El nuevo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) tiene 22 años: está concluyendo el cuarto año en ingeniería comercial y su lista, Alianza de Estudiantes de Izquierda (Nueva Izquierda, JJ.CC. e independientes), obtuvo 34,32% de los votos. Federico Huneeus Lagos estudió en el Colegio Saint George y es hijo […]
El nuevo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) tiene 22 años: está concluyendo el cuarto año en ingeniería comercial y su lista, Alianza de Estudiantes de Izquierda (Nueva Izquierda, JJ.CC. e independientes), obtuvo 34,32% de los votos. Federico Huneeus Lagos estudió en el Colegio Saint George y es hijo de Carlos Huneeus, director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (Cerc), y de Marta Lagos, directora de la empresa Mori, responsable de la encuesta Latinobarómetro.
Sin duda, tiene motivos para estar contento. El movimiento Nueva Izquierda, donde milita, no terminaba de celebrar el 1% proyectado en las elecciones municipales que le permitió elegir a un concejal (Manuel Guerrero, en la comuna de Ñuñoa) y doblar la votación del Juntos Podemos en Conchalí (con el 15% de Iván Mlynarz), cuando sobrevino el triunfo en la Fech y en la Universidad Alberto Hurtado. Federico Huneeus apuesta a mirar dentro y fuera de la universidad con una visión de Izquierda nueva, tolerante, responsable y crítica.
Tanto la alianza universitaria que representa como la Nueva Izquierda son de creación reciente. Esta última integra a varios ex presidentes de la Fech que lideraron el movimiento estudiantil en los 90, como Rodrigo Roco, Iván Mlynarz, Francisco Melo, Julio Lira y Nicolás Grau.
Educación pública
Temas centrales de su programa son la universidad y educación públicas. ¿Cuáles serán las prioridades?
«Hay varios ejes de trabajo. Queremos presentar una propuesta de extensión popular, que implique llevar las expresiones culturales y artísticas que existen en la universidad, y que son parte del patrimonio nacional -Orquesta Sinfónica, Ballet Folclórico Antumapu, Coro Sinfónico, etc.-, a comunas marginales, entendiendo que la cultura en Chile sigue siendo un espacio de privilegiados y que si queremos educación pública, ésta también supone dar acceso a la cultura y al arte.
Además, impulsaremos un proyecto de innovación curricular, que ya se ha iniciado. La idea es que cada Facultad vuelva a repensarse a sí misma y a plantear su norte. Si tuviéramos una universidad completamente financiada por el Estado, educación gratuita y estatutos democráticos, igualmente habría que resolver el problema de cómo hacer que la educación sea pública dentro de la sala de clases. Para hacer eso con más profundidad se necesita un nuevo compromiso del Estado con la universidad. Y esa es la pelea que tenemos que dar el próximo año todos los actores sociales que creemos que el Estado debe volver a hacerse cargo de las universidades estatales».
¿Cuál es su postura frente al proyecto de Ley General de Educación (LGE)?
«La LGE no satisface todas las demandas sociales planteadas en 2006, que apuntaban a dar un vuelco en la política educacional. Si de verdad queremos que la educación sea un pilar de esta sociedad, hay que generar un proyecto de ley que sea efectivamente representativo de las voluntades que hay en Chile y, sobre todo, que asegure el carácter público y la calidad de la educación, más allá de la cobertura. Si bien la LGE propone instancias de fiscalización, como la Superintendencia de Educación, el rol del Estado no puede reducirse a fiscalizar, sino también debe asegurar los derechos».
Cambiar la estructura de poder
¿Qué propone Nueva Izquierda?
«A nivel de sociedad, además de la defensa de la educación pública, hay que plantearse un desarrollo que vaya más allá de lo material. Se requieren políticas culturales que den prioridad a lo propio y políticas de desarrollo social. Se debe desarrollar la dirigencia social en el sindicalismo y en las comunas, de modo que la ciudadanía sienta que puede trabajar mancomunadamente para lograr algo, superando el individualismo. La estructura de poder social y político tiene que cambiar, ya que genera injusticia e inequidad en la distribución del ingreso. La universidad puede ser un canal para romper la rigidez de esta estructura de poder que nos tiene amarrados, como una camisa de fuerza.
Por ejemplo, en una entrevista en el diario La Tercera hablamos de que el nuevo presidente de la Feuc, Miguel Crispi, era compañero mío en el Colegio Saint George y que de alguna manera también éramos compañeros políticos. Varios periodistas trataron de saber más de nuestras vidas personales y qué tan amigos éramos… Hay personas que estimulan la actual estructura de poder y la ‘pitutocracia’, como si fuera bueno. Más allá de que se trate de mí, encuentro escandaloso que en la dirigencia de las principales universidades del país haya dos personas que nacieron prácticamente en la misma cuna. Si fuera periodista, haría un reportaje sobre esto, porque refleja la concentración del poder en Chile. Para mí, y para el proyecto político que represento, eso hay que cambiarlo».
Ese tipo de cambios requiere, además de una transformación cultural, otro tipo de Constitución Política, otro modelo económico…
«Sí, y hoy existen las fuerzas para convocar a una Asamblea Constituyente. También están los medios de comunicación, que son un poder muy importante. Uno, como joven, cuestiona duramente que los medios, en general, no representan la voluntad de las mayorías.
En la universidad, cada Facultad debería preocuparse de las falencias que existen en la sociedad en los temas de fondo. La Escuela de Periodismo podría ver en qué está el periodismo en Chile; la Facultad de Derecho debería ocuparse de la Constitución; la Facultad de Economía, del desarrollo económico, y así. Pero pareciera que no existe esa actitud de repensar, de cuestionarse la realidad y actuar por una realidad distinta. Existe pesimismo, las cosas son como están, cambiarlas es prácticamente imposible y más vale sobrevivir. Nuestra voluntad es que exista oportunidad para cambiar las cosas».
Repensar la Izquierda
¿Cómo ha funcionado la alianza con la Juventudes Comunistas en la universidad?
«Tenemos diferencias, pero coincidimos en torno a los objetivos políticos. La Jota, dentro de la Universidad de Chile, también quiere una forma nueva de hacer las cosas, y a personas nuevas. Seguramente sus militantes se sienten bien con nosotros, porque somos esa apuesta y ellos están dispuestos a abrirse a nuevas propuestas. Lo que interesa es la propuesta política de Izquierda. Según el resultado de la elección, la Izquierda puede ser mayoritaria en la universidad, pero en el trabajo somos minoría. La tarea es encontrar objetivos comunes y trabajar en conjunto».
¿Qué pasa con la Concertación?
«No quedó integrada en la nueva directiva de la Fech. Un presidente de Chile dijo que si uno quería ver lo que pasará en el país, tiene que observar la Fech. Creemos que el hecho que la Concertación no haya entrado en la Fech y que haya ganado esta propuesta que quiere ser distinta, refleja que la Concertación tiene fecha de vencimiento y que la Izquierda va a reaparecer con una propuesta nueva para el país».
¿Nueva Izquierda participará en las elecciones parlamentarias y presidencial?
«Eso está en discusión. En todo caso, la apuesta es seguir jugándosela. No es lo único, pero consideramos que la lucha electoral es importante, porque los cambios tienen que darse desde la política».
¿Tiene futuro el Juntos Podemos, más allá de las elecciones?
«Yo tengo esperanzas en Nueva Izquierda. La Izquierda necesita repensarse en Chile y cuestiono la posibilidad de que eso se haga con las estructuras que ya existen. Es difícil hacer algo nuevo sin elementos nuevos»