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Boletín de prensa Nro2, Diálogos por la Paz con Justicia Social

La paz ha sido siempre nuestra bandera al viento

Fuentes: Movimiento Bolivariano del Suroccidente Colombiano

A diferencia de los diálogos del Caguán y de la Uribe, los diálogos actuales se inician en el exilio, por fuera del territorio nacional, tratando de impedir con ello el gobierno de JMSantos la participación efectiva y masiva de los sectores populares. Surge ahora la tarea de lograr a través de la lucha popular la […]

A diferencia de los diálogos del Caguán y de la Uribe, los diálogos actuales se inician en el exilio, por fuera del territorio nacional, tratando de impedir con ello el gobierno de JMSantos la participación efectiva y masiva de los sectores populares. Surge ahora la tarea de lograr a través de la lucha popular la repatriación permanente de las conversaciones sobre la paz de Colombia, Y de esta manera lograr que la agenda del pueblo sea tenida en cuenta en la mesa de diálogos.

El pasado 26 de agosto delegados del gobierno colombiano y de las Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia, Ejercito del pueblo, suscribieron una Agenda común para dar inicio a un periodo de diálogos por la paz con justicia social. La agenda titulada «Acuerdo general para la Terminación del conflicto Y la construcción de una Paz estable y duradera» es el resultado de álgidos debates entre guerrilla y gobierno durante seis meses, teniendo como sede la ciudad de la Habana, y como garantes los gobiernos de Noruega y de Cuba, y como acompañante y facilitador de logística al gobierno de la república bolivariana de Venezuela.

La fase de Encuentros Exploratorios, a la que también puede llamársele de acercamientos por la paz con justicia social, fue acordada para realizarse bajo el principio de confidencialidad; principio que fue cumplido a cabalidad por la organización insurgente, mas no por el gobierno de Juan Manuel Santos que a medida que transcurría el tiempo iba revelando a través de sus máquinas de la tergiversación que son sus medios, los desarrollos de la fase exploratoria, desparramando sus comentarios con el acostumbrado condimento guerrerista que se opone a los clamores de paz de las mayorías nacionales.

La noticia ha sorprendido gratamente a los amantes de la paz en Colombia, Nuestra américa y el mundo. Más aún cuando durante los últimos diez años la oligarquía colombiana y el imperialismo habían negado la posibilidad de hablar de paz con la insurgencia, y ha hecho cabalgar sobre el nombre y la noble causa de las FARC-EP el mote de terroristas, queriendo con ello, y sin lograrlo, disminuir la estatura moral de nuestras banderas libertarias que ondea en los más altos picos de la Colombia insurgente, haciendo temblar a los poderosos, a los usurpadores de las tierras campesinas, a los autores de las masacres y las desapariciones forzadas, a los vende patria que entregan a pedazos la soberanía de Colombia a permitir el saqueo del carbón, el petróleo, el gas, el Coltán, y hasta el agua y el oxígeno.

La situación económica del mundo capitalista hoy es de crisis estructural y se encamina inevitablemente al caos. La economía colombiana no está blindada para poder escapar de dicha crisis. Analistas y funcionarios del actual gobierno han empezado a reconocer con preocupación el fenómeno. Si a esto se le suma el accionar sostenido de las FARC-EP ( que en los últimos tres años acumula más de 12 mil bajas a las tropas enemigas entre muertos y heridos), y la ascendente protesta popular que se levanta contra las locomotoras del despojo transnacional y contra el alto costo de la vida que imponen las empresas de servicios públicos privatizados (transporte, agua, luz, alcantarillado), y fundamentalmente contra la negación de derechos fundamentales como la educación y la salud convertidos en vulgar mercancía por las políticas neoliberales de los gobiernos de las últimas dos décadas, nos encontramos de frente con un panorama favorable para los explotados y vilipendiados de la Colombia comunera.

Los anteriores son elementos obligados a tener en cuenta al momento de abordar el análisis de las circunstancias que hacen posible el inicio de unos diálogos entre el gobierno de santos y las FARC, Ejercito del pueblo, aún en medio de tantas vicisitudes e intereses contrarios que anidan fundamentalmente en los sectores económicos y políticos que derivan sus ganancias de la empresa de la guerra. Los diálogos que se inician no son un gesto de generosidad del gobierno guerrerista de Juan Manuel Santos, es por el contrario, el resultado del clamor popular, de la inclaudicable voluntad de paz de la insurgencia y de las nuevas circunstancias políticas y económicas que sacuden al país.

A diferencia de los diálogos del Caguán y de la Uribe, los diálogos actuales se inician en el exilio, por fuera del territorio nacional, tratando de impedir con ello el gobierno de JMSantos la participación efectiva y masiva de los sectores populares. Surge ahora la tarea de lograr a través de la lucha popular la repatriación permanente de las conversaciones sobre la paz de Colombia, Y de esta manera lograr que la agenda del pueblo sea tenida en cuenta en la mesa de diálogos.

Los diálogos que se inician abren una ventana de esperanza, siempre y cuando no se parta de la falsa premisa de que la paz es la entrega de las armas y la desmovilización de los insurgentes.

SÓLO HABRA PAZ CUANDO SE INSTAURE LA JUSTICIA SOCIAL.

Cadena Radial Bolivariana- Voz de la Resistencia. Transmitiendo desde la Cordillera de los andes, Rincón de lucha por la dignidad y la libertad.

Somos FARC-EP, somos el Ejército del pueblo.
Septiembre 5 de 2012

Fuente: http://mbsuroccidentedecolombia.org/inicio/boletin%20Nro2.html