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Ricardo Sande L., presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc)

La nueva cara de la derecha

Fuentes: Punto Final

Ricardo Sande Lyon (23), nuevo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), afirma que Chile es un país estructuralmente injusto, que la política se ha alejado de las personas y sus necesidades; considera que las riquezas naturales, que son patrimonio de todos los chilenos, han sido hasta ahora concesionadas a vil […]

Ricardo Sande Lyon (23), nuevo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), afirma que Chile es un país estructuralmente injusto, que la política se ha alejado de las personas y sus necesidades; considera que las riquezas naturales, que son patrimonio de todos los chilenos, han sido hasta ahora concesionadas a vil precio a particulares y cree que los proyectos económicos que se impulsen en el futuro deben ser ambientalmente sustentables; aboga por el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y condena las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile, México, Corea del Norte o cualquier lugar del mundo donde ocurran.

Sande es alumno de 5° año de derecho de la Pontificia Universidad Católica de Santiago. Se inició en la actividad política en la etapa escolar, por inquietudes sociales primero y políticas después. «Descubrí que mi vocación no iba tanto por estar en una oficina, sino por una línea de servicio público», dice.

En la UC se le abrieron nuevas posibilidades y allí orientó sus intereses hacia la política. Desde 2010 viene participando en las campañas electorales estudiantiles de la UC. «Me tocó perder en todas, hasta este año». Desde 2011 fue activo miembro de la directiva del Movimiento Gremial, con posterioridad participó en espacios universitarios locales y en el periodo 2014 ocupó el cargo de presidente del Centro de Alumnos de Derecho.

No milita en partido «porque uno pierde autonomía y sobre esa base puedo criticarlos a todos, de cualquier sector, incluidos los de derecha. Analizo las cosas en su mérito y no según el lugar de dónde vengan las propuestas. Esa es una libertad muy positiva».

¿Cuál es el impulso vital de esta nueva directiva de la Feuc?

«Es lo que hemos llamado la sociedad en movimiento. Un sueño de país en el que las personas puedan construir su propio futuro, dónde todos tengan las mismas oportunidades y se hagan responsables de los problemas, sin esperar que un tercero, como el Estado, se haga cargo. Es la sociedad civil por sí misma la que debe buscar soluciones. En esa línea nuestro sustento vital es una idea de la sociedad como protagonista. Sabemos que como universidad no podemos vivir aislados de lo que pasa fuera y tenemos que ser capaces de convertirnos en agentes de cambio, tanto en el espacio local como en toda la sociedad».

¿En qué se diferencia la propuesta de ustedes de la NAU?

«Nuestro sueño va acompañado de ciertos principios como la concepción de una sociedad libre y responsable, basada en la subsidiariedad y solidaridad; considerando la dignidad humana como algo trascendente desde la concepción hasta la muerte natural. La nuestra es una visión de la sociedad que se mueve bajo principios distintos de aquellos que representa la Nueva Acción Universitaria (NAU) en el actuar universitario».

PARTICIPACION EN LA CONFECH

¿Cómo abordará esta Feuc el pluralismo en la UC?

«Para nosotros la diversidad y pluralismo son fundamentales, porque queremos una sociedad compuesta por individuos que son entre sí distintos en esencia e igualmente dignos. Nuestra universidad hoy tiene muchos problemas para aceptar la inclusión, y no se ha hecho cargo de que el país es distinto de lo que se observa en las cuatro paredes universitarias. Aquí estamos inmersos en una burbuja, que es producida por un sistema que es injusto en sus orígenes. La UC ha sido incapaz de reconocer la virtud de la diversidad.

Aspiro a una sociedad pluralista, en la que finalmente confluyan muchos proyectos distintos, y nuestra universidad debe ser parte de esta diversidad. Tanto en la sociedad en su conjunto cómo dentro de la UC tenemos que dar pasos importantes hacia un país más inclusivo».

¿Cómo será la participación de ustedes en la Confech?

«Hay un hito que no se veía desde hace tiempo, una Feuc con nuestras ideas, y lo que tenemos es un desafío muy grande. Queremos participar en la Confech y nos interesa mucho la unidad de los estudiantes, para hacer frente a las reformas propuestas por el gobierno, que a nuestro juicio no son las que Chile necesita. Queremos dar una mayor cuota de diversidad a una Confech que ha estado fuertemente polarizada, para iniciar discusiones que no están presentes en el debate estudiantil y poner temas nuevos sobre la mesa. Entendiendo que nuestras posturas no son mayoritarias, estamos dispuestos a dar esas peleas igualmente.

