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La marcha de las zapatillas

Fuentes: Rebelión

A Nelson Schwenke Esa fue la característica del jueves 28 de junio: jóvenes secundarios y universitarios como presencia mayoritaria e incontrastable. Cerca de 120.000 en Santiago mas otros 30.000 en las regiones desde Arica a Punta Arenas. Convocatorias imposibles para cualquiera, en nuestra anémica clase política. No estaban solos, junto a los con zapatillas se […]

A Nelson Schwenke

Esa fue la característica del jueves 28 de junio: jóvenes secundarios y universitarios como presencia mayoritaria e incontrastable. Cerca de 120.000 en Santiago mas otros 30.000 en las regiones desde Arica a Punta Arenas. Convocatorias imposibles para cualquiera, en nuestra anémica clase política. No estaban solos, junto a los con zapatillas se manifestaron profesores, trabajadores y familias que también se sintieron convocados.

Las demandas por el fin al lucro y una educación gratuita y de calidad, reunieron otras como un salario mínimo digno; justicia para Manuel Gutiérrez; el fin de las AFP y el binominal; la causa mapuche y muchas otras, todas unidas a un indudable sentido épico, como lo insinuaba un cartel que decía: «No somos hijos de la democracia, somos padres de la nueva revolución.».

Los medios, particularmente la televisión y las cadenas nacionales de prensa escrita continuaron pauteadas para extraviarse en los números de participantes o en los destrozos de señalética y vehículos policiales, buscando construir un relato que ya conocemos de pocos participantes, además de violentos y desalmados. Poco se dice, que estas marchas transcurren encajonadas en calles convertidas en corrales de animales con trenzas de rejas metálicas. Nada se informa que los marchantes son provocados por buses y carros lanza gases y de agua, que montan verdaderas trampas y disponen la sobrereacionan, como ocurrió el jueves último con un bus policial que fue cruzado en Alameda con José Victorino Lastarria sin ningún sentido o con otro del Transantiago que ingresó a circular en medio de los marchantes a la altura del cerro Santa Lucía o de las arremetidas para fragmentar las columnas a la altura de La Moneda, Av. Brasil y Av. España. Así, los dispositivos y criterio que dispone carabineros prácticamente prefiguran lo que podrá pasar en cada una de estas movilizaciones, porque el territorio no lo organizan los dirigentes estudiantiles, sino el mando de carabineros junto al ministerio del interior.

Pero, hasta aquí estamos en el recuento y lo episódico.

¿Qué hace distinto y particular lo ocurrido con esta nueva movilización nacional del jueves 28 de junio? ¿Cómo interpela a los diversos actores y que futuro proyecta?

Ocurre doce meses después desde que en junio del 2011, los estudiantes pusieran sobre la mesa el lucro en la educación, y cuan bola de nieve avanzo al profesorado, apoderados, familias y ciudadanía en general, para convertirse en el principal tema de la agenda del gobierno, los medios y el parlamento.

Ocurre, luego que una comisión del parlamento, tras once meses de acucioso trabajo, entregara un informe sobre el lucro con conclusiones lapidarias. Revelando un sistema opaco originado en el sistema educacional impuesto en dictadura, donde la prescindencia del Estado significa casi ninguna regulación de calidad académica ni financiera, posibilitando que la universidad pública se vaya disminuyendo y que las universidades privadas, particularmente las mas grandes en alumnado y medios financieros realicen transacciones de propiedad, encubran utilidades, vendan el endeudamiento de sus estudiantes y multipliquen sus activos con asombrosa celeridad.

Si lo anterior no fuera suficiente, «la industria de la educación» está entre las más rentables del país junto a la minería, la salud y otras. Y en todo esto son las familias chilenas las que financian el 79% de la educación superior, mientras el Estado no alcanza el 15% como lo indica el mismo informe parlamentario.

¿Qué duda razonable puede haber que las marchas de las zapatillas tiene sustento efectivo? ¿Qué la demanda por la educación involucra a grandes mayorías que ven que el futuro de muchos de sus hijos es el sobreendeudamiento y la frustración? ¿Qué ya son cientos de miles los jóvenes con carreras universitarias terminadas, sin trabajo o con trabajos precarios los que tienen deudas millonarias?

