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Referéndum sobre el TCE

La ilegitimidad política de la victoria del SI

Fuentes: Rebelión

Introducción La decisión de convocar referéndum consultivo sobre el Tratado por el que se establece la Constitución Europea (TCE) estaba tomada desde el anterior gobierno del PP. El gobierno presidido por Aznar anunció en el 2003 su propósito de realizarlo simultáneamente con las elecciones al parlamento Europeo de 13 de junio. Ello explica que el […]

Introducción

La decisión de convocar referéndum consultivo sobre el Tratado por el que se establece la Constitución Europea (TCE) estaba tomada desde el anterior gobierno del PP. El gobierno presidido por Aznar anunció en el 2003 su propósito de realizarlo simultáneamente con las elecciones al parlamento Europeo de 13 de junio. Ello explica que el proceso de movilización contra el borrador de la Constitución Europea y la constitución de las campañas unitarias, en Catalunya y el Estado español, se iniciara en el último trimestre del 2003.

El desacuerdo en el reparto de poder entre los estados miembros para la toma de decisiones en el seno de la UE impidió la celebración del referéndum en la fecha prevista inicialmente. En la recta final de la negociación del Tratado, el nuevo gobierno presidido por Zapatero tuvo que gestionar el conflicto sobre el reparto de poder heredado del gobierno Aznar, responsable principal junto con el gobierno polaco del bloqueo del Tratado constitucional. El aplazamiento de la fecha del referéndum tuvo consecuencias desmovilizadoras en las campañas unitarias contra el TCE, tanto en Cataluña como en el conjunto del Estado. Es a partir, de la firma del acuerdo entre los gobiernos de la UE sobre el TCE, y de la declaración del gobierno Zapatero de realizar un referéndum consultivo en el primer trimestre de 2005, que se removilizan los esfuerzos para impulsar la campaña del NO.

La decisión del gobierno Zapatero de convocar el primer referéndum en la UE no obedece solo a motivos de «prestigio» para fortalecer su proyección en la UE, sino a un interés más general compartido por los principales gobiernos de la UE que tienen decidido convocar referéndum: Necesitan confeccionar un calendario de consultas óptimo para acumular un efecto favorable al SI al TCE en aquellos estados, especialmente Francia y Gran Bretaña, donde el SI al TCE no está asegurado, en este sentido el referéndum en el Estado Español tenía un valor de ejemplo, el modelo estimulante, al cual emular.

Una confrontación desigual entre el SI y el NO

Por razones históricas suficientemente explicadas y repetidas, en el estado español se daban un conjunto de circunstancias favorables a un SI masivo e indiscutible:

– Una actitud de la población favorable a la integración en la UE, fundamentada en el deseo de superar un retraso y aislamiento secular, de incorporarse en definitiva a un ámbito democrático estable que asegure progresar hacia los «escaparates» del bienestar de Alemania, Francia, Suecia…

– Un amplísimo apoyo de fuerzas políticas y sociales al TCE. En efecto, los partidos defensores del SI, PSOE, PP, CiU, PNV y CC, componen cerca del 95% del arco parlamentario. Entre fuerzas sociales partidarias del SI se encuentran los principales sindicatos CCOO y UGT que representan a la gran mayoría de trabajadores. A todos ellos hay que añadir la «militancia» a favor del SI de la Banca (difundiendo entre los clientes los folletos del gobierno), las organizaciones patronales, los principales medios de Comunicación prensa, radio y televisión, un amplio sector de la intelectualidad «apesebrada» encabezada por Antonio Gala (en su día defensor del NO a la OTAN) y de la «imaginería» mediática, cantantes, deportistas, etc. Y encabezando todo ese «frente del SI» las principales administraciones del estado, desde el gobierno central, a los autonómicos, pasando por la gran mayoría de ayuntamientos bajo control de los partidos del SI.

