Los estudiantes convocaron a la desmunicipalización de la educación básica y media, y al rechazo al lucro en la educación, lo hicieron tiempo atrás, como si supieran de lo que están hablando, y pasados los meses vemos que si saben, y que tienen claro lo que quieren, saben que la educación actual o el sistema […]
Los estudiantes convocaron a la desmunicipalización de la educación básica y media, y al rechazo al lucro en la educación, lo hicieron tiempo atrás, como si supieran de lo que están hablando, y pasados los meses vemos que si saben, y que tienen claro lo que quieren, saben que la educación actual o el sistema educativo que rige en nuestro país lo instaló la dictadura, como parte del sistema neoliberal que instauró en forma violentamente terrorista.
Los estudiantes ven claramente lo que nosotros no hemos podido o no hemos querido ver, la verdad; porque a veces la mentira nos hace más felices que la verdad, y nos permite ir por la vida sorteando el día a día, sabiendo el fondo de las cosas y sabiendo que estamos atrapados en un juego sucio, lleno de trampas y peligros, y así seguimos adelante con el diario vivir, porque es lo que nos queda y es lo que siempre hemos hecho los del pueblo, empujar el carro, y si es necesario, tirarlo, teniendo claro que en ese carro va nuestra vida, con todo lo que esto significa…hijos, nietos, padres, aspiraciones, sueños; pasado, presente y futuro, que no puede quedar estancado en el camino de piedras que a pesar de ser duro nos puede llevar a un final feliz.
Esta claro que los estudiantes nos han dado una lección a quienes hemos sido sus educadores, deteniendo el carro en el camino, sin permitir que este siga antes de hacer los cambios que están pendientes desde que se acordó una salida pactada de la dictadura y su sistema económico, el que constituía un crimen más, eso estaba clarísimo; y sin embargo, al avanzar en la recuperación de la democracia nos fuimos olvidando de exigir que el sistema cambiara, porque las trampas nos fueron atrapando y anulando sin remedio. ¿Como deshacerse de las tarjetas, los créditos, y de todo lo que nos entrampa, pasando incluso por el ilegal pago que hay que hacer en los colegios subvencionados para que nuestros hijos sean mejor educados, en el entendimiento e ideologización que la educación pública o municipalizada es mala?
¿Como deshacerse de los robos que nos llegan directamente al bolsillo en las cuentas de luz, agua y demás servicios, si el sistema lo permite?
¿Como deshacerse de la gloriosa posibilidad de que nuestros hijos estudien una Carrera Profesional, aunque ésta hipoteque sus vidas y constituya ganancias usureras a quienes lucran con nuestros sueños y aspiraciones?
…¡No es posible! O por lo menos no fue posible sin detener el carro y decir ¡Prefiero perder un año y no perder la vida!, con una subversión de la memoria que nos hace sentir que somos personas racionales y conscientes, con identidad propia, con derechos y deberes, no siendo un deber el dejarse atropellar en el acto de constituirse a si mismo en un medio o herramienta de obtención de lucro, generando deudas o cifras que en el mercado y en la Bolsa hace ganar dinero a terceros.
En la memoria de los jóvenes está nuestra historia de pueblo, siempre ha sido así, los jóvenes tienen la facultad de aceptar la verdad y rebelarse en contra de las injusticias; así podemos ver que históricamente los jóvenes han dado grandes lecciones a la humanidad, de hecho, las Independencias, Liberaciones y Revoluciones, las han liderado los jóvenes, con toda la fuerza y claridad que les otorga la opción de Verdad y Justicia que deciden tomar, la que siempre es absolutamente invencible, a no ser que los maten a todos, y siendo otra de sus facultades la valentía, no le temen a la muerte, porque en la juventud se prefiere morir por la libertad a vivir en la esclavitud.
En la memoria de los jóvenes también está nuestra memoria, junto a la memoria del proyecto educativo del Gobierno de la Unidad Popular, el apoyo a la Reforma Universitaria y la Escuela Nacional Unificada, la ENU, un camino concreto hacia la desigualdad social, postulando a la democratización mediante la gratuidad, e incluyendo programas de asistencia escolar en la alimentación, salud, recreación, orientación y una integración de la escuela en la comunidad; todo esto junto al mejoramiento del estatuto del cuerpo docente en materia de salarios y participación; postulados de la UP que solo alcanzaron a ser presentados para el debate, porque fueron rechazados por los mismos que hoy rechazan los actuales petitorios de los estudiantes, la derecha, que respondió en ese tiempo con un Golpe de Estado y a través de su brazo armado, el ejército de Chile, mató a los que más pudo, e instauró el sistema educacional que ellos postulaban, el neoliberal, que aún nos agobia y el que nuestros jóvenes no están dispuestos a seguir soportando.
