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Reflexiones de un viejo militante

La Izquierda colombiana, ¿qué?

Fuentes: Rebelión

1. Presentación Soy un viejo militante de la izquierda producto de la efervescencia de los años 60s y 70s que desde joven ha creído y cree en la posibilidad de transformar esta sociedad en beneficio de los más débiles. Participar en ese loable propósito me ha llevado a sacrificios personales y familiares siempre asumidos con […]


1. Presentación

Soy un viejo militante de la izquierda producto de la efervescencia de los años 60s y 70s que desde joven ha creído y cree en la posibilidad de transformar esta sociedad en beneficio de los más débiles. Participar en ese loable propósito me ha llevado a sacrificios personales y familiares siempre asumidos con la convicción en valores superiores y en la certeza de estar haciendo lo correcto. Mis convicciones éticas me han llevado, muy a mi pesar, a escribir contra parte de lo que creí y defendí por tanto tiempo. A continuación presento una serie de reflexiones sobre la situación de la izquierda en Colombia.

Sé que estas reflexiones críticas no van a gustar a la gente de izquierda, menos a las organizaciones mencionadas. No se trata de agradar a nadie sino de hacer unas reflexiones a las que me costó muy duro llegar de parte de alguien que nació políticamente hace mucho tiempo y que toda la vida ha militado en el trotskismo. Se trata de ser sinceros y aportar, de evolucionar. Para los que tenemos una militancia de casi cuarenta años, nos cuesta porque es más fácil aferrarse a los viejos dogmas y posiciones que arriesgar reaprehender y reconstruir un discurso convincente y aglutinador. Es más cómodo continuar con una visión ortodoxa que atreverse a revaluar algunas cosas.

Por eso adopto este seudónimo haciendo honor a un viejo y desconocido anarquista colombiano: conozco mucha gente y me conocen muchos compañeros a quienes me voy a referir no en términos personales sino a nivel político y me parece más valiosa su amistad por lo que quiero mantener mi anonimato. Si los presentara con nombre propio, más de uno lo va a tomar como un ataque personal. Espero que este detalle no deslegitime ante ellos mis reflexiones. Seguramente se me atacará por eso: la izquierda ha demostrado muy poca capacidad autocrítica y menos para escuchar argumentos que perturben sus dogmas.

No pretendo que mis tesis sean acogidas. Seré duro y por ello no me hago esperanzas. Lo que les aseguro a mis amig@s y camaradas es que lo hago llevado por el convencimiento de que la izquierda, si quiere ser alternativa, debe cambiar muchas cosas. Debe ser honesta, autocrítica, tener la capacidad de renovarse sin abandonar lo esencial (¿será posible?), tener grandeza. Si no lo hacemos, seguiremos siendo marginales, autorreferenciales, insulares, microscópicos frente a las masas.

Son las reflexiones de alguien de izquierda, una crítica de izquierda a la izquierda. No de un renegado, como seguramente se me va a tildar. Nunca seré de derechas aunque sé que se me va a señalar de tal. No me importa. Ojalá nadie se tome esto a lo personal. Estoy seguro de que recojo las inquietudes de muchos militantes que, como yo, no se atreven a plantear sus dudas en público o que no tienen espacio para hacerlo o que, por su decepción, no lo hacen porque ya no les interesa hacerlo.

Estas críticas no significan desconocer el legado de la izquierda y el socialismo. Al contrario. Este proyecto sigue vigente mientras exista un sistema capitalista con sus características ya analizadas suficientemente desde hace siglo y medio. La izquierda, sobre todo la socialista está llamada a jugar un papel importante en el proceso transformador. Pero el proyecto de izquierda debe legitimarse día a día ante unas masas reactivas mayoritariamente a su discurso. Debe ganar un espacio que le permita crecer y ser opción de poder. Pero la izquierda debe corregir muchas cosas, errores de hace 40 años que parece no viera. Tiene en su teoría y experiencia todo el potencial para dar el salto. Pero debe hacer un alto en el camino, debe debatir sobre esa teoría y prácticas que la han llevado a la situación que tiene. Sin miedos, sin sentir que traiciona nada.

Elementos fundamentales de su praxis son el discurso, las acciones, las actitudes, el lenguaje. A estas me referiré.

2. La izquierda, incapaz de canalizar la más grave crisis capitalista

Debemos preguntarnos: ¿por qué ante la más grave crisis capitalista, la izquierda mundial no ha canalizado las protestas ante la misma?

¿Por qué ante la crisis española y griega partidos de derecha ganan las elecciones?

¿Por qué la izquierda árabe no canaliza las movilizaciones y sí los fundamentalistas de la Hermandad Musulmana?

¿Por qué en las recientes elecciones en Cataluña no triunfó la opción soberanista y se fortaleció el PP?

¿Por qué en un país como este con una pobreza inmensa la izquierda es marginal? ¿Por qué ante el miserable aumento del salario mínimo no se produjo protestas más allá de los comunicados y mensajes en redes sociales? ¿Por qué miramos impotentes que la mayoría de las protestas son intrascendentes? ¿Por qué es un país derechizado y qué responsabilidad nos cabe?

¿Por qué seremos convidados de piedra en las elecciones del 2014? ¿Por qué la izquierda electoral desaparecerá en ese año?

¿Por qué la mayoría de los jóvenes son de derecha?

Nuestra crisis se debe, sin duda, a factores externos pero también a internos que tienen que ver con lo dicho arriba: unas prácticas y concepciones que deben revisarse sin perder la esencia de las mismas. Es más fácil echarle la culpa al enemigo, a las traiciones, al oportunismo de otros [1] , etc. que atreverse a asumir críticamente nuestra responsabilidad en la situación que tenemos y en parte, el país.

Acaso la izquierda «nacional» [2] se hace esas preguntas? No creo. No se las hace. Menos la mayoría de los grupos, presentes sobre todo en Bogotá.

3. Entre la incapacidad y la intrascendencia

La oligarquía supo de manera inteligente hacer el relevo del proyecto uribista al santista para relegitimarse mostrando una vez la habilidad que tiene para adaptarse a las situaciones, cosa que bastante le hace falta a la izquierda en su actitud dogmática y paquidérmica. Apoyada en el gran poder mediático, la despolitización de la gente, el miedo, la «nueva» guerra sucia, etc. ante los cuales la izquierda ha sido incapaz de dar respuestas más allá de la tradicional actitud contestataria. Su acción en la mayoría de los casos ha sido intrascendente.