– En el abanico de fuerzas políticas parlamentarias partidarias del NO, la suma de ERC, IV, BNG, EA, CHA y NB apenas superan el 5 %.del Congreso de diputados. Entre las organizaciones políticas sin representación parlamentaria defensoras del NO se encuentran la práctica totalidad de organizaciones de la Izquierda, PCE, Espacio Alternativo, Revolta Global, CUT, PCPE, Corriente Roja, POR, PRT, LI, En Lucha, y del nacionalismo radical, Batasuna, Aralar, Andavant, Maulets, etc. Entre las fuerzas sociales opuestas al TCE se encuentran los sindicatos con una orientación de izquierda sindical, minoritarios pero activos, la Corriente Crítica de CCOO, IAC, CGT, USTEC, CATAC, SOC, LAB, CSI, COS, COBAS; el movimiento antiglobalización capitalista que se articula en el XMG, los diversos foros sociales, la RCADE, etc. en el caso de Catalunya hay que añadir también una serie de entidades político culturales, del nacionalismo moderado filo-CiU, como Omnium, etc. En cuanto a la inci dencia sobre las diversas administraciones de las fuerzas políticas del NO, esta se reducía a la presencia en los tripartitos de Catalunya y Euskadi, y en los pocos ayuntamientos que gobiernan. Presencia institucional que, como luego veremos, no fue explotada en toda su potencialidad. Hemos de destacar, como el mas importante factor de movilización a favor del NO, las diversas campañas unitarias constituidas en Paisos Catalans (en la práctica Catalunya) que recogía la adhesión de mas de un centenar de organizaciones y entidades, Madrid, País Valencià, Cantabria, Andalucía, Murcia, etc., todas ellas articuladas en la Coordinación estatal NO a la Constitución Europea.

– Otras fuerzas con importante influencia social, como la Iglesia Católica, desarrollaron un discurso equidistante en donde junto a la valoración de los aspectos positivos del TCE, desarrollaban una importante crítica sobre aquellos aspectos, básicamente reaccionarios y antifeministas, que consideraban contrarios a su moral e ideología.

Enumeradas a grandes rasgos las fuerzas contendientes entre el SI y el NO al TCE, el pronunciamiento de las diversas organizaciones políticas y sociales en torno al TCE ha sufrido importantes debates y divisiones, algunas de ellas con consecuencias paralizantes en su actividad respecto del TCE.

En el conjunto del Estado, el grupo dirigente de IU en torno a Gaspar Llamazares, titubeó inicialmente entre el voto en blanco y la abstención a pesar de un sector creciente presionaba decididamente por el NO. Finalmente se decanta por el NO, pero desarrolla una campaña poco ambiciosa, más preocupada de no romper la relación de subordinación al PSOE, que de exigir por todos los medios políticos al gobierno Zapatero el respeto a los derechos de expresión de los defensores del NO.

En Catalunya, CD, ERC e Iniciativa-Verds, han tenido importantes discusiones y divisiones internas, mientras CD evolucionó hacia el SI (con desgarros como el que representa Omniun), ERC e Iniciativa se pronunciaron por el NO. En el caso de Iniciativa su consulta interna mostró una organización dividida prácticamente por la mitad, con la particularidad que el sector favorable al SI contaba con la mayoría de dirigentes de la CONC.

En lo que respecta a Euskadi, la dirección del PNV se pronunció por una mayoría de 26 votos a favor del SI, y 20 por el NO.

Las contradicciones y divisiones que atravesaron estas organizaciones aportan elementos de explicación al tipo de campaña que unos y otros desarrollaron, y en los resultados del referéndum en Catalunya y Euskadi.

El proceso del referéndum: Autoritarismo, manipulación y técnicas «doble lenguaje»

La ley que regula el referéndum es un modelo antidemocrático y no participativo. Fue probada por el gobierno del PSOE en el referéndum de la OTAN con los resultados conocidos, tampoco en esta ocasión ha habido voluntad de modificarla o de encontrar una interpretación más tolerante y abierta..

