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La rebelión desde abajo-desafío de los movimientos sociales

Fuentes: Rebelión

 ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Bertolt Brecht    A Doris por su resistencia y dignidad que nunca abandonó…   La memoria histórica en la resistencia popular de los movimientos sociales en Colombia ha sido imprescindible en la defensa de la vida y los territorios. Las organizaciones de derechos humanos, las […]

 ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca?
Bertolt Brecht   


A Doris por su resistencia y dignidad que nunca abandonó…  

La memoria histórica en la resistencia popular de los movimientos sociales en Colombia ha sido imprescindible en la defensa de la vida y los territorios. Las organizaciones de derechos humanos, las organizaciones indígenas, sindicales, campesinas, urbanas y afros advierten una exigencia del presente ante la continuación del capitalismo impuesto por el modelo institucional colombiano. El Estado colombiano, con sus instituciones ha estado siempre al servicio del capitalismo con todo su fascismo. Es necesario y urgente, que los movimientos sociales continúen y se cubran bajo una resistencia de frente a la defensa de la vida, la restitución de las tierras, el derecho a la organización sindical, a la memoria histórica de las víctimas y los derechos de las diversas comunidades LGTB y colectivos urbanos. En este presente atiborrado de ofensivas económicas y despojos políticos, bajo un fascismo que avanza y se constituye mediante la presencia paramilitar en los territorios merece un llamado a la rebelión popular. Los movimientos sociales significan trazos fundamentales en el presente político: el rol en el espacio del proceso de Paz y la identidad en las nuevas relaciones de hacer política.

I-La rebelión del corazón: ¡nuevo escenario o viejas formas de identidades? [1]

En este tiempo-presente las colectividades se afianzan, hacia un nuevo rol de las relaciones políticas. Los movimientos sociales permanecen en una revelación bajo acontecimientos anteriores y en sucesos presentes hacia la significación de una rebelión desde el corazón [2]: un instancia del presente, ante la catástrofe del hambre, el despojo y la criminalidad, es el poder de las multitudes que se encarnan en el poder popular. La lucha de los colectivos en Colombia atesora un levantamiento desde abajo, por un lado, una fuerte lucha contra el execrable capitalismo, [3] y de otro lado, una crítica como sujetos políticos a las débiles propuestas electoreras.

Aquí no se trata de una crítica subjetiva de lo que sería deseable, sino desde la perspectiva de una realidad subjetiva que permita una investigación objetiva de las causas de los movimientos sociales, y el rol de estos como una perspectiva histórica, frente al capitalismo que origina todas las formas del fascismo. En ello, Colombia aún no se para.

Es necesario un pueblo [4] en resistencia de las garras del modelo del gran capital, que vislumbre críticamente diversas representaciones territoriales. El reto surge de manera envolvente, que transite más allá de un proyecto de izquierda parlamentaria, que de manera raquítica y sin fuerza, no logra sostenerse en el escenario. Sin duda, un parlamentarismo que no responden a un pensamiento crítico en relación a los hechos sociales y a los avances del capitalismo. Colombia se diluye en un parlamentarismo políticamente famélico, que se ufana de representar a un pueblo. ¡Ni ellos mismo los son¡ El tiempo, no ha extinguido los tentáculos capitalistas en su diversas formas de imposición de violencia, control de dominio territorial, bajo sufragios electorales universalistas! Esta conducta uniforme se presenta bajo un debilitamiento de estado que se proyecta, bajo los tentáculos de una práctica fascista.

Sin caer de manera imprudente en conclusiones generales,  es importante resaltar ciertas consideraciones: a finales de los últimos 40 años del siglo XX, pasó una gran tempestad con todo el movimiento popular que legitimó el movimiento indígena y campesino, como las organizaciones sindicales y las organizaciones civiles en sus diversas resistencias. La sevicia bajo la imposición de un modelo capitalista, eliminó toda posibilidad de vida y alternativa política. ¡Lo que pasó después fue la barbarie! Los intentos en el tiempo han sido infructuosos. En ese trazo temporal, la alternativa parlamentaria que desde la izquierda, como el caso del movimiento político de la Unión Patriótica ( U.P), se convirtió en un proyecto necrófilo, satanizado y eliminado por el capitalismo con toda su presencia fascista de corte paramilitar.

Nada ha surgido, como un acontecimiento histórico transformador. Intentos vanos, solo deseos políticos, fallidos, tríos amorosos y conjuros políticos que no transcienden más allá de una representación seudo-crítica sobre algunos hechos y otros en algunos casos de forma egocéntrica, con líneas tibias brumosas que no llegan con el tiempo. La propuesta de la izquierda parlamentaria y aún de la extrema derecha, quien catastróficamente ha relacionado el destino de los colectivos con el sufragio electoral: de un lado, someten colectivos a la defensiva temática, coyuntural de su propio destino. Lo más ignominioso, es al destino que responsabilizan su estado y no a un régimen de gobierno, y de otro lado, la subordinación a un parlamentarismo raquítico, terriblemente ecléctico a luchas no sentidas.

Actualmente, la cara de una izquierda pretende una fórmula de unidad.  ¿Será cierto tanta belleza de la izquierda? Unidad que más bien aparece gelatinosa, irradiada por protagonistas que infortunadamente se establecen bajo su rol de destierro y otros, sin vergüenza respondiendo a habitáculos personalizados y alianzas electoreras. En Colombia-hay que expresarlo- la izquierda parlamentaria, no representa verdaderamente una autenticidad crítica, en términos políticos de lo que generan los movimientos sociales. El proyecto de la izquierda no está de cara al mundo de la barbarie del capitalismo, solo bajo pequeñas lagunas que no descienden al fondo del reflejo político del pensamiento y acción de un pueblo. No hay una condición humana y política, algunos atascados por la barbarie del terrorismo de estado: unos individualizados y otros delineados por rompecabezas políticos, serenos y acomodados, no logran subvertir un gran acontecimiento histórico. Sin duda la falta de una creatividad que conduzca a una nueva relación política. Las víctimas propiciadas por el gran avance del capitalismo, trazan escenarios de solidaridad y amistad política. Allí reposa la clave y el giro político de los movimientos sociales.