La complejidad del mundo actual, de la realidad no es aprehendida por la izquierda en su totalidad. Vemos los hechos, fenómenos, políticas sin las interconexiones entre ellas. Tratamos de responder de manera aislada, contestaría, sin ofrecer opciones convincentes. Si nosotros no logramos una visión de conjunto mucho menos la gente que decimos representar. Esto lo vemos por ejemplo, ante el desconocimiento de la dimensión del desastre ambiental. La gente no sabe lo que pasa ante sus ojos…

Por otro lado ya es un lugar común escuchar que la izquierda se haya en un proceso de recomposición o reorganización. Reestructuración (?). ¿No será crisis? ¿O reacomodos?

Recomposición es la palabra más utilizada. ¿Será? Recomposición significa: aperar, componer, reparar [3] o Acción de recomponer: Reparar o componer de nuevo una cosa [4] Ninguna de esas cosas pasa en la izquierda.

Tampoco reestructurar: significa reorganizar, remodelar, reformar, modificar. Lo que hay es un reacomodo en medio de su crisis.

El hecho de que hayan «aparecido» Progresistas, Marcha, Pedimos la Palabra, que en ciertos espacios se hayan visibilizado las llamadas 23 Tendencias Independientes del Polo, no significa nada más que la expresión de la crisis de la izquierda, de su división y de sus reacomodo, de la intención de consolidar un proyecto personalista y socialdemócrata [5] -Progresistas-. El fenómeno de Marcha-importante como propuesta pero con una actitud hegemonista, casi estalinista-, ligado al proceso de paz no hace sino confirmar el diagnóstico. La máxima expresión de esta crisis es el Polo.

En general y aunque nos cueste aceptarlo hay un desprestigio del proyecto de izquierda por la caída del bloque socialista, la imagen de que las FARC desaprovechó la oportunidad del Caguán, el rechazo a las prácticas de la guerrilla generado por los secuestros-las imágenes de los secuestrados tras postes alambrados y las cadenas fueron desastrosas y generaron mucho rechazo- las torpezas de Chávez frente a su mediación en la liberación de los secuestrados, la muerte de Raúl Reyes, etc. las de Piedad-fotos en uniforme con guerrilleros-el desprestigio del Polo por lo de Samuel, etc.

De manera seria hay que hacer un análisis del daño que la guerrilla le ha hecho al proyecto de izquierda [6] . Hay que hacer una crítica de izquierda a la insurgencia con todo que reconozcamos las razones históricas, sociales y políticas de su surgimiento. Por hacerlo, no somos de derecha. No podemos caer en ese chantaje. ¿Acaso la guerrilla es intocable? Eso se cree ella, sobre todo las FARC que sea lo que sea que se presente como demócrata no deja de ser una organización estalinista, autoritaria y, aunque les cueste aceptar a muchos, reformista, incuso el ELN que dice luchar por el socialismo.

En su crisis pesa mucho una concepción política que no ha sido renovada, las concepciones oportunistas en diversos niveles (MOIR, PC, VERDES, PETRO), la burocratización, corrupción, el aislamiento de las bases y movimientos sociales, caudillismo, pretensión hegemonista (últimamente MARCHA).

La izquierda se encuentra en su laberinto de sus concepciones. El problema de fondo es su visión que si bien principista y justa se constituye en el principal obstáculo para su avance. Su tradicional canibalismo impide mínimos procesos de unidad. No hay capacidad para presentar un proyecto de país, ciudad, región (por ejemplo, la izquierda costeña es de lo más atrasado que hay: que me perdonen mis amig@s de la Costa pero lo de Región Caribe debió aprovecharse para lanzar un proyecto de región creíble. No, le han dejado el espacio a un tipo como Verano).

No tenemos propuestas de país, de los problemas capitales. Por ejemplo, frente al proyecto extractivista, ¿qué alternativa ofrecemos? No se tiene una visión clara de lo ambiental [7] .

La pauta de la lucha la han marcado los movimientos sociales en los que somos marginales, salvo algunas excepciones. Muchas reivindicaciones son dirigidas incluso por sectores sin partido. Frente a ellos muchos pretenden dirigirlos a partir de la concepción tradicional leninista de que estos movimientos son meras correas de transmisión de la organización. Falta un debate sobre su naturaleza y potencial político. No debemos caer en la idealización de los mismos porque hay la tendencia a la generalización simplista [8] .

Algunos hablan de un ascenso en las luchas sociales. Pensamos que no, que han sido movimientos reactivos algunos de los cuales han logrado victorias transitorias, como la MANE. Pero la mayoría de los movimientos sociales sólo tiene una visión cortoplacista, se generan alrededor de un problema concreto pero sin una visión estratégica, de poder. En general hay una gran despolitización. Muchos separan las reivindicaciones económicas y sociales de lo político. Es más, se reivindica un supuesto apoliticismo. No hay una articulación de las luchas sociales. Su fragmentación permite que, mientras los sectores sociales resisten sin ninguna articulación, ni estrategia conjunta, el Estado responde con una única estrategia, coordinada por lo que la fragmentación de las luchas no permite cuestionar siquiera la hegemonía del Estado y del Establecimiento.

Frente a este tema es pertinente esta reflexión:

Para precisar toda esta nueva situación en Colombia desarrollaremos algunos elementos. Podríamos hablar que en las dos últimas décadas la clase obrera y los explotados han sufrido una arremetida de la patronal y los gobiernos (incluimos claro está el de Santos) contra todas sus conquistas históricas, con una respuesta débil, desorganizada, y sectorizada, que no ha logrado frenar en su conjunto la política neoliberal de los poderosos. Excepción a esta regla ha sido la respuesta de los estudiantes de la MANE, que lograron frenar pero no derrotar, el plan de Santos contra la educación superior el año inmediatamente anterior [9] .