Pese a estas diferencias, creo que podemos encontrar consensos. Las críticas a la PSU, al Simce y en parte al proyecto del gobierno son comunes a todos los estudiantes, aunque no pensemos igual y existan matices entre nosotros. Creo que podemos construir acuerdos a partir de las coincidencias que existan».

¿Cómo ven este periodo?

«El tema de la crisis educacional ya está puesto en la agenda pública, pero es necesaria una discusión técnica mucho más acabada y concreta. Dejamos atrás una etapa de protesta para pasar a otra de propuestas, en la que los líderes estudiantiles no solamente tienen que salir con el megáfono a la calle, sino también ir al Congreso a exponer sus posturas.

El próximo año debiéramos influir en las políticas públicas que se están discutiendo, para en que estos proyectos de ley salgan de la mejor manera. Los estudiantes queremos ser considerados como interlocutores, pero también debe escucharse la voz de otros actores, como son los padres y apoderados».

UN PAIS JUSTO

¿Por qué es tan importante la reforma educacional en este momento?

«Nos damos cuenta que Chile es injusto, porque las personas no tienen las mismas oportunidades. Esas injusticias parten desde la educación inicial, continúan en la etapa escolar y culminan en la superior. Es un problema estructural que involucra a todas las etapas de la educación.

Queremos terminar con las inequidades existentes, para que todas las personas tengan iguales oportunidades de desarrollarse y estas desigualdades no se pueden cambiar sin una reforma profunda al sistema educativo. Como estudiantes podemos discrepar entre nosotros en algunos puntos, pero estamos de acuerdo en lo fundamental».

El movimiento estudiantil de 2011 emergió con una fuerte crítica a la institucionalidad en educación; pero también con varias otras críticas que tienen que ver con salud, transporte y hasta con una nueva Constitución.

«Chile tiene problemas estructurales, basta ver cómo funcionan los sistemas de salud, con las Isapres, y el sistema de educación. Pero, muchas veces se cae en un reformismo extremo: cuando se dice hay que cambiarlo todo, en circunstancias que en el último tiempo Chile no lo ha hecho tan mal comparativamente con otros países del continente y del mundo. A veces se confunden problemas que son fácilmente solucionables y se cae en la lógica de la retroexcavadora.

Los problemas sociales en Chile tenemos que enfrentarlos con mucha mesura, entendiendo que las reformas estructurales también son apuestas, y si uno hace muchas y muy seguido, puede que terminemos con puros experimentos fallidos. Tenemos que darnos el tiempo para reflexionar más, discutir y ver cuál es la sociedad que queremos. Tenemos mucha desregulación y eso permite que en algunos casos el mercado cause estragos».

¿Qué piensa de la política como actividad?

«Vista desde el punto de vista abstracto, la política es una de las actividades más nobles, en tanto constituye un servicio a los demás. Pero hoy la política nacional está muy lejos de eso y vemos que hay un partidismo extremo que hace que importe mucho más saber cuántos votos obtuvo mi partido, que si efectivamente fuimos capaces de dar solución a problemas de la comunidad. Vemos cómo la política se va alejando de las urgencias sociales y de los problemas que vive la gente todos los días, hasta transformarse en una discusión en la que participan solo las elites sobre temas que no se relacionan ni de cerca con lo que realmente necesita la gente.

El gobierno tiene más interés en discutir sobre el lucro y el copago, que son asuntos importantes, pero que distan mucho de ser los fundamentales en materia educacional. Mi crítica va hacia la clase política en general, pero creo que el gobierno tiene sus manos atadas por el Congreso en ciertas materias».

 

SOLIDARIDAD CON

ESTUDIANTES DE MEXICO

¿Qué opina de la situación que afecta a 43 estudiantes detenidos desaparecidos en México?

«Cuando se habla de derechos humanos, uno debe hacerlo siempre con la misma consecuencia, sin importar el color político de los criminales o de las víctimas. Condeno cualquier violación a los derechos humanos venga de dónde venga. Es horrendo lo que ocurrió en Chile antes y lo que ocurre ahora en México, así como rechazo lo que sucede actualmente en países como Corea del Norte o Venezuela. A la hora de hablar de violaciones a los derechos humanos hay que medirlos a todos con la misma vara.

