Como es de conocimiento general, este 2024 se conmemoran los cien años del aniversario luctuoso de V.I. Lenin. En muchas partes del mundo se están celebrando foros, jornadas o seminario sobre la vigencia del pensamiento del dirigente comunista. Nos parece que en este marco es importante analizar la teoría leninista del imperialismo y contrastarla con algunas de las perspectivas teóricas contemporáneas que han cobrado relevancia, no solo en el mundo académico sino, sobre todo, en el movimiento político de izquierda.
En este breve ensayo exploraremos los aportes clásicos de la teoría leninista del imperialismo y, en un segundo momento, que es lo que la teoría de V.I. Lenin tiene que decir sobre las nuevas propuestas teóricas que intentan dar cuenta del capitalismo como sistema mundial
El viejo “nuevo imperialismo”
La teoría marxista clásica del imperialismo aparece como respuesta explicativa al cambio de época acontecido a finales del siglo XIX y principios del XX y diferenciarla de “la fase colonialista protagonizada por el imperio británico”. De esta forma, como lo apunta Foster, la teoría del “nuevo imperialismo” intenta dar cuenta de los rasgos distintivos de una nueva época del capitalismo entre 1875 y 1914.
Para explicar la nueva etapa del modo de producción capitalista, los autores clásicos, como Bujarin, Luxemburgo y Lenin parten de algunas secciones de El Capital, como: a) los esquemas de la reproducción de capital; b) la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, y; c) la concentración y centralización de capital como resultado de la competencia intercapitalista.
Visto desde El capital de Marx, “el nuevo imperialismo expresaba las contradicciones entre el desarrollo de leyes económicas, como la del desarrollo de las fuerzas productivas, y los límites del Estado nacional”.
La teoría leninista del imperialismo
Es ampliamente conocida la teoría del imperialismo de V.I. Lenin, y lo que se popularizó como sus cinco rasgos fundamentales, a saber: a) la concentración de la producción y del capital a tal grado que se han creado los monopolios; b) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación del capital financiero y por consiguiente una burguesía financiera; c) la exportación de capital adquiere una importancia relevante por encima de la exportación de mercancías; d) los monopolios se reparten el mundo; e) ha terminado la repartición del mundo entre las potencias imperialistas
Sin embargo, es importante retomar las advertencias de Aguilar Monteverde y Zangheri que apuntan que el Imperialismo, fase superior del capitalismo, como su nombre lo indica, es un esbozo popular y por tanto de divulgación, lo que implica que, aunque expresa de forma sintética la teoría del imperialismo de V.I. Lenin sobre el problema, no lo agota.
Lenin, demostró una lectura muy temprana, a fínales del siglo XIX, sobre los nuevos rasgos del capitalismo mundial y su conformación como imperialismo. En este sentido, el dirigente bolchevique, advirtió cambios sustanciales de la nueva época del capitalismo mundial, como el carácter internacional de la banca, la capacidad de los grandes consorcios de imponer precios de monopolio, la incapacidad de los monopolios de evitar la crisis, el traslado de la producción a países con mayores tasas de ganancia, la búsqueda de zonas de influencia, la subordinación de los gobiernos a los grandes capitales, y la explotación de los países coloniales y dependientes por las potencias imperialistas, así como la continuidad por parte de los países imperialistas de la política de pillaje y colonial.
Es importante anotar que a diferencia de las visiones kautskianas, para Lenin “las tendencias políticas y militares del imperialismo, son contingentes a la estructura y a los impulsos de la economía y del nuevo carácter del capitalismo transformado … de competitivo a monopolista” (Zangheri, 1982, p. 6). Sin embargo, este método, de aislar la esencia económica, no reduce el imperialismo al economicismo.
En términos políticos, según Aguilar Monteverde, V.I. Lenin, reconoce la relación entre militarismo y guerra imperialista, resultado del desarrollo capitalista, con la revolución y el pacifismo y por tanto, como es que el dilema no es entre guerra y paz, sino entre capitalismo y socialismo.
Además de que Lenin enfatizó, por un lado, como es que los capitales nacionales de las potencias exaltan el patriotismo como parte de su política militarista, con lo cual “arrastra a su órbita” a la clase obrera europea. Por otro, como es que el desarrollo del mercado mundial, internacionaliza el mercado de trabajo, y con ello incorpora a los proletarios de las naciones coloniales y dependientes “al movimiento histórico universal” uniéndolos internacionalmente con sus hermanos de clase de los países imperialistas.
Es por lo anterior, que en la teoría de Lenin aparece, en polémica con Bujarin, el problema del Estado y la lucha política por democracia y la autodeterminación de las naciones como parte de la caracterización del imperialismo.
