También es muy importante que compartamos una comunidad valórica, de infinito amor hacia nuestra clase y pueblo. Sin esto es imposible siquiera pensar en ser un verdadero comunista.
Por Antonio Rosales
Antonio Rosales- Tanto en el Manifiesto de septiembre de 2019 (el cual nos queda la impresión que es su carta presentación pública) como en la Entrevista que dieron a la revista “América Rebelde” en mayo último, aluden a que su nacimiento en diciembre de 2018 es producto del ir y venir de búsquedas dentro de un marco de “conflictos”, “fragmentación” y “dispersión” de los comunistas y/o Izquierda Revolucionaria. En esa apreciación de complejidad, cuál es el aporte/distinción que le otorgan a la Organización Comunista Revolucionaria (OCR), capaz de superar dicha definición del estado de los comunistas. ¿Cómo su organización se propone hacer la diferencia?
Organización Comunista Revolucionaria- Haber logrado hacer real la unificación de diferentes organizaciones políticas del campo revolucionario en medio de un contexto de dispersión ya es un avance importante, pues se materializó la voluntad de bajar banderas, abandonar las parcelas y dar paso a la unidad, siendo lo más relevante la necesidad de la unidad política para avanzar en la lucha del proletariado por su emancipación. El resultado concreto de esto fue la fundación de la Organización Comunista Revolucionaria – OCR.
Si bien es un pequeño granito de arena, es con hechos concretos que enfrentamos la dispersión orgánica, y también la política ideológica que nos ha permitido sobreponernos a la infiltración de la ideología enemiga en diferentes frentes que vienen socavando las perspectivas de revolución en el pueblo, ya sea por la inserción del liberalismo como del posmodernismo y el revisionismo que nos alejan de las luchas centrales de la clase trabajadora y el pueblo, y fomentan la división de la clase.
En relación con lo anterior, retomar las herramientas (hoz y el martillo), los símbolos históricos de la lucha por la revolución del proletariado internacional también es un elemento central en nuestra fundación. Hablar abiertamente de comunismo, arrebatar la historia, los símbolos y la ideología al revisionismo, volver a vincular al comunismo con la revolución, retomar a Marx desde la transformación y no el mero ejercicio intelectual, hacer el llamado al conjunto de la franja revolucionaria a reconocerse como comunistas y avanzar unidos y unidas a la victoria son elementos centrales para nosotros y nosotras en la lucha ideológica contra el enemigo de clase, la burguesía y sus diversos dispositivos de explotación y dominación capitalista.
Sabemos que no somos el único esfuerzo orgánico y político que busca difundir las ideas del comunismo revolucionario, y nos reconocemos hermanos y hermanas de aquellos compañeros, compañeras, agrupamientos y partidos que se definen bajo las banderas del marxismo, el leninismo, el maoísmo, el comunismo y la revolución.
Antonio Rosales- A partir de la lectura de la documentación a la cual hemos podido acceder respecto de su historia, planteamientos y quehacer, en la composición de la OCR confluyen diferentes experiencias militantes y búsquedas que promedian en 10 años. A casi 5 años de su nacimiento, este encuentro en el comunismo sigue en su etapa de articulación o ya se puede hablar de una identidad propia como OCR?
OCR- Desde que nos conformamos como Organización Comunista Revolucionaria, de forma consciente dejamos atrás nuestras viejas estructuras. Con orgullo, muchas y muchos cuentan con experiencias militantes que desde luego son un tremendo aporte a la actual organización, que permiten decir que la OCR es una organización que se constituye en ruptura para crear lo nuevo y a la vez en continuidad, pues nos consideramos parte y herederos y herederas de las experiencias acumuladas del proletariado en Chile y el mundo.
En el ejercicio de la construcción de línea política general y específica y en su implementación en la práctica política concreta, es decir en el día a día de las y los militantes desplegados al interior del campo popular y clasista, hemos ido generando procesos de crítica, autocrítica y rectificación, y por qué no decirlo, también de depuración, lo que ha significado la salida de compañeros y compañeras que por un lado no se adecuaron al funcionamiento de la OCR, o no fueron aplicando su línea política, o lisa y llanamente intentaron impulsar líneas incorrectas las cuales luego de develadas fueron duramente atacadas.
