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La paz, la guerra y el camino a recorrer

Fuentes: Red de Medios Alternativos – Agencia Colombiana de Prensa Popular

Referirse al tema de la paz en Colombia definitivamente constituye un elemento medular en lo que respecta al futuro económico, político y social para nuestro país. Es indiscutible que para el año 2013 el tema prioritario de discusión y debate que ha ocupado las agendas del movimiento social y en general del pueblo colombiano es […]

Referirse al tema de la paz en Colombia definitivamente constituye un elemento medular en lo que respecta al futuro económico, político y social para nuestro país. Es indiscutible que para el año 2013 el tema prioritario de discusión y debate que ha ocupado las agendas del movimiento social y en general del pueblo colombiano es la imperiosa labor de avanzar en escenarios de organización y movilización que posibiliten la consecución de una paz estable y duradera para nuestro país.

La paz con justicia social que reclaman las grandes mayorías de Colombia debe ser entendida como una paz que posibilite la superación de las causas sociales, políticas y económicas que dieron origen hace ya casi cinco décadas a esta confrontación. Pero para lograr avanzar de manera solida en este objetivo se hace necesario en primera instancia clarificar y establecer como elemento fundamental que el conflicto armado colombiano tiene unos orígenes sociales de exclusión y sometimiento de una clase minoritaria enriquecida a causa del hambre y la miseria de una clase empobrecida durante siglos.

Alcanzar la paz en Colombia no debe solo ser entendido como el silencio de los fusiles de los actores en confrontación (ejército y guerrillas). Esta paz nunca podrá ser duradera si las causas que iniciaron la guerra no tienen soluciones de fondo.

Como punto de inicio de dicha confrontación podemos ubicar la política violenta de apropiación por latifundio de la tierra, la concentración de su propiedad y el destierro obligado de cientos de miles de campesinos, indígenas y comunidades afrocolombianas de sus territorios. Instaurando la violencia militar y para militar como política de terror estatal. En la Actualidad la solución a estas causas que persisten y se agudizan están lejos de ser solucionadas y por el contrario la política anti soberana y entreguista del régimen político colombiano ubica a nuestro país en el deshonroso tercer lugar en la escala de niveles de desigualdad mundial con más de 20 millones de Colombianos viviendo en la pobreza y 7 millones en la miseria absoluta, superados solo por países como Haití, devastada en 2010 por un desastre natural y Angola. El 52% de las tierras fértiles en nuestro país se encuentran concentradas en el 1.15% de la población, 39.2 millones de hectáreas son destinadas a la ganadería extensiva, es decir, 10.6 millones más de las tierras aptas para producción bovina. 5.8 millones de Hectáreas fueron destinados a la explotación minera y solo 4.9 millones de hectáreas en la producción agrícola, siendo 21.5 millones aptas para este tipo de uso[1]; los niveles de desempleo se mantienen en 10,2% de la población y el subempleo (rebusque) asciende a la escandalosa cifra del 46% según el último boletín del DANE[2] y se aumentan impuestos a la clase trabajadora mientras las exenciones tributarias a las grandes multinacionales que explotan los recursos naturales de nuestra nación ascienden a 33,1 Billones de pesos en 2010. Realidad que el gobierno nacional y los medios masivos de comunicación a su servicio pretenden ocultar.

Continuamos convencidos, que ante la guerra fratricida que nos proponen los gobernantes de turno solo puede anteponerse una paz con justicia social y dignidad para todos, una paz alcanzada con el concurso de las mayorías de nuestra nación acompañada de la movilización y la participación política de los sectores populares y democráticos que conduzcan a los acuerdos fundamentales para la superación de la marginalidad social y la exclusión política.

 

La Educación, una herramienta para la construcción de Paz con Justicia Social

 

La educación tiene dos alternativas, puede servir para continuar generando técnicos y profesionales, como mano de obra barata para multinacionales, puede servir para investigar según los intereses del mercado y generar conocimiento para lucrar los bolsillos de pocos, reproduciendo este sistema de desigualdad y opresión. O por el contrario, podemos responder al papel histórico que el momento suscita y cambiar la orientación de nuestra formación, transformadores de la sociedad, creadores de una realidad más justa, equitativa y en paz, en la medida que la educación se encargue de situar al servicio del pueblo colombiano la investigación, la docencia y la extensión.

