El desconocimiento del territorio y la grave violación de los derechos humanos hacia los resguardos indígenas, se ven reflejados en las diversas amenazas, asesinatos, falsas judicializaciones a los comuneros, desplazamientos a la población, abuso y desconocimiento de los derechos indígenas perpetrados de manera sistemática por grupos al interior del departamento; amparados bajo el andamiaje estatal […]
El desconocimiento del territorio y la grave violación de los derechos humanos hacia los resguardos indígenas, se ven reflejados en las diversas amenazas, asesinatos, falsas judicializaciones a los comuneros, desplazamientos a la población, abuso y desconocimiento de los derechos indígenas perpetrados de manera sistemática por grupos al interior del departamento; amparados bajo el andamiaje estatal e históricamente por parte de diversos presidentes mal habidos. En efecto, históricamente los diversos gobiernos en Colombia han desprestigiado y desconocido la naturaleza- misma del territorio de las comunidades indígenas, afros y campesinas en el Departamento del Cauca. El gran interés por parte de diversos grupos políticos y económicos bajo una economía para-estatal, se ve reflejada territorialmente en diversos factores de producción como: el monocultivo de la caña de Azúcar «biocombustible», donde la población se ve avocada a un desplazamiento paulatino hacia las laderas de las cordilleras, la producción de los cultivos eucalipto y pino de vocación agroindustrial, (la multinacional Smurfit Kappa y Cartón de Colombia, mayores explotadores). En esa ruta, se dirige la instalación de megaproyectos hidroeléctricos en el departamento del cauca afectando los territorios de los pueblos indígenas, afros y campesinos; bajo el enclave geográfico de un modelo económico de interés privado en los sectores geográficos de Julumito, Santander de Quilichao, donde en Inzá hace 50 años, El Palo, Mondomo, Silvia y el Patía se explota la energía bajo micro-centrales que fueron agregadas por los municipios sin contraprestación de servicios a las Centrales Eléctricas del Cauca S.A. (Cedelca), la cual es fundada en 1955, donde la empresa tiene su sede en Popayán y está controlada por el Ministerio de Minas y Energía del estado Colombiano.
Señor lector, mire como incluyen de manera densa a los territorios indígenas y campesinos ese vericueto de explotación. Eso sí, no de «campesinos» de corte latifundista que avocan ciertos políticos ante el despacho de la Agencia Nacional de Tierras, desviando toda la atención al tema de la titulación y legalización de los territorios contemplados en la mesa de dialogo de la Minga. En efecto, hoy cobra vigencia más que nunca la naturaleza-misma de los territorios de los pueblos indígenas y campesinos pobres que han sufrido el rigor de diversos gobiernos bajo engaños y represiones hacia los territorios. El poder político desvía los interés de los indígenas, bajo sus mecanismos de interés económico, las incisivas leyes de preservación socio-ambiental, la explotación minera, y los intereses del agua de corte empresarial, extendiendo la aplicación de intereses de diversos sectores de corte mafioso al interior del departamento, los cuales han impedido lo siguiente: la titulación de tierras y la legalización de los resguardos para los pueblos indígena del cauca y las zonas de reserva campesina, como el incumplimiento del actual presidente Ivan Duque. Una vez más, el estado no cumple y no es un tema solo de ayer. Es un tiempo operativo cargado de mal presagios.
Al indígena, al afro, al campesino se le maltrata, engaña y no porque no tengan la suficiente agudeza e inteligencia la población, sino porque la palabra del estado no está mediada por la acción de cumplimiento. Numerosos acuerdos se han firmado y señor lector, me pregunto -¿Hasta dónde el estado juega con la esperanza de un colectivo que viabiliza su presente a través de una negociación que se firma? ¿Cómo hacer viable lo que se firma? ¿Hay interés del gobierno de Iván Duque Márquez? Ante este último interrogante, la ministra del Interior Nancy Patricia Gutiérrez Castañeda, cuya dama se destaca en público por su retoricismo vulgar ante los medios, la poca disponibilidad de negociación; destacando su terquedad administrativa en sus pronunciamientos. Sí, ello es en público, ¡no quiero imaginármela en la mesa de dialogo con la Minga!
En ese trazo, señor lector, la resistencia de los pueblos indígenas mediante la Minga es una opción de vida política por la titulación de sus territorios, concepto este último claro en la cosmovisión de los pueblos indígenas del Cauca. La contravía bajo la imposición de una economía estatal, conlleva al desconocimiento sobre los planes de vida de los pueblos indígenas. A la muestra, señor lector entérese:
El Gobierno del Presidente Duque bloqueó el trámite de uno de los principales compromisos asumidos con la población indígena. A la fecha, los resguardos indígenas reciben el 0.5% del Sistema General de Participaciones (SGP). En 2016, el Ministerio del Interior prometió que ese porcentaje subiría al 1% y esa modificación se incluiría en la reforma al SGP. Por desacuerdos con el magisterio, que también demandaba un aumento en el reparto, la presentación de la legislación se pospuso y solo se mandó a Congreso una semana antes del fin del periodo presidencial. Fuente. Línea del medio: Duque retira proyecto de Santos: golpe a indígenas
En efecto, la Minga en su naturaleza-misma es la defensa del territorio indígena, la cual suma los planes de vida de sus comuneros. El territorio indígena es un nudo central, secuencial de representaciones en su unidad, vida y relación entre los comuneros y los planes de vida colectivos, ante ello las comunidades afectadas del cauca, tienen una opción: la resistencia política bajo la organización del movimiento del sur-occidente y el acercamiento de sectores hacia una unidad nacional ante la negligencia, atropello y la poca seriedad por parte del presidente Iván Duque Márquez en la mesa de la minga. Como dijo un día el gran dirigente indígena, Anatolio Quirá destacado por su sabiduría, su paciencia-«…nosotros lucharemos en organización y unidad, de ello que no se dude, con toda la paciencia estaremos en el dialogo; pero en resistencia por nuestros derechos en el territorio».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.