En cuanto a la izquierda política, el panorama es más complejo y confuso. Analicemos algunos casos:

-El PC se ha mantenido entre posiciones de izquierda y su tradicional oportunismo, electoralismo, burocratismo, conciliación y acuerdos políticos con sectores del liberalismo [10] , y las llamadas figuras democráticas. Aunque mucha gente se indigne, sí es cierto que hubo doble militancia al fundar Marcha. No lo decimos en el mismo sentido que la burocracia del Polo.

El PC pelenchó junto con el MOIR, ANAPO y Polo que Suma-Clara y su esposo-de la burocracia del Polo, de la Alcaldía de Samuel. Todo en el marco de su tradicional oportunismo. Jugó a dos bandas. Cuando es expulsado es cuando se entera (?) de todo lo que pasaba con Samuel y «descubre» en las 23 Tendencias Independientes del Polo [11] a sus verdaderos aliados. Incluso participa de varios pronunciamientos y encuentros con esas tendencias. ¿Es posible creerle? ¿Será sincero? ¿Las dejará tiradas cuando se reacomode? ¿Qué busca aliándose con ellas? ¿No será que quiere utilizarlas?

Si se lo propusiera, podría liderar una coalición de izquierda con esas tendencias pero tiene un pie con ellas por las circunstancias y un pie en Marcha.

El PC tiene la oportunidad de liderar un Frente con los sectores más consecuentes de la izquierda pero apuesta a uno más amplio, sobre todo por cuestiones electorales. Hay muchas reservas morales en muchos militantes y dirigentes honestos. Puede liderar una verdadera recomposición de la izquierda pero su oportunismo no lo deja.

Se diluirá en Marcha a pesar de algunas resistencias de bases en varios departamentos con el sector fundante de esa organización [12] . Sobre todo porque este tiene una posición hegemonista que terminará por cooptar al PC e incluso al sector de Piedad.

-Marcha, después del entusiasmo inicial, de la novedad de su proclamación como movimiento, tiene una presencia urbana limitada trata de jugar un papel importante en el proceso de paz. El problema es su pretensión hegemonista que ya se presenta en algunas regiones. Pretende representar al movimiento popular, que todo el mundo se fusione o disuelva en su organización. Incluso espacios plurales. Nadie le va a caminar a eso [13] . Tiene una visión estalinista por mucho que se proclame democrática. Como si todo se resolviera a partir de la orientación desde arriba. Esa pretensión es inaceptable. Pretende que los movimientos sociales se disuelvan en ella cuando lo que hay que luchar es porque el movimiento social se auto organice y se represente a así mismo, genere las bases de un autogobierno popular. Marcha aparece como un movimiento social cuando a todas luces es una organización política.

Como han dicho muchos analistas, su futuro está ligado al proceso de paz. Resiste una gran estigmatización desde la derecha y la gran prensa. Debemos ser solidarios con ellos porque se puede perpetuar otro genocidio a cuenta gotas contra sus militantes. Pero nuestra solidaridad con los compañeros no debe llevarnos a obviar la crítica a sus posturas. Por hacerlas no nos estamos uniendo a la derecha.

-Las «23 Tendencias Independientes del Polo».

Visibilizadas a raíz de la crisis del Polo a propósito de la expulsión del PC y el III Congreso del PDA. Sólo conocidas entre la gente de izquierda con excepción de Iván Cepeda quien lidera una de ellas.

Entre otras, el PUP, única con presencia nacional, Vamos por los derechos (organización de Iván Cepeda quien no genera organización, está entre el PC-Marcha y la oficialidad del Polo), Fuerza Común, Polo al Sur, Revolución de la Esperanza, Colectivo María Cano, Colectivos Socialistas de Antioquia (tal vez la única con los pies en la tierra), Corriente Eco socialista (con compañeros muy lúcidos pero muy sectarios), etc., etc., Salvo el PUP, el resto son grupitos. Divididos en torno al Congreso del Polo, no se deciden todos a salirse de ese partido. Su alto número es la expresión de la crisis, del sectarismo y de la imposibilidad real de unirse al no ser capaces de confluir ni siquiera en torno a unos mínimos: ¿Cómo pretenden unir al pueblo, incidir, hacerse oír?

No fueron capaces de aprovechar la crisis del Polo para construir un bloque que liderara una verdadera recomposición del partido y de la izquierda.

Cada grupo no pasa de 30 a 40 militantes, prefieren ser cabezas de ratoncitos que colas de un león más grande, tendencia o frente, los dirigentes prefieren seguir dirigiendo su grupúsculo que disolverse en una instancia mayor como las mencionadas y con mayores posibilidades de incidencia política. No están dispuestos a renunciar a sus feudos con tal de mantener el control sobre unos militantes que por respeto no cuestionan las decisiones de la Dirección. O del dirigente histórico. Hay celos entre ellos, muchos caciques y pocas tribus.

La mayoría se encuentra entre el parlamentarismo y el oportunismo, hablan de unidad pero esa es la mayor falacia y demagogia: unidad pero alrededor de ellos o de su grupo. Y, CLARO NADIE CEDE Y NO HAY LA TAN CACAREADA UNIDAD. No seamos mentirosos, demagogos: esto no es honesto. En el fondo no hay una voluntad sincera de unirse.

La mayoría ha caído en el electoralismo. Por eso si no se aprueba la ley de transfuguismo político, van a terminar de nuevo todos en el Polo buscando una curulcita que no va a llegar con el agravante de que en el 2014 se dará la desaparición del Polo como partido electoral [14] , porque eso es lo que ha sido: un partido electoral, avalero. El electorelismo divide. Llegan las elecciones y hasta ahí llega la supuesta unidad. La izquierda no ha escapado a la fascinación de lo electoral. Van a la gente a pedir votos y pasan las elecciones y se olvidan de ella, como los politiqueros.

-Sobre lo queda del Polo ya son muy conocidos muchos análisis críticos y objetivos. Agregamos que se convirtió en la gran decepción de millones de colombianos. Por el daño que hizo, pasarán años para que un proyecto de izquierda tenga acogida masiva.

4. El problema es de concepciones y prácticas

La situación de la izquierda no sólo se debe a concepciones, sino también a prácticas muy aarraigadas. La izquierda en la práctica no asume uno de los presupuestos del marxismo: la dialéctica, el tan cacareado pero nunca practicado análisis concreto de la situación concreta, es una frase hueca. Ha caído en una demagogia que no tiene nada que envidiarle a la de los politiqueros que tanto critican.

