La guardia nacional anda buscando a un hombre / un hombre espera esta noche llegar a la frontera / el nombre de ese hombre no se sabe / hay muchos hombres más enterrados en una zanja / El número y el nombre de esos hombres no se sabe. / Ni se sabe el lugar ni […]
La guardia nacional anda buscando a un hombre / un hombre espera esta noche llegar a la frontera / el nombre de ese hombre no se sabe / hay muchos hombres más enterrados en una zanja / El número y el nombre de esos hombres no se sabe. / Ni se sabe el lugar ni el número de zanjas. / La guardia nacional anda buscando a un hombre / Un hombre espera esta noche salir de Nicaragua
Ernesto Cardenal
Hace 31 años, un 19 de julio, en un pequeño país de la Península de Yucatán, fue derrotada la tiranía de casi medio siglo de la «Dinastía Somoza» en Nicaragua. Alrededor de cuatrocientos chilenos internacionalistas, antes, durante y luego, en la defensa de la revolución, combatieron junto a un pueblo de luz conducido por el Frente Sandinista de Liberación Nacional contra una dictadura apoyada en todos los ámbitos por el Pentágono norteamericano.
José Miguel Carrera Carmona, fue uno de esos chilenos. El sábado 23 de julio publicó su libro testimonial: «Misión Internacionalista: De una población chilena a la Revolución Sandinista».
¿Cómo fuiste a parar a la revolución nicaragüense?
«Yo salí becado a estudiar medicina a Cuba durante el gobierno de la Unidad Popular dos semanas antes del golpe de Estado. En Chile yo era presidente de un liceo de San Miguel y mi madre, sin avisarme, me postuló a la beca, la obtuve y partí a la Mayor de la Antillas con permiso notarial de mi papá porque entonces tenía 17 años.»
¿Cuál era el fin?
«Que retornáramos al país a servir como doctores en el servicio público.»
¿Cómo te enteraste del golpe en Cuba?
«En Matanza (costa norte de Cuba) yo supe del golpe a través de radio Reloj. Y La incomunicación con mi familia duró 15 años. La primera reacción que tuvimos fue volver rápidamente a Chile a ver qué podíamos hacer. Pedimos instrucción militar. Ya la prioridad para nosotros no era ser médicos. Sin embargo, los cubanos nos dejaron estudiando dos años más.»
DE ESTUDIANTE A MILITAR REVOLUCIONARIO
Pero no terminaste medicina…
«En abril del 75, el día en que se conmemora la batalla de Playa Girón -donde los cubanos derrotaron un intento de invasión desde Estados Unidos-, fuimos convocados para ser finalmente militares. Así pasamos a convertirnos, de un día para otro, en soldados rasos del Ejército de Cuba. Y no fue cosa de un partido no más. En el grupo de chilenos había socialistas, comunistas, miristas, independientes, etc.»
¿Qué aprendiste?
«En mi caso se me instruyó como oficial de tropas generales. Después llegaron muchachos más jóvenes que fueron integrándose como cadetes. El 76 nos graduamos de subtenientes. Nuestro sueño era partir a Chile. El 79 ya éramos un grupo serio. Se encontraba, por ejemplo, Galvarino Apablaza, el Comandante Salvador que ahora está en Argentina y quien fue nuestro jefe histórico.»
«APRENDÍ QUE EL VALOR DE LA PALABRA SE EMPEÑA COMO PRINCIPIO Y ESTRATEGIA.»
¿Cuándo emprendieron camino a Nicaragua?
«En mayo del 79 nos reunieron a unos cincuenta chilenos. Estaban Raúl Pellegrin, Days Huerta, Edgardo Javier Lagos, Miguel Rojas, entre muchos otros. Y nos movilizaron al famoso «Punto Cero», que era una escuela de formación guerrillera. Allí nos visitó Fidel Castro y nos dijo que era inminente el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua y que precisaba ayuda. Al poco tiempo partimos a Panamá con un maletín pequeño y completo. Parecíamos una delegación deportiva. Nos alojaron en una casa de seguridad de nicaragüenses que dirigía un sacerdote español de nombre San Ginés. El grupo ya era más graneado, había mujeres y latinoamericanos de todas partes. Y en un avión destartalada aterrizamos en lo que después supimos que era Costa Rica.»
¿Por qué Costa Rica?
«Peñas Blancas une Costa Rica y Nicaragua, es un sitio estratégico. Por otra parte, nunca habíamos estado en una guerra. Y una guerra es un enredo de gente, fuego de artillería, balas. No es lo mismo hablar de la guerra que platicar con ella. El objetivo era sostener ese territorio, denominado Frente Sur, para obligar a la Guardia Nacional (Fuerzas Armadas) de Anastasio Somoza a concentrar fuerzas para enfrentarnos y liberar a los guerrilleros que peleaban en otros lugares.»
¿Qué otro rol jugaste tú y tus compañeros en el Frente Sur?
«El Frente Sur tuvo también la misión de estancar a la principal fuerza militar dictatorial, la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, que la dirigía el hijo de Somoza, «Cachito». Eran todos oficiales bien formados en Estados Unidos. Y, sin duda, allí las mujeres que estaban con nosotros cumplieron un papel fundamental.»
¿Cómo supiste del triunfo de la revolución?
«Por radio nos enteramos el 17 de julio que Somoza había renunciado al poder. El 18 bajó el nivel de disparos. Por primera vez escuchamos pájaros en vez de aviones. Y el 19 de julio todo el mundo comenzó a disparar al aire. Era la victoria.»
EL ENEMIGO NO HACE DISTINCIÓN DE PARTIDO, SINO DE CLASE SOCIAL
¿Para qué el libro?
«Yo quiero rescatar los valores de ese grupo humano, en condiciones muy diferentes a las actuales. Quise destacar los principios para que un día Chile sea verdaderamente libre. Muchos jóvenes nos dicen que nosotros tuvimos la oportunidad de conocer y vivir con una generación anterior muy rica y paradigmática. Y ocurre que a veces los dirigentes políticos dividen al pueblo mediante el sectarismo partidista. Y el enemigo no hace distinción de partido, sino de clase social.»
¿Cuán distintos son los pueblos?
«Nuestro pueblo no se diferencia en nada cuando lucha con el de Nicaragua, El Salvador, el de Cuba u otro. La diferencia está en los dirigentes. Aquí mienten y negocian a espaldas de la gente.»
¿Por qué escribir el testimonio 31 años después de ocurridos los hechos?
«Nuestra generación fue muy modesta. Nadie pensó en ser escritor. Yo, de hecho, no le consulté a nadie y me hago responsable. Y lo más importante de la Revolución Nicaragüense, para mí, fue lograr la formación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y luchar frente a la injusticia. Ese relato está pendiente.»
¿Cómo observas al Chile actual?
«En Chile sólo los poderosos viven bien y el resto sobrevivimos. Ya no podemos darles más oportunidades. Ahora la mayoría debemos ser el gobierno. Uno de los problemas es que muchos dirigentes perdieron la fe en el pueblo y la voluntad de ganar. Todo lo contrario que Allende.»
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.