Es verdad que V.I Lenin pone un énfasis particular en la confrontación de los países imperialistas, tal como lo apunta Foster, sin embargo, este “sesgo” es resultado del militarismo y la guerra a que desembocó la rivalidad de los distintos capitales nacionales. Sin embargo, también es verdad que V.I. Lenin consideró de forma reiterada la relación asimétrica y de explotación entre las distintas naciones, distinguiendo con suma claridad entre viejo colonialismo británico y sus reminiscencias, con la condición de dependencia de las naciones formalmente independientes, aunque subordinadas a las potencias imperialistas.
El militarismo es un componente esencial del viejo y el nuevo imperialismo. Como lo apunta Foster ya sea por medio de usarse como palanca para proyectar los intereses de sus corporaciones y de sus aliados, o para desestabilizar potencias enemigas. La tendencia militarista y la guerra imperialista, se explica en la teoría de Lenin, como expresión de la rivalidad de las potencias mundiales y su lucha por la repartición de los mercados y la constitución de zonas de influencia, ya sea colonial o neocolonial o dependientes, esta rivalidad, llegado el momento, desencadena la lucha por la nueva repartición del mundo. De esta forma, aunque existan momentos de aparente calma, de “grandes consensos” entre las potencias, como lo sostiene las teorías del ultraimperialismo, esta calma es solo la antesala de una tendencia casi inevitable: la guerra imperialista.
Sobre la relación económica entre las naciones imperialistas y coloniales o dependientes, V.I. Lenin aborda el problema en por lo menos tres dimensiones: el mercado de mercancías, el mercado de dinero y el mercado de trabajo, los dos últimos relacionados con la exportación de capital.
Sobre el mercado internacional de mercancías, si bien reconoce que su papel decrece al ascender la exportación de capitales, reconoce que los grandes consorcios pueden imponer precios de monopolios en sus respectivas naciones y obtener beneficios extraordinarios, pero también advierte la capacidad para bajar los precios en los países extranjeros por debajo de su costo de producción (dumping) con el objetivo de quebrar y apropiarse de la industria local.
En el mercado de dinero, los países dependientes adquieren empréstitos para importar mercancías de los países imperialistas, con ello, los monopolios obtienen doble beneficio, ganancias por sus exportaciones y ganancias por los réditos de los empréstitos. Estas ganancias rentistas, son la expresión de un parasitismo económico del cual se ven beneficiados un puñado de Estados usureros a costa de una mayoría de Estados endeudados. No sobra decir, que Lenin denuncia que estas ganancias extraordinarias de los monopolios les permiten corromper a sectores del movimiento obrero y nutrir una tendencia oportunista en sus respectivos países.
Sobre el mercado de fuerza de trabajo, Lenin tiene plena conciencia del papel que juegan los países con salarios menores a los de las potencias y su relación con la exportación de capital. De esta forma, el desplazamiento de las fábricas tiene por objetivo la obtención de ganancias extraordinarias. V.I. Lenin avizora el proceso de exportación de capital como factor esencial del imperialismo, ya que este le permite a la clase capitalista a obtener ganancias extraordinarias derivado de los salarios más bajos de los obreros extranjeros. Así, la relación entre la potencia explotadora y las naciones, está claramente expuesta en la teoría del imperialismo de V.I. Lenin. No sobra decir, que esta claridad está expuesta en múltiples momentos. Ejemplo de ello es que, en 1920, Lenin expone en sus Tesis sobre la cuestión nacional y colonial, en el II Congreso de la Internacional Comunista
De esta forma, el reparto del mundo entre los países imperialistas les permite explotar sus respectivas zonas de influencia y obtener superganancias. Además, sobre este hecho, Lenin advierte que las potencias imperialistas su “dominación extranjera obstaculiza el libre desarrollo de las fuerzas económicas” de las naciones dominadas. Ya sean coloniales o naciones dependientes, con las potencias imperialistas, V.I. Lenin expone con suma claridad su papel como fuentes de plusvalía y su subordinación al imperialismo.
Ahora bien ¿Cuáles son las limitaciones o ausencias de la teoría leninistas del imperialismo? Existen por lo menos tres grandes contribuciones al respecto. La primera de ellas es la teoría del intercambio desigual expuesta por la teoría de la dependencia; la teoría del comercio mundial y su relación con la teoría de la conformación de los precios de producción, y lo que actualmente se ha denominado como la teoría marxista de las cadenas de valor y la subcontratación de la producción. Aunque estos puntos elementos son fundamentales para la explicación contemporánea del imperialismo, no invalidad los aportes clásicos de la teoría leninista del imperialismo.
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