Recomiendo:
0

Cronopiando

La justicia dominicana

Fuentes: Rebelión

Podemos, si como sociedad así lo decidimos, delegar la aplicación de la justicia en el punto de mira de las escopetas de la policía a la hora de que caiga sobre los delincuentes todo el plomo de la ley. Y que la Justicia prescinda de alegados, que no conozca presuntos, que no sepa de derechos […]

Podemos, si como sociedad así lo decidimos, delegar la aplicación de la justicia en el punto de mira de las escopetas de la policía a la hora de que caiga sobre los delincuentes todo el plomo de la ley.

Y que la Justicia prescinda de alegados, que no conozca presuntos, que no sepa de derechos humanos ni civiles, de abogados, de recursos, de procedimientos legales, de jueces y tribunales, que sea la Policía que tenemos, la que hay, quien maneje el «calibre» de los expedientes y los resuelva in situ, en acelerado y definitivo procedimiento.

También podemos, si así lo decidimos, delegar la aplicación de la justicia en el punto de mira del derecho a la hora de que, como se acostumbra a decir, caiga sobre los delincuentes todo el peso de la ley.

Y que la Justicia resalte sus funciones y se sujete exclusivamente a los procedimientos que le son propios, que se dote de derechos humanos y civiles, de abogados, de recursos, de procedimientos legales, de jueces y tribunales, que sea la Justicia que tenemos, la que hay, quien maneje el volumen de los expedientes y los resuelva conforme a derecho, apegada a la Constitución de la República.

Podemos, si así es que lo queremos, aplicar todo el plomo o todo el derecho de la ley sobre los delincuentes.

Lo que no podemos de ninguna manera es elegir las dos opciones, las dos posibilidades, manejarnos con las dos medidas.

Lo que no podemos es dar validez al plomo o al derecho según convenga, pedir que con ciertos acusados sea la Policía la que se erija en tribunal y que con otros nos apeguemos estrictamente a todos los subterfugios que las leyes dispongan; que con algunos delincuentes se aplique el «habeas corpus» y con otros el «rigor mortis».

Lo que no podemos es, al mismo tiempo, pedir que se mate a ciertos delincuentes y que se respeten todos los procedimientos legales con los otros.

Porque la justicia puede ser blanca o puede ser negra, pero tiene que ser una y para todos o no es justicia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.