Recomiendo:
0

La mentira como doctrina de estado

Fuentes: Rebelión

En Colombia se desarrolla en estos últimos años la consolidación de un sistema limpio y perfecto que justifique la mentira como razón de estado. El ejército colombiano ha comenzado desde hace unos meses una amplia campaña en prensa, radio y televisión para que los guerrilleros y terroristas se entreguen y se acojan a la ley […]

En Colombia se desarrolla en estos últimos años la consolidación de un sistema limpio y perfecto que justifique la mentira como razón de estado.

El ejército colombiano ha comenzado desde hace unos meses una amplia campaña en prensa, radio y televisión para que los guerrilleros y terroristas se entreguen y se acojan a la ley de Justicia y Paz proclamada por el gobierno de Uribe Vélez. Además por todas las carreteras del país se reparten panfletos en el que se muestra una baraja, copiada a la de los americanos en Irak, en la que se han colocado las fotos de los guerrilleros por los que se ofrecen millones de dólares en recompensa. Durante el gobierno uribista se han hecho los mayores esfuerzos militares patrocinados por el Plan Colombia para descabezar la cúpula de las FARC. Todo ha sido un rotundo fracaso. En las selvas continuamente hay bombardeos en las zonas marcadas por los satélites americanos donde se presume se esconden los campamentos guerrilleros, terroristas que hay que aniquilar de la faz de la tierra-según la doctrina oficial. Esta actitud del presidente tan demasiado reiterativo es el fruto de su impotencia al no cumplir sus promesas de eliminar la subversión en los primeros cien días de su mandato. Su proceso de paz significa la inversión más grande jamás conocida para matar, destruir y hacer la guerra.avalada por los EE.UU De otro lado se ha promulgado una amnistía general para sus compadres paramilitares a los que ha beneficiado con unas pequeñas condenas a cambio de perdonarles sus crímenes.

Y en la radio vuelve la propaganda de alerta de las Fuerzas Armadas Colombianas. insisten en que los guerrilleros tienen que huir y desertar, que están siendo maltratados por sus mandos y su futuro es el cementerio. – «vuélense ya, regresen a la vida civil que les espera con los brazos abiertos». Vida civil donde el 60% de la población no tiene empleo y donde la situación económica es desesperante. El gobierno colombiano cree que toda la gente tiene un precio; que puede sobornar y chantajear a diestra y siniestra y que la dignidad humana no existe. Todo se resuelve con dinero o, mejor dicho, con falsas promesas de dinero porque al final ni siquiera pagan. Parece que el «patriotismo» no tiene muchos fanáticos y nadie atiende esas razones heroicas si no hay por delante una buena suma de dólares.

Y otra vez la radio informa que en el batallón Patriotas de Honda, Tolima, han sido torturados 20 reclutas en unas maniobras. Soldados como la mayoría de origen humilde, hijos de campesinos y obreros que son obligados a cumplir el servicio militar por ley. Los hijos de las clases privilegiadas se libran de esto comprando la libreta militar. Ningún hijo de la alta sociedad ha caído en combate defendiendo lo que la burguesía llama «nuestra patria» . Los soldados fueron quemados con hierros candentes, sufrieron vejaciones sexuales y golpeados sin misericordia para que se volvieran hombres y se prepararan para al lucha contra el «demonio» comunista. Está demostrado que el peor enemigo del ejército no es la guerrilla sino sus propios mandos; sus generales y comandantes que se nutren del dolor y de la muerte, que se benefician de los contratos con la industria armamentista y no tienen piedad ni con sus propios subalternos. Nos lleva a concluir esta gran paradoja que estamos dirigidos por psicópatas educados en la «Escuela de las Americas » que como buenos doverman son adiestrados para aniquilar hasta su padre.