A las abundantes pruebas del Informe parlamentario sobre el lucro, a las ventas y fusiones de universidades a conglomerados transnacionales, ahora hay que adicionar las denuncias surgidas desde el interior de la Universidad del Mar, como una nueva y flagrante prueba que este sistema se cae a pedazos, por más legal diga que opera. Porque una cosa es que sea legal y otra que sea digno y decente.

La periodista e investigadora María Olivia Monkeberg junto a los dirigentes de la FECH ha documentado también por estas semanas el mapa de poder y lucro que hermana a las universidades privadas con ex y actuales personeros del gobierno de Piñera. En la sopa de influencias e intereses también nadan distinguidos personeros de gobiernos pasados y partidos de oposición.

¿Qué hace distinta esta marcha de las zapatillas de otras en el pasado?

Que continúa expresando una persistente capacidad de regeneración del movimiento estudiantil sorprendente. Porque luego de protagonizar durante el 2011 centenares de tomas de establecimientos, acompañado por huelgas de hambres, una multiplicidad de iniciativas artísticas y creativas, la repitencia de varios miles de jóvenes secundarios, la cancelación de matrículas, los semestres express, el no tener vacaciones de verano, y una constante represión y criminalización…aquí están nuevamente frescos y lozanos o como dijera el presidente de la FECH Gabriel Boric mirando esa masa reunida en Av. Club Hípico «aquí estamos…alegres, rebeldes, incombustibles, convocados de que otro Chile es posible». Revelando que a las demandas por educación de verdad, hoy se van sumando nuevos desafíos y propósitos. Otro significativo cambio de esta ultima movilización con respecto al año pasado, es la incorporación de organizaciones estudiantiles de las universidades privadas que de manera creciente dejan atrás la apatía y enriquecen las demandas existentes.

Lo cierto, es que todo sigue indicando que aunque los partidos políticos se hagan los locos, nada volverá a ser igual. Y que sin existir ninguna automaticidad entre la participación social y la participación electoral en las municipales de octubre, estos jóvenes de entre 15 y 25 años reúnen ideas, inteligencias y energías suficientes para complicarle los planes a cualquiera que quiera ningunear sus aspiraciones y demandas.

Hasta el momento no ha funcionado la división y el desprestigio a los líderes, porque las diferencias de visiones en el seno de esta dirigencia estudiantil se han resuelto al interior del movimiento y los recambios aquí si existen y suman nuevos aportes, por eso es que Giorgio Jackson y Camilo Ballesteros ya no están encabezando, que Camila Vallejos continua, mientras suben a él nuevos liderazgos como los de Gabriel Boric, Recaredo Gálvez, Noam Titelman y Eloisa González entre muchos mas, venciendo también intentos de personalizar un movimiento complejo que llega además con nuevos estilos de hacer política.

Es sintomático que las deudas y pendientes de esta larga transición se comiencen a cobrar en el primer gobierno de signo contrario. O quizás sea, precisamente porque ese entramado de intereses e influencias hoy se revela completo y sin disimulo ni atenuantes de ninguna naturaleza.

Piñera, como buen negociador de bolsa financiera, sigue ensayando lo conocido, o sea, extender el juego para crear la ocasión de «comprar barato». Ya hubo una comisión de expertos, que fue lo mismo que un club de amigos; luego pasaron desde la adulación a la maldición que todo estaba controlado «por los comunistas». Posteriormente, han enviado leyes parciales a trámite parlamentario como la de una nueva Superintendencia. U otras, para criminalizar la movilización, como la denominada ley «Hinzpeter» sin hacerse cargo que lo único irrecuperable de este tiempo no son los semáforos, ni los ventanales de entidades bancarias, ni los abollones a un carro policial. Hasta ahora, lo único irrecuperable de verdad es la vida de Manuel Gutiérrez, un joven estudiante de 16 años, muerto por balas policiales la madrugada del 26 de agosto en la comuna de Macul. Seguramente, por ello su nombre se repitió muchas veces a lo largo del trayecto y su hermano Gerson fue vitoreado en el escenario de la Av. Club Hípico.

