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La superación de la fragmentación de la izquierda radical

Fuentes: Rebelión

«Para lograr la unidad es necesario conocer al otro, hacer concesiones y llegar a acuerdos» Cuando vemos las revueltas de las capas pobres y marginadas de la población francesa, cuando vemos que se producen estos aislados acontecimientos de flagrante lucha de clases, cuando vemos una clara manifestación de la oposición extrema entre trabajo y capital, […]

«Para lograr la unidad es necesario conocer al otro, hacer concesiones y llegar a acuerdos»

Cuando vemos las revueltas de las capas pobres y marginadas de la población francesa, cuando vemos que se producen estos aislados acontecimientos de flagrante lucha de clases, cuando vemos una clara manifestación de la oposición extrema entre trabajo y capital, vemos al mismo tiempo que no existe ninguna vanguardia de izquierda que sepa rentabilizar estas energías sociales. Como tampoco hay una vanguardia que pueda y sepa reflejar el significado de estos conatos de luchas de clases en los grandes centros del poder: en los parlamentos y en los medios de comunicación de masas. El lado subjetivo de la revolución sigue siendo en los países de la UE un lado poco desarrollado, poco firme y poco fuerte. Así que ya va siendo hora de dejar la ilusión de que la revolución llegará de espontáneas explosiones sociales. Hay que tomar conciencia de que el problema está en la subjetividad de la izquierda radical, en su falta de desarrollo político y en su pobreza teórica.

Las vanguardias de la izquierda radical no pueden seguir practicando la política de la marginalidad, transitando siempre por los arcenes de las grandes autopistas del capitalismo, viendo las cosas desde fuera y a distancia. Esta práctica política sólo genera impotencia y desesperación en esas vanguardias y en sus reducidas bases sociales, quienes cada vez ven más lejos la revolución socialista y terminan por pensar que por muchas calamidades, miserias y explosiones sociales que haya en este mundo, este mundo seguirá siendo capitalista. Esta es la causa principal de la deserción en las fuerzas de la izquierda radical y de que éstas nunca terminen por arrancar.

Si la izquierda radical quiere superar la marginalidad tiene que abrir caminos que la lleven al otro, al capitalista, para aprender lo que sabe del mundo y conocer cuáles son sus intereses. Es imposible luchar con el otro y llegar a cuerdos con él, si se desconoce su forma de pensar, sus necesidades, intereses e ilusiones. El desconocimiento del otro sólo provoca aislamiento. Y el que vive aislado sólo se escucha a sí mismo y cree, en consecuencia, que la verdad está enteramente de su parte. Aclaro que hablo del capitalista en sentido ideológico, esto es, como mentalidad y forma de ser social. Pues ocurre que hay trabajadores con una mentalidad capitalista extrema y capitalistas que hacen concesiones al socialismo. Hay que ser muy sutil en el descubrimiento de las tendencias que nos llevan al socialismo. No debemos olvidar la enseñanza del Manifiesto Comunista, donde se habla de socialismo burgués. Hay distintas clases de socialismo, y el burgués es uno de ellos. Es claro, por tanto, que si queremos conquistar la confianza y el respeto del otro, del burgués, nos debemos apoyar en los modos de su pensamiento que apuntan hacia el socialismo. No debemos ver en el capitalista a una persona absolutamente capitalista, como si todo su cuerpo y su alma estuvieran bañados sólo con el color capitalista, sino a una persona que abriga varias tendencias, aunque la capitalista sea la preponderante.

Creo que el espíritu que anima este artículo es el mismo que animó el artículo de Marcelo Colussi, titulado «La fragmentación perpetua: vicio de la izquierda» y publicado en este mismo medio el 15 de noviembre de 2005. Pone manifiesto Colussi la esencia de la izquierda radical: su continua fragmentación, la generación de diferencias abismales entre sus diversas tendencias por causas nimias, y la propensión de sus líderes a dárselas de revolucionarios más que nadie. Esto es sectarismo. Si continuamente se fragmentan, se demuestra su incapacidad para llegar a acuerdos. Y si las diversas tendencias de la izquierda radical no son capaces de ponerse de acuerdo entre ellas mismas, resulta inimaginable que puedan llegar a acuerdos con la pequeña burguesía y con los grandes capitalistas. ¡Cómo se supera esta situación? Sólo si los líderes de la izquierda radical se hacen con el compromiso firme de saber cómo piensan los capitalistas y cuáles son sus necesidades e intereses. No hay otro camino que el conocimiento del otro para superar el sectarismo. Cuando Colussi se pregunta por qué la derecha se une ante las grandes urgencias de la lucha de clases y la izquierda radical no, la respuesta está en que los líderes de la izquierda radical no conocen al otro, no saben hacer concesiones y llegar a acuerdos con el otro. Y la respuesta a la segunda pregunta de Colussi, ¿qué se puede hacer al respecto? La respuesta está dada en la respuesta a la primera pregunta: para superar la falta de unidad hay que conocer al otro, hacer concesiones y llegar a acuerdos con él. No hay más ciencia. Pero esta es una asignatura muy dificil para las personas que tienen muy arraigada la mentalidad sectaria.