En la coyuntura actual de enfrentamiento y terrorismo alentada por grupos ultraderechistas en Venezuela, los revolucionarios tendrán que asumir como línea fundamental de combate la organización y la movilización revolucionaria del pueblo como pasos trascendentales que aceleren la praxis de la democracia directa por parte de los sectores populares. Se impone así, como agenda primordial […]
En la coyuntura actual de enfrentamiento y terrorismo alentada por grupos ultraderechistas en Venezuela, los revolucionarios tendrán que asumir como línea fundamental de combate la organización y la movilización revolucionaria del pueblo como pasos trascendentales que aceleren la praxis de la democracia directa por parte de los sectores populares. Se impone así, como agenda primordial de los distintos factores revolucionarios, la consolidación del poder constituyente del pueblo, a fin de que sea éste quien determine realmente la transformación estructural del vigente Estado burgués liberal, las nuevas relaciones de producción bajo una óptica postcapitalista y la evolución democrática del país, y no una minoría que nada más vele por sus propios intereses.
En medio de este escenario de agudización de confrontación política -predispuesto, primordialmente, por la dirigencia derechista-, tendrá que llevarse a cabo un debate abierto respecto al desarrollo, los alcances y las debilidades de la Revolución Bolivariana, con la intención de reorientar y reimpulsar el avance de las fuerzas revolucionarias populares en vez de continuar fortaleciendo, en algunos casos inconscientemente, el viejo modelo de Estado burgués liberal y el clientelismo político que lo obstruyen. Tal propuesta se enlaza con la necesidad de elevar la conciencia revolucionaria de los sectores populares, de modo que les sirva para desmantelar el acoso mediático y las apetencias de poder de los grupos apátridas y fascistas del país, lo mismo que la injerencia descarada del imperialismo gringo y de sus satélites internacionales en los asuntos internos venezolanos.
Al respecto, cabe decir que, independientemente de las previsiones gubernamentales, legítimas y normales en cualquiera nación del mundo, incluida la convocatoria hecha por Nicolás Maduro para una Asamblea Nacional Constituyente, son los diversos factores políticos y sociales de la Revolución los llamados a mantener un perfil vigilante y de lucha constante frente a la estrategia de desestabilización ejecutada por los grupos oligárquicos en Venezuela, ahora magnificada y rebotada simultáneamente por redes virtuales y demás medios de información, siendo esto último, por cierto, su principal soporte, ya que no cuenta con un masivo y decidido respaldo popular, como lo hacen ver a diario; pese a las innegables deficiencias presentes en muchas instituciones públicas. Por consiguiente, se debe entender que el papel de los factores revolucionarios no sólo se refiere a simplemente salvaguardar la estabilidad del gobierno nacional y la existencia política del chavismo sino el de defender, en un primer plano, la soberanía nacional al estar la oposición aspirando y exhortando a que las tropas del Comando Sur de Estados Unidos le faciliten lo que no han conseguido con su sabotaje económico continuado, sus noticias falsas recicladas y sus incesantes violaciones al orden constitucional vigente, todo avalado por una Asamblea Nacional en desacato.
En un segundo plano, sin dejar de ser importante por ello, se requiere activar mayores mecanismos de participación y protagonismo de los sectores populares hasta lograr, en consecuencia, el ejercicio revolucionario de la democracia directa por parte de éstos, lo que definirá el carácter socialista del proyecto de transformación de la Revolución Bolivariana. Todo ello podrá iniciarse y obtenerse, a pesar de la autocensura y las limitaciones impuestas por algunos medios informativos privados a la difusión de noticias y declaraciones favorables al gobierno, a través de campañas divulgativas y foros públicos donde se dé a conocer cuáles son sus fuentes, sus instigadores y sus intereses reales.
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