Edgar Borges (Caracas, 1966) descubrió la literatura de Peter Handke hace 12 años. La lectura de la novela Carta breve para un largo adiós le impactó tanto que empezó a comprar toda la obra del austríaco, hasta que decidió plasmar su pasión en el libro El hombre no mediático que leía a Peter Handke, una […]
Edgar Borges (Caracas, 1966) descubrió la literatura de Peter Handke hace 12 años. La lectura de la novela Carta breve para un largo adiós le impactó tanto que empezó a comprar toda la obra del austríaco, hasta que decidió plasmar su pasión en el libro El hombre no mediático que leía a Peter Handke, una investigación novelada en clave de diario que ya está a la venta en el país.
El escritor caraqueño, que lleva cinco años residenciado en España, vino a Venezuela a presentar su nueva novela, publicada por Ediciones En Huida. Un texto que tiene mucho de ensayo, también de entrevista. Ya se ha dicho que la literatura actual permite múltiples registros. «Los escritores de hoy somos hijos de todo el conglomerado mediático. Ya sale de manera espontánea lo que en otro tiempo podría calificarse de híbrido. Es normal que a un autor le salga influencia del cómic, del cine, de la televisión, de Internet», dijo el autor de ¿Quién mató a mi madre?
Borges no quiso escribir su investigación de forma teórica. Cree que el mundo padece de una sobredosis de realidad. Por eso se fue hacia la ficción. «Me parece que estamos viviendo un momento complejo y peligroso para la imaginación humana. Mi apuesta es por ella. La única posibilidad de comprender la realidad es a través de la imaginación. Cuando aumenta la imaginación, vas a tener más fuerza para poder discutir todo lo que te rodea».
Ya se dijo, en un fragmento de la novela, que ante la lectura de la obra de Handke nace una especie de paraíso perdido que nos permite ver lo que, a primera vista, no vemos. «La literatura es la otra mirada. A veces, con los ojos, sólo vemos aquello que nos muestran. La literatura nos permite acceder a ese otro espacio que no vemos con los ojos, sino que es un territorio de las percepciones», agregó el narrador que regresó así al mercado nacional.
Al autor de La contemplación no le preocupa que Handke sea un desconocido en Venezuela. «Al leer la novela, te sientes involucrado con el asunto así no sepas quién es Handke. Él pasa a ser un personaje de la obra, como si fuera otro. El lector tiene la opción de descubrirlo en la novela o tomarlo como una referencia que asumió el personaje de la investigación».
Al austríaco se le criticó por su postura «proserbia» durante la Guerra de los Balcanes. Borges no lo juzga, tampoco el personaje de su novela, que dice que toda obra de ficción es un acto subversivo y político. Que es una forma de revelarse. «La literatura debe confrontar el abuso de poder con imaginación. Kafka, en medio de toda esa magia, lo que nos contaba era una forma de rebelión ante el poder», concluyó el venezolano. Los artistas abren lo que los políticos cierran.
*Vídeo de Encuentro con Edgar Borges en librería Alejandría II de Caracas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.