Según el estudio nacional de consumo cultural, cerca de 60% de los chilenos es pobre. La pobreza sería por el consumo basado principalmente en la televisión. Ver tele es gratis, probablemente es una de las pocas cosas gratis que quedan. Es evidente que si uno no quiere ser pobre hay que pagar: un colegio, idealmente […]
Según el estudio nacional de consumo cultural, cerca de 60% de los chilenos es pobre. La pobreza sería por el consumo basado principalmente en la televisión. Ver tele es gratis, probablemente es una de las pocas cosas gratis que quedan. Es evidente que si uno no quiere ser pobre hay que pagar: un colegio, idealmente uno privado para no ser un analfabeto funcional. Luego hay que endeudarse hasta 30% del ingreso para pagar la universidad que, dicho sea de paso, no asegura calidad.
Me desarrollé como ciudadano-consumidor durante los ’90. No sé por qué he pagado impuestos si mi esfuerzo por seguir en la clase media ha debido ser autofinanciado. No encuentro nada público o gratis, ni siquiera un parque para sentarse. El Estado ni me ayudó para escoger colegio, universidad, isapre o AFP. Obvio que 60% de los chilenos no pueden pagar cultura. Se tienen que consolar con ese pequeño reducto de soledad y enajenación que es la televisión y que les regala vidas y mundos para contemplar o soñar.
¿Cómo no me di cuenta antes que este casi único regalo que he recibido me ha estado condenando a ser parte de los chilenos culturalmente pobres? Lo gratis en Chile es sólo para los pobres. Si uno no quiere ser pobre, tiene que pagar. Pero pese a las conclusiones, los funcionarios seguirán valorando estos estudios pero hasta ahora se ve que poco harán para cambiar la situación.