Los estudiantes saben lo que quieren en lo inmediato y recuerdan perfectamente bien lo sucedido en Chile con la educación, el Golpe de Estado y la instauración de este sistema del cual quieren liberarse; de la misma forma que lo sabemos nosotros, sus padres y abuelos, es una verdad que está en la memoria colectiva y es tan contemporánea como es la práctica misma del crimen económico cometido con la educación; por esta razón desconfían de las autoridades actuales que son los responsables políticos más directos de la Ley General de Educación, LGE, que a pesar de haber sido maquillada en el año 2009, no dejo de ser la LOCE, y sigue teniendo intacta en su espíritu la obra de la dictadura, que es perpetuar la arquitectura educativa neoliberal, en una ley de subvenciones y sistema de financiamiento compartido como mecanismo de impulso del negocio de la educación, que incrementa la capacidad de los sostenedores al agregar recursos de la familia en un pago mensual y otras exigencias que constituyen gastos para los apoderados, mientras los sostenedores municipales cumplen con el rol de segmentar la educación al recibir en sus aulas a los que no incrementaran con un pago mensual los ingresos del establecimiento educacional.
Los jóvenes nos han dicho que ellos conocen los riesgos y costos que tiene hacer los cambios que nosotros no nos atrevimos a hacer, pero ahora necesitan de nuestra ayuda y como ciudadanos adultos debemos apoyarlos en la lucha por la reforma educativa, confiando en que la fuerza que ha adquirido el movimiento asegura los cambios estructurales en el modelo estudiantil. Con claridad meridiana nos han manifestado que la educación chilena está mal y si no corregimos el problema, el país va a seguir mal; también nos han dicho que la demanda de la renacionalización del cobre significa para el país ingresos económicos que cubren absolutamente el costo de la educación estatal, por lo que valoran que los mineros del cobre estén de acuerdo con ellos en que ese dinero debe destinarse a la educación para formar librepensadores que puedan conducir bien el país y no solo para uso militar y creación de mentes cuadradas.
Si llevan seis desalojos es por que se han tomado siete veces el liceo, y declaran que aunque los desalojen de nuevo el movimiento sigue en forma indefinida, mientras las bases no voten lo contrario, dándonos un ejemplo de civilidad al conducir el movimiento y funcionar bajo la práctica de la democracia directa, que considera el universo total de votantes; tomando resoluciones metropolitanas que llevan a las asambleas nacionales, con una coordinadora o especie de federación nacional, con voceros metropolitanos y nacionales.
Han resuelto no sentarse a conversar con las autoridades mientras no existan las condiciones mínimas para realizar una reunión de trabajo, puesto que quieren cambiar la institucionalidad de la educación en su integridad, evitando las soluciones de parche, quieren la estatización de la educación, lo que tienen claro, es a mediano plazo, porque a más largo plazo o en definitiva quieren una nueva Constitución Política, por eso es que no quieren Corporaciones como nuevos sostenedores. Quieren modificar los artículos y numerales, que son básicamente los impedimentos que existen para que la educación sea pública y gratuita, formulando un proyecto de ley, pero, la LOCE, más conocida como LGE, es una ley constitucional, y por ello necesita un alto quórum en el Congreso para su modificación, dispositivo legal que dejó la dictadura para hacer difícil la modificación del rol subsidiario del Estado en la educación, por eso los que instauraron este sistema educacional con su mano armada en acción, hoy día se preguntan consternados: ¿Y vamos a volver atrás?
Nuestros jóvenes estudiantes están pidiendo lo que siempre los populares hemos pedido y lo que en nuestros gobiernos hemos visualizado como requerimiento elemental para avanzar en lo económico y social, la educación y la cultura, como garantes del crecimiento, en la medida que aseguran vías concretas hacia la salida de la pobreza, la delincuencia, la droga y la marginalidad. En el gobierno del Frente Popular, 1938, se difundió la educación bajo el lema «Gobernar es Educar» y el Presidente Pedro Aguirre Cerda siendo profesor de castellano egresado del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y abogado, centraba sus bases de acción en los postulados de libertad, igualdad, solidaridad, participación y bienestar. Más tarde, el Gobierno de la Unidad Popular impulsaba el pluralismo en la estructura de la educación chilena, en sus planes de estudios y sistema de admisión, con la preocupación del Estado por una enseñanza fiscal más amplia, moderna y concordante con la realidad y necesidades del país; la ENU postulaba a la democratización mediante una escuela que aspira a ser nacional, unificada, diversificada, democrática, pluralista, productiva, integrada a la comunidad, científica, tecnológica, humanista y planificada, reconociendo la tradición educativa nacional y aspirando a vigorizar la identidad.
