Todo tiene un contexto”, escribió en su novela “Nuestro Juego de 1995”, el mediocre escribidor inglés de novelas “rusófas” de espionaje John Le Carré, y, no veo por qué las elecciones en Colombia realizadas el pasado 13 de marzo, no se les pueda encontrar un contexto. Es decir ir más allá del empirismo pedrero de los comentarista fáciles que se limita (en ambos lados de la polarización política colombiana) a fatigar al lector con cifras y porcentajes, como a exaltar su heroico triunfo electoral y a engañar a sus seguidor diciéndoles que están a un paso de ser el próximo “señor presidente de los colombianos”.
El Primer aspecto que deseo resaltar y por eso el nombre de ese general soviético de la gran guerra patria 1941-1945, de origen Ucraniano Timochenko; apellido muy eslavo que fue tomado luego como pseudónimo por un guerrillero de las Farc-EP, que luego de haber tomado la dirección de esa organización, y después de 40 años de haber tomado ese alias, transformó esa guerrilla de 21 mil combatientes, en un partido político de izquierda democrática, el que en estas elecciones mencionadas obtuvo 31.116 votos para el senado, y 21.182 votos para la cámara. Logro electoral que ningún analista ha mencionado, porque de hecho y por razón del Pacto firmado con el presidente Santos en 2016, tiene ya cinco 5 Senadores asegurados, que irán a reforzar la votación de las “iniciativas progresistas” propuestas por los 16 senadores obtenidos por el Pacto Histórico, del también dirigente de la Izquierda Democrática Gustavo Petro.
Y hablando de Ucrania, este sería un primer contexto (ignorado por ambos bandos de la polarización colombiana) que ya empieza a tener repercusiones dado el estatus legal que tiene el Estado colombiano con la OTAN, y los coqueteos impúdicos del gobierno de Washington con su archienemigo el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, aliado del ogro Ruso con el fin de normalizar el comercio de petróleo venezolano, tirando a la basura al títere Guaidó, y haciéndole un feo mohín al Pelele Duque, presidente de todos los colombianos. Es decir este sería un contexto geoestratégico que por más que no se hubiera discutido por los presidenciables, no debe ser ignorado.
Un segundo contexto también “blanqueado” por los presidenciables en sus debates mediáticos, sería el cuadro social general de la “Democracia Genocida colombiana” o del Terror de Estado en Curso, que sigue asesinado y exterminado gota a gota a líderes sociales y guerrilleros de las Farc-EP reinsertados, y persiguiendo jóvenes de la movilización social cuyas cifras cada día son más oscuras y sin porcentajes de representatividad.
Un tercer contexto , sería la repetición de la repetidera sobre el reciclamiento de conflicto interno colombiano, que se quiera o no, se ha reflejado de algún modo en las cifras electorales:
Según cifras oficiales de la Registraduría (1) en el 2022, votaron algo más de 18 millones de colombianos 46, 4%; un descenso con respecto a 2018 cuando participó el 48,79% de los colombianos. Pero se abstuvieron 20 millones 785 mil (53,5 %), es decir, un aumento abstencionista de más del 2% con respecto al 2018, que fue del 51,2%. Actualmente existe acuerdo entre los cientistas políticos en reconocer que la abstención es un indicador fundamental para determinar la legitimidad de un régimen y por eso esta cifra se ha pasado por alto.
Un Cuarto contexto sería las dos tecnologías electorales usadas históricamente por el Bloque de Poder, que consisten: Una, en considerar las elecciones regionales como una carrera de caballos. Se estimula por la falsimedia del régimen a toda suerte de candidatos por más exóticos o extravagantes que sean para que se lancen como candidatos a presidente. El bloque de Poder le apuesta a todos, pero desde la barandilla del Hipódromo mira con sus potentes binoculares cual o cuales caballos llegan hasta meta y cuales según su argot se “queman”.
