Deslumbrando con sus estilizadas configuraciones han formado parte de las simbolizaciones artísticas comunicativas del cartel de la Revolución Cubana, los poseedores de delineaciones por la plena igualdad de la mujer y su destacada participación en la edificación de la sociedad socialista. Precedentes Durante el periodo de la república neocolonial (1902-1958), la iconografía de la mujer […]
Deslumbrando con sus estilizadas configuraciones han formado parte de las simbolizaciones artísticas comunicativas del cartel de la Revolución Cubana, los poseedores de delineaciones por la plena igualdad de la mujer y su destacada participación en la edificación de la sociedad socialista.
Precedentes
Durante el periodo de la república neocolonial (1902-1958), la iconografía de la mujer cubana en anuncios de prensa, vallas y otros medios de propaganda reflejaron el lugar que ocupaban en aquella sociedad. Discriminada por el color de su piel o procedencia social y relegada a la ocupación de cargos públicos la mujer era predestinada para desempeñarse en labores de servidumbres y domesticas.
Carteles y anuncios comerciales reflejaron ilustraciones gráficas con desenfrenadas representaciones pictóricas eróticas y prosaicas; con cuerpos de mujeres que incitaban a la tentación. Igualmente en carteles empleados para anunciar películas además de la escena principal del filme, para lograr mayor atención y el gancho publicitario que permitiera colmar las taquillas de venta, predominaba la representación femenina con propósitos amorosos, caderas anchas y vestuarios semidesnudos; mostrando mulos y pechos.
Sin embargo desde la época colonial habían germinados los primeros brotes de rebeldía frente a la crueldad del conquistador y durante las gestas independentistas del 1868 y el 1895, mujeres como: Mariana Grajales, Ana Betancourt e Isabel Rubio incorporadas al ejército libertador, escribieron páginas conmovedoras.
Sucesivamente desde la implantación de la república, en 1902, las mujeres también participaron en la lucha contra el imperialismo y en defensa de los intereses populares. A finales de la década del veinte y los primeros años del treinta, contra la tiranía de Machado tuvieron un significante protagonismo y posteriormente, en los años cincuenta, contra la dictadura Batista. Haydée Santamaría; en el Moncada, Lidia Doce y Clodomira Acosta; en la lucha clandestina y Vilma Espín y Celia Sánchez; en la Sierra Maestra; fueron dignas inspiradoras de la lucha revolucionaria.
Iconografía de la mujer en la Revolución
Es a partir del triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, en que para la mujer; que había tenido una activa participación en las guerras por la independencia, el Moncada, en la lucha revolucionaria en la clandestinidad y en el Ejercito Rebelde, cambia su oprobiosa situación, desde entonces, se advirtió un cambio radical y sobre todo, cuando el 23 de agosto de 1960 se integraron a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC); que surgió con el objetivo de lograr el ejercicio pleno de la igualdad de la mujer, mediante su incorporación a la producción, en la enseñanza, la cultura, la defensa y demás actividades de la sociedad; hasta lograr desaparecer los vestigios de discriminación y que esta ocupara, por sus virtudes y méritos, el lugar que le correspondía en la historia.
El nuevo protagonismo de la mujer comenzó a reflejarse en la grafica cubana surgida con la Revolución y en particular sus carteles; devenidos en eficaces medios comunicativos de las nuevas transformaciones sociales. Entre los temas de mayor concurrencias alusivos, con el objetivo principal de incorporar la mujer a los cambios políticos y socioeconómicos que sucedieron desde los primeros momentos de la victoria, estuvieron: las clases de corte y costura y de primeros auxilios, a la par ante la necesidad de defender al país de las amenazas imperialistas se incorporaron a las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) y también estuvieron en la Sierra Maestra, entre, los primeros maestros voluntarios.
Posteriormente, como integrante de la FMC, le sucedieron la incorporación de muchachas jóvenes para los Círculos Infantiles, los primeros tres fueron inaugurados en La Habana, su integración a la Brigada Conrado Benítez para participar en la campaña de alfabetización, su participación en el plan de Seguimiento y Superación de Educación Obrera y Campesina, denominada Batalla por el Sexto Grado y en apoyo a la Campaña Nacional de Vacunación contra la Poliomielitis, dirigida a todos los niños.
Guiadas por los acuerdos adoptados durante su I Congreso, que se realizó en septiembre de 1962, trabajaron por su incorporación masiva al trabajo, en una labor de persuasión, con la familia y la comunidad, en ocasiones de persona a persona, para que se comprendiera la necesidad de su integración en la vida laboral.