Pero el gobierno de Zapatero no se ha limitado a beneficiarse de un procedimiento poco democrático y nulamente participativo. La precampaña institucional del gobierno ha alcanzado cotas de manipulación, de doble lenguaje, de abuso de la conciencia ciudadana, de llamamiento mas o menos descarado a favor del SI al TCE, que parecía extraída de cualquier republica bananera. Al punto, que la propia Junta Electoral Central, que posteriormente acordó una distribución de medios y tiempos en los medios de comunicación para la defensa de las distintas posiciones de voto en el referéndum injusta y arbitraria, tuvo que resolver que el gobierno debía de retirar de su campaña el lema «España primero» por contener un claro mensaje a favor del SI.

En la campaña del referéndum, las organizaciones ciudadanas, sociales, plataformas unitarias no han tenido prácticamente acceso a los medios de comunicación para defender las razones del NO al TCE. Incluso los partidos con representación parlamentaria defensores del NO han visto reducir su acceso a los medios de comunicación a cotas marginales y arbitrarias. Es más, en numerosas ocasiones los/las activistas de las Plataformas unitarias por el NO, han sido detenidos por la policía y su propaganda requisada.

El conjunto de ciudadanos/as con derecho a voto no ha podido consultar o leer directamente el TCE, la edición gratuita del TCE solo alcanzó para una minoría ciudadana, y el propio texto quedaba amputado de algunas de sus partes finales.

En resumen, el proceso del referéndum no ha gozado de las mínimas condiciones democráticas, de libertad de expresión, de información objetiva y veraz, de igualdad de oportunidades entre todas las posiciones, y sobre todo de participación al conjunto de la ciudadanía, que permitan sancionar como legitimo democráticamente su resultado.

Valoración del resultado del referéndum sobre el TCE

La participación:

El índice de participación y/o de abstención es un dato esencial para valorar el resultado global y confirmar, junto a la valoración del cumplimiento de las garantías democráticas del proceso del referéndum, su legitimidad política.

En efecto, alcanzar una participación que legitimara políticamente el resultado fue una preocupación obsesiva del Presidente Zapatero. Curándose en salud el gobierno del PSOE situó el listón de la participación en repetir, como mínimo, el índice de las últimas elecciones europeas, considerando un fracaso un porcentaje inferior al 40%.

Finalmente, la participación en el referéndum alcanzó el 42,32% del censo electoral, lo que supone una abstención del 57,68%. Es el dato más bajo de participación obtenido en las diversas consultas y elecciones desde el fin de la dictadura (1), cerca de 3 puntos porcentuales inferior a las elecciones europeas de 13 de junio del 2004 (45,14%) que supusieron un desfondamiento respecto del índice de participación alcanzado en las elecciones europeas de 1999 (63,05%)

Por comunidades podemos destacar el alto grado de abstención, por encima de la media, en las Illes Balears (66,73%), Canarias (63,09%), País Vasco (61,26%), Asturias (61,04%), Andalucía (59,32%) y Catalunya (59,04%), mientras la abstención fue menor en Extremadura (50,12%), Castilla León (50,57%) y La Rioja (50,6%).

De esta distribución territorial de la abstención no puede deducirse que es fruto de una apuesta generalizada del PP. En efecto, en comunidades donde gobierna el PP como las Illes Balears se ha producido la mayor abstención, pero también es verdad que en comunidades que gobierna el PP se han alcanzado por regla general los mayores índices de participación, por encima de la media, Castilla León, La Rioja y País Valenciá. La abstención también es muy alta en Andalucía donde gobierna el PSOE; en Catalunya y País Vasco donde también se produce una alta abstención, ésta no puede achacarse en exclusiva al factor «castigo» del PP dada la dimensión de su electorado en estas comunidades.

