Recomiendo:
0

Entrevista a Vicente Muleiro

«La poesía fue el género que me deslumbró de chico»

Fuentes: Rebelión

-M.H.: Una personalidad de la cultura de una larga trayectoria, responsable junto a María Seoane del suplemento cultural de Clarín durante muchos años, y más recientemente de Radio Nacional. -V.M.: Así es, con María también hicimos el libro «El dictador» una biografía de Jorge Rafael Videla, trabajamos juntos en el suplemento Zona y nos dieron […]

-M.H.: Una personalidad de la cultura de una larga trayectoria, responsable junto a María Seoane del suplemento cultural de Clarín durante muchos años, y más recientemente de Radio Nacional.

-V.M.: Así es, con María también hicimos el libro «El dictador» una biografía de Jorge Rafael Videla, trabajamos juntos en el suplemento Zona y nos dieron el premio Rey de España al periodismo por la producción que hicimos juntos. Cuando a ella la designan directora de Radio Nacional en el 2009 me ofreció secundarla y como tenemos largos años de amistad y buen entendimiento laboral acepté y fue una experiencia fantástica, pero rápidamente destrozada.

-M.H.: Además director de teatro, veo que es la tercera temporada de «Vidé/la muerte móvil» que fue galardonada con tres nominaciones al Premio Ace, en los rubros mejor obra argentina, mejor actor en teatro alternativo y mejor iluminación. Y poeta, que es de lo que vamos a hablar hoy porque venís a presentar una antología personal que se llama «El maratonista», editada por Ediciones en Danza. «Tu larga cabellera negra // cubre mis ojos abiertos. De aquí en más será ésta // mi particular manera de dormir» del libro «Para alguien en el mundo estamos lejos» de 1978.

«El maratonista» ya había sido publicado, pero no en nuestro país.

-V.M.: Primero te cuento que «Vidé/la muerte móvil» tuvo su última función el viernes 9 de diciembre después de dos años y medio de estar en cartel en el teatro Calibán, una obra que me dirigió Norman Briski.

«El maratonista» es la segunda antología que saco, y lleva el título de uno de los poemas que la integran, y supongo que si más adelante sigo escribiendo y hago otra selección se seguirá llamando así porque es uno de los poemas que siento más representativos.

En 2006 me invitaron al festival de poesía de Costa Rica y una de las características de ese festival es que se edita un libro a cada participante y a mí me editaron esa primera antología en San José de Costa Rica, en el marco de ese hermoso festival que tiene una característica interesantísima, no solo nos miramos los poetas las caras y nos leemos entre nosotros, sino que después nos distribuyen a todas las escuelas primarias y secundarias del país.

-M.H.: Yo siempre tengo esa idea de que los poetas publican para pasarse los libros entre ellos, pero también lo conocí a José Luis Mangeri que publicó centenares de libros de poesía, inclusive si no me equivoco tenía tres editoriales diferentes para el género en una época que la poesía era muy leída en Argentina. Yo era fanático de Vinicius de Moraes, estoy hablando de los años 60/70. Eso creo que hoy en día no sucede.

-V.M.: Yo creo que la poesía debe mantener una cantidad de lectores más o menos constante, juega mucho en su propio campo. En lo que acuerdo sin duda con vos es que hay una disminución del poeta en la calle, en la vida cívica, en la vida pública, en la política.

-M.H.: Recuerdo también a Jaime Lima Quintana, Ariel Petrucelli, Armando Tejada Gómez.

-V.M.: Ahí tenés, una poesía que hacia fines de los ´60 hace un movimiento que es hacia el lado de la canción. Esos tres poetas que mencionás enriquecieron el cancionero popular argentino con una vara muy alta de poesía, a tal punto que creo que después no hubo una etapa de letrística tan fuerte como en ese momento precisamente porque los poetas se sumaron al cancionero popular. Eso hoy sucede menos.

Hay otra variable muy importante y es que en un momento política y cultura estaban muy ensambladas, entonces eso hacía que hubiera una participación mayor en la vida cívica de la poesía y en este momento está más replegada sobre sí misma. Pero sigue teniendo la característica de que cuando pega, pega fuerte. Cuando logra una empatía logra una adhesión muy importante.

-M.H.: Te voy a contar una anécdota personal, yo fui al Festival de Cosquín cuando tenía 17 años, ese año ganó «Cuando tenga la tierra» de Cesar Isella, Los Trovadores y Armando Tejada Gómez. Después del festival había una peña donde se juntaban todos estos poetas y yo iba. Estos poetas eran muy generosos y alentaban al público a participar. Recuerdo haber cantado en esa oportunidad, interpretando a Neruda con un amigo que me acompañaba con la guitarra. ¿El poeta tiene en la actualidad ese acercamiento con el público?

-V.M.: Igual no es. Recordá que estás hablando de una época que no solo desde la poesía, sino que también desde el existencialismo francés, el latinoamericanismo, se combinaba poesía y literatura a compromiso político. Y era lo troncal de la relación con la cultura esa situación del compromiso. Eso luego ha sido discutido. No es así en este momento, lo que no quiere decir que no haya poetas que participen activamente en política y que no haya también poetas de izquierda, o más bien personas afines al mundo cultural popular, desde ya que eso sigue existiendo.
Otro fenómeno es el festival de poesía que hacemos todos los años en el Centro Cultural de la Cooperación, con debates, donde invitamos poetas latinoamericanos, y se llena de gente que sigue interesada por la poesía. No es ese clima tan respaldado en la inminencia del cambio y en el compromiso personal de ponerle el cuerpo a la política, no es ese clima, el de entonces fue un clima muy especial que no se repitió. Eso no significa que la cultura se haya retirado de la política, eso sería caer en otro error.

