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La propuesta de Antonio Navarro Wolf: 55 soluciones para un gobierno dispuesto a pagar la deuda social

Fuentes: Rebelión

Está en mora la izquierda colombiana de tener un programa por el poder político y de gobierno, ampliamente discutido y acordado con las bases sociales, que se plantee dar respuesta en lo inmediato y a largo plazo a los problemas urgentes que enfrenta la nación. Para elaborar el programa es necesario hacerse las preguntas acertadas. […]

Está en mora la izquierda colombiana de tener un programa por el poder político y de gobierno, ampliamente discutido y acordado con las bases sociales, que se plantee dar respuesta en lo inmediato y a largo plazo a los problemas urgentes que enfrenta la nación.

Para elaborar el programa es necesario hacerse las preguntas acertadas. ¿En qué estado se encuentran los asuntos de la nación? ¿Estamos, en Colombia, ante una crisis coyuntural, o ante una crisis histórica? ¿Cuáles son los problemas de fondo que tenemos? Y a partir de la respuesta que demos a estas preguntas podremos, junto a amplios sectores y bases sociales, trazar las pautas del programa político (poder), sin confundirlo con el de gobierno que responde más a un cuatrienio presidencial.

Esto es lo que propone para la discusión Antonio Navarro Wolf (ANW), candidato presidencial del PDI, en el documento citado arriba. Dicha propuesta se compone de 20 ejes temáticos (55 soluciones) que abarcan tanto componentes del orden social y económico como educación, salud, vivienda, empleo, subsidios, pensión básica; y el conflicto armado que se expresa en el tema de la seguridad integral, paz, diálogos, acuerdos, derechos humanos y desplazamiento. Para finalmente abordar el tema de las relaciones internacionales y el Estado de Derecho.

Sin duda la propuesta de ANW intenta, por un lado, responder a la deuda histórica y de injusticia socioeconómica que tiene el Estado colombiano con un 70% de la población (cerca de 30 millones de una población de 44), y del otro, dar respuesta a temas como el de la soberanía nacional (relaciones internacionales), deuda externa y conflicto armado. No obstante, esta deuda social con la mayoría excluida en Colombia la tiene la oligarquía liberal-conservadora quien no solo ha sido incapaz de construir una sociedad equitativa, justa y democrática a lo largo de la historia republicana, sino que ha sido la usufructuaria exclusiva del poder del Estado y sus instituciones. Ella es la única responsable de la crisis histórica y la tragedia humana que vivimos.

La propuesta de gobierno de ANW aborda de manera dispersa (20 temas, 55 subtemas o soluciones) y sin mucho rigor lo que a nuestro modo de ver son los grandes temas que tendría que contener y desglosar un programa político por el poder en Colombia. El primero, la nación colombiana sufre de una crisis histórica o pandemia que se expresa en la crisis política del Estado y sus instituciones (partidos, presidencia, congreso, justicia, fuerzas armadas, iglesia, etc.) El segundo tiene que ver con la crisis (deuda histórica) socioeconómica que vive una mayoría de la población. Derecho a vivir con dignidad (techo, pan, educación, salud, empleo, servicios básicos).  Y el tercero, el conflicto armado.

En cuanto al primero (crisis histórica), hay que partir de considerar que en Colombia no solo asistimos a una crisis política de carácter histórico con unos partidos tradicionales (liberal y conservador) a punto de naufragar por más que algunos furibundos capitanes estén tratando de sacarlos a flote, sino que el propio proyecto hegemónico de la burguesía en tanto clase, está llegando a su límite de agotamiento, al borde de su propio hundimiento. Sí, la nación colombiana padece una pandemia de tal magnitud, donde no solo el modelo de explotación económica (neoliberalismo) que han aplicado irrestrictamente está haciendo metástasis hace más de una década en la sociedad, sino también la entrega de la soberanía nacional, la extradición, y el tratamiento que le vienen dando al problema del narcotráfico por medio de fumigaciones extensivas con glifosfato, donde ni los parques naturales se van a salvar de la muerte química. Son pues estas cosas, entre otras, las que tenemos que enfrentar los pueblos si queremos redimirnos de la miseria y neocolonialismo a que la devastadora expansión imperialista quiere someter al mundo.

Dejando de lado el papel del imperialismo en los asuntos internos de Colombia, su presencia militar, su apoyo a los planes militares contrainsurgentes, su inocultable ingerencia en casi todo lo que nos afecta como nación, es imposible pensar que vamos a restablecer la soberanía nacional, que vamos a reivindicar nuestro sagrado derecho a ser una nación independiente, autónoma y soberana en sus decisiones, relaciones internacionales, política económica, agrícola, comercial, etc. ¿Con qué objetivo fortalecer la OEA y las Naciones Unidas, como lo propone el documento? Si de verdad se está por promover la integración económica y política en América Latina, hay que proponer un programa político y no solo de gobierno, por el fortalecimiento regional y continental que le reste espacio a la hegemonía imperialista en la región.

