Marruecos es un país sobre el cual solemos ver historias, por lo general, desfavorables: inmigración, tráfico ilegal, extremismo religioso, tensiones con Melilla u ocupación del Sáhara Occidental, o, por otro lado, historias sobre su gastronomía y la belleza de sus paisajes. No es que estas historias sean inciertas, pero ¿es solo esto Marruecos?
Me sitúo en un plano opuesto, casi como en un intento de destruir el Marruecos que todas esas historias han instalado en mi cabeza, dispuesto a descubrir una historia diferente, una historia que habla sobre una nueva generación de marroquíes que a través de la palabra y la música luchan contra los dogmas establecidos, contra la represión y abusos estatales, contra la corrupción, el analfabetismo, las desigualdades de la mujer y otros muchos problemas que preocupan a una gran parte de la población. Y todo sin perder de vista sus orígenes y su historia.
El hip hop en Marruecos es ya una realidad, palpable y sólida, que apuesta por un cambio de mentalidad para seguir adelante. Son miles de jóvenes a lo largo del país que, con las nuevas tecnologías, difunden sus trabajos a través de portales como Raptiviste. Nacida en octubre de 2005, como red social entre grupos para compartir materiales e impresiones, ya recibía entonces hasta diez mil visitas diarias. Su creador, Youssef Amerniss, apuesta por un rap contestatario, y en 2008 lanzó un recopilatorio Mamanou3 f’Radio con canciones que las radios rechazan.
Es una corriente dinámica y en constante evolución, que choca con la mentalidad más conservadora y tradicional. No obstante, durante estos diez últimos años, se han vivido varios episodios como la detención de 14 artistas en 2003, durante la celebración del festival L’Boulevard, el primero en incluir el rap en su programación. Este festival se ha convertido en un referente de las nuevas músicas marroquíes.
Artistas como Amiral, un joven de Salé, que destaca por sus denuncias sociales y por trabajar con los jóvenes del barrio, es un buen ejemplo. No sólo produce y graba sus propios trabajos sino que ofrece su espacio, en su casa, para que los más jóvenes puedan grabar sus canciones. Otro ejemplo es el de la joven Youssra Oukaf (Soultana), ex miembro de Les Tigresses. A sus 26 años se ha convertido en una de las raperas más conocidas y admiradas del país. Con canciones como Sawt nssa (La voz de la mujer), donde trata de exponer claramente su posición frente al papel de la mujer en Marruecos. Mobydick, Az-Flow, Casa Crew, Hablo MC, Muslim, H-Kayne, Fez City Clan e, incluso el popular Bigg, son otros de los muchísimos grupos que desde Tánger a Marraquech utilizan el rap como medio de expresión y reivindicación. La mayoría de los grupos utilizan el darija en sus letras, un dialecto marroquí del árabe tradicional, porque «si cantamos sobre un tema de la calle, para la gente de la calle, como mejor se explica y se entiende es en el idioma de la calle», y aunque hoy en día las radios suelen dedicar un pequeño porcentaje al rap marroquí, lo que sigue funcionando son las redes sociales, blogs y páginas web especializadas.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/La-otra-historia-rap-en-Marruecos.html