Hoy tenemos dos bloques electorales claramente delimitados y rivales absolutos y una ficción largamente estimulada llamada por los analistas “centro” donde se agrupan los posibles aliados electorales, que en estas elecciones ha quedado prácticamente en su sitio o como lo que es; una ficción mediática. Es “La polarización” que definirá con quienes se hacen alianzas y con quienes no, para ganar la próxima elección: El ex guerrillero del M19 e izquierdista Petro, enfrentado al mejor representante del Bloque de Poder dominante y muy posible próximo presidente en Colombia, Federico Gutiérrez “Fico”, el empresario antioqueño vinculado al Opus Dei, a Álvaro Uribe Vélez, y a través de su secretario de Seguridad en la alcaldía de Medellín con la oficina del Narco de Envigado, y, más recientemente, con los grandes negocios truculentos y mega chanchullos de la gran represa de Hidroituango y el Metro de Medellín. Para algo han de servir los curas electoreros del Opus Dei ¿no?
La otra tecnología electoral usada por la oligarquía llamada en Colombia es la del “gallo tapao”, que consiste en una maniobra de distracción o gambeta: se lanza un candidato bastante reconocido pero disciplinado y se le advierte que se ha dado la orden clandestina de votar por otro menos reconocido pero de gran futuro y en ascenso; después del triunfo se le recompensará. Es exactamente lo que ha hecho Uribe Vélez con Oscar Iván Zuluaga, el malencarado monigote sectario y requemado por sus chanchullos con Odebrecht y delitos de espionaje para llamar la atención de que era el candidato del Centro Democrático, mientras por debajo de la mesa daba la orden de votar por “Fico, Mijo”. Y pensar que todavía dentro de la “izquierda democrática” hay quien dice que el Uribismo está acabado.
El quinto contexto, es algo que tiene que ver con el resurgimiento o resurrección de una vieja y muy conocida institución política colombiana; el Bipartidismo, que según la Izquierda Democrática había sido enterrado con la Constitución de 1991. Hoy tenemos que:
-El Partido Conservador con 2´213.528 votos (13,59%) obtuvo 16 senadores. El mismo número que obtuvo el triunfador Pacto Histórico de la Izquierda Democrática con 2´302.847 votos (14,14%).
-El Partido Liberal obtuvo 2´074.408 votos (12,74%) colocando 15 senadores.
-El (según la Izquierda democrática derrotado) Partido Centro Democrático de Uribe Vélez con 1´929.370 votos, obtuvo 14 senadores
-Las disidencia liberales: Una la de Vargas Lleras, aliada irrestricta de Uribe Vélez y de Duque o Partido Cambio Radical, con 1´610.656 votos (9,89%) obtuvo 11 senadores. Otra la de JM Santos o Partido de la U, con 1´506.134 votos (9,25%) ganó 10 senadores. – Y….
la ficción mediática del régimen o Centro de Esperanzas, verdadero mascarón de proa de un barco agujereado con las personalidades más narcisistas y abigarradas políticamente que haya conocido la política electoral colombiana, que tuvo 1´956.985 votos (12,02%) colocando 14 senadores, hoy ha quedado convertida en una serie de caciques sin indios, es decir en el coto de caza de adhesiones para uno u otro polo de la polarización en comento.
Con esto se puede decir que; la rueda de la historia se sigue moviendo en Colombia enmarcada: -Por la grave crisis geoestratégica que se está viviendo en el mundo como socio de la OTAN. -Por el Terror del Estado contra lideres sociales ex guerrilleros y movilización Social. -Por el reciclamiento del Conflicto interno y sus repercusiones o reflejos en la política electoral, el resurgimiento del bipartidismo liberal conservador y las alianzas de gobernanza neoliberal ; la polarización política; la incertidumbre cada día mayor, la deslegitimación y la CRISIS generalizada del Poder y de la sociedad que se debate sin poder encontrar una verdadera Salida a ella.
NOTAS
(1) https://resultados.registraduria.gov.co/inicio
Fuente Imágenes Internet
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