Así pues, las causas de la baja participación son forzosamente diversas, y podemos enumerar algunas de ellas, con la dificultad obvia de no poder cuantificar sus impactos respectivos:

– Un creciente desinterés y distanciamiento ante el proceso de construcción de la UE fruto del malestar ante las políticas económicas sociales neoliberales que esta impone, y del déficit democrático en su funcionamiento. Este factor de malestar conecta con un sentimiento más general de desilusión, decepción incluso de protesta, que se expresó el 13 de junio del 2004 en una mayoría de estados que componen la UE. No es casual que en dichas elecciones se produjera una caída tan pronunciada de la participación en el estado español.

– Ciertos mensajes de dirigentes del PP que podían inducir a la abstención como vía de castigo al gobierno del PSOE, pero cuya traslación a la realidad ha sido muy desigual, y más difícil aún de cuantificar.

– El factor «desmovilización», consecuencia de la propia atonía de la campaña, y la certeza que el SI ganaba el referéndum al ser defendido por una suma de fuerzas políticas que representaban el 90% del electorado.

– La opción de la abstención como rechazo al propio TCE.

El voto SI y el voto NO:

Entre la ciudadanía que se animó a participar el voto SI ha sido ampliamente mayoritario, 10.804.464 votos afirmativos, el 76,73 % de los ciudadanos que ejercieron el voto, y el 31,14% del censo electoral. El Si alcanzo sus mejores resultados en Canarias (86,03%), Extremadura (85,19%), Andalucía (83,24%), La Rioja (82,27%), Murcia (81,79%) Castilla la mancha (81,98%) y Galicia (81,3%). Comunidades gobernadas por CC, PSOE o PP.

Por la opción del NO votaron 2.428.409 electores (17,24%). El No obtuvo los mejores resultados en País Vasco (33,66%), Navarra (29,22%) y Catalunya (28,07%). En un zoom sobre la realidad provincial, y local, destaca Guipúzcoa (40,77%), Girona (33,42%), Vizcaya (30,79%), LLeida (29,33%) y Barcelona con Tarragona (27,43%). En 120 de los 250 ayuntamientos del País Vasco triunfó el voto NO, en 40 localidades de Navarra; en el caso de Catalunya, especialmente en pequeñas localidades triunfó el NO, 47 en Girona, 33 en Barcelona, pero de esto no puede concluirse que el voto NO fue un voto rural, en Barcelona ciudad votaron NO 147.715 ciudadanos/as (28,5%), en Andalucía merece destacarse el resultado de Marinaleda. Como contrapunto, con un valor marginal están los resultados en distritos de Madrid de tradicional influencia ultraderechista, barrio de Salamanca (30,1%), Chamberí (29,46%).

Otras referencias, para tener una valoración más completa y dinámica, son las encuestas del CIS cuyo barómetro publicado en Enero indicaba que un 6% de ciudadanos/as se pronunciaba por votar NO al TCE. Por otra parte si comparamos el resultado global de los partidos políticos favorables al SI en las elecciones generales de 14 de marzo de 2004 (86,07%) con el resultado obtenido en el referéndum (76,73%) observamos una desviación de casi 10 puntos porcentuales, del mismo modo los votos obtenidos por los partidos del NO en aquellas elecciones (8,96%) quedan superados ampliamente por el porcentaje de votos NO en el referéndum (17,24%).

Una valoración de los movimientos de voto entre la fidelidad partidaria en unas elecciones generales y la votación en el referéndum es difícil de precisar, y solo posteriores encuestas sociológicas permitirán una aproximación a lo sucedido. Pero si podemos apreciar, razonablemente, algunos de los más importantes movimientos de voto que se han producido:

– Un impacto mayor del voto NO entre la juventud, y los nuevos electores. – Un voto NO de electores que en las elecciones generales depositaron un «voto prestado» al PSOE (en gran medida electores que anteriormente habían votado IU). – Un voto NO de votantes tradicionales del PNV y de CD de Catalunya, como rechazo a la negación de los derechos nacionales y del derecho de autodeterminación en el TCE, y las barreras puestas al reconocimiento del uso del euskera y el catalán. – Un voto NO desde pequeños sectores del PSC y del PSOE, aunque no han tenido una expresión orgánica significativa. – Un voto NO de la ultraderecha, en sus reductos tradicionales, pero marginal en el resultado global del NO.

