Dicen que es un díscolo dentro de la Izquierda. Cristián Cuevas Zambrano (41 años, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre) lo niega y en cambio afirma que trabaja en un «proyecto colectivo» que apunta a «construir una nueva mayoría democrática» en Chile. Nacido en Coronel en el seno de una familia minera del […]
Dicen que es un díscolo dentro de la Izquierda. Cristián Cuevas Zambrano (41 años, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre) lo niega y en cambio afirma que trabaja en un «proyecto colectivo» que apunta a «construir una nueva mayoría democrática» en Chile. Nacido en Coronel en el seno de una familia minera del carbón, Cuevas fue dirigente estudiantil y militante de la Coordinadora Nacional de Regionales del PS durante la dictadura. Más tarde ha actuado en el Movimiento Pueblo Insurgente y milita en el Partido Comunista. Cristián Cuevas, actual consejero nacional de la CUT, sigue tan activo como cuando comenzó a ser conocido -y reconocido- como combativo dirigente de los trabajadores subcontratistas del cobre y luego como candidato a diputado del PC, con lenguaje propio e ideas que parecen romper paredes partidistas. Su rol es valorado más allá del sindicalismo, por ejemplo en los ámbitos estudiantiles, profesionales, de indígenas e intelectuales.
En la mina San José compartió con los familiares de los mineros atrapados y con los dirigentes, ¿hacia dónde apuntan las responsabilidades en esta tragedia?
«Yo reivindico la tesis de que hay una acción predeterminada, un acto criminal por parte de los empleadores y también de la institucionalidad del Estado, a través de Sernageomin y de la Dirección del Trabajo. Hay una acción culposa porque un hecho previsible no se evitó. Los dirigentes del sindicato habían denunciado las malas condiciones. La mina estuvo clausurada, exisitía evidencia -incluso de organismos públicos- de que había peligro. Lamentablemente, ocurren hechos como que una autoridad administrativa ordena el cierre a través de una fiscalización, y otra autoridad avala la apertura de la mina. Esto tiene que ver con la precariedad laboral. La voz de los trabajadores es escuchada sólo cuando ocurre una tragedia o cuando hay situaciones de confrontación o de movilización potente contra la autoridad. En Chile existe una política minera deficitaria en cuanto a los trabajadores y a los intereses del país. En la propaganda de los grandes medios de comunicación se dice: ‘Chile, país minero’. Pero esta tragedia develó el real país minero que somos. Un país donde prima la injusticia. Es impresentable que un país que se dice minero, primer productor de cobre a nivel mundial, con millonarias ganancias para las empresas privadas, genere estas miserables condiciones laborales. Por sobre la seguridad de los trabajadores está el lucro, el mercado, las mutuales que operan en forma conspirativa contra los derechos de los obreros cuando hay accidentes del trabajo, el ocultamiento de la tasa de accidentabilidad en la minería, etc. La empresa dueña de la mina San José no es pequeña, tiene ganancias anuales de 8 millones de dólares, pero simplemente no generó condiciones de seguridad laboral, como era su principal deber. Esto se produce porque hay complicidad con el mundo político y las instituciones del Estado que deberían fiscalizar y regular las faenas. La inseguridad laboral se repite en las industrias del salmón, forestal, en el retail, el sector servicios, etc.».
Pero nunca aparecen culpables… Pasó con la colusión de las farmacias y pasa cuando hay accidentes en las minas. No aparecen los empresarios o apenas asoman…
«Yo estuve desde las primeras horas en la mina San José. Nunca vi a los dueños, ni a sus representantes. Un manto de impunidad cubre a los empresarios. Pero al final, el Estado debe responder ante la ausencia de los empresarios. El Estado moviliza sus recursos e institucionalidad, pero los empresarios no aparecen. Cuesta develar quiénes son los responsables en estos dramas para que asuman su responsabilidad. ¿Por qué el Estado debe colocar todos sus recursos si hay un empresario privado que tiene medios para apoyar a los mineros? El Estado está haciendo un verdadero salvataje de ese tipo de empresarios depredadores, aunque este gobierno, más allá de lo que aparenta, siente desprecio por el mundo sindical y los trabajadores. No los ve como sujetos con plenos derechos ciudadanos y sindicales. Los mira como instrumentos para generar ganancias. Este gobierno está más alejado del mundo del trabajo de lo que estuvieron los gobiernos de la Concertación».
Rol de la CUT
¿Qué papel asigna al movimiento sindical y particularmente a la CUT?
«La CUT debe convertirse en el motor que articule la demanda social y política del mundo del trabajo, de los movimientos sociales, de la masa crítica del país. Si no, nuestra retórica y nuestras demandas quedarán supeditadas a algo nostálgico, convertidas en una declaración de intenciones. Necesitamos dirigentes sindicales y sociales que tengan la capacidad de medir el estado de ánimo del movimiento social, de trabajar en colectivo, de ir a los territorios y ser generosos. El pueblo necesita sentirse convocado para avanzar hacia las grandes transformaciones. Los trabajadores son la fuerza principal y pueden reivindicar un gran espacio en este movimiento».
Usted fue candidato a diputado, pero no resultó electo. ¿Lo intentará otra vez?
«Los trabajadores tenemos que estar en el debate y en la escena política. También en lo electoral, para usarlo a favor de nuestros intereses de clase. Donde se decide la orientación de la economía, y de las relaciones sociales, es en el Parlamento, en las instituciones del Estado, en los gobiernos locales. Los trabajadores organizados debemos hacer esfuerzos para ser una fuerza que tenga poder político. Hoy es prematuro pensar en candidaturas, pero tenemos la responsabilidad de disponernos a participar en cualquier batalla electoral futura. En este camino tenemos que mirar ciertas falencias, como en los vínculos con los territorios, en la articulación de los dirigentes sindicales en una plataforma convergente, en relaciones más directas con el pueblo, como se hacía cuando se vinculaba el sindicalismo con los pobladores, las mujeres, los jóvenes, los mapuches».
