La problemática de las comunidades indígenas hoy en el Cauca es sólo la punta del iceberg de todo el conflicto económico, social y político del departamento, sostiene el geólogo Cerón Illera, dirigente político de izquierda de la región, en diálogo con PARÉNTESIS. «Hay que ahondar sobre la cuestión de la minería, que es un elemento que va a agudizar tremendamente la crisis y va a hacer explotar ese iceberg que es el Cauca», explica.
La crisis del departamento del Cauca no sólo se enmarca en las atávicas desigualdades derivadas de la posesión de la tierra, en la histórica desconexión de su aristocracia liberal-conservadora respecto de las comunidades indígenas, a las que siempre ha menospreciado, y en el crecimiento del tráfico de narco cultivos.
También tiene que ver con la explotación del subsuelo, con la pugna por la explotación de metales preciosos, y en tal sentido la minería aparece como otro elemento de la compleja encrucijada caucana, salida a flote a raíz de las luchas de las comunidades del norte del departamento por el derecho a vivir en paz y por el reconocimiento de sus conquistas ancestrales.
Ese fue el eje del diálogo sostenido con el ingeniero geólogo de petróleos Carlos César Cerón Illera, a quien encontramos en las deliberaciones del XXI Congreso del Partido Comunista Colombiano recientemente concluidas en Bogotá, al que asistió habida cuenta que desde hace años conjuga su actividad profesional con la lucha política en su región.
Cerón Illera es máster en ciencias geológicas de la Universidad Friendship de Moscú, Rusia, miembro de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo, con amplia experiencia en Colombia, Ecuador, Venezuela, Guatemala y Rusia en exploración de petróleos. Es también profesor universitario y traductor del ruso al español.
«El Estado en su política de entrega a las transnacionales de las riquezas del subsuelo, con su locomotora minero-energética, deja sin ningún control la cuestión ambiental, permite arrasar con el aire, con la tierra, con las aguas, con el oro, que ya está latente en los problemas de la actualidad», revela el investigador en esta entrevista con PARÉNTESIS.
-¿Cuál es el análisis que hace de la compleja situación que existe en su departamento, el Cauca?
-Para poder entender esa situación, que es bastante compleja y que es integral, partamos de un supuesto, tratemos de dividir la región del Cauca por lo menos en los cuatro puntos cardinales, como una especie de división socio-política donde va a haber un nororiente que es concreto y que ocupa las páginas de los diarios hoy en día por el problema que hay con los indígenas, la confrontación con la Fuerzas Militares del Estado, y lo plantearíamos como la punta del iceberg que hay en el Cauca. Es una situación bastante compleja, que ya incluso ha generado muertes de parte y parte. Tiene un trasfondo mucho más agudo y está determinado desde el despojo de las tierras que han sufrido los indígenas históricamente desde la Colonia, por la Iglesia, por los diferentes poderes que han existido desde ese entonces y que llevaron a las luchas de Manuel Quintín Lame Chantré en los años 20 y después con las llamadas repúblicas independientes en Marquetalia, El Pato, Guayabero, Riochiquito, toda esa zona que es otra época, pero en la que continúan el despojo de tierras y la lucha por esas tierras más que todo arraigada en los indígenas, porque son los que han sufrido constantemente el desalojo, la represión, la eliminación física de los que se atreven a reclamar sus ancestrales territorios. Lo estamos viendo reflejado en la situación de hoy, en la satanización del compañero Feliciano Valencia por lo que está sucediendo allí.
Entonces ese problema está también ligado con un asunto de producción que tiene que ver con coca y amapola, que es general al departamento del Cauca, pero que en esta zona también se refleja tremendamente. Si no hay atención del Estado, si no hay unos medios que permitan a la gente tener un modus vivendi, pues se ha llegado a esos cultivos como en todo el país, como en todo el Cauca en diferentes escalas, como se ha dado en esta zona del nororiente. Es igualmente producto del continuo ataque de las fuerzas del Estado por despojarlos de sus tierras con la represión, ya que el Estado superficialmente trata de minimizar el problema allá señalando a esos movimientos de reivindicación por tierras, satanizándolos como cómplices o guerrilleros y con ese señalamiento pasa inmediatamente a neutralizarlos, como dicen las fuerzas del Estado, lo cual implica desde el encarcelamiento hasta la eliminación física.