Aguirre Cerda sufrió el impacto de la inflación, el inicio de la segunda guerra mundial y el terremoto de 1939, con 40.000 muertos, lo que enfrentó con la creación de la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO, para impulsar el desarrollo con proyectos de industrialización en la minería, la agricultura y la energía, que nos llevaron posteriormente a la creación de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA), Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), y la Industria Azucarera Nacional (IANSA), empresas estatales que junto a la nacionalización del cobre que realizó Salvador Allende, podrían haber seguido financiando la educación pública de no haber ocurrido el Golpe de Estado con la imposición de una política económica que reduce al mínimo la intervención estatal en materia económica y social, e instaura el libre mercado como único garante del equilibrio institucional y el crecimiento económico, cosa que los estudiantes entienden perfectamente bien y solo quieren revertir, antes de que sea demasiado tarde, y el sistema neoliberal nos reduzca a la mínima expresión de lo que es un ser humano.
Con el pasar de los meses de este Movimiento Estudiantil, los historiadores han emitido un Manifiesto llamado «Revolución anti-neoliberal social/estudiantil en Chile», porque los jóvenes lograron sacar a la calle a todos los oprimidos por el sistema, porque nos dieron el ejemplo y no pudimos restarnos, asumiendo que es una obligación moral tomarnos las calles una vez más para lograr la libertad, como una opción subversiva que también está en nuestra memoria, desde el principio de nuestra historia. Sabemos que la protesta pública es el arma histórica con la que hemos logrado avances en nuestras mejoras sociales, como también hemos logrado el derrocamiento de dictaduras; por eso es que estar en las calles hoy día, todos los sectores sociales que configuran la familia de la clase trabajadora chilena, junto a sus jóvenes, nos hace sentir la necesidad de ser intransigentes en la decisión de terminar con el sistema neoliberal, cambiar la Constitución del `80 y volver a un sistema democrático que al menos nos permita no ser esclavos o prisioneros.
Por eso es que los jóvenes estudiantes que han estado y siguen en prolongadas huelgas de hambre han dicho: «Preferimos morir de pie que vivir arrodillados» y por eso es que nosotros los adultos sabemos que es el momento del cambio de esta historia, es el momento del cambio de la Constitución, es el momento del cambio de la política económica del país y es el momento del término del sistema electoral binominal, puesto que históricamente ya no tienen sentido los partidos instrumentales ni las coaliciones políticas que se conformaron para la salida pactada de la dictadura en el tránsito a la democracia; hoy día los jóvenes nos muestran el camino por el que tenemos que avanzar, con nuestros grupos sociales, gremiales, sindicales y partidos políticos de clase que no necesariamente están en la Concertación.
La Concertación para una democracia como esta ya no tiene justificación, de ninguna manera, puesto que el movimiento popular que hoy existe en contra de este sistema esclavista exige una nueva coalición política popular, como lo hemos hecho tantas veces, y si volvemos a ser un tercio y algo más en las elecciones, considerando que hay un tercio que está en el centro y el otro tercio es el que nos robó todo y nos mató, hoy podemos aspirar a un gobierno verdaderamente democrático donde ocurran los cambios pendientes desde cuando estuvimos en las protestas en contra de la dictadura, que desgraciadamente aún perdura, en su Constitución, en su sistema económico, político y social, en sus robos del patrimonio económico nacional, en su maldad, y en su desprecio por la vida.
Si este río toma su cauce, y lo hace después de esta revolución anti neoliberal social estudiantil como la definen los historiadores, tendrá que desembocar en una nueva vida, un cambio o una liberación. Resultado que es inevitable si consideramos que la naciente del río tiene los bríos de tantos jóvenes, niños y niñas que siendo libres de los miedos de sus adultos han cruzado ya las grandes alamedas, con o sin el permiso de autoridades que ellos identifican como autores y culpables de tanto daño causado en los últimos treinta y ocho años.
