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La hora de la nueva izquierda

Fuentes: Rebelión

Consolidado el golpe de 1973, los partidos de la oposición, que habían colaborado con el golpe, buscaron a Pinochet, creyendo que les tocaba a ellos. Pinochet fue inflexible y les dijo que su generación ya no vería elecciones en Chile y que los registros electorales acababan de quemarse. Para tratar de formalizar esta visión, la dictadura impuso una nueva constitución en Chile, en pleno estado de sitio, en 1980.

Esta constitución fue reformada varias veces -33, más concretamente-, pero se mantuvo viva, principalmente las normas neoliberales vinculadas a las privatizaciones, consistentes en el mantenimiento del modelo neoliberal, incluso después del fin de la dictadura. Es esta constitución la que ahora está llegando a su fin, con la decisión mayoritaria de los chilenos en el referéndum convocado después de un año en el que se sucedieron las mayores movilizaciones populares que había conocido Chile.

Esas grandes movilizaciones empezaron en el mes de octubre de 2019. En noviembre se firmó un documento que proponía la convocatoria de una Asamblea Constituyente, proceso en el cual el Frente Amplio, principal fuerza de la nueva izquierda, tuvo un papel fundamental. La nueva izquierda se caracteriza por la crítica del carácter conservador que tuvo la transición de la dictadura a la democracia, marcada por las herencias del régimen de Pinochet, por los rasgos que perduran de la constitución y por el mantenimiento de la Convergencia –una alianza entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana– y del modelo económico neoliberal.La propuesta encontró resistencias, no solamente de la derecha, también de algunos movimientos sociales, mientras el Frente Amplio –una coalición de varias organizaciones de izquierda– tuvo un papel fundamental en la iniciativa. El Frente Amplio está presidido por la periodista Beatriz Sánchez, que fue candidata a la presidencia de Chile en las elecciones de 2017 y obtuvo más del 20% de los votos, casi llegando a la segunda vuelta; convirtiéndose, de esa forma, en la principal dirigente de la izquierda chilena. Beatriz Sánchez lideraba las encuestas, junto a Danie Jadue, alcalde comunista de Recoleta, antes del referéndum. Beatriz Sánchez lo visitó la noche misma del referéndum, acudiendo a la sede del Partido Comunista, para reafirmar de esa forma la unidad existente entre los dos.

La decisión se tomará en unas primarias a las que concurrirán ambos, para enfrentar, en noviembre del 2021, a Joaquin Lavin, tradicional dirigente de la derecha y alcalde de Las Condes, barrio rico de Santiago, que aparece claramente como la alternativa conservadora.Así pues, el Frente Amplio emerge del referéndum con suficiente espacio para consolidar su fuerza, especialmente por la convocatoria de una Asamblea Constituyente exclusiva, elegida en abril por voto popular. Estamos ante la posibilidad concreta de renovación radical de la vida política chilena, con la elección de una nueva generación de representantes políticos, aún más si se tiene en cuenta que la mitad de la Asamblea será de mujeres –un fenómeno único en el mundo-. El referéndum cambia mucho el escenario político chileno, profundizando la crisis de los partidos tradicionales, tanto los de derecha, como los de la Concertación, abriendo un espacio para una renovación radical. La democratización del sistema político hará que Chile entre en un momento extremadamente favorable para la nueva izquierda.

Una movilización que ha empezado con la reivindicación en contra del aumento de las tarifas del metro, que se extendió a otras reivindicaciones, de carácter salarial y de empleo, hasta que desembocó en la propuesta política de la Asamblea Constituyente, propuesta realizada hacía ya mucho tiempo por la nueva izquierda, en medio de las más grandes movilizaciones populares que Chile ha conocido, que a su vez se propagaron por todo el país. Esa nueva Asamblea elaborará una nueva constitución en el plazo de un año, en el marco de la continuidad de las movilizaciones y de la celebración de elecciones presidenciales. Al final de todo ese proceso saldrá un nuevo Chile, en el que la nueva izquierda habrá conquistado una posibilidad fundamental de concretar las propuestas que tiene para Chile.