El trascendental desempeño de la FMC, fue resumido en el informe central, presentado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, al Primer Congreso de Partido Comunista de Cuba, en 1975, en él señalaba que había logrado «… incorporar a más de medio millón de mujeres a la producción y los servicios; ha movilizado a la mujer en múltiples tareas de masas, como la defensa del país, la alfabetización, cursos de superación, tareas agrícolas, salud pública, solidaridad, estudios políticos y muchas otras , cuyo resultado más importante y decisivo ha sido el huerco extraordinario operado en la conciencia política e ideológica de nuestra población femenina, que es sin duda una de las conquistas históricas más notables que hoy puede mostrar la revolución»
Muchas de las principales tareas que le permitieron obtener los anteriores resultados y que mostraron el decisivo papel de esa organización, en sus primeros quince años labor, quedaron reflejadas en mensajes de carteles en los que para la sustentación esencial de la visualidad, de la presencia de la representación de las féminas, se acudió al empleo de ilustraciones pictóricas con imágenes de colores planos brillantes e intenso cromatismo.
Igualmente su imagen formó parte de carteles asociados a campañas de bien público u orientación social; en la ejecutada en 1970 por la Editora Politica, contra el hábito de fumar, se empleó la configuración visual del perfil de un rostro femenino definido por líneas estilizadas, que mediante una insinuación simbólica muestra como al humear un cigarrillo, esta espirando salud y reduciendo su plazo de vida, en su diseño grafía y texto armonizaron el provisorio mensaje de: Fumar es quemar salud
En otros carteles que reflejaron a la mujer participando en tareas agrícolas, labores fabriles actuaciones artísticas, acciones defensiva y competiciones deportivas; se acudió a representaciones pictóricas que se distinguieron por las influencias plástica y de códigos de la vanguardia artísticas del art pop, el empleo del sentido figurativos, textos con montajes tipográficos impresos y en otros integrados al dibujo combinados, con la presencia de signos abstractos, efectos ópticos o mediante una metáfora visual.
Pasada la primera mitad de la década del setenta, guiadas por la proclamación «Avanzamos inspiradas en la hermosa causa del socialismo« ,traslucida en el cartel conmemorativo por sus XVII aniversarios, la Federación de Mujeres Cubanas, como parte de su eficaz movimiento de dignificación y emancipación social de la mujer asumió continuar su labor política que le permitiera erradicar los prejuicios y discriminatorios que aun se manifestaban en la sociedad y se propuso alcanzar la plena igualdad y liberación de la mujer cubana.
Esa batalla de verdadera significación histórica estaba avalada por los importantes resultados obtenidos como: cerca de 900 mil mujeres incorporadas al Movimiento de Madres Combatientes por la Educación, mas de 500 mil graduadas desde 1960 en las Academias de Corte y Costura, 110 mil campesinas en las Brigadas FMC-ANAP; un millón y medio de asistentes a los debates de salud, mas de 50 mil mujeres incorporadas como brigadistas sanitarias y 13 realizando actividad de trabajadora social.
En ese momento, coincidente con la ejecución del proceso institucional, muchos de los carteles que mostraron los resultados y compromisos de la organización femenina, además de sustentaciones de expresiones sintetizadas, se acudió a los portadores de textos de frases largas o imágenes con elementos gráficos descriptivos. Tal configuración quedó mostrada en los portadores de los argumentos, asociados con las transformaciones revolucionarias y la construcción del socialismo «Al Congreso del Partido con la emulación cumplida» y «La mujer Cubana en este 8 de marzo más internacionalista, más revolucionaria, más Firme.
Dichas ilustraciones graficas, representativas de las actividades de la mujer, fueron características del esfuerzo realizado por la FMC que le permitió alcanzar otros relevantes resultados como: la incorporación de cerca de 95 mil nuevas mujeres al trabajo asalariado, más de 20 mil a labores de la construcción y la ajiladas de más de 221 millones de arrobas de caña.
Continuamente, en momento en que en la reproducción gráfica se utilizó con mayor frecuencia el medio tono en las ilustraciones y las fotografías y se amplió el empleo de la transparencia; en la separación de colores para la impresión en offset, en cuatricromía, acontecieron carteles como el de la celebración en 1978, en La Habana, del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, con alusiones figurativas al tema de la mujer, expresada a través de una obra pictórica de René Portocarrero, que se empleó en un cartel editado por la OSPAAAL en el cual predominó su línea pictórica con predominios del barroco y sus imaginarias mujeres delineadas por flores en las que enlaza color y fantasía.
