Recomiendo:
0

La participacion electoral de la UP y el futuro del proceso de paz en Colombia

Fuentes: Rebelión

Un fallo de la sección quinta del concejo de estado, en sentencia de Julio de 2013 le restituyó la personería jurídica a la Unión Patriótica anulando una decisión atrabiliaria del concejo nacional electoral que se la había retirado en el año 2002 a través de las resoluciones 5659 y 7477. La Unión Patriótica es hija […]

Un fallo de la sección quinta del concejo de estado, en sentencia de Julio de 2013 le restituyó la personería jurídica a la Unión Patriótica anulando una decisión atrabiliaria del concejo nacional electoral que se la había retirado en el año 2002 a través de las resoluciones 5659 y 7477.

La Unión Patriótica es hija de «los acuerdos de la Uribe» firmados el 28 de Marzo de 1984 entre el gobierno del presidente Belisario Betancur y las FARC-EP-, acuerdos en los que se estipuló, además, un cese al fuego y una tregua bilateral por un año.

Esta organización política que a partir de su creación empieza una intensa actividad de manifestaciones públicas, marchas, mítines, asambleas, caminatas, conversatorios en las ciudades, en el sector urbano y rural en todo el país, llegó a su primer congreso fundacional en Noviembre de 1985 con más de 3.000 delegados de todo el país en representación de más de 2.200 juntas barriales, Municipales, y departamentales.

Se iniciaba pues, una nueva forma de hacer política, desde abajo, con la participación protagónica de los humildes, «de los sin nada», de aquellos que como los campesinos y los obreros lo han dado todo, y nunca han recibido nada, a no ser el despojo, el desplazamiento, la cárcel, la represión, la desaparición, y la muerte.

Las promesas de garantias a la UP que el estado colombiano nunca cumplió

«El Gobierno, de acuerdo con lo establecido en la Constitución y las leyes, otorgará a la Unión Patriótica y a sus dirigentes las garantías y seguridades indispensables para que puedan desarrollar, en forma idéntica a la de las demás agrupaciones políticas, su acción tanto proselitista como electoral. El Gobierno hará recaer todo el peso de la ley sobre el ciudadano o la autoridad que conculque sus derechos o niegue, eluda o desconozca las garantías que les corresponden.

Estas garantías ofrecidas por el gobierno de Belisario Betancur ( que tampoco se estaban cumpliendo) fueron tiradas al basurero por el presidente Virgilio Barco Vargas, quien declaró oficialmente rota la tregua con las FARC-EP- el 17 de Junio de 1987-legalizando además el exterminio que el paramilitarismo, ligado a multinacionales, latifundistas y ganaderos; y amplios sectores de la fuerzas militares y de seguridad del estado adelantaban contra la Unión Patriótica, que finalmente se cobró la vida de más de 5.000 Militantes de esta organización, entre ellos dirigentes de la talla de José Antequera, Leonardo Posada, Miller Chacón, Teófilo Forero, Manuel Cepeda, y los candidatos presidenciales Bernardo Jaramillo Ossa y Jaime Pardo Leal, entre tantos otros dirigentes y militantes de un movimiento que en las primeras elecciones presidenciales en la que participó en el año de 1986 obtuvo un resultado de 328.752 votos.

En las elecciones para cuerpos colegiados y alcaldías de ese mismo año alcanzó a elegir más de 300 concejales, un significativo número de representantes y senadores en el congreso de la república, Diputados, además de concejales y alcaldes en numerosas ciudades y municipios del país.

Hoy, 31 años después, las FARC-EP- se encuentran nuevamente en un proceso de diálogos de paz en la Habana con el gobierno colombiano, y como en aquella época, la Unión Patriótica se encuentra en plena campaña electoral y una vez más renace la esperanza, renace la rosa, renace la UP. Renace la esperanza de una paz con justicia social para el pueblo colombiano, esperemos que esta vez el proceso y el final sean definitivos.

