Salvar la Patagonia es salvar Chile, es la convicción que expresa la coalición de organizaciones opuestas a la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en la austral región de Aysén. Detrás de la campaña «Patagonia chilena ¡Sin represas!» está el Consejo de Defensa de la Patagonia Chilena, un colectivo integrado por 35 organizaciones locales e internacionales […]
Salvar la Patagonia es salvar Chile, es la convicción que expresa la coalición de organizaciones opuestas a la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en la austral región de Aysén. Detrás de la campaña «Patagonia chilena ¡Sin represas!» está el Consejo de Defensa de la Patagonia Chilena, un colectivo integrado por 35 organizaciones locales e internacionales de diverso tipo.
Entre las instituciones no gubernamentales que lo componen figuran las chilenas Ecosistemas, Fiscalía del Medio Ambiente, Programa Chile Sustentable, Fundación Terram y el Instituto de Ecología Política.
También hay entidades ciudadanas como la Agrupación de Defensores del Espíritu de la Patagonia, empresariales como la Cámara de Turismo de Río Tranquilo y religiosas como el obispado de la Iglesia Católica de Aysén, la región ubicada a más de 2.000 kilómetros al sur de Santiago.
A ellas se suman las organizaciones internacionales Free Flowings Rivers, Greenpeace, International Rivers Network y Natural Resources Defense Council.
A la campaña, asimismo, se han plegado profesionales, intelectuales, empresarios y artistas, como Beto Cuevas, ex vocalista y líder de la disuelta banda chilena La Ley.
El Consejo lanzó en la víspera un libro de gran formato que contiene fotografías de los hermosos parajes de la Patagonia chilena, fotomontajes y recuadros informativos sobre los perjuicios que ocasionarían las cinco represas que la empresa Hidroaysén pretende construir en la zona a partir de 2009.
También incluye ensayos sobre una diversidad de tópicos que abarcan lo económico, social, energético y cultural.
El cuestionado proyecto fue presentado a mediados de 2005 por Endesa Chile, filial de la firma trasnacional española del mismo nombre, pero debido a su enorme envergadura, ésta se asoció en 2006 con la también generadora Colbún, controlada por el grupo local Matte.
De esa unión nació Hidroaysén, de la cual Endesa posee 51 por ciento del paquete accionario.
Las cinco represas que se pretenden erigir en los caudalosos ríos Pascua y Baker generarían en total 2.750 megavatios de electricidad. El próximo año, la empresa presentaría el proyecto al sistema de evaluación de impacto ambiental.
Para la obra se necesitaba en principio inundar 9.300 hectáreas de terrenos vírgenes, aunque el 9 de agosto Hidroaysén anunció que el área de embalse se redujo 36,5 por ciento, lo cual tampoco dejó conformes a los ambientalistas.
El Consejo sólo valida pequeñas centrales de pasada que no afecten irreversiblemente la rica flora y fauna y que no impacten la ganadería y el turismo de la zona.
Pero el colectivo no sólo está preocupado de la suerte de los ríos Pascua y Baker, sino que también del Bravo, Chacabuco, Cuervo, Figueroa, Cisnes, Futaleufú, Palena, Puelo y Manso, en los cuales se proyectaría construir otras centrales.
El material fue publicado por Ocho Libros Editores y editado por el ecólogo, antropólogo y académico, Juan Pablo Orrego, de Ecosistemas, y el ingeniero agrónomo y master en ecología, Patricio Rodrigo.
Después de hacer una revisión histórica de los problemas que ha enfrentado en el pasado la Patagonia y de dar cuenta de las actuales amenazas, el documento expone las esperanzas, sueños y propuestas existentes sobre alternativas de desarrollo en la región.
Los ambientalistas se oponen principalmente a la instalación de lo que sería la línea transmisora de electricidad más larga del mundo, que iría desde Aysén a Santiago.
Las cifras relativas a la línea presentadas son alarmantes: 2.200 kilómetros de largo, ocho regiones y 200 comunas atravesadas, 12 áreas silvestres protegidas desfiguradas, 15.645 áreas directamente intervenidas y 4.600.000 hectáreas de paisaje impactado.