Igualmente en otro de los carteles, creados durante los días de marcada agresividad del imperialismo norteamericano de invadir militarmente a Cuba, germinó el del mensaje: Dos tareas básicas: producción y defensa, proclamación de significado simbolismo representativo de un momento en que más de un millón de mujeres, en 1980, formaron parte de las Milicias de Tropas Territoriales; numerosas jóvenes voluntarias se habían integrados a unidades regulares femeninas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias o estuvieron en la República Popular de Angola, participando en las históricas misiones internacionalistas.
El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) institución cultural que para la presentación de las exhibiciones de las películas nacionales y de otras nacionalidades había sostenido el tradicional empleo del cartel impreso en serigrafía; con ilustraciones pictóricas de evidentes derivaciones sicodélicas e intensas tonalidades, alusiones figuradas, efectos ópticos y cinéticos; para anunciar su producción fílmica que abordaron el tema de la emancipación de la mujer y su igualdad social imprimió carteles de fervorosas consecuencias comunicativas.
Para el filme Teresa donde se presenta una reflexión sobre el machismo en la sociedad cubana de los años setenta, la intransigencia machista del marido de una obrera textil, madre de dos hijos y activista sindical que enfrenta los prejuicios del marido, sus deberes hogareños y sus responsabilidades laborales, con la firma voluntad de defender sus derechos como mujer; mostró un cartel con el dibujo de una imagen femenina con línea quebrantadas matizada por la combinación de los colores.
En la presentación de Cayita. Una leyenda, obra fílmica dedicada a la vida y obra de Cayita Araújo quien dedicó su talento y valentía a la lucha revolucionaria en Cuba se empleó un cartel en el que embozado con delimitaciones de trazos de alusiones simbólicas de efectiva espontaneidad se logró la representación imaginadas de la legendaria luchadora sentada en un sillón.
Después de 1990, durante el denominado período especial, en que como consecuencia de la desaparición del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética, el país que realizaba el 85 % de su intercambio comercial quedó sumergido en una difícil situación económica, en carteles con ilustraciones pictóricas y fotografía con la imagen de la mujer, fueron plasmados mensajes alusivos al trabajo social y la prevención de enfermedades, así como de la reafirmación patriótica de la mujer cubana, en defensa del socialismo y sobre todo cuando en 1992, para exterminar a la Revolución, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley Torricelli, que endureció el bloqueo comercial y económico de impuesto a Cuba, desde hacía más de 30 años.
En ese contexto, en que se logró mantener las principales conquistas de la Revolución en los campos de la educación y la salud pública; en carteles realizados por la Federación de Mujeres Cubanas se continuaron abordando temas con el propósito invariable de educar, ayudar y corregir conductas y forjar valores en las mujeres y demás componentes de la sociedad.
En los carteles, de este momento, se contó con los esbozos de jóvenes egresados de las escuelas de diseño y artes plásticas; con reproducciones, que por la falta de papel y otros insumos gráficos, estuvieron limitadas a pocas cantidades de copias; en los cuales reflejaron la situación por la que atravesaba el país con aportes artísticos-comunicativos de originales frescuras; alusiones figurativas, efectos ópticos y eficaces registros comunicativos
A finales de la década del noventa en que en más de 170 programas surgidos al calor de la colosal Batalla de Ideas que libra nuestro pueblo bajo la conducción de Fidel, también germinaron carteles en los que oportunamente se hicieron mensajes exhortativos y encomiendas sobre la participación de las jóvenes que integraron el movimiento de trabajadores sociales, en las filas de maestros y enfermeros emergentes, de profesores integrales y de computación, de instructores de arte y en los cursos de superación integral.
No es posible en ocasión del 50 aniversarios de la creación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fecha de significado simbolismo, de revitalización y fortalecimiento; resumir este repaso de presencia de la imagen de la mujer en el cartel cubano sin exponer algunos de los logros actuales de la organización, como son: contar con un total de 4 061 728 integrantes que representa, el 86,7 % de las mujeres mayores de catorce años. La ocupación por mujeres del 51,5% de los puestos de trabajo de nueva y como se trabaja por la continua incorporación de las femeninas a los cursos de capacitación y en presencia en los diferentes sectores de la economía.
Como expresión de la promoción de la mujer a cargos de dirección y responsabilidades y sus integridades para desempeñar eficazmente las tareas más complejas y difíciles el 36% integran la Asamblea Nacional y entre los Delegados de Circunscripción el 28% son mujeres. Se fortalece el papel de la Organización en el trabajo de prevención y atención social y se sistematizan la labor de las brigadistas sanitarias quienes contribuyen con los logros de la salud en todas las comunidades.
Reinaldo Morales Campos es Especialista en Propaganda y Publicidad e Investigador de la Memoria Histórica del Cartel Cubano