Después de las figuras de hace 10 años, no ha surgido en la izquierda líderes reconocidos y con dimensión nacional.

Mientras, la oligarquía impone su proyecto y modelo: su hegemonía. Esa sí se renueva, se cambia de ropa, se acomoda, se relegitima cada vez que lo necesita, incluso sacrificando a alguno de los suyos así sea matando como a Álvaro Gómez, Galán, Landazàbal etc. o encarcelando a sus instrumentos (paras, Santoyo).

No hay reflexión sobre el sujeto político ni sobre el sindicalismo porque los dirigentes sindicales burocratizados y corruptos son de izquierda o lo eran. Y una reflexión seria sobre el tema no les conviene. No ha habido renovación en la dirigencia sindical. Tenemos lo que se llama una aristocracia obrera. Las bases no se sienten representadas, hay desmotivación y gran desconfianza entre ellas, entre otras cosas, porque la imagen que tiene es de ineficacia de las directivas.

Nos quedamos en los textos clásicos que muchos siguen repitiendo como en los 60s y 70s. No hemos leído a Foucault a quien se descalifica como posmoderno cuando este autor ofrece una visión del poder que fundamenta una visión alternativa del mismo. Tampoco a los autores que contemporáneamente han defendido un proyecto de izquierda como Zizeck, Metzaros, etc. Menos las críticas a Negri-Hart, autores con bastantes seguidores por acá (Petro)

No hay un proyecto estético, se mantiene o la visión del realismo socialista-una atrocidad- o la visión de Trotski en el Manifiesto con André Bretón (la mayoría de la izquierda no lo leyó). No hay un proyecto comunicacional ni siquiera a pequeña escala. Lo que se dice en las reuniones se queda ahí y en las actas que leen pocos militantes. No tenemos una propuesta coherente a nivel educativo.

Algunos proyectos pudieran desarrollarse de manera conjunta pero ni eso, ya que les queda más fácil llegar a acuerdos con otra gente que entre ellos. Cada organización lo primero que piensa es en su beneficio político y se impone la desconfianza y el tradicional sectarismo. No tenemos grupos de estudios, el debate teórico es nulo. Menos Escuelas de Formación Política.

No hay una lucha ideológica efectiva, no hay pronunciamientos al día-día, el campo de la información e interpretación se le deja libre a los grandes medios. Hay organizaciones y militantes que tiene cosas interesantes que decir, interpretaciones del que hacer político nacional e internacional pero no tienen espacios [15] . No hay agilidad en la toma de posiciones. Así no puede haber lucha ideológica, contra información ni generación de opinión favorable a nuestras posiciones. Muchas organizaciones no tienen ni un mail, ni Facebook, menos una página web que no cuesta nada.

Se muestra una incapacidad para atraer a miles de ex militantes que mantienen una posición consecuente pero que se aburrieron de los métodos y actitud paralizante, de la inocuidad y poca trascendencia de la acción de la izquierda, sobre todo de ciertas tendencias. Militantes decepcionados y aburridos de prácticas como el sectarismo, las discusiones bizantinas, la corrupción de muchos dirigentes que se pasaron a la derecha o se corrompieron, a pesar de que se reivindiquen de izquierda, etc.

Hay muchos dirigentes veteranos, inteligentes, cuadros pero estamos atrapados en una dinámica intrascendente en el fondo. Somos una izquierda que se muerde la cola….a la mayoría nos queda pocos años de vida política y vemos que nuestros esfuerzos no han dejado casi nada, más allá de una constancia histórica que de poco sirve en términos de resultados prácticos aunque muy enriquecedora en términos morales y de coherencia personal pero intrascendente a nivel político-social. Es parte de nuestra tragedia y yo lo he sentido a nivel personal: ¿Qué nos queda de tantos años de lucha? Ni siquiera dejamos una camada de militantes jóvenes, formados para la acción [16] . Muchos ni siquiera convencimos a nuestros hijos….. En eso hay también egoísmo. NOS CREEMOS SUPERIORES A LAS NUEVAS GENERACIONES, NOS CREEMOS INTOCABLES EN NUESTROS DOGMAS, POSEEDORES DE LA VERDAD. MIRAMOS CON DESPRECIO LAS POSICIONES DIVERGENTES. ¡NOS VOLVIMOS CASI VIEJOS Y NO NOS DIMOS CUENTA!

¿Qué le decimos a los jóvenes? Nada salvo los viejos esquemas y discursos y temas. ¿Qué les decimos de la ciberadicciòn, la sexualidad, la violencia contra las mujeres, la rumba, el consumismo, las drogas, etc., etc. etc.??? Nada que los atraiga a la izquierda. ¡Nada! Miremos las reuniones de la izquierda: ¡puros viejos! ¿Acaso nos preguntamos por qué y qué hacer?

5. Vigencia de un proyecto de izquierda y socialista

Esto no es una renuncia al proyecto de izquierda-socialismo. No, para mí fue duro llegar a estas conclusiones. Ratifico, como millones de militantes a nivel mundial, la vigencia de un proyecto transformador. Tuve miedo y pasaron muchos meses para elaborarlas. Ni siquiera me atrevo a plantearlas abiertamente a mis compañeros. Prefiero conservar la amistad de tantos amigos con quienes he compartido más de treinta años de lucha.

La izquierda tiene dos opciones:

1. Primera, la propuesta tradicional alrededor de la cual se han planteado dos escenarios: un Frente de Izquierda y con menor fuerza, una Tendencia Socialista.

Sobre la propuesta de un Frente no hay acuerdo: van desde uno amplio que incluya al Polo, Verdes, sectores del liberalismo, Petrismo hasta uno solo con fuerzas de izquierda tradicional, incluso uno sin el Polo. En ambos casos el problema es el mismo: los celos, el sectarismo, todos los dirigentes querrán ser candidatos, divergencias en torno a quiénes deben participar en el Frente, etc.

Esta propuesta tiene un problema original: se concibe por la mayoría como un Frente electoral y no para incidir estratégicamente en el movimiento social ni para generar verdaderos procesos de unidad.