Resulta paradojal y coincidente, pero, políticamente correcto, que sea la educación y la cultura en banderas enarboladas por los jóvenes las que se rebelen en contra de la opresión instalada y legalizada en contra de ellas, después de las grandes batallas que se dieron entre los últimos seis años antes del golpe, cuando el movimiento estudiantil por la Reforma Universitaria hablaba de autonomía y extensión, de libertad de cátedra y asistencia libre, con un sentido central de una reforma que garantizara la democratización en la enseñanza y el acceso del pueblo a la educación universitaria, lo que se relacionaba íntimamente con el término de la desigualdad social y los desafíos del desarrollo económico.
La Memoria Histórica de la Reforma Universitaria en Chile nos sitúa en el año 1918, cuando un gran movimiento estudiantil continental que partió en Argentina, luego fue seguido en Perú, Chile, Cuba, Colombia, Guatemala y Uruguay, impulsaba la autonomía universitaria, la extensión, el libre debate de ideas y el compromiso entre la universidad y la sociedad, objetivos de lucha a los cuales se sumaron más tarde, el movimiento estudiantil de Brasil, Paraguay, Bolivia, Venezuela y México. Pero antes de esa fecha, en 1906, se había creado la FECH, Federación de Estudiantes de Chile, con la misma inspiración social y compromiso ético que en 1918 la hizo ser parte de aquel movimiento internacional y la hizo lanzar en su Primera Convención, 1918, la propuesta de la «Abolición de los Ejércitos de todas las Naciones» y en su Segunda Convención de 1920, la propuesta de «Obtener la representación de los estudiantes en los organismos directivos de la enseñanza, la autonomía económica de la Universidad, el Estado Docente y la Educación Nacional Gratuita y Laica».
De allí en adelante, la FECH y el Movimiento Estudiantil fue reprimido, encarcelado y torturado por los sectores conservadores que representaban a la aristocracia nacional, hasta que en 1967, luego de la «Convención por la Reforma Universitaria», la FECH reactiva el Movimiento Pro Reforma, seis años antes del golpe, y en el mismo año que en la Universidad Católica surge el Gremialismo, movimiento estudiantil reaccionario en contra de la Reforma, fundado y liderado por Jaime Guzmán, que junto a otros que hoy militan en la UDI, impulsaron la Contra Reforma activa, tras un discurso corporativista y tradicionalista, que con inspiración fascista trabajó durante esos seis años hasta dar el golpe e instaurar «La Contrarreforma de Pinochet», con la persecución, tortura y asesinato de miles de estudiantes secundarios y universitarios, los que no pudieron reaccionar a tan brutal represión, y ante lo cual Guzmán como figura importante del régimen comentó – «El país sabe que afronta una dictadura y lo acepta. Véase si no la increíble pasividad con que se ha recibido por el estudiantado la intervención de las universidades, medida que en todas partes ha suscitado violenta resistencia. Transformar la dictadura en dicta-blanda sería un error de consecuencias».
Por eso es coincidente y paradojal que sean los estudiantes secundarios y universitarios los que hoy nos sacan a las calles en contra de este sistema neoliberal que nos rondaba desde los años ´50, que fue impulsado por los gremialistas en los ´70 y que nos fue impuesto por ellos mismos, educados en la Escuela de Chicago, en el ´73, poniendo en práctica la extensión de la participación privada en todas las áreas de la actividad económica del país, e imponiendo la limitación o exclusión del papel del Estado en la economía nacional, cambiando su rol histórico por uno subsidiario, sistema extrañamente perverso que se apropió de todos los bienes estatales, reprimió, torturó, despareció y desterró a miles y miles de chilenos, sistema que jamás hubiésemos elegido como pueblo, si es que no nos hubiese sido impuesto por los gremialistas anti-reforma universitaria en los años de dictadura.
Podría ser coincidencia y paradoja, pero, en realidad es la memoria histórica colectiva o memoria genética de clase, puesto que ya en 1920 los llamaron «subversivos», los procesaron y los encarcelaron, y estando entre esos estudiantes los escritores Manuel Rojas, José Santos González y el poeta Pablo Neruda, y más tarde Allende, en 1930 como vicepresidente de la FECH, hoy, podemos predecir que del actual movimiento, después de tantos años de lucha por un derecho tan básico y elemental como es la educación y la cultura, y después de tantos y tantas jóvenes mártires, viene una nueva generación de sujetos sociales, con la decisión de tener un papel activo en el desarrollo de una democracia directa y participativa, con un Estado moderno, responsable y fundamentalmente reparado en su dignidad y en su economía, con una política y acción de emergencia en la recuperación de nuestros recursos naturales y empresas estratégicas, como es por ejemplo la minería, la luz, el agua, y las comunicaciones.
