Comunas del sur de Chile, donde prevalece la industria forestal, presentan casi el doble de pobreza que el promedio nacional, según un estudio que recoge datos de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen). «A nuestro juicio, una industria madura como la forestal, que genera 26 por ciento de pobreza, es insostenible», señaló a […]
Comunas del sur de Chile, donde prevalece la industria forestal, presentan casi el doble de pobreza que el promedio nacional, según un estudio que recoge datos de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen).
«A nuestro juicio, una industria madura como la forestal, que genera 26 por ciento de pobreza, es insostenible», señaló a IPS Eduardo Ramírez, investigador principal del no gubernamental Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural (Rimisp), con oficinas en Bolivia, Chile, Ecuador y Nicaragua.
A su juicio, esta situación puede explotar a través de «los conflictos sociales en los territorios o la vulnerabilidad económica», puesto que los compradores internacionales de la madera y la celulosa chilena son cada vez más «sensibles a los entornos de las empresas a las que les compran bienes y servicios».
La industria forestal, liderada por las firmas chilenas Arauco y CMPC, es considerada uno de los polos de desarrollo nacional, con exportaciones principalmente de pulpa de celulosa, además de papeles y cartones, tableros y chapas y madera aserrada, que este año rondarán los 4.600 millones de dólares, según estimaciones del sector.
Partiendo de la base de que en el sur de Chile se registran los niveles de pobreza más altos del país, Rimisp comparó cuatro «economías territoriales» que se desarrollan en comunas de las regiones del Bíobío, la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, ubicadas a más de 500 kilómetros de Santiago.
Esas cuatro «economías territoriales» –forestal, ganadera, salmonera y turismo rural– resultaron del cruce de datos de la encuesta Casen 2009, del Censo Agropecuario de 2007 y de la información del gubernamental Servicio Nacional de Turismo.
En promedio, la pobreza abarca a 26 por ciento de los habitantes de las 34 comunas del Bíobío y La Araucanía, con mayor cantidad de plantaciones forestales, mientras que a nivel nacional esa situación afecta a 15,1 por ciento.
Las «comunas forestales» también superan a aquellas que se dedican al turismo rural, donde la pobreza alcanza a 21 por ciento, a las salmoneras, con 15 por ciento, y a las ganaderas, con 12 por ciento.
Entre 2006 y 2009, la pobreza en las comunas forestales bajó apenas 0,3 por ciento, según el cálculo de Rimisp, escaso en comparación con la merma de 2,1 por ciento en las 13 que se dedican al ganado bovino en Los Ríos y Los Lagos, que lograron el mejor desempeño de las cuatro economías.
Además, según el estudio, en el «territorio forestal» el ingreso monetario del hogar por persona sumaba 108.739 pesos (214 dólares) en noviembre de 2009, mientras el salmonero 162.999, el ganadero 148.552 y las comunas dedicadas al turismo rural 120.884 pesos.
¿Qué factores explican esta situación?
Según Ramírez, «tanto estudios realizados por Rimisp como la literatura disponible» coinciden en dos grandes temas: «la baja articulación de las empresas forestales con su entorno, porque se trata básicamente de explotaciones de recursos naturales sin mayor valor agregado, y la necesidad de la industria de operar con economías de escala».
«Van comprando y comprando tierras y desplazando no sólo a las otras economías sino también a las familias que vivían en esos lugares», agregó.
Al igual que otras organizaciones ecologistas y de defensa de los derechos humanos, Ramírez recordó que esto genera conflictividad con comunidades mapuches, la etnia indígena más numerosa del país con casi un millón de integrantes, que demandan propiedad sobre territorios en poder de las forestales.
En su sitio de Internet, la patronal Corporación Chilena de la Madera (Corma) plantea, no obstante, que 85 por ciento de las exportaciones forestales son productos de alto valor agregado. Estados Unidos, China y Japón son los mercados más importantes.
Corma, cuyos directivos declinaron responder las preguntas de IPS, agrupa a las diversas empresas relacionadas con la actividad forestal.
Ramírez señaló que los resultados del estudio «demandan políticas públicas más coherentes con lo que está pasando en el sector». También, dijo, «interpela a la industria, porque es impensable que siga de la misma manera como hasta ahora y, por eso, debe encontrar una estrategia distinta».
El sector recibe desde hace más de tres décadas subsidios estatales para la forestación, gracias a un decreto que rige desde 1974 y que expira en 2011. Corma plantea que esta norma debe extenderse porque calcula en cerca de tres millones las hectáreas aún disponibles, propuesta rechazada por organizaciones ecologistas e indígenas.
Precisamente, el gobierno del derechista Sebastián Piñera envió al parlamento el 10 de este mes un proyecto que busca prorrogar el decreto por dos años y ampliar los beneficios a pequeños productores e indígenas, mientras prepara una nueva Ley de Fomento Forestal.
«La encuesta Casen nos muestra que las cuatro regiones forestales son las que tienen los más altos niveles de pobreza e indigencia del país, producto de que las empresas pagan salarios muy bajos», dijo a IPS Sergio Gatica, portavoz del Consejo Nacional Forestal.
Esta organización sindical, creada en 2007 y que agrupa a cerca de 15.000 trabajadores de las regiones del Maule, Bíobío, la Araucanía y Los Ríos, demanda que las empresas paguen sueldos cercanos a los 250.000 pesos (unos 495 dólares) porque actualmente, dijo, cancelan el sueldo mínimo de 172.000 pesos (339 dólares).
«Hablamos de un sector altamente productivo y exportador de materias primas, con una gran cantidad de divisas que entran al país. El problema es que muchas empresas mandantes pagan mal a las contratistas», criticó Gatica, quien está solicitando reuniones con parlamentarios y autoridades para entregar las propuestas de los trabajadores organizados.
«Estamos hablando de 130.000 empleos directos y cerca de 300.000 indirectos. Una importante cantidad de chilenos dependen de la actividad forestal, por lo que es necesario que todos pongamos de nuestra parte para ayudar a que este sea un sector moderno, justo, equitativo y que tenga un desarrollo sustentable», enfatizó el dirigente.
Chile, con 17 millones de habitantes, dispone de 15,9 millones de hectáreas de cobertura forestal, cerca de 20 por ciento de su superficie. De ese total, 85,4 por ciento corresponde a bosques nativos y 14,6 por ciento a plantaciones forestales, principalmente monocultivos exóticos de pino radiata y eucaliptos.