Cuando se cumplen 40 años del brutal golpe de Estado que dio por terminada la «vía chilena al socialismo», encabezada por Salvador Allende y la Unidad Popular, el reconocido dirigente sindical, Luis Mesina, da una mirada retrospectiva a la historia, dando respuestas a muchas interrogantes que aún hoy son tema de debate y polémica . […]
Cuando se cumplen 40 años del brutal golpe de Estado que dio por terminada la «vía chilena al socialismo», encabezada por Salvador Allende y la Unidad Popular, el reconocido dirigente sindical, Luis Mesina, da una mirada retrospectiva a la historia, dando respuestas a muchas interrogantes que aún hoy son tema de debate y polémica .
-¿Qué significó para los trabajadores el periodo de la UP?
«Este periodo está lleno de contradicciones; por una parte, los trabajadores aumentaron significativamente sus condiciones de vida, mejoraron sus salarios y, quizás, nunca en la historia del país fueron protagonistas de un proceso auténtico de transformaciones sociales, económicas y políticas como las de esa época. Al mismo tiempo, durante los mil días de gobierno popular, fueron testigos y actores de la descomposición política en la que caían las direcciones de los partidos de la UP, vieron, como éstos que integraban al gobierno de Allende, hacían todo para desarmar y desproteger a los trabajadores ante el inminente golpe militar. Observó, atónitos cómo el gobierno popular en vez de apoyarse en el creciente desarrollo de la clase obrera, incorporaba militares al gobierno; aplicaba la ley de control de armas permitiendo a los militares allanar y reprimir a obreros organizados y, cómo, los sectores más reaccionarios del país fortalecían las instituciones del Estado que posteriormente instalarían la tiranía. Pinochet fue la expresión más evidente de estas contradicciones, fue nombrado por Allende como máxima autoridad del ejército y sería él uno de los artífices del mismo».
-¿Cómo se organizaban los trabajadores en esa época?
«Los trabajadores alcanzaron niveles de organización superior, nacieron los «cordones industriales», quizá la forma más desarrollada de participación y de democracia obrera que se conozca en América Latina. Allí se decidían las acciones que los trabajadores emprenderían en su lucha por avanzar hacia una sociedad sin clases. Se resolvían la toma de fábricas, el carácter de las empresas, los ritmos de producción y quienes las administrarían; en fin, los cordones industriales se convirtieron en organismos de «doble poder» en esa época y su rol cuestionaba al propio gobierno y a los partidos, siendo sus mayores adversarios la CUT y el Partido Comunista, que eran contrarios a las transformaciones estructurales».
-¿Cómo se conformó la Unidad Popular (UP)?
«Estaba integrada por el Partido Comunista (PC), Partido Socialista (PS), Partido Radical (PR) y MAPU (escisión de la Democracia Cristiana, DC). Fue un Frente Popular, sui géneris, comparado con otros de la región, fue altamente progresivo llevó adelante medidas anticapitalistas importantes, como la nacionalización del cobre sin indemnización para las compañías americanas; profundizó la reforma agraria y nacionalizó gran parte de la banca; más de 50 empresas pasaron a formar parte del área social que permitió el control obrero sobre varia de ellas. Alcanzó la victoria el 4 de septiembre de 1970 y fue derrocado el 11 de septiembre de 1973. Constituye una de las experiencias más relevantes de la política latinoamericana, tanto por la forma en que llegó al poder, como por la forma trágica en la que culminó».
-¿Qué rol jugaron el PS y el PC en ese periodo?
«En el PS se expresaban dos corrientes, una reformista y una revolucionaria. La primera era partidaria junto al PC de incorporar a otros sectores a la UP, abrirse hacia la derecha, buscaban que ese Frente Popular definitivamente pactara con la DC formas «ordenadas» y «respetuosas» del ordenamiento burgués para producir transformaciones económicas en el país. No eran partidarios, por ejemplo, de nacionalizar la banca, creían que era mejor, desarrollar formas mixtas de control de la propiedad, de igual manera, su postura sobre la Reforma Agraria era conservadora, no compartían la expropiación de todos los predios agrícolas, junto al PC, cuya dirección estalinista era abiertamente contraria a las transformaciones que Allende impulsaba, perseguían «estabilidad» y reformas dentro del marco constitucional. Otro sector del PS, a la izquierda de Allende, con influencia trotskista y simpatizante de la revolución cubana, era fuertemente permeado por los trabajadores. Sus dirigentes sociales, en un porcentaje significativo encabezaban los cordones industriales y propagaban el «avanzar sin tranzar». En su último Congreso, antes del golpe, proclamó la lucha armada para alcanzar el poder.
«El PS era el partido del presidente Allende y era, quien más claramente expresaba las contradicciones de la lucha de clases que se desarrollaban en el país.