El voto Blanco y Nulo:

El voto Blanco obtuvo 849.003 votos (6,03%) de los votos en el conjunto del estado español con picos que alcanzaron en algunas provincias el 8%. El voto nulo se acercó al 1%.

Este tipo de voto, blanco y nulo, expresa un voto de protesta y rechazo contra el método no democrático y manipulador del proceso del referéndum, y contra la opción defendida por el gobierno y los partidos PSOE y PP; en el caso del voto blanco también indica que la propuesta defendida por las fuerzas de SI al TCE no ha sido convincente.

Lo importante a destacar es la dimensión que este voto ha obtenido, lo que sin duda oscurece aun más el resultado obtenido por el amplísimo frente de fuerzas políticas y sociales partidarias del SI.

En conclusión

Podemos concluir con la siguiente valoración general de los resultados:

1.- Triunfo de la abstención, que progresa respecto de las anteriores elecciones europeas.

2.- La victoria del SI no tiene legitimidad política porque solo representa el 31% del censo electoral. No tiene quórum, es decir, no ha obtenido el voto favorable del 50%+1 del censo electoral, ni siquiera ha superado la barrera del 50% de participación, mucho menos una mayoría de votos y participación cualificada. Desde luego no cumple los requisitos que el PSOE y el PP exigen para reconocer una legitimidad democrática a la propuesta de reforma del Estatuto en Euskadi…..

3.- El rechazo al TCE se expresa fundamentalmente en el voto NO, que tuvo a lo largo de la campaña, a pesar del «amordazamiento» de los defensores del NO un constante progreso hasta casi triplicar las previsiones de las encuestas. El voto Nulo y gran parte del voto Blanco tiene una lectura que lo ubica, en una gran parte, en el frente del rechazo al TCE; así mismo, una cuota de la abstención expresa un rechazo al TCE.

3.- La valoración política del NO, así como del rechazo más general al TCE, es claramente de izquierda y progresista, la crítica del déficit democrático, de los contenidos neoliberales y antisociales, de su carácter militarista e insolidario, de la negación de los derechos nacionales, son las motivaciones principales de la gran mayoría de los ciudadanos/as que han rechazado el TCE. La misma distribución territorial del voto NO es concluyente sobre su carácter de izquierda, democrático y progresista. El voto NO de ultraderecha es marginal, así mismo la distribución territorial del SI es demostrativo del fuerte apoyo recibido por los sectores mas conservadores, derechistas y neocentralistas del estado español.

4.- La expresión del NO y del rechazo al TCE es fruto de la actividad muy amplia, unitaria en muchos casos, de un conjunto de fuerzas políticas, sociales y ciudadanas. Los grandes partidos con presencia parlamentaria que han defendido el NO han contribuido sin duda al resultado final, pero no pueden atribuírselo en exclusiva. Es más, un balance más detallado de su actividad en la campaña muestra que han sido poco ambiciosos o han estado paralizados, sea por sus propias divisiones internas casi al 50% en el caso de Iniciativa Verds, o bien por su interés en no poner en crisis su relación subordinada hacia el PSOE en el caso de IU, o no dificultar su presencia en el gobierno tripartito de la Generalitat de Catalunya. Es evidente, que sin disponer el PSOE de una mayoría parlamentaria, IU, Iniciativa y ERC, no han estado a la altura para haber exigido al PSOE un cambio radical en el proceso de la precampaña y de la misma campaña, en haber abierto la participación a la ciudadanía , en haber asegurado una gestión democrática del acceso a los medios de comunicación de todas las posiciones, empezando por el que a ellos mismos les correspondía en derecho.

5.- En las condiciones que se ha desarrollado la precampaña y la propia campaña, la actividad de las Plataformas unitarias ha sido decisiva en su labor de información y dinamización social y cívica, en su tarea de denuncia que consiguió abrir pequeños espacios en la información pública, y por su labor de arrastre hacia las fuerzas parlamentarias del NO que habían diseñado una campaña fundamentalmente internista y en solitario.

