Tras cuatro días de cierre del Centro Pompidou por un paro del personal, los sindicatos lanzaron ayer un llamamiento a la huelga indefinida en unos ochenta museos, teatros e instituciones del Ministerio de Cultura. La huelga se iniciará el 2 de diciembre. La plataforma de los siete sindicatos representativos del personal del Ministerio se reunió […]
Tras cuatro días de cierre del Centro Pompidou por un paro del personal, los sindicatos lanzaron ayer un llamamiento a la huelga indefinida en unos ochenta museos, teatros e instituciones del Ministerio de Cultura. La huelga se iniciará el 2 de diciembre.
La plataforma de los siete sindicatos representativos del personal del Ministerio se reunió ayer para estudiar las medidas en apoyo a los huelguistas del Pompidou. En paralelo, enviaron una delegación a la entrada del Ministerio para negociar. Pero, según Didier Alaime, secretario nacional CGT-Cultura, «nadie en el Gabinete del ministro encontró un momento para recibirnos».
La decisión de las siete organizaciones sindicales fue unánime: huelga indefinida a partir del miércoles próximo . ¿Por qué? El comunicado de la intersindical amplía la plataforma reivindicativa de los trabajadores del Pompidou. Exige el fin de las supresiones de puestos de trabajo en museos y centros, el de las reducciones de subvenciones, el de «la retirada del Estado en la cultura» y el de la aplicación de la llamada revisión general de políticas públicas (RGPP).
La exigencia del fin de la RGPP es un torpedo contra la política de Nicolas Sarkozy, porque se trata de un principio general contable aplicado al conjunto de la función pública de Estado y no sólo al Ministerio de Cultura. Esa RGPP, en aplicación desde 2006, intensificada tras la llegada al poder de Sarkozy, implica la no sustitución de uno de cada dos funcionarios que se jubile.
En el caso del Pompidou, por ejemplo, ello implica que de los más de 400 funcionarios de un total de unos 1.100 que se van a jubilar en los próximos diez años, sólo unos 200 serían sustituidos. Como, además, en paralelo, los puestos no-funcionariales y los fondos se están reduciendo, el personal que hace vivir la cultura francesa teme no poder seguir asegurando sus funciones convenientemente.
La espera de negociaciones
«Sin prejuzgar lo que decidan los trabajadores de la cultura, lo que puedo decir es que la cólera está subiendo fuerte», explica Alaime. El sindicalista señaló que aunque el ministro efectuara ahora alguno de los anuncios aparentemente dialogantes que prodiga, «la convocatoria de huelga será mantenida» hasta la apertura de auténticas negociaciones.
Sarkozy, criticado en el mundo de la cultura, creía haber apaciguado esas relaciones gracias a su boda con Carla Bruni y a la creación de un Consejo de la Creación Artística. La huelga del Pompidou y su probable extensión vienen a recordarle que no todo se compra.
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