeros muertos, llenaría páginas enteras y podríamos correr incluso el riesgo de pasar por alto alguno; pero gracias a sus enseñanzas, al ejemplo palpable de sus vidas y a su sacrificio, muchos de nosotros sentimos en el alma la irreprimible necesidad de enfrentar a muerte la corrupción, la explotación, el atropello, el despotismo y la barbarie a la que aún hoy se somete a nuestra nación.
Ha sido el pueblo quien nos ha parido, somos hijas e hijos de la modista, del minero, del policía, del banquero, del obrero, del campesino, del negro, del indígena, del militar, y hasta del político. Nacimos en la fábrica, en el tugurio, en la vereda, en el asentamiento… en la montaña.
Muchos pretenden hacernos sentir débiles o derrotados, pero al contrario de lo que se informa o se dice; cada vez somos más. Nuestro espíritu se revitaliza y retroalimenta en armoniosa interacción con este pueblo por el que juramos: ¡NI UN PASO ATRÁS, LIBERACIÓN O MUERTE!
No está ni en nuestro más remoto plan una entrega de armas y desmovilización. Consideramos que las transformaciones políticas, económicas y sociales necesarias para que la población colombiana en su totalidad tenga acceso a bienestar enmarcado en los parámetros de una vida digna, objetivamente aun no se han conseguido.
Se hace repetitivo y poco original, el argumento de que nuestra organización está pasando por una situación de crisis; mentiríamos si dijésemos que no las hemos tenido. Pero han sido precisamente esos muchos momentos difíciles los que nos han formado. Somos un movimiento revolucionario pobre económicamente pero nuestros principios humanísticos y nuestro valor jamás han estado ni estarán en entredicho.
Somos pocos si nos comparamos con la numerosa cantidad de compatriotas que manipulados por los medios de comunicación se niegan a aceptar que el país está en una guerra civil y es muy probable que ad portas de una intervención militar extranjera y que esa guerra es el producto de una grotesca y descarada injusticia social…pero el Ejército de Liberación Nacional, crece día a día; aprende y su espíritu se arraiga en el imaginario colectivo. El trabajo es arduo, el enemigo es fuerte, pero estamos resistiendo.
Nueva vida llega a nuestra organización y nos anima a continuar la lucha. La juventud Elena nos enseña que cuando las ansias de libertad y de justicia son verdaderamente inmensas no existen diferencias generacionales o dogmatismos que impidan la simbiosis entre experiencia, veteranía, ímpetu, romanticismo, osadía, rectitud, ideal humanista, socialismo y compromiso.
Renovamos nuevamente la invitación a las mujeres y hombres que viven en Colombia para que se vinculen a la lucha de liberación que libra nuestro movimiento. El esfuerzo valdrá la pena.
Nada se compara con la satisfacción del deber cumplido. Nacimos o vivimos en Colombia y es inadmisible que en un país tan rico en recursos naturales, minerales y sobre todo humanos, persistan el hambre y la miseria como producto de la corrupción, el saqueo y la explotación realizada por un sector minoritario de la sociedad.
El compromiso del Ejército de Liberación Nacional es combatir a una élite tradicional que por más de un siglo ha dirigido el país tratando de someter al subdesarrollo social, político, económico y cultural a la mayor parte de la población colombiana. Nuestra filosofía no es guerrerista, pero nuestro movimiento es político-militar, pues la guerra sucia ha sido la única respuesta oligarca a quienes desde la política (Gaitán), la cultura (Jaime Garzón), los tribunales (Manuel Cepeda), la desmovilización (Carlos Pizarro L); han pretendido enfrentar públicamente a la clase dominante.
Ni vencidos y mucho menos disminuidos, en la actualidad reintentamos una nueva posibilidad de diálogo pero no para construir mecanismos de desmovilización o desarme. Lo que se construya en La Casa de Paz, debe ser una nueva sociedad en la que quepamos todos.
La Casa de Paz, no debe ser simple punto de encuentro entre insurgencia y gobierno. Debe ser centro de discusión de toda la sociedad colombiana, en la que las diferencias y propuestas se aborden sin rodeos pero con respeto. Donde cada ciudadano tenga un espacio para expresar el tipo de Colombia que anhela y se propongan los mecanismos para realizar las transformaciones profundas que obligatoriamente se deben dar en el país. Sin la participación popular será imposible que avance cualquier proceso de diálogos.
Reiteramos a nuestro pueblo, que seguimos alzados en armas, que cada día somos más, que nuestra moral combativa y revolucionaria es muy alta, que nuestros brazos están abiertos para todas y todos quienes quieran ingresar a nuestras filas.
42 años de compromiso inquebrantable, acompañando la lucha de independencia que libra nuestro pueblo, son la prueba irrefutable de nuestra entrega, coherencia y altura ética, política, ideológica y militar.
¡COLOMBIA PARA LOS TRABAJADORES!
¡NI UN PASO ATRÁS LIBERACIÓN O MUERTE!
¡42 AÑOS JUNTO AL PUEBLO!
EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL
Frente de Guerra Sur-occidental
4 de julio de 2006