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La «maldición» del puerto

Fuentes: Rebelión

«Ya son más de 20 años esperando que el agua llegue a nuestras casas» aunque parezca descabellado en Buenaventura tener por un día completo el «servicio» del agua es más que un privilegio se puede considerar como un milagro. Es parte de lo que se escucha decir al humilde habitante del puerto más importante de […]

«Ya son más de 20 años esperando que el agua llegue a nuestras casas» aunque parezca descabellado en Buenaventura tener por un día completo el «servicio» del agua es más que un privilegio se puede considerar como un milagro. Es parte de lo que se escucha decir al humilde habitante del puerto más importante de Colombia. Por supuesto, ya casi 8 días sin agua, gas y desconexión vial que permita el tránsito de gran parte de la mercancía que llega o sale del territorio colombiano, se estima que alrededor de un 80% de los productos que salen y entran a la tierra de macondo deben pasar indiscutiblemente por la tierra de Petronio Álvarez.

Pareciera que la fuerte crisis política y de salud pública que vive Buenaventura, se asociara con la famosa teoría de la maldición de los «recursos» donde las regiones que poseen las condiciones espaciales, temporales, geográficas, paisajísticas, ambientales son las zonas que presentan mayores problemas asociados a la calidad de vida, defensa y autonomía por los territorios, y la búsqueda por garantizar una vida digna a cada ciudadano, aquí aparece la misma historia de siempre Buenaventura es una región que ha sido azotada por las bandas criminales, el paramilitarismo, las guerrillas y el narcotráfico, son alguno de los pequeños males que conserva la historia de los bonaverenses, y que ha sido utilizada reiteradamente desde afuera para señalar eso que llaman «Buenaventura» como otra parte de Colombia.

En efecto, intentemos pensar sistémicamente esta problemática que llevan más de 25 años desde su origen hasta su transformación. Lo primero, que se debe reconocer es que la ganadora de todo esto es la corrupción en sus múltiples versiones (contratos, licitaciones, concesiones, administraciones, políticos, líderes sociales, la mermelada, los planes de choque) esta serie de acciones – políticas cada vez han empeorado la situación del puerto, debido a que todo lo dejan a medias y los más perjudicados son los sectores más excluidos que constituyen la región.

Al momento de analizar los ocho días sin agua, gas y acceso rudimentario en las vías, se puede reconocer que un derrumbe pudo con toda los planes de emergencia que ha diseñado las distintas administraciones por controlar situaciones de esta índole. Es decir, que tanto dinero que se invierte en el manejo de estas situaciones es un pretexto para canalizar los recursos que vienen del Gobierno Nacional, la Gobernación y los mismos impuestos del distrito de Buenaventura.

Han sido históricamente distintas administraciones nacionales y locales que han intentado dar soluciones a la construcción de un acueducto eficiente, eficaz y congruente con las necesidades del puerto, sólo por mencionar unos: Plan cólera, Fondo Nórdico, el Plan Pacífico, el Plan Carrasquilla, los prestamos Infivalle y en esta último periodo el Plan de Choque auspiciado por la regalías que tanto adquieren de los bienes comunales que tiene la región. En donde todos señalan que el puerto más importante del pacífico colombiano vive en un mar de calamidades, al tener 7 enormes cuencas hidrográficas que pueden abastecer toda la zona y la inversión de más de $200.000 millones en el último periodo, al momento de mirar la situación cuenta con un sistema obsoleto/paupérrimo/arcaico de acueducto, donde es mejor sacar la manguera afuera de la casa que abrir la llave de la misma, al final es un milagro que salgo agua por algún lado.

En conclusión, han sido los actos impunes dela corrupción, la relación de construir intermediarios para ir saldando los vacíos que tiene la comunidad, no sólo es el servicio del agua sino la luz, el gas, la seguridad, la salud, el empleo, la educación y la lista no para de contar. El tema consiste en que la dimensión de las problemáticas del puerto tiene un carácter insostenible, el mismo Presidente Santos ha manifestado su apoyo pero como es muy común de la cultura política «mucho tilín tilín y muy poco de paletas», no sólo está pasado con el agua en Buenaventura, sino con el proceso de paz, aunque existe voluntad al momento de materializarse las propuestas/planes/acciones se quedan a medias las instituciones, los actores políticos y los mismo sectores sociales que deberían pensar ¿cómo hacemos para que puedan avanzar estas propuestas? Será que es otra de las «maldiciones» que tiene nuestra época ser corruptos y a medias que es lo peor. Véase: http://www.elespectador.com/opinion/jugando-con-candela-columna-682953

Post-scriptum: Ni Hidropacífico que se ve como la crónica de una muerte anunciada (su liquidación total), ni las distintas alcaldías y actores del puerto (José Feliz Ocoró, Eliécer Arboleda Torres, Diego Perea, la Sociedad Portuaria de Buenaventura, la Gobernación, el Gobierno Nacional entre otros) que tiene un cargo de responsabilidad por lo que está viviendo el puerto, sus habitantes y las condiciones de vida que diariamente deben soportar, ahora esperemos la movilización de la ciudadanía y la construcción de propuestas colectivas que nazcan desde la región en búsqueda de pensar una mejor Buenaventura de todos y para todos.

José Javier Capera Figueroa es Politólogo de la Universidad del Tolima (Colombia), Analista político y columnista del Periódico el Nuevo Día (Colombia) y del portal de ciencias sociales rebelión.org (España).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.