Tras recibir el apoyo y hospitalidad de la ciudadanía de la Tercera y Cuarta regiones, Sonia y Amelia, continúan su silenciosa marcha por la carretera de Calama a Santiago por la defensa de los géiseres del Tatio. Las dirigentas indígenas quisieron manifestar su total agradecimiento por el apoyo de los hermanos y hermanas de Caldera, […]
Tras recibir el apoyo y hospitalidad de la ciudadanía de la Tercera y Cuarta regiones, Sonia y Amelia, continúan su silenciosa marcha por la carretera de Calama a Santiago por la defensa de los géiseres del Tatio.
Las dirigentas indígenas quisieron manifestar su total agradecimiento por el apoyo de los hermanos y hermanas de Caldera, Copiapó, Vallenar, La Serena, Ovalle, Pan de Azúcar, Salamanca e Illapel. «Nos recibieron, acogieron y comparte nuestros sentimientos», aclararon las mujeres que desde la semana pasada iniciaron una insólita protesta, dejando sus territorios, trabajos y familias con la convicción de dar sus vidas si es necesario por el sagrado Tata Iu, que resguarda, protege y guía a las y los likanantay.
Con esa determinación de las loinas más cerca de las seis décadas de vida, no ha indiferente a la juventud que se inicia en la defensa de los derechos ambientales, indígenas y humanos en general, pues en este caminar Amelia Choque Mamani, quechua, y Sonia Ramos Chocobar, likanantay, se han sorprendido al recibir el aprecio de las nuevas generaciones. Situación que las impulsa mucho más para exigir a la Presidenta Michelle Bachelet Jeria que detenga absolutamente la intervención de la empresa Geotérmica del Norte en la explotación de los géiseres, que han causado un desequilibrio en el ecosistema de una de las bellezas naturales admirada mundialmente. «Queremos que la Presidenta nos reciba y entienda nuestro sentir», apelaron.
«Ahora esperamos que nuestros hermanos que viven en Santiago nos apoyen o quienes deseen sumarse de otros lados que se adhieran a nuestra cruzada, porque esta lucha por la vida y el agua no es sólo de las pueblos andinos, sino que de toda la ciudadanía», expresaron las abuelas marchantes.
Aclararon que no cuentan con apoyo de ninguna institución publica o privada, ni ONG nacional o extranjera, pues esta es una iniciativa de ellas mismas, autofinanciándose esta caminada, recursos que cubren sus gastos alimentarios fundamentalmente. Sin embargo, por el gran apoyo de las comunidades que a medida avanzan en su caminata solidarizan con su causa, han recibido hospedaje, servicios higiénicos y alimentación, además «de compartir experiencias, mucha fuerza y ánimo», acotaron.
Mientras usted lee estas líneas, Sonia y Amelia, heroínas anónimas, están caminando con sus banderas en mano el último tramo de la «Marcha de las Abuelas», a pocas horas de arribar en la capital de Chile.
Por Leyla Noriega Zegarra, periodista.
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