Ángel Lozada (Mayagüez, Puerto Rico, 1968-) irrumpió en las letras puertorriqueñas desde las letras hispano-americanas con la publicación de su primera novela, La patografía (1998). Varios años después, salió su segunda novela, No quiero quedarme sola y vacía (2006), entonces censurada, y recientemente publicada por la Editorial La Tuerca (2017). Son dos novelas que nos […]
Ángel Lozada (Mayagüez, Puerto Rico, 1968-) irrumpió en las letras puertorriqueñas desde las letras hispano-americanas con la publicación de su primera novela, La patografía (1998). Varios años después, salió su segunda novela, No quiero quedarme sola y vacía (2006), entonces censurada, y recientemente publicada por la Editorial La Tuerca (2017). Son dos novelas que nos retrotraen a dos ciudades que Lozada conoce desde su propia vivencia en éstas. Su novela, su relato marginal de la vida dura de la ciudad que le habita y en la que habita no le es una mirada ajena, distante. Su último libro, El libro de la Letra A (2016) es un canto desde la fe que nos había dejado entrever en La patografía. Ángel ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirles con vosotros.
– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – En el 2017 logra llegar a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump. ¿Qué piensa representa su triunfo para los escritores, las minorías étnicas, los movimientos alternativos y las comunidades LGTBIQ dentro de los Estados Unidos?
– Ángel Lozada (AL, en adelante) – La brujería fue concebida a principios de siglo XX como una herramienta premoderna ineficaz, especialmente por Sigmund Freud y James Frazer. Para Freud era producto de una especie de delirio de grandeza, donde la histérica se creía omnisciente a través de sus encantamientos. A Frazer le llamaba la atención el médico brujo, el cual no cuestionaba su poder sobre el mundo, siempre y cuando ese mundo no fuera contaminado o alterado metafísicamente. Estos postulados asumían la imposibilidad de compartir la mente y la imposibilidad de los procesos telepáticos.
Sin embargo, a dos décadas de comienzo del siglo XXI, nos ha llamado la atención el espacio de las redes sociales. Un espacio que puede entenderse como un nuevo ectoplasma, una especie de mente-panal colectiva, donde los procesos de hechicería, disparados a través de posts, tweets, y, en YouTube, minivídeos, han sido resucitados nuevamente.
Me llamaba la atención cómo el partido republicano pre-Trump y el demócrata pre-Bernie Sanders se transformaron en dos facciones de algo que se parecía a sectas de religiosos fanáticos. En aquellos momentos no teníamos la información de Cambridge Analytica, pero se sospechaba de que una especie de conversión, al estilo Pentecostal, había ocurrido en la mente de los seguidores de estos dos hombres. Para lograr esto se necesitaba un sofisticado mecanismo de propaganda, que solamente las grandes potencias o las grandes empresas podría financiar. Yo -como poeta, brujo y santero, pero también como filósofo- sentía el desencadenamiento en la semiosfera de una especie de magia negra, parecida a la que fue utilizada en Haití por Papá Doc, y altamente documentada en los trabajos de la hechicería política, pero a una escala continental.
Diecisiete meses después de que Trump ganara la presidencia de los Estados Unidos, descubrimos cómo se logró esto. Una compañía fue utilizada para manipular la mente de los votantes. Sofisticados algoritmos fueron disparados para crear un perfil psíquico (así lo llamaban los programadores de Cambridge Analytica), para identificar los prejuicios subconscientes de los usuarios de Facebook. Una vez fueron identificados, se les proveía de toda una serie de posts y noticias de desinformación, que viajaban como abejas, y que, en esencia, se pegaban de los usuarios como sanguijuelas o parásitos, para convertirlos en zombies políticos e ideológicos.
Esto se hizo con el financiamiento de dos aliados impensables: la alta jerarquía de la campaña de Donald Trump y el financiamiento de Steve Bannon, en Cambridge Analytica, y el financiamiento y disparo de los mismos panales por el financiamiento de la KGB al mando del asesino Vladimir Putin.
La utilización de los posts y tweets es indispensable para estos procesos a los que llamo procesos de hechicería internética, que buscan influenciar la conducta de los usuarios, porque el que controla los memes controla la conversación y controla el mundo. Los memes, tweets y posts son la música del flautista Trump que despierta las serpientes ideológicas enterradas en el subconsciente de la gente.
– WRS – El triunfo de Donald Trump se ha dado dentro de un contexto latinoamericano en el que también llegan al poder por el voto directo presidentes considerados no progresistas. ¿Ve alguna relación con el triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos y esta tendencia en América Latina a que los gobiernos anti-políticas públicas progresistas sean escogidos popularmente?
