El abogado de la Defensoría Popular analizó los críticas de la ciudadanía hacia la justicia y aseguró que en Chile el derecho penal está hecho para criminalizar a los pobres. Rodrigo Román, abogado de la Defensoría Popular y ex candidato a diputado por el Partido Igualdad, lleva una larga trayectoria en defensa de casos emblemáticos […]
El abogado de la Defensoría Popular analizó los críticas de la ciudadanía hacia la justicia y aseguró que en Chile el derecho penal está hecho para criminalizar a los pobres.
Rodrigo Román, abogado de la Defensoría Popular y ex candidato a diputado por el Partido Igualdad, lleva una larga trayectoria en defensa de casos emblemáticos de estudiantes, anarquistas y personajes asociados a la movilización social. Desde su experiencia, en entrevista con ElDesconcierto.cl, analizó el comportamiento de la justicia en medio de las críticas que ha recibido el sistema tras la absolución de Martín Larraín por el atropello de Hernán Canales.
En base a la última sentencia otorgada a Martín Larraín se han producido diversos cuestionamientos por parte de la ciudadanía hacia la justicia. Uno de ellos apunta a la existencia de la justicia de clase, ¿cree que es real ese concepto?
No es sólo el caso de Martín Larraín, ese es sólo el más reciente que conocemos, pero hay varios ejemplos de que la justicia de clase opera de manera distinta para los ricos y para los pobres. El caso está, por ejemplo, explicitado en los 81 muertos de la Cárcel San Miguel, cuyas familias no lograron obtener justicia. No así los ricos y los poderosos cuando son afectados o tienen algún conflicto penal. Ahí la justicia efectivamente opera, los fiscales se disponen de mejor manera y los policías también. La jurisdicción misma siempre se dispone de mejor manera. Otro caso emblemático al respecto es lo ocurrido con Matías Catrileo o Mendoza Collío versus lo que pasó con la muerte de los Luchsinger Mackay, que más ricos no hay… los ejemplos hablan por sí solos. Tristemente en Chile existe justicia para ricos y justicia para pobres y eso pasa por la existencia de la justicia de clase.
Pareciera que las condenas también son más duras para los pobres, ¿no? Un ejemplo de eso es lo ocurrido en la Cárcel San Miguel, pero también los estudios que comprueban que las cárceles en Chile están repletas de pobres, en su amplia mayoría.
El derecho penal, como una herramienta de control social, está hecho para eso. Está hecho para criminalizar e interpelar a la criminalidad más pobre, porque la criminalidad rica, de cuello y corbata, actualmente no es tocada y cuando es tocada, por supuesto que es tocada con guantes de seda. Respecto a esto habría que dar muchos ejemplos que existen en la historia penal en Chile.
Hay muchos que sostienen que hay un apego y preocupación en el Código Penal por la propiedad, que en ocasiones supera o iguala la valoración de la vida. Por ejemplo, en el caso del delito de robo con violencia y homicidio simple, ambos con la misma pena.
Obviamente hay una asimetría en el derecho penal en general respecto de determinadas condiciones y conductas que dicen relación con la afectación del derecho de propiedad y del derecho a la vida. Pero no solamente entre distintos delitos, sino que también entre los mismos delitos. Por ejemplo, actualmente hay una asimetría inexplicable, infundada, en lo que es el delito de supuesto maltrato de obra a Carabineros, un delito contenido en el Código Penal con una pena altísima, versus el mismo delito que comenten los Carabineros respecto a civiles, el delito de violencia innecesaria. El caso, te repito, del cabo Ramírez que mató por la espalda a Matías Catrileo… un asesinato por la espalda tiene una condena de 3 años y un día, pero obtuvo el beneficio de la libertad vigilada. Eso es inexplicable porque hay otras personas que si atentan contra efectivos policiales, son casi condenados a penas de muerte. Todo eso da cuenta que en Chile existe una justicia para pobres y otra para ricos. Claro, los policías no son ricos, pero como son los custodios y hacen la guardia de su patrimonio, entonces los cuidan mucho más en lo que dice relación con el sistema de ajusticiamiento.
Queda la sensación en la ciudadanía de que los mismos delitos son sancionados de forma mucho más blanda en algunos casos. Recientemente se supo de la sentencia dictada contra Benjamín Echeverría, sobrino de Hernán Larraín, quien obtuvo libertad vigilada pese a haber sido encontrado con 2 kilos de cocaína y dinero obtenido de la venta. ¿Cómo se explica eso?
Desconozco este caso en particular, pero no tengo ninguna duda de que los ricos y poderosos, además de su entorno más cercano, son tratados con guantes y pinzas por la judicatura, no así cuando se trata de cualquier hijo de familia en Chile.
Hay gente que sostiene que la justicia en este país está comprada, ¿es eso cierto o simplemente está hecha para funcionar así?
El sistema está hecho así, la justicia de clase está creada para custodiar los intereses e los ricos y todos quienes afecten a sus intereses, entonces, son drásticamente sancionados. No así cuando se trata de ellos mismos, porque efectivamente son una cofradía, se permiten actuar con impunidad y benevolencia y prueba de ello es que reciban estos castigos penales, que finalmente no son castigos.
Desde su perspectiva, ¿hay influencia de contactos en esos casos, por ejemplo?
Yo creo que todo se explica porque vivimos en un sistema desigual, donde los ricos y los poderosos se imponen por sobre la gran mayoría de la población, que son los explotados, y por lo tanto, el sistema condenatorio para sancionar conductas actúa con toda su energía respecto de los pobres y con mucha benevolencia respecto de los ricos.
¿Qué cree usted que tiene pasar para que la justicia se transforme en Chile?
Yo creo que lo que tiene que ocurrir es, de un principio, el establecimiento de un sistema distinto, donde efectivamente la justicia sea un medio de solución de conflictos, de igual manera, para ricos y poderosos. Pero eso requiere necesariamente de la transformación del tipo de sociedad en que vivimos.