 

Educación y Movimiento Estudiantil en la mira del conflicto

Tenemos que como resultado del accionar de las élites políticas colombianas, ha sido una constante en la historia de los movimientos sociales y populares, la eliminación y persecución de sus líderes de manera violenta. No puede olvidar el movimiento estudiantil que hoy dos años después del Paro Nacional Universitario de 2011 que derrotó las pretensiones de reforma gubernamentales al modelo de educación superior, continúan encarcelados y en calidad de prisioneros políticos tres estudiantes: Jorge Eliecer Gaitán, Omar Marín y Carlos Lugo y, que en 2013 tuvo la bochornosa expresión de impulsar montajes judiciales a líderes campesinos quienes se movilizaron en el Paro Nacional Agrario y Popular entre los que se destaca el dirigente agrario Huber Ballesteros integrante y negociador del pliego de exigencias de la Mesa de Interlocución y Acuerdo – MIA.

De tal forma que la escalada de la violencia estatal trae consigo el desarrollo y profundización del conflicto social, político, económico y armado. Debe generar el más amplio y minucioso debate que hoy el gobierno nacional en momentos en los que se avizora un posible acuerdo para la finalización del conflicto continúe priorizando la inversión militar por encima de la inversión social que para 2014 tendrá una relación presupuestal establecida en el presupuesto general de la nación de 26,1 billones de pesos que representa el 14,1% del monto total para defensa y policía (Fuerzas militares); mientras para las Universidades la inversión será de 3,2 Billones de pesos que solo representa el 0,3% del PIB; para ciencia tecnología e innovación también disminuye la participación pasando de 1,1% en 2013 a 1% para 2014.

Claramente el Estado colombiano continúa hoy en momentos de dialogo implementando políticas que pretenden solucionar por la vía armada conflictos históricos, disminuyendo en esa medida el presupuesto para la inversión social, siendo la educación superior pública una de las más afectadas, puesto que las universidades han tenido que recurrir a prácticas de autofinanciación en el marco de la Ley 30 de 1992 como consecuencia de las imposiciones de organizaciones multilaterales para lograr el avance del neoliberalismo en nuestro país. Por lo que los desarrollos académicos e investigativos no se han enfocado precisamente a solventar y proponer soluciones frente a las problemáticas del pueblo colombiano.

 

Los Acuerdo de la Habana «Breves elementos»

Los dos puntos de seis en total acordados hasta ahora en los diálogos de la Habana – Cuba, son muestra importante que la consecución de un acuerdo que finalice la confrontación armada en Colombia es una posibilidad real. Jamás se ha estado tan cerca, pero la felicidad acompañada de una importante expectativa a nivel nacional e internacional debe venir acompañada de una fundamental objetividad y un profundo análisis de esta gran posibilidad histórica. Para las diversas organizaciones sociales y en general para el pueblo colombiano debe quedar claro que la existencia hoy de este espacio de dialogo se ha logrado por el amplio caudal de colombianos y colombianas que nos cansamos de vivir en un país agobiado por la guerra, esta ha sido una brega incesante a lo largo de varios años y no una dádiva de las clases dominantes. Ahora, el trabajo no finaliza con un acuerdo entre dos partes, somos la sociedad en su conjunto los afectados por esta situación y debemos ser en conjunto cada uno y una de los colombianos los llamados a concretar un nuevo pacto político que brinde las garantías necesarias para el desarrollo de una democracia real en Colombia, estamos llamados todos a concurrir en la discusión nacional sobre la construcción de paz con justicia social. La inmensa mayoría no puede seguir excluida de la mesa de dialogo. A preparar las asambleas constituyentes por la paz con justicia social.

La paz; la guerra y el camino a recorrer en esta loable labor apenas comienza, el posible acuerdo para la finalización del conflicto de la Habana constituye una esperanza no solo para Colombia sino para toda Latinoamérica; el camino a trasegar apenas inicia y su futuro depende innegablemente en la determinación y concurso del pueblo colombiano abocado en la movilización por la paz con justicia social.

Declaramos el 2014 como el año de la paz con justicia social

¡Universidad a construir paz con justicia social!


NOTAS:

[1] informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Colombia 2011.
[2] Principales indicadores del mercado laboral Octubre de 2012. DANE.

(*) Luis Fernando Taylor Orozco es  Rep. Est. Consejo Superior- Univalle Integrante: Coordinadora Estudiantil de la Universidad del Valle

Fuente: http://remapvalle.blogspot.com.es/2013/11/la-paz-la-guerra-y-el-camino-recorrer_16.html