-Usted habla de las cuatro áreas geopolíticas en el Cauca. Entonces está primero el nororiente. Identifiquemos las otras.
-Lo del nororiente es más complejo porque ahí está lo que es la presencia del Estado, la represión militar del Estado que es también general en el Cauca. Está también lo de la amapola, de los cultivos ilícitos, que es también general en el Cauca. Hay otros elementos ahí, pero vamos a tocar lo que son las otras partes del Cauca. Como decía, es la punta del iceberg, el cuerpo de ese iceberg hay que buscarlo en las otras regiones y nosotros tenemos, por ejemplo, lo que es la zona occidental, lo que es el Pacífico, donde la problemática tiene que ver con la represión estatal, tiene que ver con los cultivos ilícitos, pero la presencia indígena es menor.
-¿Qué fuerzas sociales se podrían identificar en esta zona?
-Allá surgen en primer plano las negritudes y un campesinado colonizador y, por lo tanto, la problemática es otra, hay presencia de grupos armados como los hay en el nororiente, pero aquí hay presencia también de bandas paramilitares que hacen la situación más compleja en ese occidente hacia la costa Pacífica, que está también reprimida por el Estado. Esa es una situación que tarde o temprano va a reventar, porque tiene un problema grande que es el de la minería semi mecanizada y semi industrial que, como está relacionada con la política estatal de las locomotoras de la minería, entonces viene a desplazar y a satanizar todas las minerías artesanales ancestrales. Hoy en día viene el Estado a desalojarlas para aplicar sus políticas concretas de locomotora minero-energética. Ahí hay un problema grave que está latente y tenido allí por una represión militar.
-¿La tercera zona?
-Está lo que es el sur del Cauca, como tomando otro punto de referencia, lo que es la Bota Caucana, la Media Bota Caucana y la Baja Bota Caucana, donde además de coca, además de presencia de grupos armados, además de la represión del Estado, viene otra praxis que es de piedemonte andinoamazónico, donde hay unos grupos que se han dedicado también desde mucho antes al saqueo de la flora y la fauna de la Amazonía y del pie de monte llanero. También hay una presencia de coca tremenda, porque la ausencia del Estado es total, no hay ni siquiera vías de acceso para viajar. Esa zona, además de ser pulmón del mundo que ha sido predada años sobre años en cuanto a lo que es fauna y flora, especialmente bosques, donde hay unos grupos fuertes con intereses en eso que incluso llegan a la eliminación física de quienes se opongan. El Estado ha tratado de entrar allí, pero igualmente lo hace con represión, su herramienta es simplificar así: «El que no está con la ‘democracia’ es un guerrillero». Allí se han dado eliminaciones físicas en la mitad de la población. Por ejemplo, en el corregimiento de Miraflores, el municipio de Piamonte, donde los problemas son de otro tipo, pero hacen también parte de la problemática del Cauca. Eso tarde que temprano va a reventar, eso se mantiene bajo presión por las Fuerzas Militares, pero al igual que con los indígenas llega un momento en que revienta en las regiones del Pacífico y en las regiones del sur.
-¿Y en el oriente del Cauca?
-Esta la zona oriental donde hay problemas también de coca, presencia de grupos armados, represión del Estado que es general a las demás regiones, pero con su particularidad. Por eso hemos tratado de hacer una división subjetiva en cuanto a regiones para tratar de dar esas particularidades que definen esas zonas y aquí está, por ejemplo, lo que es en cuanto a tierra, donde se dan conflictos entre campesino e indígenas por ellas, donde se llega al enfrentamiento físico en la zona oriental. En las zonas oriental y nororiental hay problemas entre negritudes, campesinado e indígenas en donde hay unas tierras que el Estado fomenta, es una forma también de dividir esas comunidades y enfrentarlas. Además de lo que ya hemos hablado de la presencia paramilitar en todo el Cauca, de la presencia militar represiva, de los cultivos de coca y amapola, de la cuestión de la tierra, aquí el enfrentamiento está por la tierra entre estos tres grupos étnicos en la zona oriental y parte del norte, ese es el cuerpo de iceberg. Esto es solamente un planteamiento básico que sirve para trabajar, discutir, analizar y tratar de encontrar una solución a ese conflicto social que en los eventos que se están desarrollando entre Ejército e indígenas es mucho más de fondo.
-¿Cuál cree usted que son las salidas que deben proponer las organizaciones sociales y políticas para esta problemática tan compleja?