Sobre la propuesta minoritaria [17] de una Tendencia Socialista:

Esta propuesta tiene dificultades ante la caída del llamado socialismo real, el desgaste del proyecto chavista (pocas organizaciones se han atrevido a cuestionar cosas de ese proyecto) , la crisis en Cuba, etc. Nos preguntamos: ¿este proyecto, resuelve la crisis de la izquierda?

Las tendencias que se reivindican del socialismo no han sido capaces de generar un proyecto unitario por el canibalismo que las desgasta, aísla y paraliza. El Encuentro de Marzo será intrascendente empezando porque no todas las tendencias participarán en él. Ni siquiera el Documento acordado ha sido difundido entre las bases de todas las tendencias.

Algunas tendencias quieren revivir el viejo trotskismo. ¿Es posible? Hay celos y prevenciones entre ellos y pretensiones de liderazgo de los dirigentes: cada uno querrá ser el Secretario General….muchas hablan todavía de construir partido y claro, alrededor de su tendencia….y ellos como los máximos dirigentes. ¿Por qué no miramos, por ejemplo, el panorama del trotskismo argentino, divido en mil pedazos? [18] Igual pasa a nivel internacional: ¿Cuántas Cuartas Internacionales hay?

Me duele decirlo porque soy trotskista pero esta corriente y cierto rebrote maoísta es lo más dogmático que hay. Por todo esto siempre seremos marginales, encerrados en nuestros feudos y en una lógica que muchas veces es absurda e irracional aunque parezca un contrasentido a propósitos de organizaciones que se reivindican de una lógica dialéctica.

Para poder tener alguna trascendencia e incidencia, se impone entonces revaluar muchas cosas para poder avanzar en un proyecto político integral con proyección anticapitalista, anti patriarcal, ecológico y socialista, un proyecto de cambio con horizonte socialista y propuestas concretas de transición [19] .

2. Segunda, apostar de manera audaz por una visión estratégica a construir poder desde abajo. Creo que el Congreso de los pueblos y los movimientos sociales son los escenarios para hacerlo. El primero es una propuesta que arrancó con mucha fuerza pero que se ha ido quedando. Esto porque muchos sectores citadinos que se reivindican del mismo no han asumido la metodología del mismo.

Plantea una alternativa interesante tanto que varias de las Tendencias Independientes del Polo e incluso, grupos anarquistas, la han reivindicado.

El Congreso de los pueblos plantea que:

es un proceso de carácter social y popular que convoca todas aquellas dinámicas y procesos de pueblos, sectores y regiones que estén dispuestas a emprender una construcción legislativa común para mandatar el futuro y el presente de nuestro país con una perspectiva latinoamericana y mundial.

CONSTRUYENDO PODER PARA EL BUEN VIVIR: la política y las dinámicas del poder entendidos como proceso y como medio para liberar las potencialidades de la vida social y natural que permita recuperar su integralidad y su armonía.

Desde la construcción de mandatos de pueblos, regiones, sectores y clases: hacer legislación para nuestro país requiere bases sólidas de propuesta, surgidas en la movilización, desde la experiencia de vida y lucha de los procesos. Al Congreso de los Pueblos hay que llevar los mandatos que tenemos, entendidos como acumulados de pensamiento y propuesta que son construidos de manera colectiva, tienen legitimidad social, destacan las contradicciones más importantes que afrontamos y desarrollan metodologías para su cumplimiento y seguimiento. Para ello necesitamos sistematizar nuestro pensamiento, nuestras palabras y recorridos de lucha (Planes de Vida, Planes de Equilibrio, Planes de Permanencia, Programas, Manifiestos, Plataformas, Pliegos, Conclusiones de Encuentros, Tulpas de Pensamiento, Propuestas e idearios políticos). Articulémoslos entorno a lo que nos MANDATAMOS como país [20] .

Articularse a los movimientos sociales en una propuesta de democracia de base, asamblearia, radical, como la llamó el Maestro Fals Borda. Entre otras es la única garantía de no burocratizarse. Supone abandonar la concepción leninista de que los sindicatos y los movimientos sociales sean simples correas de transmisión de los partidos. Un proyecto verdaderamente radical, construir poder popular desde ya con propuestas económicas alternativas, generar nuevas redes de producción y distribución, autogobierno, autogestión: un verdadero proyecto antisistema.

Pero eso no le cabe en la cabeza de muchos dirigentes de izquierda que todavía piensan que deben dirigir esos movimientos, en que la única vía es la toma del poder-o del Gobierno, más bien-vía electoral (la mayoría) o vía insurreccional (pocos). No: la construcción de un poder desde abajo se complementa con la toma del poder por arriba-si es que se da-o del gobierno vía electoral. Creo que el Congreso de los pueblos puede ser ese espacio. El proyecto de un partido que dirige al movimiento hay que revisarlo.

Construir poder desde abajo supone una mirada estratégica y la única garantía de que haya cambios realmente revolucionarios, que cuestiones el poder burgués ya que legar al gobierno vía electoral no ha sido suficiente entre otras porque se ha dado en el marco del Estado oligárquico, dentro de la democracia formal liberal: así por ejemplo, los gobiernos de izquierda en Suramérica conviven con ese poder y en el fondo no lo han cuestionado en sus estructuras. [21] En este sentido son pertinentes y justas estas reflexiones:

La segunda pregunta sigue requiriendo un debate estratégico sobre cómo prevemos la llegada de los cambios y cómo nos preparamos para hacerlos realidad. En este punto se impone una reflexión lateral: los cambios de verdad, los que se relacionan con abrir el escenario político a nuevas relaciones sociales, a nuevas formas de poder y por lo tanto a una nueva sociedad, no vendrán de los gobiernos sino de los abajos, de la gente común organizada en movimientos.

Lo contrario no puede ser sino la continuidad de la opresión bajo otras formas. ¿Hemos aprendido algo de las revoluciones independentistas que sólo cambiaron las élites y dejaron sin tocar las relaciones sociales y de poder? [22] Esta última afirmación es aplicable a los gobiernos de izquierda. Hay que leer la crítica que, desde la izquierda se ha hecho a estos gobiernos: Los proyectos neodesarrollistas vinieron a neutralizar y fragmentar buena parte de la militancia popular, debilitando la perspectiva anticapitalista [23] .