No hay que caer en que ‘si el violador de derechos humanos piensa como yo, entonces mi crítica no será tan profunda’. Creo que así como hablamos del futuro, nos hagamos cargo como generación joven de la promesa de que nunca más ocurran situaciones como las pasadas en nuestro país. Lo que pasó es condenable y no es comprensible ni hay justificación que valga para que se hayan cometido estos crímenes en nuestra tierra. Las violaciones de los derechos humanos son la máxima expresión de la deshumanización».

¿Qué piensa del terrorismo?

«Hay que definir bien lo que significa esa palabra. Hay algunos que han caído en el exceso de considerar todo como terrorismo y otros en el extremo de que nada puede ser calificado de ese modo. En Chile han ocurrido últimamente actos que entran dentro de la categoría de terrorismo, y esta es una situación con la que hay que tener mucho cuidado; porque más allá de constituir una demostración de rebeldía contra un sistema que se considera injusto, también representan un acto de injusticia tremenda con víctimas inocentes. Considero el terrorismo como una demostración suprema de egoísmo».

Hay un movimiento mapuche de raíces profundas, que viene desde la Conquista…

«Como país hemos sido incapaces de encontrar un camino para resolver este problema social, tal como queda demostrado con el hecho que en la Región de La Araucanía están las personas más pobres del país. Debemos dar señales importantes de reconocimiento, partiendo por consagrar en la Constitución que Chile es un país en el que habitan culturas distintas. Eso no solo vale para los mapuches, sino para aimaras, rapanui y en general para todos los pueblos originarios que habitan el territorio.

El Estado debe adoptar una conducta menos paternalista. Regalar menos tierras e incentivar maneras de dar un buen uso a aquellas que ya están en manos de los pueblos indígenas; asumir un rol más educativo y respetuoso con sus propias costumbres, sin imponer una determinada visión. No se puede tratar a los mapuches como museos vivientes; sino permitir que puedan evolucionar con la autonomía que ha sido consagrada en tratados internacionales suscritos por Chile».

¿UNA NUEVA DERECHA?

Surgen por todos lados conflictos ambientales…

«Entiendo el desarrollo económico como algo integral y sustentable. Si como país estamos quemando todos nuestros recursos y destruyendo la naturaleza, quiere decir que comprendemos el desarrollo de mala manera. En Chile hemos privilegiado políticas de energía que son baratas, pero no sustentables, que finalmente nos van a pasar la cuenta. Cuesta pensar en un país con mayor potencial energético que Chile. Tenemos recursos hídricos, eólicos, mareomotrices y geotérmicos, pero hemos optado por fuentes de energía sucias, que finalmente destruyen nuestro entorno natural. Es indispensable conciliar la eficiencia económica con la sustentabilidad.

El Estado ha sido muy débil a la hora de concesionar nuestras riquezas y las ha entregado muy baratas. Las concesiones que se hagan en el futuro deben realizarse de manera más acorde con la preservación de nuestro medioambiente, que constituye parte del patrimonio que vamos a dejar a nuestros hijos. La visión que lo inspira hoy es cortoplacista y Chile tiene un problema profundo que, si no lo enfrentamos, es pan para hoy y hambre para mañana».

Como gremialista, ¿con qué aspectos del pensamiento de Jaime Guzmán se identifica?

«Me identifico con el gremialismo de Jaime Guzmán; pero no con pensamientos posteriores, como apoyar la pena de muerte».

¿Está surgiendo una nueva derecha?

«Ojala suceda. Me identifico con una renovación profunda de la centro-derecha. Pero actualmente no me siento representado por ninguno de los partidos existentes, tienen una lejanía tremenda con el sentir social. Hoy los partidos no invitan a la gente a construir un proyecto colectivo. La política se ha convertido en una especie de gerencia en la que se actúa sobre la base de cifras. A la derecha le falta acercarse a los problemas de la gente. Si surge una nueva forma de entender la política y si la derecha se abre a esas nuevas ideas, me sentiré muy interpretado por sus propuestas».

 

Publicado en «Punto Final», edición Nº 820, 26 de diciembre, 2014

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