-M.H.: Has incursionado en muchísimos géneros. Tu faceta de poeta la desconocía, sí conocía de tu actividad en el suplemento Zona, tengo el libro que escribiste con María Seoane que mencionabas al comenzar, tampoco sabía que escribías teatro, sí que habías participado en Radio Nacional. ¿Cómo se abarca un espectro tan amplio?

-V.M.: La relación madre es la relación con la palabra y en mi caso pasó a través de la poesía que fue el género que me deslumbró de chico. Mi relación con la poesía es desde aproximadamente los 15 años, tal vez hasta anterior, tenía una fascinación cuando chico por el acto físico de escribir, una cierta capacidad para memorizar que ya anticipaban estas características.

La poesía fue la puerta de entrada al lenguaje y desde ya me interesaron muchísimo otros géneros, como el periodismo, para ganarme los garbanzos; la novelística, yo era adolescente cuando surge el fuerte movimiento de la novela latinoamericana con García Márquez, «Rayuela», «La ciudad y los perros», Alejo Carpentier. El teatro siempre me interesó. A todo lo sustenta la palabra poética.

-M.H.: «La palabra de este libro es uno de los nombres de la tierra» comentó Juan Gelman sobre «Ondulaciones» del 2008.

-V.M.: Generoso Juan.

-M.H.: «Los suaves desconsuelos del vivir y una risa que llega de lejos, se entretejen en las milongas de Vicente Muleiro».

-V.M.: Eso es de Horacio González. Uno de los libros de antologías se llama «Milongas de modo tal». Yo tengo dos libros que reelaboran en otro lenguaje temas que parten de la música popular, uno se llama «Boleros» y aquél otro. Tomo la temática, en el caso de los boleros la amorosa y lo reelaboro en otro nivel del lenguaje manteniendo su espíritu. Es mi propia relación con el mundo de la música popular la que se traslada a otros niveles del lenguaje. Son como gustos en vida.

-M.H.: «El amor aparece una tarde de infancia // cuando la lluvia nos regala un rostro // y un bolero son todas las ganas de vivir // después salimos a la calle y sólo // nos piden que aprendamos a esperar // pasa corazón // ésta es tu casa // la de los vidrios rotos // y una perra inocencia allá en el fondo // ladrándole a la luna como a la realidad».

-V.M.: Ese es un bolero de Armando Manzanero. Tuve la suerte de que le alcanzaran el libro y en un pasaje por Buenos Aires me llamó por teléfono para decirme que me agradecía mucho y que quería que nos juntáramos a hablar de poesía y de boleros alguna vez. Y me dijo, «te voy a dar un secreto. Dicen que yo tengo una gran obra ¿sabes cómo hago? Me pongo a componer desde que mi mujer dice que está lista hasta que nos vamos».

-M.H.: Nos acompañó Vicente Muleiro, que nació en Buenos Aires en 1951. Es escritor y periodista, en los años ´70 integró el grupo «Los ladrillos» junto a Jorge Boccanera, María del Carmen Colombo y Adrián Desiderato. Publicó 7 libros de poesía: Para alguien en el mundo estamos lejos (1978), Pimienta negra (1990), Boleros (1982), El árbol de los huérfanos (2000), Milongas de modo tal (2003), Ondulaciones (2009) y Los goliardos (2012). En Costa Rica publicó la antología «El maratonista» que ahora publica en nuestro país Ediciones En Danza. Como novelista publicó Quedarse en la cama (1994), Sangre de cualquier grupo (1996), Cuando vayas a decir que soy un tonto (2004, finalista del Premio Planeta 2003), La balada del asador (2006) y Sangre en el viento, el año pasado. También escribió los libros para chicos, Don Perro de Mendoza (2003), Los cachorros de Don Pedro (2007), Cacao de mar (2009), Los guerreros de French (2010). Y como ya mencionamos coautor del libro «El dictador» junto a María Seoane y de «1976. El golpe civil».

-V.M.: «El golpe civil» fue un análisis que hice en 2010 sobre la participación de la sociedad civil en la dictadura de 1976. Porque cuando se da el golpe la acusación cae sobre el sector militar, pero los grupos económicos que habían manejado el golpe parecía que se habían salvado. Son los que hoy apoyan al gobierno actual y tienen muchas causas pendientes.

-M.H.: Y trabajaste también en algún material con tu hermano.

-V.M.: Con Hugo trabajamos sobre una categoría social que le pusimos «Los garcas» (2013). Sería la actualización de los oligarcas, ya no son esa figura que existía en nuestra infancia sino que hoy tienen a Macri, Peña y Aranguren.

-M.H.: Y también un trabajo más reciente con tu hermano.

-V.M.: «Los monstruos» (2016). En el 40º aniversario de la dictadura, un repaso por las características del genocidio de 1976, sobre todo en cosas que siempre nos llamaron la atención, como esa vuelta de tuerca perversa que tuvo la represión que fue más allá de la eficacia política. Tratar de responder a ese ensañamiento. Por supuesto lo que sucede es que aparecen nuevas preguntas. Pero son esfuerzos para mantener la conciencia histórica y tal vez sirva para que algunas cosas no se repitan.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.