Esta reflexión es vigente acá aunque se refiere a España:

Creo que hay que intentar generar poder popular, es decir, apostar por experiencias transformadoras al margen de las instituciones del Estado. Por ejemplo, la ocupación de corralas de vecinos, o de fincas y fábricas. La construcción de comedores populares, la solidaridad y el apoyo mutuo. Hay que generar espacios donde la gente ligue los efectos de la crisis a sus causas sistémicas, donde produzca de forma cooperativa, donde tome decisiones en asamblea y construya contrapoder. Pero todo ello enfocado no para aislarse, sino para ganar fuerza en los barrios, incrementar la conciencia de clase y sin olvidar nunca la necesidad de enfrentar y derrotar al poder del Estado [24] .

«Un problema fundamental del presente es cómo una fuerza política puede hacer de su mundo de valores, de creencias, de identificaciones, algo que constituya un saber colectivo aceptado por el conjunto de la sociedad (…) El socialismo no puede ser pensado como un producto inevitable de la evolución del capitalismo, sino como hipótesis que para encarnarse necesita de grandes movimientos de conciencia, de una «reforma intelectual y moral» de las masas y de una síntesis teórica y una propuesta organizativa totalmente nueva.» [25]

La fuerza política verdadera es una fuerza que tiene que crear, de algún modo, su propia temporalidad. La cual no es una temporalidad del Estado o de las elecciones, sino que significa, también, que tengan sus propios objetivos e idealmente sus propios colegios, su propia prensa, su propia universidad. Más ampliamente, sus propias formas de discusión, información y formación. El problema es armar una fuerza autónoma y no ser una especie de nuevo partido de la izquierda extrema, porque ya hay mucho [26]

Debemos estudiar las empresas auto gestionadas en Argentina, la gestión del Alcalde Sánchez Gordillo en Marinaleda, Andalucía, las experiencias de economía alternativa de los zapatistas. La estructura comunitaria de los indígenas, sus sistemas de producción y distribución, etc.

Debemos revisar nuestra concepción tradicional sobre el poder:

La nueva proyección y apuesta estratégica reclama resignificar las concepciones existentes con nuevas miradas y, además, dar cabida a nuevas concepciones. En el tratamiento de conceptos y categorías esto obliga a apelar a una renovada dialéctica para abordar las relaciones entre ellos y con la teoría en su conjunto. Es necesario abordar los conceptos y categorías a partir de su dialéctica interna, enfocarlos en su contenido y alcances, en su significación propia [27] .

 

A fuerza de las circunstancias y fracasos la izquierda tendrá que hacerse estas reflexiones. Dudo que buena parte de ella esté abierta a las mismas. Ojalá la que se identifica con el Congreso de los Pueblos, lo haga.

Fraternalmente,

Biófilo Panclasta

Bogotá, Enero del 2013.

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Algunas lecturas que complementan las reflexiones anteriores (los subrayados son nuestros) :

Saramago y su crítica a la izquierda. En memoria

August 4th, 2010 by Mario Rodriguez 21 Comments

Autor: Jairo Alarcón Rodas

En octubre del 2008, José Saramago hizo una dura crítica a la izquierda del mundo. El escritor portugués, con su agudo estilo, señaló la inoperancia de los sectores de izquierda. Tras la caída de la Unión Soviética y el derrumbe del muro de Berlín, la izquierda inició su letargo y acomodamiento. En la actualidad y ante la crisis del capitalismo nos dice el connotado escritor: La izquierda ni piensa, ni actúa, ni arriesga «una pizca» y queda patente su cobardía en su impavidez ante una «burla cancerígena» como la de las hipotecas en los Estados Unidos. La izquierda se ha acomodado, se mantiene en silencio ante los últimos acontecimientos, no se escucha su voz, no hay acciones ni planteamientos. Por el contrario, continúa con anacrónicos discursos, petrificando la dialéctica de la historia.

Y es que no por estar, teóricamente, del lado de los oprimidos, reivindicando sus derechos incluso peleando por estos, hace que sus militantes sean mejores personas. La historia ha mostrado que al interior, de la izquierda, como en cualquier movimiento político, se han cometido excesos, vicios, perversidades. Las atrocidades cometidas por el régimen de José Stalin en la otrora Unión Soviética, las perversidades del Khemer Rouge en Cambodia, los excesos Nicolas Ceausescu en Rumania son prueba de ello. ¿Será tan tenue el límite que separa la razón de la sin razón? O ¿quizás será que las circunstancias muestran las verdaderas intenciones de las personas y desde luego lo que son?

La militancia en la izquierda no arropa a sus miembros de probidad, existe una diferencia entre lo que es el discurso y el accionar. Muchos militantes de izquierda han vivido una existencia de vicios e inequidad. La verdadera militancia se debe reflejar en actitudes tanto en la esfera pública como en la privada. Valores como la solidaridad, el respeto a la dignidad, humana, honestidad y autenticidad no se adquieren por el simple hecho de una militancia política o por vociferar consignas humanitarias y revolucionarias. Más allá de una militancia política que divide maniqueamente a los habitantes de este planeta, en malos y buenos, emerge la calidad humana que se forja con esfuerzo y se demuestra con hechos.

Frente a frente los enemigos terminan por parecerse y parafraseando a Federico Nietzche: en la lucha contra las bestias, hay que tener cuidado de no convertirse en una de ellas. No es que el poder corrompa, más bien es que, no se está preparado para ejercerlo. El cambio para una sociedad más justa tiene que pasar por la consolidación de un nuevo ser humano, con valores íntegros y sabiduría. Buscamos una sociedad justa donde prevalezca la armonía. Pero ello, no se debe alcanzar a partir de cualquier medio, a toda costa. El sentido ético de búsqueda nos obliga a atender medios y fines ya que eso le dará más confianza, firmeza y autenticidad a los resultados.

