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La segunda vuelta y los desafíos para la izquierda

Fuentes: Clase contra Clase

 La izquierda que hace campaña por Frei Recientemente en Copiapó, el candidato oficialista Eduardo Frei, plateó que «votar blanco o nulo es votar por la derecha». Haciendo eco de estos planteamientos, el Partido Comunista y los integrantes de la coalición Juntos Podemos Más – Frente Amplio, han conformado un comando para apoyar a Frei en […]

 La izquierda que hace campaña por Frei

Recientemente en Copiapó, el candidato oficialista Eduardo Frei, plateó que «votar blanco o nulo es votar por la derecha». Haciendo eco de estos planteamientos, el Partido Comunista y los integrantes de la coalición Juntos Podemos Más – Frente Amplio, han conformado un comando para apoyar a Frei en segunda vuelta, en el que participarán G. Tellier, H. Gutiérrez y L. Carmona. La CUT también se ha alineado con el candidato oficialista. No sólo los dirigentes concertacionistas de la central sindical, apoyarán a Frei. También lo harán los militantes del PC. El mismísimo Cristián Cuevas, presidiría este «comando de los trabajadores».

Un argumento que se esgrime a favor de este apoyo político a Eduardo Frei, es la necesidad de «frenar a la derecha». Tanto el PC, como figuras públicas de la Concertación y Arturo Martínez, han indicado como a la propia Concertación le cabe una responsabilidad por las amplias posibilidades que tiene Piñera de llegar a la presidencia, y en la conservación de la obra neoliberal pinochetista. Aun así, habría que votar por Frei. Para el PC, esto no sería un cheque en blanco. Han iniciado un dialogo, que ha sido respondido por el comando de Frei con una carta, en la que se señalan 12 puntos de acuerdo, que constituyen algunas pequeñas reformas en la obra neoliberal. Por ejemplo, el punto referido a los derechos de los trabajadores, plantea, además de una «reforma laboral», «fortalecer la negociación colectiva y la sindicalización», «el derecho efectivo a huelga»; «el cumplimiento efectivo de la ley de subcontratación». La carta señala que es necesario «generar regulaciones que se hagan cargo de las nuevas realidades laborales como la subcontratación y el trabajo temporal, de las realidades del trabajador agrícola, del temporero y del trabajador subcontratado». ¿No resulta hipócrita, en boca de estas personas, que hablen de una «reforma laboral» cuando ellos mismos no la impulsaron, con el argumento de la crisis? ¿Que hablen de negociación colectiva, cuando ellos mismos pretenden pasar de contrabando que se negocie la flexibilidad laboral? Recordemos que esa fue la propuesta de Osvaldo Andrade y de Eduardo Frei. ¿Qué hablen de derecho efectivo a huelga, cuando son estos mismos personajes los que pusieron el grito en el cielo con el paro de los trabajadores públicos? Además de todo esto, dicen que la subcontratación y el trabajo temporal es una «nueva realidad», cuando es una realidad profundamente extendida, sobre todo con los gobiernos concertacionistas. ¿Es necesario acaso que casi 30.000 trabajadores de Codelco sean subcontratados, aunque en los hechos hagan el mismo trabajo que los de planta, que son 18.000? ¿El trabajo temporal no responde acaso en buena medida a un afán patronal por atemorizar y dividir a los trabajadores? A diferencia de la Concertación, que quiere «regular» la precariedad laboral y a diferencia del PC y el Juntos Podemos Más – Frente Amplio, Clase contra Clase lucha por acabar con la subcontratación, y por y el paso a planta de todos los trabajadores.

Aun así los 12 puntos han sido suficientes para que el PC adhiera a la campaña de Frei. Los gestos autocríticos de figuras concertacionistas, y la discusión en torno a la necesidad de conformar una «nueva mayoría» o una «coalición de centroizquierda», también han repercutido en figuras aisladas que previamente apoyaron a MEO. Esto ha sido acompañado de una visión de la situación nacional: aunque Piñera sacó un 44%, habría una mayoría social progresista, de un 56%, que se desprende de la sumatoria de los votos del candidato oficialista, Frei y MEO. Aun así, sigue abierto que porcentaje de la votación de este último capitalizará Eduardo Frei, lo que introduce una cuota de incertidumbre no menor en la segunda vuelta.

Cómo luchar contra la derecha

 

 De todas maneras, la «semilla de verdad» en el planteamiento de que existiría una «mayoría social progresista» es el hecho de que millones de trabajadores y pobres, ante la inminencia de un triunfo de la derecha, votarán por el «mal menor», por Eduardo Frei, aun sin depositar una «confianza sin límites» en él. Este hecho hace que la política del PC y el Juntos Podemos Más – Frente Amplio, se fortalezca, y a su vez, ella misma contribuye a preservar el «sentido común» del «mal menor». A quienes no se están sumando automáticamente a esta «unidad de la izquierda y el progresismo», por ejemplo, a un sector de los MEO-liberales, lo critican porque le haría el juego a la derecha. Por ello la afirmación de Frei: «votar nulo o blanco es votar por la derecha». Es decir, en estas elecciones habrían solo dos alternativas: o con Frei o con la derecha. No daría lo mismo que gobierne la derecha -plantean-, y quienes así piensan, es por que se encuentran en posiciones sociales de comodidad, es decir, no son ni trabajadores ni pobres, que son quienes si padecerán los ataques derechistas en carne propia.

