El museo de Jaén muestra imágenes de la participación en La Guerra Civil del médico y brigadista canadiense Norman Bethune
Norman Bethune se presenta en plena Guerra Civil Española alistado dentro de un frente de izquierdas organizado desde Canadá ( «Batallón Mackenzie-Papineau»). El episodio que más le marcará, escribirá un relato sobre él («El crimen de la carretera Málaga-Almería»), es el acontecimiento que tiene lugar cuando los habitantes de Málaga, muchos de ellos niños, huyen hacia Almería bajo el bombardeo de los aliados fascistas.
Las fotografías sacadas por uno de sus compañeros, Hazen Sise, son las que forman la exposición que tendrá lugar a partir del 9 de julio y hasta el 7 de septiembre en el La Sala de Exposiciones Temporales 1 del Museo de Jaén. Las 26 imágenes en blanco y negro se completan con un catálogo con los testimonios del propio Bethune y de civiles, entonces niños, que hablan sobre aquellos acontecimientos.
Norman Bethune pertenece a ese tipo de personas que su mayor legado, al margen de sus acciones concretas, es demostrar que un hombre puede ser un ejemplo de solidaridad y humanidad. Ya desde los inicios del siglo XX, cuando no era más que un estudiante de medicina, se volcó en ayudar a los trabajadores canadienses enseñándoles a leer y escribir. Más tarde tomaría una iniciativa parecida, al estallar la Primera Guerra Mundial se presenta como camillero voluntario, tomando mayor implicación en las labores médicas según transcurre la contienda. Tan en primera línea estuvo a la hora de ayudar que le trajo como consecuencia heridas de guerra.
De regreso a Canadá se centrará en su trabajo donde destacó por sus investigaciones y descubrimientos en varias técnicas. Fue a partir de este momento cuando toma un posicionamiento político muy claro. Su habitual forma de entender la profesión médica que incluía atender gratuitamente a los más desfavorecidos, le hace ser consciente de que la política debe poner todos los mecanismo para que la atención médica llegue a todos los individuos. Además llega a la conclusión, totalmente revolucionaria hoy en día, de que muchas de las enfermedades tienen un origen social sustentado en las desigualdades.
El viaje que realizó a la Unión Soviética para comprobar «in situ» su sistema de salud hizo que definitivamente se acercara al comunismo y se uniera al partido de dicha ideología en Canadá. Inevitablemente, con el estallido de la Guerra Civil Española, se alista para luchar del lado republicano. Sus conocimientos médicos fueron esenciales, sobre todo, para solucionar uno de los problemas que se vivía en el campo de batalla, la altísima mortandad de soldados que morían desangrados a causa de heridas leves. De esa necesidad surge su idea por crear las transfusiones de sangre en el momento y las unidades móviles médicas, lo que más tarde se extendería por todo el mundo y serían conocidos como los MASH.
Otra de las contiendas a las que ofreció sus servicios, en este caso de enseñanza al cuerpo médico, fue la guerra chino-japonesa. Hay que llamar la atención sobre el hecho de que aun estando del lado del ejército de Mao Tse Tung tampoco se negó a ayudar a los heridos japoneses. Tan fuerte e importante fue el legado y la influencia que dejó en el país asiático, en el que pasó sus últimos años de vida, que el propio líder chino le dedicó un ensayo, «En memoria de Norman Bethune», y la construcción de una estatua situada en Pekín.
Una exposición que sirve para recuperar la memoria de un hombre extraordinario que supo enfocar su profesión hacia la ayuda a los demás, por muy lejos que estos estuvieran, como queda claro en su forma de actuar en Málaga.