-Indiscutiblemente es una unidad de acción, eso implica una unidad de intereses generales de los elementos en conflicto del lado de lo que es indígenas, campesinos, negritudes, de los habitantes del departamento del Cauca en sus diferentes tonalidades. Esa unidad de acción se debe dar en función de una comunidad de intereses, de una definición de cuáles son sus prioridades como sociedad, de sus reales objetivos sociales. Eso implica la organización política, este es un conflicto político que implica cuestiones sociales y que viene dado de raíces económicas. Habría que ahondar más sobre la cuestión de la minería, por ejemplo, que es un elemento que va a agudizar tremendamente esa crisis, que va a hacer explotar ese iceberg que es el departamento del Cauca y de la que no se está hablando ahora, pues se habla del conflicto concreto de Miranda y Toribio.
-¿Cómo incide el fenómeno de la minería en la problemática del Cauca?
-Esto viene a hacer más aguada la crisis en el Cauca, la crisis socio-económica y política porque el Estado en su política de entrega a las transnacionales de las riquezas del subsuelo –que es un dictamen de afuera que, traducido a lo nacional, lo llama el actual Gobierno como su estrategias de locomotora minero-energética para supuestamente lograr una prosperidad económica en toda la población–, es una falacia, porque realmente eso es la entrega incondicional de las riquezas a las transnacionales sin ningún control en la cuestión ambiental, es arrasar, es acabar, tiene que ver con el aire, con la tierra, con las aguas, en lo que es la minería, tiene que ver con el oro, que ya está latente en los problemas de la actualidad.
-¿Podrimos decir que en el Cauca, además del fenómeno de las tierras y del fenómeno de narcotráfico, que cruzan transversalmente estos escenarios, aparece el de la minería como trasfondo del fenómeno?
-Correcto, es un elemento estructurado desde el anterior Gobierno de Uribe, perfeccionado por el Gobierno actual, que pretende estigmatizar lo que es la minería artesanal tradicional de mediano alcance como la responsable del deterioro ambiental. Entonces el Estado pretende desalojar a los mineros de ahí declarándolos como el real problema del Cauca para él poder tomar y entregar eso a las transnacionales en megaescalas, que no solamente van a saquear sino a destruir el medio ambiente en su complejidad aire, tierra, aguas internas. Cuando yo hablo de minería, un ejemplo muy concreto es la Anglo Gold Ashanti, que tiene entre el 60% y el 80% del departamento del Cauca concesionado por el Estado y se están adelantando ya estudios avanzados desde hace seis años para exploración en minería, especialmente para oro y cobre, pero resulta que desde la geología el oro siempre viene acompañado con platino, con plata y otros metales. Esto no ocurre solamente en el Cauca, esto no es nuevo, esto es en todo el mundo, las transnacionales se reparten esa riqueza en África, en toda Latinoamérica existe este problema de la expoliación de las riquezas naturales entregadas por los gobiernos. Ellos tienen que satanizar la minería artesanal, tienen que desalojar a los mineros artesanales y eso lleva a una represión, a una eliminación física que es el siguiente elemento de crisis social en el departamento del Cauca, parte de este iceberg del que estamos hablando.
-¿Y qué pasa con el petróleo y su prospección en el Cauca?
-En la Baja Bota Caucana existe desde hace 30 años la expoliación y el saqueo de la riqueza petrolera poquita que hay en el Cauca por una transnacional que antes se llamaba Argos Energy International y que hoy en día se llama Gran Tierra Energy. En cuanto a la prospección, se ha incentivado, pero viene precedida de una explotación en esa Baja Bota Caucana que es una zona petrolífera que abarca Putumayo, Caquetá, Cauca y parte de Nariño. Se han concentrado los esfuerzos de esta empresa Gran Tierra Energy. Desde hace 25 años está en la Baja Bota Caucana explotando yacimientos allí. Aunque es de poca reserva, de mala calidad es un petróleo pesado, de todas maneras es petróleo y es oro negro. Esta petrolera ha traído maquinaria y tecnología obsoleta, ya dada de baja. Y hace esto porque es una zona de orden público y en algún momento pueden abandonar. Por esto traen una tecnología que es obsoleta, es de museo. Esas máquinas funcionan con petróleo pesado, es decir, con asfalto, eso es fantástico para tenerlo en un museo para enseñar historia… Esta petrolera, con la anuencia del Estado que no la controla en absoluto, hace y deshace no solamente en la explotación sino en el pago de las regalías. No hay control de lo que se produce por parte del Estado ni tampoco hay ningún control policial. Se destruye el medio ambiente con el conocimiento de las autoridades, que hacen un papel de invitadas de piedra.
