Hay un hecho político protuberante y determinante que los llamados políticos de la Izquierda electoral colombiana han desdeñado en sus cábalas electorales y es que, Juan Manuel Santos fue llevado a la presidencia de Colombia para recomponer el régimen neoliberal y trasnacional violento de dominación y despojo oligárquico, seriamente cuarteado y desgastado por la resistencia […]
Hay un hecho político protuberante y determinante que los llamados políticos de la Izquierda electoral colombiana han desdeñado en sus cábalas electorales y es que, Juan Manuel Santos fue llevado a la presidencia de Colombia para recomponer el régimen neoliberal y trasnacional violento de dominación y despojo oligárquico, seriamente cuarteado y desgastado por la resistencia popular durante el «octenio» fascista y narco-paramilitar de Uribe Vélez.
Fracasada estruendosamente la llamada Unidad Nacional de Santos, planeada para la primera etapa de la recomposición oligárquica, el curtido jugador de naipes ha sacado desde la presidencia de la república y con el afanoso apoyo de la falsimedia adicta, uno a uno o a cuentagotas, las cartas ministeriales de un renovado gobierno nacional, unido en torno al trapo de la paz «por las buenas o a las malas (sic)» , que ha dejado una vez más en claro su pensamiento ludópata de ganar la partida a como de lugar. Bien sea en una posible mesa de diálogos de paz o por fuera de ella, como lo acaba de anunciar su ministro de Defensa, ratificado allí para adelantar la guerra geoestratégica y controlar el creciente descontento en la cúpula militarista de generales, terratenientes ganaderos y trasnacionales agro-mineras, quienes a través de sus voceros uribistas autorizados, han declarado públicamente la guerra a muerte a cualquier cambio o concesión oficial en el uso de la tierra.
Cada día de guerra en Colombia cuesta un millón de dólares. Pero en armamentos, comisiones, lavado de narco-dólares, despojo de tierras, regalías y otros negocios de Inversión financiera trasnacional, se ganan también diariamente 25 veces más. ¿Cuánto dinero y haciendas tienen Dilian Francisca Toro o el general Santoyo? Los costos de la guerra contrainsurgente prolongada han dejado de ser un argumento para detenerla o pararla, porque esta guerra ha resultado ser más rentable que cualquier otro negocio transnacional, y este argumento está detrás del trapo para la paz, que ahora JM Santos ondea como fundamento de la segunda etapa de recomposición del régimen.
Recomposición del régimen o plan B santista, que está contando con el apoyo soterrado de la dirigencia de la llamada Izquierda electoral colombiana, agrupada en el Polo Democrático Alternativo, quien bajo el dominio de la tradición oligárquica centenaria de la hacer pactos en las alturas para recomponer el régimen violento de dominación; ha empezado a sobarse las manos pensando en una posible gran pacto electoral anticomunista para el 2014; cuyo retórico y ambiguo programa de papel será (en propias palabras de su directora) «de todos aquellos quienes de alguna manera sintiéndose o no de Izquierda, no respalden a JM Santos y deseen un profundo cambio democrático del país»
Un verdadero pacto burocrático en las alturas para las elecciones de caciques sin indios; porque los indios de carne y hueso, junto con las negritudes , estudiantes, trabajadores y demás sectores explotados y oprimidos; están haciendo su propia y rica experiencia política Unitaria por la base, pero dentro de la gran movilización social que ha abierto la crisis socioeconómica en Colombia y, prescindiendo de ineficaces procesos electorales de las izquierdas, muchas de ellos corruptos carruseles progresistas de la contratación, pensados bajo la chata mentalidad escolástica dominante de «un solo rebaño y un solo pastor».
Como si la complejidad de la florida realidad de la gran movilización social amplia y unitaria en calles, veredas, ciudades y demás rincones de Colombia, contra la recomposición santista del régimen y para imponerle a la oligarquía y sus sostenedores la verdadera Paz con justicia social y soberanía, no fuera lo característico de la actual etapa de la crisis colombiana…. Como si Gilberto Viera con su claridad y experiencia no lo hubiera advertido hace más de 40 años: «El anticomunismo, especialmente en Colombia, es la ideología del Imperialismo y de la Oligarquía»… Como si….no pasase nada.
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.
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