Luego de este corto camino han sido muchas y muchos los que, desde las diferentes luchas sectoriales y populares se han ido sumando y este espacio ha sido su primera experiencia militante. Junto a ellos y ellas se ha ido construyendo una identidad propia OCR, que intenta recoger lo mejor de las viejas organizaciones, pero que de forma consciente genera y explota lo nuevo.
Por ningún motivo queremos dejar cerrada la puerta a posibles nuevos agrupamientos de comunistas que estén en concordancia con lo planteado por parte de nuestra organización. Reconocemos que nuestra situación actual fue un avance, pero que aún queda mucho camino por recorrer, y sin duda, en ese camino sabemos que encontraremos a mas comunistas, entre las masas que luchan y se organizan, en los espacios de educación popular, en los espacios de debate, entre el campo revolucionario.
Antonio Rosales- ¿Por qué “organización” y no “partido” comunista? Es un matiz semántico o más bien da cuenta de etapas en su conformación, siendo la organización como un inicio y el Partido como una apuesta de más largo aliento, que pudiese incluir una nueva articulación entre comunistas?
OCR- Efectivamente, como ustedes lo plantean, consideramos que aún no tenemos las condiciones para autodenominarnos partido, bien sabemos que esto no tiene que ver con temas necesariamente cuantitativos, sin quitarle el peso específico a esta dimensión, pero entendemos que también son otros factores los que determinan la posibilidad de “fundar” un partido de cuadros para la revolución, la victoria y el poder.
Son varios los elementos que consideramos relevantes para la constitución de un verdadero partido comunista para la revolución, por ejemplo, el despliegue nacional o al menos contar con presencia e influencia en zonas que permitan abordar el país en su extensión; contar con una voz política pública e instrumentos para aquello que den cuenta de análisis y propuestas para la clase, transformándose en un actor con opinión y referencia para el pueblo; también la elaboración de líneas políticas generales y específicas que orienten el quehacer y tengan la capacidad de dotar de respuestas y métodos para la transformación de la sociedad, de ser una aplicación concreta a la realidad de la lucha de clases en el país y en el mundo y sea permanentemente probada en la práctica; contar con capacidad material mínima para enfrentar las condiciones actuales de la lucha de clases también es fundamental; la conformación de cuadros políticos con capacidad de conducción también tiene gran relevancia, hemos ido comprobando también que la formación de un/a cuadro no se da de un día para otro, son años de experiencia y formación que se requieren para contar con cuadros capaces de dirigir una revolución, y por lo mismo, son tan valiosos/as.
Podríamos enumerar más elementos pero al menos esos son los fundamentales para la conformación de un partido con las características que creemos se necesitan para el desarrollo victorioso de una revolución en Chile- Asimismo, nos parece relevante mencionar que la conformación de un partido, al igual que la lucha de clases, es dinámico, por tanto no entendemos el proceso de su conformación de forma mecánica o etapista, sino más bien su constitución se rige bajo las mismas leyes que las de la historia, es decir, es un proceso dialéctico en constitución debido a la lucha de dos líneas en su gestación, en donde la síntesis de aquella lucha es la que va favoreciendo su propio avance.
También, desde luego, el poder conformar un espacio más amplio donde quepan todas y todos los comunistas que concebimos el partido como el instrumento político para la lucha por la victoria y el poder. Consideramos que, si bien hemos sido parte de un proceso fundacional, no negamos la posibilidad de formar parte de nuevos procesos de esa índole.
Por último, con humildad declaramos que no estamos aún en condiciones de darle a conocer a la comunidad nacional e internacional el nacimiento de un verdadero Partido Comunista Revolucionario, pero trabajamos duro para ello, ya que es una necesidad y tarea urgente para poder romper con algunas de las falencias que tiene el campo popular y que se graficaron en el alzamiento popular del 2019.