La campaña también consta de la instalación de afiches gigantes en la vía pública, insertos en la prensa, difusión de un documental sobre los impactos de las represas, entre otras acciones.
«En este momento hay un despliegue a lo largo de todo Chile de elementos comunicacionales, difundiendo este concepto de ‘Patagonia chilena ¡Sin represas! El libro es un complemento, como una especie de manual de campaña», comentó a IPS Juan Pablo Orrego en la ceremonia de presentación del texto.
«El proceso de elaboración, que fue un esfuerzo totalmente colectivo, fue tan útil como el libro mismo, ya que nos permitió afianzar a la coalición que está detrás de él», añadió.
«Lo que nosotros buscamos es abrir la discusión pública sobre temas tan importantes como la política energética del país y la conservación del patrimonio natural y cultural de una zona tan maravillosa como es la Patagonia chilena», dijo a IPS la directora ejecutiva de la no gubernamental Fundación Terram, Flavia Liberona.
«Los proyectos de HidroAysén son una pesadilla, son exactamente lo que no queremos para Chile. Pero, al mismo tiempo, son una enorme oportunidad de dar la batalla por lo que queremos para este país», indicó por su parte la directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, durante su intervención en el acto.
«Acá está en juego no sólo el modelo energético del país sino también el modelo de desarrollo. Está en juego quién toma las decisiones políticas sobre el desarrollo de este país», acotó.
«El proyecto Hidroaysén nace como una respuesta de marketing, del marketing de siempre, de los grandes proyectos faraónicos, a la crisis energética. No nos dejemos entrampar por la falsa opción» de las grandes centrales o la energía nuclear, en referencia al fuerte lobby realizado en el último tiempo por parlamentarios en torno a esta última alternativa, enfatizó.
Este país no tiene «por qué caer en la trampa de tener que optar entre las centrales de Aysén o las nucleares. Esa es la mesa de negociación en que nos pretenden poner los sectores que hoy día manejan el negocio energético y las prioridades económicas de este país», denunció.
Chile compra 72 por ciento del petróleo, gas y carbón que consume y desde 2004 las importaciones de gas natural argentino se han visto severamente restringidas.
Por ello, el gobierno se ha propuesto diversificar esta matriz energética, incorporando con más fuerza las energías renovables no convencionales, es decir la eólica, geotérmica, biomasa, entre otras, y los biocombustibles, así como fortaleciendo el programa de eficiencia energética.
No obstante, los ambientalistas creen que las medidas tomadas hasta ahora en esta dirección son insuficientes y temen que se opte por lo más rápido y fácil: construir mega centrales hidroeléctricas en toda la zona austral.
Otro de los asistentes a la presentación del libro fue Juan López de Uralde, director ejecutivo del capítulo española de Greenpeace, quien se encuentra de visita en el país.
«El papel principal que debemos jugar en la campaña es concienciar a la población española para que Endesa sienta la presión en ese país, donde tiene su sede central», dijo a IPS el activista, quien este viernes se reunirá con el ministro de Energía de Chile, Marcelo Tokman.
«Yo apoyo que Chile tenga una política energética que no sea para resolver los problemas de corto plazo de las empresas privadas, sino que esté orientada hacia el interés estratégico del país, que sea una política que esté centrada en la ciudadanía, en la protección ambiental, que nos permita seguridad y estabilidad energética», dijo a IPS el senador Guido Girardi, del cogobernante Partido Por la Democracia (PPD).
Todo lo anterior «no se hace con energía nuclear ni se hace con mega proyectos que no internalizan las externalidades ambientales y son más baratas sólo porque los costos asociados que generan los paga la gente y no los pagan las empresas», complementó el parlamentario, quien también asistió a la presentación del libro.
Asimismo, el precandidato a la presidencia de Chile por el cogobernante Partido Demócrata Cristiano, Marcelo Trivelli, indicó a IPS que apoya la campaña, «sobre todo por escuchar a los habitantes de Aysén, que durante muchos años hicieron un proceso ejemplar, democrático, para definir su desarrollo estratégico».
Fueron ellos quienes «definieron ‘Aysén reserva de vida’ y, por lo tanto, (construir) estas represas es pasar por encima de la voluntad ciudadana», apluntó.
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=86157