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La sonrisa rebelde de las FARC

Fuentes: Remap

Se desconoce imagen donde no se le viera sonreír. Y no podría ser de otro modo: su vida fue la sonrisa rebelde que sobrevivió a la guerra. Pero la indolencia, el odio, la estupidez de una sociedad que rinde culto a sus verdugos, y la realidad de una paz traicionada, arrebató con sangre, con tres […]

Se desconoce imagen donde no se le viera sonreír. Y no podría ser de otro modo: su vida fue la sonrisa rebelde que sobrevivió a la guerra. Pero la indolencia, el odio, la estupidez de una sociedad que rinde culto a sus verdugos, y la realidad de una paz traicionada, arrebató con sangre, con tres disparos para ser más exactos, la vida de Anderson Pérez, joven excombatiente de las FARC de 24 años de edad, asesinado el 17 de junio en el municipio de Caloto (Cauca).
Dialogamos con varias personas, distintos sentires y afectos. Y entendimos que no importa que su cédula le identifique como «Anderson Pérez Osorio»; para quienes le conocieron siempre será «David Marín«, nombre heredado de la memoria de una guerra que no acaba, y bajo el cual su vida guerrillera transcurrió hasta firmado el Acuerdo de Paz con el Gobierno colombiano.
A veces resulta extraño que la tristeza provocada por el genocidio en Colombia, el derramamiento de sangre de líderes, lideresas sociales y excombatientes, nos lleve a recordar sonrisas como las de David. Pareciera que nuestra impotencia invoca la alegría ajena como único mecanismo posible para sobrellevar, hacer soportable la tragedia y la infamia.