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La memoria herida

Fuentes: Punto Final, nº 575

A los 20 años, un joven estudiante español «conoció» a Salvador Allende enun bar. Desde un afiche con la imagen del Presidente en La Moneda, leyósu discurso de despedida anunciando que otros hombres abrirán las grandesalamedas…Diez años después, convertido ya en historiador y periodista,Mario Amorós tradujo su pasión por Chile en su obra Después de […]

A los 20 años, un joven estudiante español «conoció» a Salvador Allende en
un bar. Desde un afiche con la imagen del Presidente en La Moneda, leyó
su discurso de despedida anunciando que otros hombres abrirán las grandes
alamedas…Diez años después, convertido ya en historiador y periodista,
Mario Amorós tradujo su pasión por Chile en su obra Después de la lluvia. Chile, la memoria herida que editorial Cuarto Propio lanzó en Santiago.
El autor es periodista de la Universidad Complutense de Madrid y egresado
en historia de América de la Universidad de Barcelona, donde actualmente
prepara su tesis sobre el sacerdote español Antonio Llidó,
militante del MIR desaparecido en 1974. En las 450 páginas de «Después de la
lluvia…», escritas con rigurosidad de historiador y agilidad de periodista, Mario
Amorós presenta 86 testimonios. Toman la palabra familiares y compañeros
de militantes de izquierda caídos entre los años 1973 y 1978, de todas
las tiendas políticas. Ellos retratan a héroes del pueblo, a veces simples
militantes de base, y también a dirigentes de partidos. Las
entrevistas están contextualizadas utilizando documentación que describe
la política de exterminio decretada por Pinochet y sus
cómplices.

Explica el autor: «Hace tres años que comencé este libro, pero utilizo
documentos que encontré hace diez…Creo que fue determinante mi decisión de hacer un doctorado sobre Chile en la Universidad de Barcelona. En esa ciudad descubrí un
archivo fantástico sobre América Latina y Chile creado por sacerdotes catalanes que habían trabajado en Chile en los años 60. Para mí, que era y sigo siendo
comunista, era impresionante leer allí en Punto Final, las polémicas entre
el Partido Comunista y el MIR… Ese grado de efervescencia y pasión política
que había en este país es cautivadora. Siempre cito en charlas sobre Chile,
las viñetas de Jecho, el caricaturista de la revista en esa época. Las
contraportadas de PF sobre Frei, o el imperialismo, eran fantásticas.»
Amorós destaca que en el libro hay testimonios entregados por personas sencillas, sin una gran formación académica ni política, que son «estremecedores, de una lucidez y de una claridad que ya quisieran tener muchos sociólogos, historiadores y periodistas».
Entre los entrevistados hay también varios hijos de ejecutados o desaparecidos,
que llevan sobre sí sentimientos ambivalentes y han vivido procesos
diferentes. Por ejemplo, el hijo de Enrique Paris, recuerda el escritor, dice que
se siente «orgulloso de su padre, pero le hubiera gustado al mismo tiempo
que hubiera sido menos valiente»…

Los protagonistas
Por Después de la lluvia. Chile, la memoria herida caminan los que resistieron
en La Moneda y los ejecutados del Tacna; Víctor Jara enarbola su último
poema, Charles Horman desaparece, José Tohá se despide de su esposa, y
su hija Carolina viaja a Dawson. Episodios como Lonquén, la Operación
Colombo, la represión a las direcciones del Partido Socialista, al MIR y al Partido
Comunista son ilustrados con otras entrevistas. Pasado y presente se
cruzan, el general Prats, Miguel Enríquez y los Pérez Vargas hablan a través de
sus familiares. Detrás de todas las historias está siempre la tortura y
los campos de concentración, y muy presente, el tema de la impunidad.

Mario Amorós dedica su libro a su abuelo, víctima a su vez
de la represión franquista, a quien sólo conoció a través de la memoria
herida de su abuela Isabel. Amorós relata hechos
desconocidos relativos a la desaparición de Carlos Lorca, Exequiel Ponce
y Ricardo Lagos Salinas. Testimonia Ana Corrales, miembro de
la dirección clandestina del PS, a quien Lagos Salinas instruyó a salir del país porque «uno de nosotros tiene que salvarse y contar nuestra verdad». La entrevistada comenta a Mario Amorós: «Hoy pienso, ¡a quién cresta le importa hoy en nuestro país cómo vivimos
nosotros esa época!».
Por eso escribe Amorós. Para que nos importe. Para que las
heridas abiertas, expuestas al aire, puedan por fin comenzar a sanar. Y la memoria
se haga colectiva.