Y tal vez lo que llama más la atención en esta campaña electoral de la Unión Patriótica es que en ella participan cientos de hombres y mujeres curtidos luchadores sociales y políticos, como Bonifacio Medina, Ricardo Toscano, Luis Eduardo Betancur, Octavio Collazos, Fernando Arias Cardona, entre otros, pero también una amplia y decisiva participación de la juventud, en la que se destacan las mujeres con nombres como el de Natalia Moreno en Bogotá, James Barrero en el Meta, Silvano Calvo en Oca ña, Santander, o Jhon Alexander Melo Serrano en Bucaramanga, Marcio Blanco En Barranquilla, Aidee Moreno en el Meta, Carmenza Urzola en Sucre; luchadoras como Esneda Lopez Candidata a la Alcaldía de Apartadó-Antioqua, representantes del exilio como Carlos Andrés Pérez, candidato a la alcaldía de Chigorodó, Imelda Daza, candidata a la gobernación del Cesar; Alexandra Barbosa, Pablo Amaya, Milán Merchán, entre otros destacados luchadores, hombres y mujeres que en Viotá realizan campaña al Concejo y a la Alcaldía, y Aída Abella la presidenta de la UP, exconcejal de Bogotá, con más de 18 años en el exilio, y hoy candidata de lujo en la lista de la Unión Patriótica al Concejo de la capital de la república.

Y por esas cosas del destino, también hoy, como en aquella época, posterior a los acuerdos de la Uribe, nos encontramos impulsando la candidatura de Clara López Obregón a la Alcaldía de Bogotá, con el apoyo de la Unión Patriótica y otras fuerzas políticas.

Las garantías que no tuvo la Unión Patriótica en la época de los acuerdos de la Uribe, tampoco sobran hoy, la Campaña Electoral de esta organización se realiza en medio de un permanente hostigamiento por parte del estado, varios de sus dirigentes entre ellos candidatos a corporaciones públicas han sido detenidos, otros han sido asesinados, y el asedio paramilitar es permanente, su trabajo electoral se desarrolla en medio de unas condiciones económicas supremamente difíciles, agravados por la negativa del Consejo Nacional Electoral de entregarle los recursos económicos a los cuales por ley tiene derecho

Las fuerzas oscuras ( ya no tan oscuras, ni tan agazapadas ) que truncaron ayer los acuerdos de la Uribe y los anhelos de paz y de profundos cambios políticos, sociales, y económicos, son las mismas que hoy buscan destruir los acuerdos de la Habana y la esperanza de paz con justicia social del pueblo colombiano.

La suerte de la participación electoral y política de la Unión Patriótica es decisiva para el proceso de paz, su carga simbólica de gran significado es que viene de un proceso de paz truncado ( los acuerdos de la Uribe 1984) y que recobra su personería jurídica tantos años después y sale nuevamente a la palestra política en medio de un nuevo proceso de paz .

los asesinatos, exterminio, las desapariciones (la demanda en la comisión interamericana de derechos humanos, exterminio que está catalogado como crimen de lesa humanidad) se convierten en fuerza material y movilizadora en ciudades, campos y veredas, que cargados de simbolismo, memoria, fuerza y esperanza, clama por verdaderos y profundos cambios económicos, sociales y políticos.

La existencia de la Unión Patriótica, su participación activa en la futura lucha política, en la movilización social y reivindicativa, rodeada de todas las garantías y de la protección por parte del estado colombiano hace parte de la justicia y la reparación a las víctimas, de la verdad y de la no repetición, y debe ser una exigencia de toda la izquierda y del movimiento popular colombiano.

La lección ética, moral y política, el aporte histórico, y el noble sacrificio de la Unión Patriótica, es decisivo para el proceso de paz con justicia social, para la democracia, y para la reconciliación de los colombianos.

Pedro Nolasco Présiga,Ex-Presidente Nacional de Fensuagro en el exilio.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.