Antonio Rosales- Cuando hablan de su fundación, la ubican en un momento que describen como aquel donde la izquierda revolucionaria comienza a salir de la derrota pos dictadura. ¿A qué derrota se refieren? ¿Cuáles son los argumentos de esa derrota?
OCR- En primer lugar, consideramos que, efectivamente con la dictadura, su salida pactada y el gobierno de Aylwin hubo sucesivas derrotas tácticas para las organizaciones revolucionarias, que son tanto políticas como militares. En lo político, la salida democrático burguesa de la Concertación, a través de la instalación de un plebiscito para sacar al tirano, confundió a muchos y muchas, quienes confiaron en este pacto interburgués. Asimismo, quienes pudieron mantenerse en una posición de trinchera y resistencia ante este pacto, no lograron ofrecer una alternativa al pueblo en ese momento. No es todo responsabilidad de las organizaciones revolucionarias de aquel entonces, el estado de la correlación de fuerzas nos situaba, como sector, en una desventaja estratégica profunda.
En lo militar, la derrota fue aún más brutal. La burguesía a través del aparataje estatal persiguió y buscó aniquilar a las organizaciones que habían iniciado la lucha armada contra la dictadura, ahora no utilizando la terapia de shock del 73´, pero sí implementando una serie de instituciones de inteligencia y represión silenciosa, por ejemplo, La Oficina. En ese período, el asesinato y encarcelamiento de muchos compañeros y compañeras dirigentes y militantes, la infiltración y cooptación por parte de los organismos de seguridad del régimen de la democracia de ricos pasaron a una ofensiva con el objeto de desarticular, también marginar y criminalizar al sector.
Por último, es importante mencionar que no podemos entender la historia de la lucha de clases en Chile de forma aislada, por lo tanto, consideramos que el proceso de restauración capitalista de la URSS y China tuvo un importante impacto en la izquierda revolucionaria, en donde la ideología enemiga infiltrada en el pueblo a través del revisionismo golpeó a las diferentes organizaciones. Esto es otro de los factores que pueden de alguna forma incidir en el aspecto político de la derrota del campo revolucionario en ese período.
No podemos dejar de mencionar la heroica y consecuente resistencia de los diversos destacamentos que dieron la lucha frontal contra la falsa democracia de los ricos y poderosos, el MIR – EGP, el FPMR autónomo, el MJL, entre otros. Sin la continuidad de la lucha de estas organizaciones, sin sus experiencias de organización y combate, sería imposible construir nuevos referentes para nuestra clase.
En segundo lugar, el comienzo de la salida de la derrota lo caracterizamos como el inicio de un nuevo ciclo de la lucha de clases, en donde no solo se comienza a recomponer una izquierda revolucionaria en lo político e ideológico, sino también en lo organizativo, surgiendo agrupaciones que recogían las experiencias acumuladas de la resistencia a la dictadura, buscando incorporar una impronta de avanzar y dejar atrás la sensación de derrota y resistencia. A su vez, también es el pueblo el que comienza a luchar, con una serie de huelgas combativas entre los trabajadores subcontratados de las forestales, cobre y peonetas, los portuarios, los honorarios y años después contra las AFP; también se levanta la llama estudiantil contra el pasaje de transporte público, las diferentes leyes del Estado y el mercado en la educación. El pueblo Mapuche autonomista en la lucha por su liberación nacional da inicio a una lucha frontal contra el extractivismo, el capitalismo, las forestales y el Estado; proliferan las luchas socioambientales en Aysén, Freirina, Huasco, Mehuín, entre otros; también irrumpe una nueva ola del movimiento femenino en liceos, universidades y territorios.
Es este nuevo ciclo de la lucha de clases iniciado en los años 2000, en donde, por continuidad y ruptura, irrumpe el alzamiento popular del 2019, que expresa con toda claridad el descontento de las masas ante los abusos y engaños del falso arcoíris de la democracia y la Concertación. Nuestra organización no está ajena a todo este último ciclo, y consideramos que somos una expresión más de los elementos que constituyen este nuevo ciclo de la lucha de clases que, por cierto, aún no se cierra, y por el contrario, se encuentra en abierta disputa.