II. Escenario, reivindicaciones económicas y sociales    

El reto del gran movimiento social en todo su arrebol, es la función que justamente tienen actualmente las organizaciones de victimas, campesinas, indígenas, organizaciones sindicales y los sectores populares víctimas, sobre una mala política pública generados por el débil estado colombiano. Sin duda, se esperan a los movimientos sociales, ante las realidades del capitalismo. Es el encuentro desde abajo, es la rebelión del corazón- ese que llama a una ruptura para ser creativos y más posibles ante un modelo alternativo. El giro hacia esta rebelión está en toda su práctica territorial.

Colombia -hoy en el 2014- los movimientos sociales avizoran un presente político, realizan una salida hacia el encuentro de la rutina represiva de un estado delictivo, punitivo y conservador. Es imperante una lucha de colectiva, de acción, no bajo una anexión partidista, personalizada, sino en una perspectiva de rebelión popular configurada desde:

1-Una práctica territorial de cara al capitalismo Se trata de una eficaz forma de acción, en la extensión del territorio. Es un decisivo papel político que responda críticamente, ante esa naturaleza política, trazada ante la vergonzosa línea parlamentaria ahogada y sin creatividad política; la cual se halla penosamente consagrada a sueños, fantasmas y repeticiones.
2- Elementos comunes de espacios políticos- Los espacios políticos como un estado de cosas que tiene causas remediables, acercan y se posibilitan a una lucha de intereses comunes, aun en la diferencia y el conflicto de contextos. El combate frente a la desgracia. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla. El fruto en su inicios se impondrá y no bajo la seña de una espera vacua, inerte y tediosa.
3- Reorganización de formas de resistencia- sujetos autónomos que responden a una expresión pruniforme que trascienden en su función en los movimientos sociales. Está ligado íntimamente a luchar contra toda ideología conformista. Esto sugiere una lucha voraz contra una economía moral, que yace bajo la barbarie del presente.

Es la cara frente a la expansión capitalista y la catástrofe social, expresada en las temibles garras de una guerra soterrada en los territorios. Los movimientos sociales, en su función definen lo que proyectan las entidades territoriales. Remontan su capacidad política y la decisión de su tiempo histórico.

En este sentido, los indígenas, obligan a pensar entre el territorio y lo nacional, el movimiento campesino a repensar en la tierra y la propiedad rural, los movimientos de victimas la relación entre la justicia y su memoria histórica, los movimientos urbanos como LGTB y sus derechos, la lucha sindical más abierta a escenarios de relaciones políticas, todos de frente contra el capitalismo. El proyecto de educación, vivienda y salud, requiere una emergencia ante la crisis de fondo de lo que debe significar una política pública, como rito de una verdadera democracia. El reto es no concluir en la repetición histórica, sino en avanzar críticamente ante una representación parlamentaria que se conforma con su objetivo electoral de manera aritmética. Un parlamentarismo. -que no atiende la importancia de apoyarse en esas experiencias que van delineando la lucha de proyecto social y sí, se quiere programática. Están ausentes de esta dimensión. Caso aislados no resuelven absolutamente nada. La izquierda en su parlamentarismo, sino advierte el gran tiempo de la rebelión de las organizaciones, sin duda será una vez más una repetición, un tiempo sinuoso que será una catástrofe.

La diferencia entre los parlamentarios y los movimientos sociales es la función que estos últimos ejercen. – es lo que unifica y que a la vez diferencia en una democracia. [5] A partir de la función de las experiencias en las reivindicaciones sociales y económicas, es donde profundizan su función de los movimientos sociales. Ante esto- ¿Existen verdaderos proyectos parlamentarios que respondan a las propuestas de vida de las colectividades? – ¿Existe una respuesta política desde la rebelión del corazón de los movimientos sociales?

Es un gran desafío que se debe afrontar la izquierda. El reto político, es definir las prácticas territoriales que se desarrollan a la luz, de las nuevas exigencias democráticas y culturales, en relación a las transformaciones de corte ecologista, de la tierra, de las víctimas por el genocidio político, sobre las corporaciones paramilitares-fascistas y la desastrosa política pública que responde de manera execrable al gran capitalismo. En este trazo político- el avance de los medios de comunicación hace tiempo advierten el gran monopolio de la información que los aparatos burocráticos se nutren. Ante ello, se propone la rebelión de un pueblo que defiende la vida, el territorio, la salud, la educación y sus derechos ante el gran avance del capitalismo sobre la economía y la cultura.

NOTAS:

[1] : Consultar: El sujeto político de Isabel Rauber Ediciones desdeabajo.
[2]
Consultar la reflexión que realiza Hannah Arendt, en su texto La Condición Humana. (Arendt, 1998)
[3] Ver sobre este punto, la esfera de lo público y lo privado: La condición Humana. (Arendt, 1998)
[4] La palabra «pueblo» implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen «intereses comunes» entre varios pueblos. Concepto de Bertolt Brecht.
[5]
Consultar al filósofo francés Daniel Bensaid, el tema de la función de los movimientos sociales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.