Comité de Iniciativas por Más Izquierda
Ha surgido el Comité de Iniciativas por Más Izquierda. ¿Por qué motivo usted le envió un saludo señalando sentirse interpretado por ese Comité?
«Me siento interpretado por ese tipo de instancias. Soy parte de esos proyectos, porque son socialistas, de Izquierda, me parece que ésta es una iniciativa positiva, pluralista. Soy hijo de una mujer socialista y evangélica, y de un trabajador del carbón. Nací en la zona minera. Tengo una relación irrenunciable, de convicciones políticas, con la Izquierda. Una Izquierda que está luchando, que está observando, que está abierta a muchas corrientes. En el Comité de Iniciativas por Más Izquierda están Jorge Arrate, Manuel Cabieses, Faride Zerán, Alvaro Ramis, Víctor Hugo de la Fuente y muchos otros compañeros y compañeras. Yo me siento parte de ellos, parte de esa Izquierda. Es un espacio que tiene un papel importante que jugar en la construcción de una nueva mayoría democrática, junto a otros referentes que se sumarán al proyecto transformador. Debemos superar la lógica derecha-Concertación para pasar a un estadio superior, donde tengamos un espacio propio. Con una propuesta y una mirada de la Izquierda. Tenemos grandes posibilidades de levantar un inmenso proyecto transformador, de cambiar las cosas, y debemos mirar a esta Izquierda, fortalecerla, proyectarla, no quedarnos en administrar pequeñas cuotas de poder. Insisto en la necesidad de reforzar la vinculación entre la Izquierda y el mundo social y popular. La Izquierda está desarticulada y fragmentada, y eso hay que superarlo con urgencia. Yo soy militante del Partido Comunista y creo que debemos estar en esa lógica».
¿Eso no lo limita para adscribir a otros referentes?
«No. El Partido Comunista es un partido generoso, que entiende estos procesos y estas situaciones. No hay problema para que uno manifieste simpatías hacia nuevas expresiones de la Izquierda. El día que me digan que no puedo hacerlo, no seguiría militando. En el PC nunca me han puesto condiciones ni obligado a callar. El PC también quiere consolidar espacios para la Izquierda, pero a veces los actores sociales tienen más rapidez y agilidad que las orgánicas de los partidos».
La Concertación no es alternativa
Han aparecido opiniones en el sentido de que para construir una nueva mayoría, la Izquierda debe aliarse con la Concertación. Pero otras opiniones señalan que la Izquierda debe generar su propio referente, autónomo y bien perfilado.
«Nosotros -el PC- fuimos a la elección presidencial con Jorge Arrate como candidato y en las parlamentarias hicimos un pacto electoral con la Concertación. Hay un mundo que es de Izquierda pero que no está formado por militantes. Ellos no se identifican con los partidos. También hay un grupo numeroso de no inscritos en los registros electorales. Tampoco se sintieron identificados con las candidaturas presidenciales. Yo estoy por una nueva construcción, una nueva forma de relacionarnos con el mundo social, una nueva forma de ser una alternativa real y eficiente. Me he juntado con muchos grupos que tienen una mirada distinta a la nuestra, pero que están en la disposición de participar en la construcción de una nueva mayoría. Hay que tener capacidad de apertura hacia esos sectores. Pero también fortalecer una identidad propia, porque no podemos desperfilarnos como Izquierda. No podemos, por ejemplo, ponernos a levantar a un muerto que cayó por su propio peso. Me refiero a la Concertación, que no logró interpretar a la mayoría ni seducir».
¿Entonces la prioridad de la Izquierda es construir su propio referente?
«Claro, y no desperfilarnos. Esto no quita ser generosos para llegar a acuerdos. Tenemos que construir en el mundo del trabajo, en el movimiento social. He estado en muchas ciudades, con grupos, con compañeros y compañeras, y la gente está ávida de conducción, de construcción, de impulsar propuestas. La gente quiere ver un horizonte donde poner sus esperanzas. Este es el desafío que tenemos para el siglo XXI. Si no entramos a esto, sólo vamos a seguir administrando cuotas de espacio en un país desigual y seguirá aumentando el poder de los dos grandes bloques (Concertación y derecha), responsables de la situación que hoy viven los trabajadores y el pueblo en general».
¿No afecta que el PC -o sectores de la Izquierda- hagan alianzas con la Concertación en las eleccciones?
«En política uno puede desarrollar distintas alianzas que no presuponen alianzas estratégicas o vinculantes para siempre. Hay que establecer una diferenciación. Se puede hacer una alianza con la Concertación en el ámbito municipal o parlamentario, incluso en el presidencial. Pero a partir de una fuerza que realmente gravite en la sociedad, que genere cambios y que tenga su propia identidad. No podemos conformarnos con un cinco o siete por ciento electoral. Tenemos que ser una fuerza mucho más grande. Y además, una fuerza que tenga su propia convocatoria. Eso sería una nueva mayoría democrática, en la cual entendamos que estamos llevando a cabo una nueva y gran convergencia política y social. Creo que esto no es contradictorio con lo que ha estado planteando y haciendo el Partido Comunista. A eso hay que darle mayor capacidad de movilización y articulación, no dejar a la Izquierda estancada y sin capacidad de construcción»
¿Y cómo ve a la Concertación?
«No es alternativa para las necesidades urgentes del pueblo y de los trabajadores».