Antes que nada he de confesarles que Depredador, Acorralado, Aliens, Conan El Bárbaro, Robocop o La Jungla de Cristal, por citar sólo unas cuantas, son películas con las que crecí y que, a día de hoy, me siguen pareciendo fantásticas. Unas y otras podrían ser consideradas -en mayor o menor medida- como películas «de […]
Antes que nada he de confesarles que Depredador, Acorralado, Aliens, Conan El Bárbaro, Robocop o La Jungla de Cristal, por citar sólo unas cuantas, son películas con las que crecí y que, a día de hoy, me siguen pareciendo fantásticas. Unas y otras podrían ser consideradas -en mayor o menor medida- como películas «de acción», una clasificación que no supone un género cinematográfico en sí y que nació al calor precisamente de la irrupción de unos films en los que la carga de testosterona y la violencia coreografiada se convertían en una parte de peso en el metraje. Eso sí, las mencionadas y un puñado más serían el escaso grano de enormes cantidades de una paja que llenó de bazofia las estanterías de los videoclubs en nuestra juventud.
Les cuento todo esto porque ayer, el director de la Mostra de Cinema del Mediterrani, Salomón Castiel, compareció en rueda de prensa para comunicar que el certamen cinematográfico valenciano cambia desde ya su denominación por el de Mostra de València; y también que su eje temático pasa del cine producido en los países con orillas al Mediterráneo, al «cine de acción y aventuras». Castiel, cuando se hizo con las riendas del festival el pasado año, ya avisó de que no veía que el toque geográfico fuer