En cuanto al segundo (deuda social histórica), es fundamental al plantearnos como gobierno alternativo al bloque hegemónico oligárquico una solución radical a los problemas más urgentes que vive la mayoría de la población como el hambre, desempleo e indigencia masiva, así como establecer un sistema integral y general de salud y vivienda que cubra a la población excluida de dichos derechos. Lo cual, de forma pragmática, busca solucionar el programa de gobierno de ANW cuando habla de programas y subsidios de alimentación para pobres e indigentes que cubran a 10 millones en un lapso de 7 años o de la construcción de 500.000 viviendas de interés social o de la creación de 2 millones de empleos en 4 años o de subsidiar el desempleo o crear un seguro de empleo hasta cubrir 2 millones en el año 2010. Así como propone la reorganización del sistema de salud hasta alcanzar un cubrimiento del 95.2% de la población excluida en el año 2010, establecer un sistema de pensiones universal que  garantice por lo menos un salario mínimo y garantizar un tope (techo) para los servicios públicos a la población de bajos ingresos.

Por eso cualquier gobierno alternativo al bloque oligárquico, tiene que abordar, pero radicalmente, la corrupción y la politiquería que han sido dos de las principales, sino las únicas, razones de ser de la llamada clase política en Colombia, la que vive y se alimenta como parásito de la riqueza de la nación y de las finanzas del Estado desde que somos una Nación. Entonces no basta con hacer declaraciones, como la que se hace en el programa, de que vamos a acabar con dos de los peores agentes cancerígenos que carcomen al Estado y la sociedad como la politiquería y la corrupción a través de la carrera administrativa y los concursos de méritos. O que estamos por incentivar la participación ciudadana a través de los cabildos abiertos, si estos no tienen poder de decisión por más que se diga que vamos a reafirmar el Estado de Derecho consagrado en la Constitución de 1991. Como tampoco se puede creer que estemos asumiendo una posición seria y decisiva cuando decimos, respecto a las fumigaciones de cultivos de coca, que vamos a suspender solo las que sean indiscriminadas. Ni es claro, sino vacilante y esencialmente conciliador, decir que el tema de las extradiciones se solucionará suspendiendo la extradición de «miembros genuinos» de los paramilitares y la insurgencia. ¿Qué es eso?

Sobre el conflicto armado, tercero, la propuesta del documento 55 soluciones busca resolverlo antes del 7 de agosto del 2010. ¿Cómo? Priorizando el diálogo y la negociación en un proceso «serio, irreversible, viable y con resultados». ¿Cuáles resultados, en qué sería irreversible, y cuál sería su viabilidad? En este tema crucial, la propuesta e ANW no solo es evasiva sino que propone abordarlo con adjetivos. No obstante, en el documento se habla de «seguridad integral». ¿Qué es eso? Combinar el control militar y policial con la realización de derechos básicos de la población. ¿Acaso no lo han hecho los gobiernos desde la primera república? Hasta el gobierno de Alvaro Uribe Vélez habla de lo mismo, solo que desde el concepto «seguridad democrática». No basta con decir que se va a asumir como política de Estado las recomendaciones de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en el país o que se va a incentivar una cultura de prevención de violación de Derechos Humanos o que se dará reconocimiento e interlocución a las ONGs para concluir que el grave ataque a los derechos humanos se soluciona de esta forma. Hay que decir en concreto cómo se va a llevar a cabo, por ejemplo, el acuerdo humanitario para el intercambio de prisioneros entre la insurgencia y el Estado.
 
La propuesta de gobierno de ANW al PDI, es una respuesta coyuntural y pragmática a algunos de los problemas urgentes que sufre una mayoría de colombianos, y que sin duda demandan una solución inmediata a éstos. Por otro lado tiene un contenido claramente socialdemócrata: aliviar la pobreza extrema y carencia aguda de medios básicos de subsistencia para el 70% de la población excluida de la distribución de la riqueza nacional.

Pero un programa por el poder político y no solo para un período de gobierno, necesita estar claro qué busca estratégicamente: derrotar y suplantar el bloque de poder oligárquico y establecer un poder alternativo de izquierda de amplia base social; que rescate la soberanía nacional; que hunda definitivamente el modelo neoliberal llevando a cabo una política económica que estimule la producción y el mercado interno; que ejerza desde el Estado control y soberanía monetaria sobre el Banco de la República; que oriente el presupuesto del Estado hacia la inversión social y que lo recorte drásticamente en lo militar; que suspenda el pago de la deuda externa o difiera ésta hasta nivelar la distribución de la riqueza y se pague la deuda histórica al 70% de la población social y económicamente excluida; que anuncie la suspensión de tratados dañinos a la economía, soberanía y la producción agrícola interna; que impulse como política de Estado la soberanía y seguridad alimentaria; que  priorice acuerdos comerciales y alianzas continentales que frenen la avanzada imperialista; que suspenda las extradiciones y las fumigaciones de nuestros suelos y llame a un referendo sobre éstas medidas; que tenga como norte la dignidad de todos los ciudadanos de ésta nueva república en todas las esferas de la vida, la cultura, la identidad y no simplemente elevar la rentabilidad del capital, tal como lo ha hecho desde los primeros días de la República la oligarquía colombiana. Ese sería el gran reto y éste tendría que estar claramente planteado en un programa para que iniciemos la refundación de la República, por una nueva Colombia. Hay que conquistarla, con un presidente o con un movimiento político y social que tenga claro que no solo las elecciones son el camino sino también las luchas que el pueblo está dando desde que somos conciencia, dignidad y rebeldía. Y para un propósito supremo como este el voto en blanco, la abstención y la lucha extraparlamentaria pueden ser nuestras herramientas también.

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