Han transcurrido cuatro meses desde que comenzó este movimiento estudiantil en Chile, con huelgas de hambre de jóvenes de la enseñanza media, que en distintos establecimientos educacionales han declarado estar dispuestos «a llegar hasta las últimas consecuencias» del ayuno, poniendo en jaque al gobierno o autoridades de turno, quienes han vislumbrado en la intención de los niños, entregar sus vidas si es necesario a cambio de lograr la caída de la dictadura neoliberal; el movimiento se ha transformado en una histórica etapa de agitación social en la que no quieren estar ausentes los que han sido, son o serán víctimas del lucro en la educación y en todas las demás áreas económicas de este sistema, todos y todas, somos víctimas de un sistema que se instaló a costa de una feroz represión y se mantiene bajo la sombra del miedo producido por el Terrorismo de Estado, que funciona cada vez que las víctimas se levantan.
Pero, llegó la hora de los sin miedo, la hora de los que exigen que se abran las calles y las alamedas para caminar y avanzar hacia una sociedad mejor, como vaticinó Allende, este es el tiempo de los que saben y entienden en la piel, en el cuerpo y en la voluntad que ya no pueden seguir humillándose bajo amenaza de acribillamiento o altas condenas de encaecelamiento.
Es la voluntad del pueblo la que ha determinado no volver atrás, porque hay niños que estuvieron 71 días en ayuno, otros 37 días, porque ya hubo un muerto, porque sufrieron robos y ataques en sus colegios y porque ya se perdió el año de estudios para la gran mayoría de jóvenes, que en este paréntesis de tiempo han cambiado el curso de la historia chilena, por fin; y nos han situado a nosotros los adultos, en el espacio real del tiempo al instalar en la opinión pública un lenguaje anti sistémico, igual al que teníamos en los años ´80, en el tiempo de las protestas en contra de la dictadura, lo que nos hace entender claramente a todos, que nos quedamos allí, que nunca nos deshicimos de lo más importante o del «motivo» del Golpe de Estado y tanto terrorismo y crimen; nunca derrocamos al neoliberalismo, por lo que hoy, este movimiento que nace y es de los jóvenes, nos hace volver a partir, desde ese punto, hacia el verdadero retorno a la democracia y al sistema republicano, en el que no prime el imperio de una tiranía que se perpetuó en una constitución y en un sistema económico que hoy llega a su fin, con «un proceso social que no desapareció» porque le hicieron desaparecer a tantos participantes y dirigentes, hoy, son estos nuevos hombres y mujeres, jóvenes, los que dicen basta, y emprenden su camino hacia el derrocamiento pendiente de la dictadura, y la instauración de un sistema que al menos tenga una Constitución Democrática, donde todos tengamos igualdad ante la ley, para asegurar los derechos fundamentales y las libertades civiles.
La actitud de nuestros jóvenes hoy día nos hace recordar a los retornados y clandestinos militantes del MIR que en 1979 resolvieron impulsar las protestas que nos llevarían a la caída del régimen con una conclusión muy simple: «Lo que tenemos que hacer es demostrar que somos capaces de desafiar a los militares, si somos capaces de desafiarlos una y otra vez, aunque tengamos bajas, nuestro pueblo va a despertar y será la juventud de las poblaciones la que reaccionará más fuerte»
Y nos señala que de esta Subversión de la Memoria manifestada en un movimiento o mayoría decidida al cambio, surgirá, como tantas otras veces en nuestra historia, la unidad de los sectores populares, que se verá reflejada en un frente o en una coalición que nos sacará del ostracismo social impuesto por el miedo, elaborando un proyecto emancipador con una propuesta política que impulsando el derecho a ser persona con la soberanía de elegir a nuestros representantes e ignorando el binominal, levantará programas que integrarán el derecho de las masas al bien público, y el rechazo a las ideologías que debilitan al Estado, para potenciar los procesos de privatización, que en el fondo han cedido todo el dominio económico, social y cultural del país al capital, el que se ha visto muy beneficiado con cifras de crecimiento económico sustentadas en cifras muy mayores de desigualdad social y de desastrosa distribución de la riqueza. Angélica Palleras N.
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