Antonio Rosales- La OCR, ¿se define como organización clandestina o abierta; político-militar o política?
OCR- La Organización Comunista Revolucionaria no es una organización pública. Como trabajamos por la construcción del Partido Comunista Revolucionario, por la construcción de poder popular y por el desarrollo de la revolución y la edificación del socialismo y el comunismo, sabemos que seremos perseguidos por los poderosos como se ha demostrado una y otra vez en la historia, y esto nos obliga a tomar nuestros resguardos. Esto no significa que la política emanada de la organización no sea pública, por el contrario, la apuesta está en desarrollar de forma creativa y dialéctica las diversas herramientas que permitan desplegar la línea política, nuestras propuestas políticas, nuestras posiciones sobre la realidad actual, sobre las necesidades y desafíos que se presentan para que, como pueblo, alcancemos una vida plena, pero esto salvaguardando la seguridad de las y los militantes.
La experiencia de la persecución política durante la dictadura cívico – militar y durante esta democracia de ricos y poderosos desde los 90 hasta el presente, demuestra que es un imperativo estratégico asegurar la integridad de las y los militantes y por la tanto la vida de la organización. Y no solo en la historia contemporánea, sino más bien en la historia de la sociedad de clases, los sectores del pueblo que dan cuenta de la opresión, la dominación o la injusticia son duramente perseguidos, criminalizados, reprimidos y aniquilados. En ese sentido no es por propia opción, sino más bien por la necesidad de cuidarnos de la clase en el poder que nunca ha escatimado un poquito en atacar al pueblo que, justamente se quiere rebelar ante la explotación y miseria.
Antonio Rosales- ¿Qué significa y/o cómo definen ser un militante Comunista Revolucionario(a), más allá de las definiciones teórica, en el Chile del 2023?
OCR- Primero consideramos que ser un/a militante revolucionario, es un desafio cotidiano, tiene dimensiones colectivas, orgánicas y también individuales y éticas. Tratamos de mejorar en tanto la organización crece y las tareas aumentan; también caemos en desviaciones, sectarismos y revisionismos que nos alejan de la senda que hemos escogido y aprendemos e intentamos rectificar.
Tenemos herramientas que no hemos inventado nosotros y asumimos que debemos estar firmemente cogidos de la ideología del proletariado, es decir, del Marxismo – Leninismo y de los aportes de todas y todos los intelectuales orgánicos que han aportado a la construcción de la ideología de la clase a escala global, Engels, Kollontai, Zetkin, Gramsci, Mao, Stalin, Mariátegui, Guevara, entre otros y otras.
Pensamos que militar es una acción colectiva organizada. Esto para nosotros y nosotras es importante, pues creemos que sin militancia en los diversos espacios políticos no se puede ser comunista. Un comunista es aquel que abrazando los ideales de justicia y en la búsqueda permanente de acabar con el capitalismo y el imperialismo, como causantes de la miseria, hambre y pobreza, asume un compromiso colectivo y, por lo tanto, se hace parte de una columna vertebral para la revolución.
También es muy importante que compartamos una comunidad valórica, de infinito amor hacia nuestra clase y pueblo. Sin esto es imposible siquiera pensar en ser un verdadero comunista.
Considerar que cada militante se asume comunista por medio de un proyecto colectivo, también significa ponerse a disposición de trabajar y servir al pueblo con convicción y de todo corazón. En ese sentido, como nos encontramos inmersos en el capitalismo, la militancia no se encuentra exenta de los antivalores capitalistas, por lo que la transformación de cada militante por medio del ejercicio permanente de la crítica, la autocrítica y la rectificación para constituirnos en sujetos portadores de lo nuevo, es parte del ser comunista y revolucionario.
Por último, contar con, no solo la ideología, con el amor, sino también con la rabia y el odio hacia quienes nos explotan y oprimen, sin este componente subjetivo no es posible siquiera iniciar la revolución y luchar por la conquista del poder.