– AL – Desafortunadamente, los fascismos han ganado la Segunda Guerra Mundial. Nos enfrentamos a un fenómeno global, donde los antiguos imperios, China, Rusia, Turquía, Irán, Inglaterra y los Estados Unidos, buscan apoderarse de los recursos del planeta, especialmente de los que quedan en Latinoamérica y África.
De la misma manera que la CIA en los años sesenta se infiltraba en los procesos políticos y económicos para rezagar intencionalmente a América del Sur, así mismo hoy, el asesino Vladimir Putin mueve sus fichas para la expansión de Rusia a sus antiguas colonias y el control de los recursos naturales donde quiera que estos se encuentren. China también, con una financiación que se va apoderando del agua, de las carreteras y de los modos de transportación e infraestructura a través de préstamos.
Ahora, Vladimir Putin entiende bien los procesos de la realidad y de Facebook, porque su formación se da en el contexto de la KGB. Esta formación sigue el siguiente formato: la concentración del poder en un hombre fuerte, la suspensión de los derechos civiles y el acaparamiento de las empresas y recursos nacionales alrededor de un caudillo, al cual se le financia y se fortalece. El financiamiento viene acompañado de la defensa militar de ese caudillo. El enemigo no es ya el comunismo vs.capitalismo, porque, como dije anteriormente, los fascismos han ganado la guerra y el capitalismo oligárquico se ha instalado en el mundo entero. Tanto los Estados Unidos como Rusia y China son potencias capitalistas oligárquicas y fascistas.
¿Y la democracia? Totalmente aplastada. La antigua Unión Soviética descubrió rápidamente que lo que necesitaba el pueblo era una IDEOLOGÍA PURA. Una ideología que estuviera mezclada con un nacionalismo a rajatabla y un amor incondicional al padre de la patria, con un enemigo débil. En el caso de Erdogan en Turquía, el enemigo son los homosexuales y las mujeres que no usan el velo. En el caso del presidente de Filipinas son los homosexuales y drogadictos (término que se usa para justificar limpiezas de raza). Y el caso de Donald Trump, los árabes y mexicanos como violadores, terroristas, etcétera. Estas poblaciones son perseguidas desproporcionadamente, encarceladas y eliminadas, como ha hecho el mismo Putin con los homosexuales y los disidentes políticos en Europa. El caso de Putin es peor, porque no hay lugar en el planeta donde se puedan esconder sus opositores. Los mata con ensaladas con plutonio y con perfumes radioactivos.
Estos caudillos son financiados y asesorados por Putin, cuya intención es el desmantelamiento de Europa y de los Estados Unidos. A los países enemigos se les busca un conflicto interno, que los enrede en una guerra civil virtual, que se da en las redes sociales, porque la única realidad que vale la pena en el siglo XXI es la realidad mediática de las redes sociales. Las bombas del siglo XXI se tiran por Twitter y Facebook.
– WRS – ¿Qué considera debieron hacer o no hacer los escritores, las minorías étnicas, los movimientos alternativos y las comunidades LGTBIQ dentro de los Estados Unidos para evitar el triunfo de Donald Trump en el 2016?
– AL – El pueblo no importa. Son todos controlados y manipulados con banderas, sombreros y colores. La soberanía no existe, porque el poder es ejercido a través de las deudas de las empresas nacionales, y al caudillo, mientras pague, hay que ayudarlo y mantenerlo en el poder.
El que se atreve cuestionar el poder de Vladimir Putin, se le dará un postre con plutonio radioactivo, no importa donde se encuentre este disidente. En este sentido, los primeros asesinados y los targets de estos nuevos fascismos son los periodistas, los escritores y las personas que controlan el flujo de información. He ahí el problema al que nos enfrentamos.
– WRS – Alt Right propone etnoestados en los que la gente viva en campos de concentración según su raza. Hay activistas que se identifican con las ideas xenófobas y fascistas de Alt Right, y que a su vez se identifican como parte de la comunidad gay. Es por ejemplo, el caso de Milo Yiannopoulos. ¿Qué rol considera puedan ocupar las comunidades LGTBIQ dentro de un etnoestado de los que propone Alt Right? ¿Cuán diferente sería al ocupado por nuestras comunidades LGTBIQ en el Mayagüez de La patografía o el Nueva York de No quiero quedarme sola y vacía?