Este mismo argumento lo pretenden utilizar para que las organizaciones de izquierda que no llamamos a votar por Frei, aparezcamos como funcionales a la derecha. Ello es una completa farsa. Respondemos acá, en lo que nos atañe como organización.

Primero, señalamos que efectivamente no da lo mismo que la derecha alcance la presidencia. La derecha actual «se crío» al amparo de la dictadura pinochetista. El mismo Piñera hizo su fortuna durante la dictadura, aunque después se llene la boca diciendo que votó por el No. En la Coalición por el Cambio, hay muchos ex personeros de la dictadura pinochetista, como Jovino Novoa. En cuanto a lo social y lo económico, este sector quiere profundizar todavía más el neoliberalismo, liquidar los derechos de la clase obrera y privatizar más los recursos naturales, la salud y la educación. También querrán atacar los derechos de las mujeres. Para ello, como indicamos en nuestro anterior Comentario, buscan ganar a los sectores empobrecidos con pequeñas limosnas, como el bono de $40.000 para marzo, y así dejar aislados a quienes los cuestionen. Aun combinando esta línea fundamental con su política, con elementos de dialogo y consenso, particularmente con sectores de la Democracia Cristiana y las bases sociales más de «centro» de la Concertación. Si la derecha llega a la presidencia, se barruntan nuevos padecimientos y miserias para los trabajadores y los oprimidos. Por ello, desde ya, Clase contra Clase plantea que hay que combatir activamente contra la derecha.

¿Es posible hacer esto votando por Frei? No. ¿Y si iniciamos un dialogo, que permita que se incorporen puntos comunes con la izquierda en su programa?; ¿si no nos callamos la boca a la hora de criticar a la Concertación, pero la llamamos a votar considerando que ésta puede hacerse una autocrítica e incorporar puntos de izquierda? Esto es lo que intenta el PC. Para nosotros, aún así, tampoco hay que votar por Frei. ¿Por qué?

Porque no hay que confiar en las promesas de esta gente que durante 20 años ha mantenido intacto -y es más, ha profundizado- el neoliberalismo. En esta gente que le ha permitido ocupar altos cargos en el aparato estatal a la derecha, por ejemplo, a Rodrigo Álvarez que fue electo con votos concertacionistas, porque había un acuerdo. No olvidemos que Frei trajo de vuelta a Pinochet para que muriera en la impunidad. Que nunca recibió a organismos de derechos humanos. Que dejó en la calle a los mineros de Lota. Incluso, recientemente Arturo Martínez, presidente de la CUT y vicepresidente del PS, reconoció que Michelle Bachelet no benefició en nada a los trabajadores y que mantuvo una cómoda relación con los empresarios. Acá hay un largo etcétera, que desde ya nos permite afirmar que la Concertación en el gobierno, mantendrá los ataques contra la clase obrera. Entonces a Frei, que plantea, «votar nulo o en blanco es votar por la derecha», le respondemos: No, no es así. Es posible votar nulo, y luchar activamente contra la derecha. Votar por Frei, en cambio, es votar por alguien que es un defensor de los empresarios, por una coalición que ha gobernado consensuando con la derecha.

¿Es esta postura divisionista? No, no lo es. Porque la lucha no se limita a estas elecciones. Para Clase contra Clase es necesario fortalecer la unidad de los trabajadores y los oprimidos. ¿Cómo? Hay que luchar por fortalecer los sindicatos, creando cuerpos de delegados y exigiendo el derecho a fuero de éstos, en cada lugar de trabajo, para organizar a contratados y subcontratados. Hay que luchar por la negociación colectiva por rama y el derecho efectivo a huelga. Por el paso a planta de todos los trabajadores, acabando con la subcontratación. Esto lo podemos hacer juntos. No es condición votar nulo, para luchar por esto.

También es necesario que la clase obrera tome en sus manos las luchas del resto de los oprimidos, que luche por la gratuidad de la educación, y por el derecho a autodeterminación del pueblo mapuche, la devolución de sus tierras y territorios y el derecho a levantar su propio estado si así lo estiman. Que luche por la reincorporación inmediata de todos los despedidos, y el reparto de las horas de trabajo sin rebaja de sueldo. Todo esto es posible impulsarlo juntos, y no es condición votar o no por Frei.

Por último, en el periodo que se abre con el posible triunfo de la derecha, y considerando la preservación del parlamento binominal, la proscripción a los dirigentes sindicales y la mantención y profundización de la obra neoliberal, es necesario que la izquierda –haya o no votado por Frei-, las organizaciones obreras y estudiantiles, llamen a movilizaciones por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana. Para Clase contra Clase la solución íntegra y efectiva de la miseria y los padecimientos de los pobres y oprimidos, vendrá solamente de la mano de una República de Trabajadores basada en organismos de autodeterminación, y una revolución socialista. Pero mientras esta no sea la perspectiva de millones de trabajadores y oprimidos, impulsar movilizaciones por una Constituyente es sumamente necesario.

No hay que aceptar el chantaje, sosteniendo a la Concertación. Así avanzaremos a la verdadera unidad: la unidad de los trabajadores, estudiantes, mapuche y pobres contra los empresarios y sus agentes. Para dar esta batalla es necesario construir una Izquierda Obrera y Socialista. Llamamos a los militantes críticos del PC que anularán, a quienes dudan de votar por Frei, a los dirigentes sindicales y estudiantiles, a trabajadores de base y estudiantes, pobres, mapuche, a iniciar una discusión nacional en torno a como levantar esta izquierda, que no deposite confianza en ninguna variante patronal.

Esta es la pelea de Clase contra Clase.