El lema de la inteligencia militar es «Dios y Patria». En Colombia el fascismo hitleriano desde hace décadas tuvo muchos seguidores entre la clase política que creyeron ver en la disciplina castrense y la palabra fundamentalista de Cristo Rey la mejor ideología y doctrina para guiar como el fuhrer a los ciudadanos en el camino de la civilización y el progreso. El fascismo paramilitar esta más vivo que nunca legalizado por la «democracia» de las «camisas negras».

La idea mesiánica de salvador ha hecho que Uribe Vélez reforme la constitución colombiana para hacerse reelegir para un segundo mandato ¿qué sería de Colombia sin el divino salvador?. Uribe Vélez ha instaurado un «estado comunitario», o sea, un estado nacional-socialista en el que va a desarrollar su plan de gobierno fundamentalista neoliberal. Además de instituir las bases para un país de «propietarios», un país donde la propiedad privada sea la razón de su existencia y en que todo el pueblo goce de los favores de la banca para encontrar esa «arcadia feliz» de la hipoteca a bajo interés para comprar una vivienda. Lo que verdaderamente existe en Colombia es un país de desheredados donde ha habido un éxodo del campo a la ciudad por la violencia paramilitar de más de cuatro millones de desplazados.

La democracia es un club en el que las clases dirigentes y la oligarquía se reparten el poder. La manipulación es brutal y desde temprana edad la mente de los niños es preparada religiosamente para aceptar sumisos las reglas del poder; la de la jerarquía y el mando. Tienen que aprobar el curso como los mejores soldados de la sociedad capitalista, los mejores consumidores y los más juiciosos hijos de papá. La soberanía colombiana vale menos que un pepino. desde la embajada americana se manejan las instituciones y se quitan o se ponen funcionarios según el visto bueno de Washington. Porque en Colombia es más importante una visa americana que un documento de identidad. Y cuidado con criticar los dogmas o decretos sancionados desde Palacio de Gobierno, cuidado con señalar personas o dar nombres porque todo esta controlado, los organismos de seguridad, el DAS y la DIJIN están alertas y a la escucha. Millones de ojos te escrutan y a ese gran aparato de «inteligencia» se suman miles de agentes y vigilantes prestos a cumplir con su deber.

Vivimos en el país más hipócrita del mundo; sonríen y te dan una puñalada trapera. Tal vez es la herencia del catolicismo que fomento el uso de la mascara, que fomento la delación y el kuklux klan de la inquisición. En esta verdadera narcocracia el valor supremo, aunque se niegue una y mil veces, es la explotación del narcotráfico para fines políticos y económicos. La corrupción es la norma y los dólares de la mafia inundan la economía superando al producto interior bruto. Y los hipócritas insisten en erradicar la coca, en fumigar la selva según los planes de la DEA para quitarle el agua al pez y ahogar las finanzas de los guerrilleros.

Se lanza la campaña contra el uso de las minas antipersona para llamar la atención del mundo sobre esta trampa mortal en la que mueren o quedan mutilados cientos de civiles y militares. Colombia es el país donde más víctimas se cobra esta arma en todo el mundo. Lo que no se habla es que buena parte de estas minas son de marca INDUMIL (industria militar colombiana) vendidas por oficiales del ejército en el mercado negro junto con municiones y armas. Y otra vez se repite lo que antes comentamos la paradoja de que las armas y balas del ejército colombiano mata a sus propios soldados.

En la televisión nacional el presidente es la estrella de los consejos comunitarios que duran horas en la que la propaganda oficial descarga su bombardeo de cifras manipuladas para presentar el éxito insuperable del régimen. Uribe Vélez utilizando su oratoria maquiavélica repite como si fuera una maquina las estadísticas y resultados favorables de su gestión. Nadie refuta y a pie juntillas todos asienten con la cabeza con un «te alabamos señor». El poder supremo no se pone en duda. Un aura de iluminado se le ha prendido en la cabeza. La iglesia católica y las sectas cristianas lo señalan como el enviado para instituir el reino de Dios en la tierra. Su sonrisa cínica denota la falsedad del personaje que ni se le traba el gatillo de su ametralladora para pronunciar la palabra PAZ.