«El PC jugaba el rol más derechista junto al PR dentro de la UP. Su papel claramente conservador, le llevó a impulsar la política de devolución de las fábricas ocupadas por los trabajadores, a revisar la política de reforma agraria devolviendo miles de hectáreas arrebatadas por los campesinos a los sectores terratenientes y, además, fue uno de los mayores simpatizantes de incorporar militares al Gobierno de Allende apoyando la «ley de control de armas» que ayudó a que el golpe militar no encontrará resistencia armada. El estalinismo es uno de los mayores responsables en la derrota del movimiento obrero y campesino, su política de alianza con la burguesía fue fatal para los intereses de los trabajadores chilenos, su insistencia por pactar con la DC produjo un debilitamiento de las fuerzas populares que se nucleaban en torno al gobierno y debilitó las bases mismas para su defensa.
-¿Después de 40 años qué pasa con los partidos de la UP?
«Del 90 en adelante el PS pegó un giro extremo, abandonó prácticamente todas sus propuestas socialistas y hoy, es abiertamente un partido al servicio del sistema capitalista. Pertenece a la Internacional Socialista y en Chile forma parte de la alianza con la DC que gobernó el país durante 20 años (1990-2010), con una política que perpetuó todas las instituciones heredadas de la dictadura, como la Constitución Política; el sistema privado de pensiones, la salud y la educación privada. El PS es hoy un partido más de burguesía, su composición social ya no son los trabajadores, su programa es abiertamente colaboracionista y, además, de respeto a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, es claramente un partido pro imperialista.
«El Partido Comunista, después de 40 años, logra lo que no consiguió durante la UP, hoy forma parte de la coalición política que gobernó Chile durante 20 años, junto a la DC, al PS, PR y otras pequeñas agrupaciones, denominados «Nueva Mayoría» que postulan para la presidencia a fines de año a Michelle Bachelet, ex presidenta de la República y una de las mayores responsables en liquidar la Educación Pública. Sus máximas figuras, que dirigieron las movilizaciones estudiantiles el 2011, hoy reniegan de sus demandas y llaman a votar por la candidata de los empresarios, la misma que atacó la educación sistemáticamente».
-¿Se puede decir que la política del PC ha triunfado?
«En un sentido el PC puede lograr aumentar sus representantes en el Congreso, pasó de ser un partido proscrito en la dictadura a un «fiel» colaborador del establishment y, en consecuencia, pasa a ser un partido con representación parlamentaria, lo cual no significa que haya triunfado, por el contrario, su ingreso a la coalición «Nueva Mayoría» le implicó pagar un alto costo entre los estudiantes, que ven como una utilización o manipulación que sus máximas dirigentes hayan decidido ser parte de la misma coalición que originó las luchas, con lo cual su desprestigio aumenta considerablemente. Además, la actual presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), también militante del PC deberá jugar un rol de morigeración de las luchas obreras en el país, en estos últimos meses se han desatado varios conflictos obreros, la CUT ha evitado coordinarlos y unificarlos, por el contrario ha mantenido la fragmentación que durante años promovieron la DC y el PS en el seno del movimiento sindical.
«Es posible esperar que los conflictos se multipliquen dada la profunda desigualdad existente y, sin dudas, colocará en fuertes aprietos al PC al no poder responder a las demandas de los trabajadores».
-¿Existe hoy una Alternativa?
«En este contexto surge una alternativa independiente del establishment, encabezada por Marcel Claude, que propone un programa de 10 medidas concretas que chocan con el ordenamiento económico, político y jurídico del régimen chileno. En efecto, el programa contiene:
1 Asamblea Constituyente y un nuevo sistema Electoral como primera gran demanda. Nueva Constitución.
2 Refundación del Estado lo cual significa descentralización de éste y elección de todas las autoridades en cada una de las regiones del país.
3 Educación Pública, laica y gratuita.
4 Salud Pública Universal.
5 Fin de las AFP y su reemplazo por un sistema de reparto, solidario
6 Renacionalización de los recursos básicos, del cobre y del agua
7 Nuevo Código del Trabajo.
8 Regulación de la Banca
9 Nuevo trato a la inversión extranjera
10 Legislación antimonopolio
«Estas propuestas calan hondo en las necesidades de las masas que durante 40 años han sentido postergadas todas sus aspiraciones y, la sola propuesta de Asamblea Constituyente es en sí, una confrontación radical con el actual sistema chileno.
«Las perspectivas de que esta candidatura abra la posibilidad para construir un Partido de los Trabajadores son reales, alrededor de ella y de su programa se han ido sumando importantes sindicatos. La constitución del Frente de Trabajadores por Marcel Claude, en todo el país, está permitiendo que sobre la base de un programa que demanda un nuevo Código del Trabajo, una nueva Previsión no más AFP y una nueva constitución política se rearticulen los trabajadores.
«En este contexto, nuestra lucha por ganar un espacio en el mundo del trabajo es positiva. El PC no puede disputar nada, se ha comprometido con el sistema y es visto como un partido que no representa a los trabajadores.
«A 40 años del golpe, los trabajadores estamos conminados a dar un salto, el golpe del 73 fue fundamentalmente un golpe contra la clase obrera, contra sus derechos, contra sus avances, contra su forma superior de organización que habían alcanzado a través de los Cordones Industriales y, es menester conmemorar esta fecha comprometiendo nuestros esfuerzo en la lucha y por dotar a los trabajadores de una verdadera dirección que restituya el papel que nunca debieron perder».
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