La instalación de siete bases militares estadounidenses en Colombia pone en peligro la paz de la región y es una amenaza contra la República Bolivariana de Venezuela, que adelanta un amplio proceso democrático de cambios revolucionarios. La decisión de los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia de ampliar la presencia de las tropas norteamericanas, […]
La instalación de siete bases militares estadounidenses en Colombia pone en peligro la paz de la región y es una amenaza contra la República Bolivariana de Venezuela, que adelanta un amplio proceso democrático de cambios revolucionarios.
La decisión de los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia de ampliar la presencia de las tropas norteamericanas, se ha justificado con el argumento de la lucha contra el narcotráfico y las guerrillas. Si esto fuese así, habría que decir que el «Plan Colombia» puesto en marcha hace más de una década fracasó estrepitosamente, dado que en este momento, lamentablemente, Colombia sigue siendo el mayor productor de drogas del mundo, y, no hay que olvidar que el mayor consumo de drogas está ubicado en Estados Unidos.
La estrategia estadounidense es la de emplear a fondo una fuerza militar que pudiera disuadir a la revolución bolivariana y a su líder histórico, el comandante – presidente Hugo Chávez, y preparar las condiciones para una eventual intervención directa con tropas gringas en Venezuela.
Argumenta el gobierno colombiano que las guerrillas de las FARC y el ELN han sido reducidas a su mínima expresión. Si partimos del hecho cierto de la debilidad política de esas organizaciones insurgentes, entonces, es preciso señalar que no tiene sentido que Uribe anuncie su victoria sobre las guerrillas, al mismo tiempo que amplía la presencia militar norteamericana en su territorio.
El rechazo a la instalación de estas siete bases militares norteamericanas en Colombia se ha generalizado. Muy fresco está el recuerdo de la incursión del ejército colombiano en la República del Ecuador, el 1° de marzo de 2008, cuando el gobierno de Uribe violó la soberanía ecuatoriana y todo el ordenamiento jurídico internacional.
Brasil exige garantías, en Argentina se recordó el caso de Las Malvinas, cuando Estados Unidos echó por tierra el TIAR y cooperó con los británicos. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet esgrimió un concepto demoledor: al narcotráfico se combate con policías y un buen trabajo de inteligencia. Correa dijo lo mismo y advirtió sobre la amenaza que significan esas bases. Evo Morales dijo que no es aceptable la instalación de bases militares en ningún país de Suramérica. Fernando Lugo afirmó que en Paraguay no se instalarían esas bases.
Por su parte, el Presidente Chávez mostró la estrategia concebida por el Pentágono, el llamado «Libro Blanco», en el que se expresa la línea de acción militar contra los países del área -América del Sur y el Caribe- y alertó sobre lo peligroso que resulta para la región que esas bases se instalen a pocos kilómetros de nuestro país.
¿Cuál es el nuevo paso de Uribe, una vez suscrito el «Tratado» con el gobierno norteamericano? ¿Atacar a Venezuela? La decisión del gobierno bolivariano de Hugo Chávez es clarísima: «si se registra un ataque militar contra nuestro país, responderemos».
Además, el comandante Chávez ya dijo en la reunión de Unasur en Bariloche, que esta institución suramericana debe estudiar un plan de paz para Colombia, una iniciativa de paz que contribuya a resolver el conflicto armado interno colombiano.
Esa proposición del comandante Chávez es una pieza clave en el proceso político de América del Sur, dado que estas bases han sido colocadas allí para amenazar y tratar de obstaculizar el proceso de unidad de Suramérica.
El fin del conflicto, obviamente, es una tarea que compete a los colombianos de todos los sectores. Tendrán que encontrar un camino. No podemos olvidar que en Centroamérica, después de diez años de cruenta guerra, se alcanzó la paz.
Unasur podría convertirse -con respecto al conflicto colombiano – en una especie de Grupo Contadora y promover una iniciativa de paz.
¿Es la paz en Colombia una utopía? Definitivamente no. Las tesis pacifistas se apoyan en un hecho cierto: las fuerzas de la paz en Colombia son mayoritarias, pero están bajo la amenaza de las masacres, los «falsos positivos» y la impunidad de un Estado que no es capaz de controlar su territorio.
La democracia tiene que abrirse paso en el país de las tres cordilleras, tiene que brotar de la sociedad misma, frente a un Estado que no controla lo que no le conviene, pero que ha sido eficaz a la hora de ahogar en sangre cualquier iniciativa de paz.
Lo cierto es que en toda Colombia hay oídos receptivos al mensaje de paz que ha lanzado el Presidente Chávez.
– Roy Daza es diputado en la Asamblea Nacional de Venezuela.