Las desigualdades continúan, la miseria persiste y con ello, la ignorancia hace presa de gran parte del mundo. Vivimos en sociedades cada vez más deshumanizadas, donde el respeto a la vida se hace cada vez más inexistente. Donde la esperanza de un mundo mejor se ve personificada a través de los mensajes de los dirigentes de iglesias. La izquierda está silenciada, no tiene propuestas y no las tiene porque no se ha transformado, no ha revisado sus pensamientos. El mundo ha cambiado y aunque persisten las contradicciones antagónicas, ya no es el mismo, es parte de su dialéctica. Y así como éste lo ha hecho, el pensamiento tiene que hacerlo. A una dialéctica de la naturaleza le corresponde una dialéctica del pensamiento, viejas palabras de Engels que siguen teniendo vigencia. Repensar la izquierda, actualizarse, revisar los errores cometidos y poner énfasis en los aspectos humanos tendría que ser el camino. No es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos. Brindar respuestas inteligentes, actuar con autenticidad y transparencia será la actitud que deberán emprender todos aquellos que se llamen de izquierda. La izquierda no ha muerto, simplemente no cuenta con auténticos militantes.

Y como diría Saramago: Para quien se está muriendo de hambre la realidad no es huidiza, es algo que está allí. Se puede filosofar mucho acerca de la realidad, de si lo que vemos es lo que es y todo eso, pero hay que reflexionar sobre los hechos que tienen que ver con la situación del mundo. El compromiso es claro y la izquierda está obligada a contribuir a hacerlo realidad.

(http://ciidgt.org/boletin/index.php/2010/08/04/saramago-y-su-critica-a-la-izquierda-en-memoria/ )

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A propósito de Argentina pero válido en nuestro caso:

La izquierda dogmática confunde independencia con aislamiento sectario y se entusiasman discutiendo entre ellos los respectivos catecismos. Y nosotros mismos, lo que ha dado en llamarse «izquierda independiente«, tampoco fuimos hasta ahora capaces de responder adecuada y efectivamente a la encerrona. Pudimos mantener autonomía política sin caer en una oposición dogmática ni en brazos de la derecha. Pero no basta con haber mantenido alguna fuerza en el movimiento social, sindical o estudiantil, porque de lo que se trata es de formular propuestas superadoras con incidencia masiva. No debemos aferramos a recetas que fueron relativamente eficaces en el pasado, cuando estamos enfrentando a un adversario que evidenció una enorme capacidad para capitalizar en su propio beneficio esfuerzos, luchas y banderas que no puede luego sostener consecuentemente. Debemos batallar por una superación del modelo neodesarrollista desde la izquierda en vez de limitarnos a marcar diferencias con tales o cuales políticas de la derecha patronal tradicional y del gobierno. Para colocarnos en condiciones de construir y ofrecer una alternativa social y política, deberemos reforzar y mejorar nuestros respectivos trabajos de base, superar las tendencias al localismo, el aislamiento y las presiones corporativistas o economicistas. También debemos combatir la autocomplacencia sectaria que cultiva la diferenciación y disputa entre los que somos parecidos, en vez de celebrar la cercanía como posibilidad de articulación y mayor aproximación. Creo que todas nuestras organizaciones están haciéndolo o tratando de hacerlo. Pero no alcanza: no podremos desafiar y superar nuestra relativa insignificancia, sin proyectarnos audazmente en el plano político, disputando no solo en los espacios ganados por nuestras agrupaciones territoriales, sindicales y estudiantiles, sino interpelando abiertamente al pueblo y tratando de articular alianzas de la izquierda independiente que nos permitan tener presencia en lo electoral. Aportar al crecimiento e influencia masiva de un proyecto popular, anticapitalista, con vocación de poder debe ser el centro de nuestras preocupaciones. 

Como hijos o tributarios de la rebelión del 2001, con su masivo y justificado rechazo a la vieja política, tuvimos una relación ambigua con lo político que es tiempo ya de clarificar. Se trata ahora de asumir, con todas sus consecuencias, que la lucha contra las injusticias del capital, los malos gobiernos de turno y el Estado, es necesariamente también una confrontación política que, para ser efectiva, debe realizarse con medios políticos y disputando poder. El orden del capital es indisociable del Estado como estructura política de mando, que asegura su reproducción y evita que las contradicciones y antagonismos lo hagan estallar. Pero el Estado no es una cosa ni se reduce a un aparto de Gobierno. No es un artefacto externo a la sociedad. El Estado es una forma de relación social o, mejor dicho, un proceso relacional, dinámico, que se teje en interacciones recíprocas de los seres humanos, que se realiza en el conflicto y en cuya configuración participan también las clases subalternas. Una forma anclada, por un lado, en la política entendida como actividad que relaciona a los hombres en tanto copartícipes de la vida pública. Una forma contenida, asimismo, en la dialéctica de la dominación hegemónica, que supone al mismo tiempo un proceso de negación y de reconocimiento del dominado. Todo Estado se pretende soberano y casi omnipotente, pero es en realidad un proceso inestable. En su existencia y modo de manifestación, la forma-Estado expresa el permanente intento de unificar la sociedad, detener el conflicto, institucionalizar y domesticar la política, pero la estatización de la vida social está siempre atravesada por el conflicto y desafiada por la política autónoma de las clases subalternas, aunque ésta sea fragmentaria e intermitente.

( http://www.lahaine.org/index.php?p=65754 )

Sobre LA CONSTRUCCIÒN DE PODER POPULAR

Para terminar, quiero recordar, porque nunca está demás hacerlo, que la construcción del poder popular incluye prever y prepararse para el momento en que deba afrontarse un momento de ruptura radical con el Estado capitalista y asumir la incierta conformación de un Estado radicalmente diverso (como en algún momento escribiera Lenin, aunque luego no pudo hacerlo). Pero digo también que ninguna «ley» histórica o «principio» teórico impone creer que todo cambio revolucionario queda supeditado a ese momento. Y mucho menos autoriza a pontificar que recién entonces podrían abordarse las cuestiones de la transición… Por el contrario, la Historia y la vida misma muestran que es posible y necesario desafiar desde ahora el orden del capital y poner en marcha al menos rudimentos de un nuevo metabolismo económico social. El «Socialismo del siglo XXI» debe asumir que la revolución no consiste sólo en la expropiación del gran capital. Debe ser también una ruptura radical e irreversible con la división social jerárquica del trabajo, así como una redefinición completa del paradigma productivo-tecnológico-cultural impuesto por el capital. Debemos producir y consumir de otro modo, producir y consumir otras cosas. Terminar con la explotación del hombre pero también con la explotación de la naturaleza. Construir otras relaciones sociales en ruptura con la alienación y los fetiches del capital. Son cuestiones que parecieron secundarias a los revolucionarios del siglo pasado pero constituyen para nosotros desafíos insoslayables y urgentes. Los diversos frentes de lucha por la soberanía popular se proyectan como un combate por la libertad de escoger y construir nuestro futuro. Un combate que debemos asumir desde la convicción y la superioridad política y moral que nos da la conciencia de que lo que está en juego no es sólo la suerte de nuestros hermanos explotados y oprimidos, sino la supervivencia misma de la humanidad

