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Entrevista a Huang Hsin-yao, director de cine

«La política y la religión se parecen mucho: las dos utilizan la ley para controlar a la gente»

Fuentes: CTXT

  Huang Hsin-yao Huang Hsin-yao (Tainan, Taiwán, 1973) se ha convertido en una de las grandes revelaciones del cine taiwanés. The Great Buddha+, su primer largometraje, acumula galardones: el Festival de Cine de Taipéi, los premios de cine de Hong Kong, y ahora, el festival granadino Cines del Sur, que le ha concedido la Alhambra […]

 

Huang Hsin-yao

Huang Hsin-yao (Tainan, Taiwán, 1973) se ha convertido en una de las grandes revelaciones del cine taiwanés. The Great Buddha+, su primer largometraje, acumula galardones: el Festival de Cine de Taipéi, los premios de cine de Hong Kong, y ahora, el festival granadino Cines del Sur, que le ha concedido la Alhambra de Bronce. Una sátira en blanco y negro enmarcada en el Taiwán moderno que enfrenta a ricos y pobres en una espiral voyerista de excesos políticos y religiosos.

Los protagonistas de The Great Buddha+ se parecen a Taiwán. Han sido condenados al ostracismo por un mundo decadente incapaz de mirarse al espejo, que los amedrenta a base de muestras de poder y fuerza. La resistencia es la ensoñación de una vida mejor, el anhelo de esa riqueza reservada a unos pocos. En la película, tan solo las imágenes robadas de la cámara de seguridad de un coche de lujo son en color. «Es como con los famosos y las revistas del corazón. Tendemos a imaginar y pensar que la vida de esas personas tiene más color que la nuestra», explica Hsin-yao durante su encuentro con CTXT en Granada.

La experiencia de Huang Hsin-yao como documentalista teje el relato de la clase baja de su país, sometida al yugo de los poderosos. ¿Crítica política? «No es una denuncia, sino una narración de la realidad taiwanesa. No hay nada que criticar, los espectadores pueden sacar sus propias conclusiones», dice el director. En la película, la clase política aparece desprovista de humanidad y ridícula, ajena a un mundo al que no representa: la mayor aportación a su pueblo viene de la mano de un enorme cartel electoral que uno de los protagonistas utiliza para tapar las goteras de su tejado.

A pesar del envoltorio, es inevitable pensar en The Great Buddha+ como en un reflejo del Taiwán actual. «En el sur y el centro del país, alejados de la capital, la política puede ser un poco ridícula. En Taipéi, la capital, existe el mismo problema, pero se hace política de manera más inteligente y es más difícil de percibir», comenta Hsin-yao.

La película, que empieza y termina con el relato de la construcción de un Buddha para el templo de una orden religiosa, confronta política y religión para acabar situándolas en el mismo plano. Hsin-yao cree que política y religión «se parecen mucho; ambas son actos de los seres humanos. La idea política de usar la ley para controlar a la gente es la misma que utiliza la religión, que se vale de la figura de un dios».

Fotograma de The Great Buddha

En esa sociedad, donde el ruralismo ahoga a las clases bajas y encumbra las posiciones autoritarias, la sexualización de la mujer acaba siendo canalización de poder y miseria a partes iguales. «El único conocimiento femenino de los protagonistas viene a través de revistas porno», explica Hsin-yao, que alude a un imaginario de influencia americana. Al otro lado, el de los políticos y los poderosos, las mujeres «son las acompañantes en un mundo dirigido por hombres, donde la conquista de la mujer es una demostración de valor y existencia».

Esa idea de la mujer como «representación de poder» nace también de un Taiwán donde, asegura Hsin-yao, la prostitución se extiende a través de hoteles y lugares donde los hombres pagan para «ser tratados como dioses» en un intento de obtener «más dignidad». Una mentalidad que se extiende al resto del continente. «En todos los países de Asia la sociedad es tradicionalmente machista», apunta Hsin-yao, que vuelve a poner como ejemplo su país. «Aunque en Taiwán tenemos una presidenta, los jefes de las grandes compañías son hombres y las mujeres permanecen en puestos inferiores», dice.

El ideario familiar asiático continúa imperando en la sociedad. «Si una mujer es madre, normalmente, bien por presión social o por convicción propia, va a elegir quedarse en casa, aunque tenga mas capacidad de trabajo que su marido», explica el cineasta. «Si bien la sociedad taiwanesa no es tan machista como la de países como India o Irán, el problema existe», añade.

Con el estreno internacional de la película, Hsin-yao ha participado en varios festivales de cine, donde ha podido comprobar la buena aceptación de su película entre audiencias dispares. La realidad es, que cuando estaba rodando la película, «tenía un poco miedo de que los espectadores internacionales no entendieran el contexto taiwanés. Para mí es una sorpresa, pero creo que tiene que ver con que habla de problemas que afectan a cualquier sociedad, no solamente la taiwanesa».

Para el también guionista, la clave para que un filme aspire a ser internacional es «la historia en sí misma». En los años 80, durante la nueva era del cine taiwanés, «teníamos muy buenos directores y sus películas fueron bien aceptadas en el mundo. En los últimos años, el enfoque de las películas taiwanesas ha cambiado, apostando más por audiencias adolescentes e historias de amor». Según Hsin-yao, ese tipo de películas lo tienen más complicado por salir de Taiwán.

«En el cine como lenguaje universal, lo más importante es tener comunicación, llegar al espectador. Si quieres contar una historia muy personal es difícil que la audiencia la aplauda», afirma. Él parece haberlo conseguido con The Great Buddha+, que además de Granada ha pasado por Toronto, San Diego o la ciudad noruega de Tromsø. Próxima parada, los festivales de cine de Sidney y Edimburgo.

@MANUTV

Fuente: http://ctxt.es/es/20180613/Culturas/20092/Huan-Hsin-Yao-cine-Taiw%C3%A1n-The-Great-Buddha-direccion.htm