-¿Cómo evalúa el comportamiento de la clase política caucana, que ha sido señalada de mantener históricamente una actitud de displicencia frente a los de abajo, a los indígenas, a los campesinos y las comunidades negras?
-Como es de conocimiento en toda la nación, aquí ha habido unas castas desde tiempos inmemorables donde primaban unos apellidos que vienen desde la época de la Independencia, cuando ellas asumieron el rol que tenían anteriormente los españoles y lo asumen de tal forma que continúan con él. Por ejemplo, la esclavitud de los negros en el Cauca se demoró mucho tiempo en ser abolida. Sólo ocurrió en 1825. Heredaron ellos los derechos a las tierras, continuaron despojando, a las negritudes las tenían todavía como esclavos, como siervos en las grandes tierras que captaron. La Iglesia jugó un papel muy importante en el desalojo de esas comunidades de campesinos, de indígenas y negritudes que en su momento hacían de siervos.
-Pero esos políticos siguen en el poder, y los eligen esos mismos seres humanos segregados ¿Qué pasa en el Cauca con esas castas?
-Como han detentado el poder económico, casi feudal, eso implica mantener a las comunidades en la ignorancia para poder ellos continuar ejerciendo su poder hegemónico. Esas castas han heredado, sostenido y sustentado ese poder en tierras y mantienen como siervos a los grupos étnicos en unas relaciones de producción obsoletas, de feudalismo. Manteniendo a la gente en la ignorancia hacen que vote por ellos. Es un fenómeno producto de una ignorancia. No estoy hablando en general, pues, por otro lado, y lo estamos viendo con los indígenas, eso genera una reacción que se va madurando a través de los tiempos y estamos viendo hoy en día cómo se están pronunciando. Como se dice: «Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe». Es una cuestión dialéctica, en esas crisis que se van cocinando llega un momento en que revienta y en el que se adquiere una conciencia inicialmente espontánea, después habrá reivindicaciones económicas, pero finalmente se llegará a unas reivindicaciones políticas, que es lo que se está dando actualmente en el Cauca: hay una conciencia social de estas comunidades.
-¿Cuál sería la caracterización del bloque de poder en el Cauca?
-Antes en el Cauca hacíamos referencia a las castas tradicionales, todavía no las nombrábamos como clase política, lógico que ellas devienen en partidos políticos, pues las formas de producción feudales que son obsoletas las van a afectar económicamente y entonces tienen que pasar a nuevas relaciones de producción con las comunidades de allá. Parte de eso es organizarse en partidos tradicionales con la anuencia de la Iglesia. Este es un factor tremendamente determinante en el Cauca. Estos partidos son los que todavía en gran escala detentan el poder, basados en la ignorancia, en la represión. Ahí vemos cómo muchos representantes del Cauca nombran gobernadores de familias tradicionales de apellidos muy encumbrados que hoy en día están condenados por paramilitarismo. Algunos ex gobernadores del Cauca, algunos alcaldes son investigados por corrupción, por casos como el de Probolsa, en el que está involucrado un ex gobernador del Cauca.
-¿Qué están haciendo las fuerzas políticas de izquierda para revertir esa situación?
Frente a todo eso hay una reacción, se genera una conciencia, hay unas organizaciones políticas que en ese medio tremendamente adverso tratan de unirse, de agrupar diferentes sectores afectados y que están por un cambio de la situación que allí se vive. Hay diferentes grupos sociales, políticamente organizados, está el Partido Comunista, que ha sido tradicional allí en sus luchas con una constancia, hay nuevos movimientos como Marcha Patriótica, que también es un movimiento de bases producto de todas estas crisis que son políticas, económicas, que son dadas por el militarismo. Entonces hoy en día hay un proceso de concientización, hay un salto cualitativo en la concientización de las masas en el Cauca, que se refleja concretamente en esta punta del iceberg que es la problemática con los indígenas del Cauca.
(*) Luis Alfonso Mena S. es Director del periódico PARÉNTESIS, de Cali, Colombia
http://www.parentesiscali.blogspot.com.es/
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