La arremetida estudiantil no ocurre en el vacío, sino en un Chile que ve disminuida sus instituciones por falta de credibilidad y prestigio. Desde la Iglesia Católica hasta el parlamento. Para constatarlo está la polémica Velasco-Girardi que se saca los ojos sobre hechos añejos y conocidos. O la disputa por el reparto de las culpas del inamovible binominal, plagada de intenciones de quienes pensaron cambiarlo y dejando evidente la hipocresía de los que se amparan y crecen en su refugio como los barones de la UDI, revelando en suma hasta que punto la dictadura construyó enclaves poderosos y persistentes.

La comisión parlamentaria sobre el lucro ha emplazado al ministerio del ramo a que asuma su rol y será Harold Bayer, un hábil técnico, quien deberá enfrentar la presión coincidente desde el parlamento y los estudiantes. Pero el tiempo estrecha el margen de maniobra. Hoy, la posibilidad de contener el conflicto se da a tan sólo tres meses de las próximas elecciones municipales. Escenario no deseable para ningún gobierno que pretenda ganarlas como condición de construir alguna posibilidad para las presidenciales del 2014. Lo mismo corre para la oposición parlamentaria. Estar confrontado con el movimiento estudiantil significa la posibilidad cierta de campañas municipales intervenidas a lo largo del territorio nacional, con la recreación de múltiples y creativas iniciativas de anormalidad, presencia y mensajes como ese centenar de estudiantes que con una gigantesca bandera chilena inauguro a su manera el Costanera Center.

Los indicios van indicando que este movimiento estudiantil aprendió las lecciones del 2011 en el sentido de no extenuar sus energías, de no suicidarse en el proceso, de prepararse para tiempos que incluso pudieran trascender al actual gobierno. Y por ello no debieran ignorarse las palabras de Boric refiriéndose a ese otro Chile posible. Porque hasta ahora, los movimientos territoriales como Punta Arenas, Aysén y Freirina junto a otros transversales como los medioambientales, de derechos y anti discriminación han tenido la capacidad de movilización de los estudiantes, pero hasta ahora ninguno su continuidad y fortaleza. En Chile, las movilizaciones y demandas de los últimos años poco a poco van enunciando un programa de cambios que aún no tiene ni expresión electoral ni instrumento orgánico que lo canalice, pero ello no indica que este dispuesto a desaparecer ante la primera campanada de elecciones, o se paralice desde las encuestas, tampoco parecen haber condiciones para que se resigne a lo posible como más de alguna vez sucedió en el pasado reciente.

Aquí todos aprenden y sacan lecciones, otra cosa es la diferencia en la inteligencia y velocidad para evidenciar esos aprendizajes. Por ejemplo, es sintomático lo que está sucediendo con los principales canales de televisión. Desde el año pasado en que dieron significativas coberturas, en la actualidad optan por ignorar, reducir o tergiversar groseramente sus coberturas. Pero, quizás debieran preocuparse, porque en México fueron estudiantes los que boicotearon a la TV abierta a través de transmisiones propias con el movimiento Yosoy123, que provoco desplazamiento de las audiencias y con ello el desconcierto de los avisadores.

Desde el parlamento le piden al gobierno que no desconozca su informe y que suspenda tramitaciones parciales e inconsultos de proyectos. A 18 meses que termine el gobierno de Piñera el desafío de los estudiantes es evitar desgastarse consumiéndose el oxigeno de emergencia. Saben que tendrán que empeñarse nuevamente en polinizar sus demandas, es apostar a extender nuevamente sus apoyos con figuras mediáticas como el malogrado Felipe Camiroaga, recreando sus ideas en nuevas y sorprendentes incursiones que lleven a espacios vírgenes e impensables, la rebeldía de esta generación. Entonces, el movimiento por la educación seguirá vigente y como el viejo topo continuara horadando esta paz de la injusticia, mientras reúne nuevas y mayores voluntades.

Un rayado en un muro de Av. Club Hípico decía: ¿Cuánto más tendremos que salir? Mientras, estos jóvenes de zapatillas reponen energías con las sopaipillas de la tía del carrito y degustando esas hamburguesas de soya tan presentes en sus marchas.

Parafraseando al presidente Pepe Mujica del Uruguay: otro mundo es posible y la felicidad también…