6.- Más allá, de los parabienes de los gobiernos de la UE a Zapatero por el resultado obtenido, la preocupación recorre las cancillerías y las élites pro TCE. Si este resultado es el obtenido en una de las sociedades, en uno de los estados más proeuropeistas, en uno de los mejores escenarios posibles como era el estado español, ¿Qué puede pasar en Francia, en Gran Bretaña, etc.?

El propio PSOE, tiene razones para estar preocupado ante la fuga de un voto prestado que no está claro puedan recuperar conforme la legislatura avance y las políticas neoliberales vayan castigando a la clase trabajadora y a una mayoría de la ciudadanía en el estado español. A medida que los elementos antidemocráticos y antisociales del TCE se confirmen en la vida y la experiencia social y política, lo más probable es que muchos de los que votaron SI con falsas razones, pasen factura a los partidos que mintieron y engañaron. En cualquier caso, el periodo dulce que disfrutó el gobierno Zapatero toca su fin, del mismo modo que su «talante» moderado, negociador, democrático, abierto.. ha mostrado sus límites ante la prueba del referéndum del TCE.

Perspectivas y tareas

El proceso de ratificación del TCE en la Unión Europea apenas acaba de empezar. Son varios los estados que han convocado referéndum, entre ellos países como Francia, Gran Bretaña, Dinamarca, Irlanda, etc. En estos dos últimos, ya se produjeron resultados adversos en anteriores referéndum sobre episodios del proceso de integración de la UE.

En Francia y Gran Bretaña el TCE tiene una cita muy arriesgada ante sus respectivos referéndum. Dado el peso de esos estados en la UE, especialmente Francia, un resultado adverso al TCE produciría una grave crisis política en la UE y cobrarían actualidad otras alternativas para la construcción europea. La propuesta de una Asamblea Constituyente para elaborar una Constitución verdaderamente democrática y social podría abrirse paso entre sectores significativos de la ciudadanía…

De esta perspectiva se deriva una primera serie de objetivos y tareas:

– Hacer el seguimiento del proceso de consultas pendientes en los estados de la UE.
– Divulgar la información en el estado español.
– Apoyar las campañas del conjunto de fuerzas políticas que defienden un NO de izquierda en dichos países.
– Impulsar un marco europeo de coordinación de los esfuerzos y actividades contra el TCE.
– Desarrollar campañas específicas contra las políticas neoliberales en marcha, directiva Bolkenstein, etc.
– Crear las condiciones para debatir e impulsar alternativas al modelo neoliberal de la UE, y en caso de crisis por un resultado adverso en algún referéndum, promover propuestas y alternativas.

En el caso que el proceso de consultas culmine favorablemente para el TCE, ello no va a impedir que futuras crisis, luchas y movilizaciones contra las consecuencias políticas y sociales de la aplicación del TCE abran una crisis política considerable en la UE. Toda la actividad que se desarrolle contra el TCE servirá para acumular fuerzas y articular un amplio movimiento europeo, que sin duda jugara un papel decisivo ante cualquier crisis futura que se desate en la UE.

Barcelona 27 de febrero de 2005

* Diosdado Toledano. Miembro de la Comisión Técnico-Legal de la Coordinadora estatal NO a la Constitución Europea; miembro de la Presidencia de IU y de la Comisión Nacional de EuiA; miembro de Revolta Global; miembro del CI de la IV Internacional; trabajador de SEAT.

Nota:

(1) Los datos de participación en los anteriores referéndum son los siguientes:
– Sobre la reforma política el 15/12/1976, participación 77, 72% (abstención 22,28%)
– Sobre la Constitución española 6/12/1978, participación 67,11% (abstención 32,89%)
– Sobre la OTAN, 12/3/1986, participación 59,42% (abstención 40,58%)