– AL – Las propuestas culturales no tienen ni la fuerza ni los conocimientos necesarios para enfrentarse a este tipo de propaganda global. La función de la literatura como un arma intelectual para combatir dictadores a la Reynaldo Arenas nos conlleva al suicidio. La tontería y el narcisismo brutal de la nueva ola de escritores se convierte en un frente de puro caculeo, incapaz de enfrentar con coherencia este nuevo capitalismo. La burocratización de los saberes y la universidad corporativa no se enfrasca en enfrentamientos que puedan transformar la sociedad, porque lo único que le importa son los puestos y, en el caso de las ferias del libro, los contratos, ya todos basura, de la producción cultural.
También nos acecha otro enemigo al que no le podemos ganar. Ese enemigo es el calentamiento global. Las zonas del trópico, así mismo como los conflictos que se avecinan, se dan en esa zona, desde Ecuador hasta la Florida, la temperatura y la humedad serán tan altas que no se podrá respirar. Los esfuerzos planetarios para combatir el calentamiento han fracasado, y por eso hay que construir paredes. En Europa, para que los árabes y africanos se hundan en el Mediterráneo. En América, para que nosotros nos ahoguemos, el golfo de México.
He ahí los tres grandes enemigos: uno, fascismo/planetario/
El proyecto del mono africano que se bajó de los árboles para fundar las grandes civilizaciones del mundo hoy marcha detrás del Flautista del Kremlin hacia un precipicio aterrador. Los monos africanos que se bajaron de los árboles para fundar las grandes civilizaciones del mundo hoy van en manadas, detrás de banderas, con boinas y sombreros rojos, detrás de su caudillo, asesorado y financiado por el Flautista del Kremlin, y marchan cantando himnos nacionales y odas a la patria, hacia un precipicio aterrador. Y ponle a la boina el eslogan que te dé la gana: «Make America Grate Again» o «Chávez sigue vivo».
Las oligarquías y los carteles del narcotráfico son los grandes financiadores de los caudillos. El nuevo sistema económico que financia los grandes proyectos caudillistas tienen sus tentáculos y raíces en el lavado del dinero, la corrupción y el crimen organizado a nivel internacional.
Puerto Rico, se enfrenta además a los efectos del cambio climático. Por ser una isla, pagará las consecuencias de la irresponsabilidad de las grandes potencias mundiales que son los grandes contaminadores del mundo. Llegamos, a la misma conclusión de los científicos británicos: aunque dejáramos de manejar, aunque no usáramos una bolsa plástica más, aunque convirtiéramos la economías a una economía verde, ya el daño a nivel planetario está hecho. Hace muchas décadas que perdimos la oportunidad de unirnos planetariamente para hacer un cambio efectivo, y ahora, las naciones-islas serán las primeras en pagar las consecuencias. El Puerto Rico después de María es el futuro: El trópico se calentará a niveles que hará imposible la vida humana, y los NGOs, también oligárquicos, minan la devastación y hacen mucho dinero con el desastre. Haiti, Catrina, María: estos desastres ya han dejado claro que la gente importa poco. Que los donativos jamás llegan a la gente, y el dinero que se recoge se queda en los grandes centros de financiamiento del primer mundo.
Nada de esto puede terminar bien.
La respuesta de los escritores y los intelectuales ha sido pobre. Algo que no me sorprende. Los que hemos estudiado las respuestas de los intelectuales durante la época de los Nazis sabemos que fueron un bochorno. Heidegger traicionó a sus discípulos, y es cuestionable que muchos de los escritores nazistas dejaron de serlo después de la guerra. Pero la respuesta de los demás fue casi inexistente. Los que conocemos de adentro el mundo de los escritores y de la intelectualidad sabemos que son seres tímidos, y no veo una respuesta coherente de la intelectualidad iberoamericana al alza de los fascismos. Les interesa más ir a ferias de libros.
Los escritores todavía tiene mucho que aprender de escritores como Reynaldo Arenas y Juan Goytisolo. A esta tradición queer es a la que debemos regresar. Oponernos a las dictaduras aunque nos cuesten la vida. Desprestigiar a sus seguidores. Incomodarlos ideológicamente, suicidarnos y echarles la culpa, y usar cualquier oportunidad que tengamos para oponernos a los enemigos de la libertad, de los derechos ecológicos y humanos, y de los ideólogos fanáticos, tanto de derecha como de izquierda, que pretenden que uno se alimente de colores y de banderas, y de intelectuales que vienen de momento, con sus canciones de siempre, a querernos meter, por boca y nariz, a caudillos cantinfleros y a borrar de la historia nuestra opresión y sufrimiento.
Como les grité a los escritores del Festival de la Palabra: La tercera guerra mundial ya empezó. Perdimos una gran oportunidad de oponernos por escrito a Trump. Deshonramos la memoria de todos los que murieron abandonados por el desastre. Y si seguimos así, muchos de los escritores que están aquí acabarán en una yola, en una fosa común o como García Lorca.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
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