(http://www.lahaine.org/index.php?p=65754 )

 



[1] Por ejemplo, frente a la crisis del Polo muchos dirigentes del partido le echaron la culpa a Uribe y su persecución, a Petro, a los medios, etc. Sin duda, estos señalamientos son ciertos pero, ¿no nos cabe ninguna responsabilidad?

[2] «Nacional» porque realmente con presencia en todo el territorio está el PC, Marcha, el PUP. Más nadie. No considero totalmente de izquierda al petrismo menos a los verdes. Ni que decir del dussanismo, anapismo o representantes de la «izquierda» corrupta.

[3] (http://diccionario.sensagent.com/recomposici%C3%B3n/es-es/)

[4] (http://es.thefreedictionary.com/recomponer )

[5] Como si no se tuviera en cuenta el fracaso de la socialdemocracia a nivel mundial.

[6] Alguien con la autoridad de Evo Morales lo señaló una vez que vino al país.

[7] http://www.nuevatribuna.es/articulo/medio-ambiente/-el-ecologismo-no-ha-sido-suficientemente-atendido-dentro-de-la-izquierda/20121210135821085171.html

[8] Recomiendo Las luchas sociales en el Gobierno de Santos de Camilo Ruíz en el Topo No. 10.

[9] http://www.socialismo-o-barbarie.org/colombia/120420_colombia_texto_presentado_a_la_csc.htm

[10] En los 80s se alió con el samperismo en casi todas las regiones.

[11] Siempre las despreció o desconoció.

[12] Muchos militantes temen que se repita la historia de la UP.

[13] La salida de Jaime Araùjo es síntoma de ese rechazo. Recomiendo leer su carta de renuncia: http://www.portalproyectovida.net/index.php/noticias-13/2455-renuncia-de-la-junta-patriotica-nacional-y-marcha-patriotica-del-companero-jaime-araujo-renteria. En la misma encontramos los argumentos para tildar a esta organización de estalinista. Esta carta fui invisibilizada por Marcha y el PC. Por las razones señalas en la misiva, miles de militantes de la izquierda se retiran. Parece que eso no importara…….

[14] En el 2014 ni el Polo «unido», ni Progresistas, ni Marcha, Verdes van a alcanzar el umbral para mantener el reconocimiento del Consejo Nacional Electoral (la intención es establecer 500.00o votos como umbral). Desaparecerán como partidos electorales. ¿Qué van a hacer? Visionan ese escenario? No tienen un plan para enfrentar esa posibilidad. La verdad? uno a veces desea ese escenario a ver si hay una mayor vinculación con los movimientos sociales, a ver si la izquierda se pellizca, si abandona el electoralismo, si busca otras expresiones. A ver qué harían en su orfandad electorera. En ese año se consolidará el proyecto político oligárquico y la oposición parlamentaria desaparecerá. La izquierda no está preparada para ese escenario. Ni siquiera lo contempla, ni se lo imagina o no se atreve a planteárselo. A la fuerza de las circunstancias tendrá que hacerlo y, como muchas cosas, lo hará tarde, sobre la marcha y dando palos de ciego. Parece que antes que futuro la izquierda en Colombia se dedica a hacer catarsis del desastre de corrupción del Polo en Bogotá y de la asunción de arlequines contemporizadores en lo ideológico, mientras, como dicen algunos analistas, la gran política seguirá siendo una disputa no entre izquierda y derecha sino entre derecha y extrema derecha.

(http://www.semana.com/opinion/fatalidad-izquierda-colombia/189723-3.aspx)

[15] Muchas veces para tomar posición frente a algo, debe reunirse la organización o el colectivo y discutir en sesiones interminables y bizantinas. Total, cuando el pronunciamiento sale, ya el hecho ha dejado de ser noticia y ya ha perdido interés para los poquitos a quienes les llega dicho pronunciamiento. En eso la izquierda es premoderna…

[16] Pocos jóvenes han sido ganados ideológicamente para la izquierda, entre otras porque no hay proyectos de formación política serios y sistemáticos. Antes, miles y miles de jóvenes fueron ganados para posiciones de derecha y extrema derecha. (http://www.semana.com/opinion/jovenes-tienen-huevo/189717-3.aspx )

[17] Porque no todas las que se reivindican del socialismo van a participar en un Encuentro en Marzo en el que se piensa oficializar este proyecto.

[18] http://www.tapasdeizquierda.com.ar/

[19] http://www.argenpress.info/2012/12/entrevista-marcelo-colussi-el.html

[20] http://congresodelospueblos.org/sitio/index.php?option=com_content&view=article&id=25&Itemid=28

[21] Ya hay muchos balances sobre los gobiernos de izquierda en Suramèrica que plantean esto. Para nada significa desconocer sus logros. Pero, ¿hasta cuándo serán mantenidos? ¿Hasta cuándo un Evo, Correa o Chávez? No han generado procesos. ¿qué pasará cuando los dirigentes-caudillos no estén?

[22] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161486

[23] http://www.lahaine.org/index.php?p=65754

[24] http://www.lahaine.org/index.php?p=65912

[25] José Arico, Entrevistas 1974-1991, Córdoba, Centro de Estudios Avanzados- UNC, 1999. A la minusvalía mental de la izquierda le cabe esto en la cabeza?

[26] ww.revistaenie.clarin.com/ideas/Jacques-Ranciere-entrevista-arte-filosofia_0_808119196.html

[27] http://www.bvsst.org.ve/documentos/pnf/construccion_de_poder_desde_abajo.pdf

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