Cuando en 1990 cristalizó «esta democracia» (es decir, una democracia de carácter contrainsurgente, enmarcada en la doctrina de la Seguridad Nacional, en la época de la guerra de baja intensidad y en los inicios de la Segunda Fase del Imperialismo), tras la llamada «transición a la democracia», nada hacía prever los múltiples cambios que tendría […]
Cuando en 1990 cristalizó «esta democracia» (es decir, una democracia de carácter contrainsurgente, enmarcada en la doctrina de la Seguridad Nacional, en la época de la guerra de baja intensidad y en los inicios de la Segunda Fase del Imperialismo), tras la llamada «transición a la democracia», nada hacía prever los múltiples cambios que tendría la formación social chilena. Las transformaciones políticas, económicas, culturales y de todas las instancias estructurales fueron hasta sorprendentes y se prolongan hasta el segundo. Si incluso algunos intelectuales orgánicos de los poderosos llegan a dejar en claro que Chile nace en la fecha citada y que todo hacia atrás no existió.
Por ejemplo, como uno de miles, es lo sucedido con el conjunto de la Izquierda: La Izquierda tradicional pasó a componer el Bloque Político de Estado, es decir, derechamente a defender los intereses del Bloque en el Poder. En tanto, la Izquierda Revolucionaria, la anticapitalista, estalló en mil pedazos, se fragmentó en miles y miles de expresiones orgánicas. Además, esas pequeñas expresiones políticas, que si bien han sido valiosas a lo largo del período 1990-2016 en el sentido de mantener el imago mundi de la Revolución Social, se han contaminado hasta la saciedad con las taras propias de la Ideología Dominante.
Desde 1990 se introduce en el Campo Popular y sus respectivas expresiones políticas las falsas dicotomías de que lo Social no podía contaminarse con lo Político, que lo Político no podía contaminar lo Sindical, que el Trabajo Territorial-Local no debía contaminarse con la Política Nacional y así una serie de dicotomías que fueron minando la Unidad de los y las que luchan.
De lo anterior, se fue desprendiendo una gama de situaciones que han entorpecido el accionar conjunto de quienes quieren superar el sistema de dominación capitalista. Es notorio como algunas Organizaciones Políticas, Sociales, Culturales, Sindicales, defienden a brazo partido sus «construcciones», sus capillas, sus feudos y levantan «SU» Demanda como «LA» Demanda, a la cual todos los demás se deben supeditar. Hemos sido protagonistas y testigos de cientos de empeños en donde se ha querido «romper el estancamiento» de la Izquierda Revolucionaria, de la Izquierda anticapitalista. Podemos mirar hacia 1997 cuando un conjunto de Organizaciones del Campo Popular se reunían en Avenida España, impulsados por el Colectivo de Trabajadores, CCTT.
No todo ha sido en vano. Los inicios de la «Marcha Alternativa del 1° de Mayo», que comenzó con apenas un centenar de asistentes en 2010, ya superó a la Marcha Oficial de la CUT en 2016, y si bien esa multitudinaria convocatoria aún no logra generar un movimiento sindical único con capacidad de golpear en conjunto, si ha ido esbozando esa ansiada unidad a través del Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical (CIUS). Otro ejemplo digno de nombrar es el esfuerzo de haber realizado la Marcha al Revés desde la tumba de Miguel Enríquez a La Moneda en 2015, que se ha de reeditar este 2016 y que ojalá cuente con muchos más concurrentes.
Por otro lado, el Movimiento Estudiantil ha logrado romper seriamente el plano político, ese que muchas veces se ve árido y muy adverso, en donde incluso el Movimiento Popular y sus expresiones políticas «saltan» de un estallido social a otro, no siendo capaces de crear coyunturas propias y articular un plan de lucha que desemboque en la Tierra Prometida de atacar directamente el corazón del capital: la paralización cívica y productiva total y prolongado, pasando a las tareas mayores que sepulten a quienes impiden la felicidad de millones. El Movimiento Estudiantil, que ha logrado centrar su lucha tras la Demanda de Educación Gratuita Universal, es decir, para todos y para todas, sin importar su condición social, económica, sexual, racial, etc, se presenta como la fuerza social pertinente más activada de la formación social. No obstante contar con dicha fuerza, los sectores más avanzados del movimiento `se han dado cuenta que sólo con la Unidad entre las distintas expresiones de fuerzas sociales es que puede lograr sus objetivos históricos. Es así como el movimiento estudiantil hace un claro llamado a sumar fuerzas y transformar el movimiento en una plataforma Multisectorial, tirándonos sobre la mesa una linda oportunidad de romper cercos y problematizar sobre el asunto. Para comenzar creemos que para lograr este objetivo se requiere de poner todo el compromiso, de toda la voluntad, de todas las capacidades, de quienes componen las Organizaciones Políticas, Sociales, Culturales, Sindicales, del Campo Popular. Es fundamental que la Idea se plasme en todos y todas quienes componen dichas Organizaciones y no sólo debe ser asumida por los Dirigentes, sino que las Bases deben hacer carne y sangre dicho Principio.
Dicha lucha Multisectorial debe recoger todas y cada una de las Demandas Sociales y Populares, no supeditando ninguna, no obviando ninguna, no privilegiando ninguna. El Objetivo Central debe ser unir fuerza social concreta y ponerla en Acción, debe ser la Unidad en la Acción, no anteponiendo los principios, permitiendo la inclusión, la operatividad, la plasticidad del movimiento. Golpeando juntos. Por sobre todo en esta Multisectorialidad, debe incluirse el aporte que puedan hacer las fuerzas sociales-políticas-culturales-
Para que la Multisectorialidad tenga un impacto concreto en la política nacional, se requiere de acuerdos políticos y programáticos basados en la Unidad en la Acción, que desde la flexibilidad vaya definiendo coyunturas que permitan avanzar al ataque eficaz al sistema de los poderosos. Pasar de campañas masivas de propaganda en que se irradie la Idea Matriz de que es necesario superar el actual estado de cosas, ejercer el Derecho Sagrado de la Protesta Social, ir construyendo la bitácora que exprese claramente que se avanza hacia tareas superiores por la Liberación Humana y Social.
Es la hora de romper la lógica de la dominación, dejar de lado el lenguaje y las prácticas de los poderosos, es el segundo de expresar de verdad nuestra generosidad uniéndonos en la acción, uniendo todas las Demandas, todos los sueños, todas las fuerzas. Convirtiendo la indignación en Poder Popular, en el necesario contrapoder de los y las Populares.
Ronny Nebott, Colectivo Acción Directa Atilio Herrera O., Movimiento Por la Dignidad, Partido Igualdad
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